Celeste se indignó ante tal acusación, su esposo, Antonio Spencer, se dejaba engañar por una cara bonita y un par de piernas.
En ese momento su hermana, Nicole Clark fingía ser la víctima. La que estaba sufriendo y necesitaba ser protegida.
-Yo no le hice nada -respondió molesta.
-Entonces me vas a decir, que Nicole se lanzó por las escaleras, para inculparte. -le reprocho su esposo.
Como Antonio podía ser tan cruel, cinco años atrás cuando se anunció su matrimonio pensó que sería feliz, que su esposo en realidad se enamoraría de ella.
Su madre, antes de morir, arregló su matrimonio con el nieto de don Max Spencer, pensando que así aseguraría el futuro de su hija.
El matrimonio fue un acuerdo entre familias, un contrato arreglado por la madre de Celeste y el abuelo del chico, para unir fortunas y apellidos. Nadie podía imaginar lo que sucedería luego.
Cuando su hermana menor regreso del extranjero, su vida se volvió un infierno entero.
Como era de esperar, Antonio iba a defender a su amada sin escuchar razones. Era obvio lo que había sucedido, Nicole sabia como hacerse la víctima frente a todos y dejarla como la villana de la historia. Su hermana tenía el corazón podrido. Tan podrido como el de su madre.
-Eso fue lo que sucedió. No vas a creerme, de eso soy consciente.
Antonio la tomo el brazo con fuerza, odiaba que le mintiera, sabía que no la amaba, pero siempre intentaba dañar a la mujer que en realidad lo hacía feliz. Celeste siempre fue muy egoísta a su parecer, solo quería el dinero de su familia. Motivo por el cual se negaba a darle el divorcio.
Era infeliz en su matrimonio. No veía el momento de deshacerse de ella.
-¡Mientes!
-¿Por qué diablos me preguntas si no vas a creerme?
Nicole tenía los ojos cubiertos de lágrimas, cualquiera que la viera de cerca, diría que se trataba de una víctima inocente. La joven se aferró a la camisa de Antonio con fuerza.
-Por favor no le hagas daño a mi hermana, -suplico - fue mi culpa por venir a verte, yo la provoque y ella se molestó, es tu esposa y yo solo... -no se atrevió a terminar la frase, como si aquellas palabras le lastimaran el alma. Cualquiera que la escuchara sentiría tristeza por la joven. -mira estoy bien. No fue nada.
La joven trato de mantenerse en pie, tenía un tobillo lastimado, si no fuera por su novio que la sujeto por la cintura, habría terminado en el suelo y se hubiera hecho más daño.
-No te preocupes, te llevare al hospital. Quiero saber que estas bien.
Antonio tomo a su novia en sus brazos y abandono la mansión. No le importaba en absoluto los sentimientos de su esposo. Si la lastima o no, en realidad no era su problema.
-¿Por qué eres así Celeste? -le reprocho su padre, Randall Clark- Deberías de darle el divorcio a Antonio, él no te ama. Para que aferrarte a algo que no funciona. Además, Nicole es tu hermana menor, no puedes ser tan cruel con ella. Apártate del camino y déjala ser feliz.
La rabia hervía en el corazón de Celeste al escuchar esas palabras, su hija preferida era Nicole, siempre la protegía. Sin importar lo que hiciera.
-¿Estás de acuerdo con esto papá? Antonio es mi esposo y aun así prefieres apartar la vista y fingir que no pasa nada.
El hombre frunció los labios ante las palabras de su hija. Celeste era egoísta y una hija complicada. Tan complicada como su difunta esposa.
-¡Siempre haciéndote la victima Celeste! -replico su madrastra, Greta Clark -que se puede esperar de alguien como tú, no tuviste educación, ni una madre que te guiara.
Las palabras de Greta eran como un golpe en el estómago para Celeste, algunas personas eran demasiado hipócritas. Se atrevían a hablar cuando no tenían el poder para hacerlo.
-No se atreva a hablar de mi madre, ella era la esposa, usted la amante, ahora lo comprendo -una risita baja abandono sus labios -Nicole es idéntica a usted, ¿o me equivoco?
La mujer sintió como si la hubieran abofeteado, esa mocosa era una insolente, lanzó el líquido contenía su copa a la cara de su hijastra.
Celeste intento calmarse, era mejor no discutir, le había dicho sus verdades a esa sinvergüenza.
Ella no era importante en la familia Clark, su padre ignoraba por completo su dolor, como si ella no existiera.
-Debemos de ir al hospital amor -le dijo el hombre a su esposa -venir de visita no fue una buena idea. Incluso mi hija me odio.
-Como puedes decir eso papá -replico la joven -es obvio que tienes una hija preferida, si Nicole estuviera en mi lugar estarías tan tranquilo. Me dejarías robarle el marido.
-Tú has tenido todo, dinero, un hogar, estudios, no me vengas con tonterías. No te victimices, Celeste.
La joven guardo silencio, su padre jamás aceptaría sus errores. Fue criada por su nana, en un departamento lejos de la mansión de su padre, quien le daba menos de la mitad de lo que recibía su adorada hija, incluso había estudiado en una universidad pública. A diferencia de la joya de la familia Clark.
El corazón de Celeste palpitaba con fuerza, sentía tanta vergüenza, sintió el peso de una mirada sobre ella, sus ojos recorrieron el lugar, hasta conectar con de los de Ethan Spencer, el hermano gemelo de su esposo.
Tenía un aura misteriosa, era tan guapo como su hermano o quizás un poco más, mantenía las manos en los bolsillos.
Ethan la mayor parte del tiempo la había pasado en el extranjero, por motivos de estudio. Se había graduado como un prestigioso médico.
Si no hubiera sido por la celebración familiar, no habría tenido la oportunidad de verle.
Celeste no sabía que decir, estaba apenada, después de la situación bochornosa que habían presenciado los invitados. se aclaró la garganta.
-Disculpa, no quise arruinar tu noche.
Celeste avanzo por los pasillos a pasos apresurados y se encerró el baño, las lágrimas bañaban su rostro, sentía el dolor quemarle el alma.
Se negaba a dejar de luchar por su matrimonio, no podía siquiera pensar en que todo podría terminar pronto. Aceptar que Antonio nunca la amo, dolía más de lo podía expresar con palabras.
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Mientras tanto en el hospital.
Nicole tenía el tobillo vendado, Antonio había salido por un café. Su madre se acercó un poco.
-Tenemos un problema, debemos deshacernos de Celeste lo más pronto posible.
La joven miro a su madre sorprendida. Quitarle el esposo era una cosa, pero asesinarla era un tema delicado. No quería ensuciarse las manos con alguien tan insignificante como su hermana.
-¿Pasa algo malo?
-La difunta esposa de tu padre era la dueña del sesenta por ciento de la empresa familiar. En su testamento especifica que Celeste heredará todo al cumplir los 24 años y eso será en unos meses. Nosotros solo seriamos accionistas, ella la dueña mayoritaria -murmuro la mujer con molestia -tu herencia está en riesgo.
Nicole no podía creerlo, ser una simple accionista y no la dueña, era muy malo. Ella era la hija amada por su padre, no Celeste. Además, todos sus amigos pensaban que ella era la heredera de la familia Clark.
-¿Estas segura de lo que dices mamá?
La mujer asintió con la cabeza en afirmación.
-El abogado de la familia planeaba decirle la verdad, tu padre mantiene ese documento oculto. Aun en la tumba, esa estúpida es un dolor de cabeza.
-El abogado, se marchó del país, tengo entendido, hace unos días ¿Como podría decirle?
-Si regresa está muerto, en muchas ocasiones debes de ensuciarte las manos, querida, ahora el único problema es tu hermana -hablo la mujer con rabia.
Greta pensó que al casarse viviría sobre lujos y riquezas, pero eso estaba a punto de terminar y todo gracias a la bastarda de Celeste. No podía permitirlo.