Cuando el Amor no estaba en plan, pero el corazón decide arriesgarse.
img img Cuando el Amor no estaba en plan, pero el corazón decide arriesgarse. img Capítulo 4 SALIR DE UNA JAULA PARA ENTRAR EN OTRA
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Capítulo 6 MONSTRUO img
Capítulo 7 Advertencia img
Capítulo 8 No vales nada img
Capítulo 9 Esposa debil img
Capítulo 10 Obsequio img
Capítulo 11 Defender a su esposa img
Capítulo 12 Asistente img
Capítulo 13 Encuentro en la oscuridad img
Capítulo 14 Más fuerte que la tempestad img
Capítulo 15 La llevaras cuando me superes img
Capítulo 16 La noche apenas comienza img
Capítulo 17 Brazalete img
Capítulo 18 Un día más img
Capítulo 19 El anillo img
Capítulo 20 La frialdad del suelo img
Capítulo 21 Entre miradas img
Capítulo 22 Mi esposa img
Capítulo 23 EL ORIGEN DEL MIEDO img
Capítulo 24 ECOS EN LA OFICINA img
Capítulo 25 Chocolates img
Capítulo 26 Ir de visita img
Capítulo 27 LLEGARON A LA HACIENDA img
Capítulo 28 Recorrido img
Capítulo 29 Encuentro con la doctora img
Capítulo 30 AZOTADA POR LA LLUVIA img
Capítulo 31 Llévenle té img
Capítulo 32 HAY UN OSO!!! img
Capítulo 33 Un nuevo beso img
Capítulo 34 Algo esta cambiando img
Capítulo 35 Ya no vuelvas a besarme img
Capítulo 36 Algo que no quiere admitir img
Capítulo 37 Veneno img
Capítulo 38 Yo soy su esposa!!! img
Capítulo 39 Estéril img
Capítulo 40 CUARENTA img
Capítulo 41 No sabe que futuro le espera img
Capítulo 42 DEMOSTRANDO SU CAPACIDAD img
Capítulo 43 Sin necesidad de levantar la voz img
Capítulo 44 Su fuerza img
Capítulo 45 Fiebre img
Capítulo 46 No quiere soltarla img
Capítulo 47 Ella lo hizo bien img
Capítulo 48 Fue atacada img
Capítulo 49 Su ira img
Capítulo 50 Acariciando las flores img
Capítulo 51 Todo lo que esconde la mirada. img
Capítulo 52 Tocando lo que no debe img
Capítulo 53 Una pesadila img
Capítulo 54 Siente que esta cayendo img
Capítulo 55 HUIR img
Capítulo 56 NO ES DE LOS QUE PERDONA img
Capítulo 57 REQUERIA ASTUCIA img
Capítulo 58 QUERÍA VER ATARDECER img
Capítulo 59 NO TENÍA VUELTA ATRÁS img
Capítulo 60 UNA PEQUEÑA VICTORIA img
Capítulo 61 ALGO CRECE EN SU INTERIOR img
Capítulo 62 EMPIEZAN LAS DUDAS img
Capítulo 63 SOLICITA TRABAJO img
Capítulo 64 FUEGO CRUZADO img
Capítulo 65 ENTREVISTA img
Capítulo 66 Hagamos un trato img
Capítulo 67 Esta colapsando img
Capítulo 68 Empieza a gustarle img
Capítulo 69 El poder img
Capítulo 70 Ella no sabe que es img
Capítulo 71 Asustada de su corazón img
Capítulo 72 Respuestas que pueden desequilibrar img
Capítulo 73 Su padre llega mañana img
Capítulo 74 La lleva de visita img
Capítulo 75 Postre de preferencia img
Capítulo 76 Almuerzo img
Capítulo 77 Problemas img
Capítulo 78 El mundo temblara img
Capítulo 79 La mujer que ocupa cada rincón de su mundo img
Capítulo 80 Pase vip img
Capítulo 81 El inicio img
Capítulo 82 Me quieres img
Capítulo 83 No forzare nada img
Capítulo 84 Refugio img
Capítulo 85 Mía!!! img
Capítulo 86 La verdad que Ella resguarda img
Capítulo 87 Ella es mi esposa. img
Capítulo 88 Tienes una dulzura especial img
Capítulo 89 Una llamada img
Capítulo 90 Huracán. img
Capítulo 91 Algo más profundo img
Capítulo 92 Sin culpa img
Capítulo 93 El despertar img
Capítulo 94 Paz img
Capítulo 95 La ama img
Capítulo 96 Solo silencio img
Capítulo 97 Más íntimo img
Capítulo 98 Atrapada entre el temor y la ternura img
Capítulo 99 Real img
Capítulo 100 Cuando abras los ojos todo va a cambiar img
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Capítulo 4 SALIR DE UNA JAULA PARA ENTRAR EN OTRA

La lluvia caía con fuerza sobre la Mansión Portal, empapando el suelo de mármol de la entrada. El cielo rugía con furia, como si presagiara la tormenta que estaba a punto de desatarse dentro de la casa.

Las luces del portón titilaron cuando un lujoso Aston Martin negro se detuvo con precisión en la entrada. El motor rugió como una bestia antes de apagarse.

Y entonces, Dante Von Adler descendió.

Bajo la lluvia torrencial, su silueta destacaba imponente. Su abrigo negro ondeaba con el viento, su traje perfectamente cortado se adhería a su figura esbelta pero poderosa. Era la definición de perfección masculina, de dominio absoluto.

Su cabello oscuro se humedeció levemente, pero eso solo acentuó la ferocidad de sus facciones. Ojos como el acero, mandíbula afilada y una expresión que no admitía oposición.

Los guardias de la mansión dudaron antes de intentar detenerlo. Pero un solo vistazo de Dante los dejó inmóviles.

No había necesidad de palabras. Su presencia lo decía todo: era un hombre que no aceptaba negativas.

Rafaela fue la primera en abrir la puerta, y cuando sus ojos se posaron en él, sintió que el aire abandonaba sus pulmones, una visita inesperada.

Era demasiado.

Demasiado apuesto.

Demasiado dominante.

Demasiado intimidante.

Por un instante, se preguntó cómo Bianca sobrevivirá junto a un hombre así.

-Vengo a llevarme a mi esposa.

Su voz grave retumbó en el amplio vestíbulo, haciendo eco en las paredes como una sentencia inapelable.

Eleanor, que acababa de salir de la sala, quedó helada.

-¡No! Bianca no se irá contigo. Recuerda las cláusulas del contrato y...

Dante desvió la mirada hacia ella con un gesto calculador. No se inmutó ante su negativa.

-Ella es mi esposa y yo tomo las decisiones los asuntos de mi matrimonio lo manejo yo.

Un escalofrío recorrió la espalda de Eleanor. La forma en la que lo dijo... fría, definitiva.

-Eso no significa que pueda llevársela como si fuera un objeto, además podemos llegar a otro acuerdo, que el...

Dante enarcó una ceja, impasible.

-Sí, significa exactamente eso, es mi esposa, de contrato o no, es mía y hoy ya no quiero tener otros contratos así que no hagas problemas.

Rafaela observó el enfrentamiento en silencio. Era fascinante ver a un hombre con tanto control, con tanto poder.

Pero lo más aterrador era que tenía razón.

-Ve por Bianca. -ordenó Dante con calma, pero la amenaza en su tono era evidente.

Eleanor apretó los puños.

-No tienes derecho a decidir por ella.

-No necesito derechos. Tengo hechos.

Dio un paso adelante, su presencia llenó la mansión como una sombra imponente.

-Legalmente, Bianca me pertenece.

Eleanor sintió un escalofrío de indignación.

-¡No es un objeto!

Dante la miró con una expresión gélida.

-No juegue con las palabras, señora Sinclair. Usted sabe que, en este momento, nadie puede ir en contra de lo que es ley.

Rafaela tomó a Eleanor del brazo.

-Ve por Bianca, no compliques esto Eleanor.

Eleanor apretó los labios. No quería hacerlo, pero sabía que no tenía opción.

Dante Von Adler no era un hombre con el que se pudiera negociar y aunque no quería que Bianca sufriera más, pero en contra de Dante Von Adler no podía ir y lo tenía claro después de los hechos de Héctor.

Eleanor subió las escaleras apresuradamente. Su corazón latía desbocado, sus pasos eran pesados, mientras avanzaba por aquella escalera, pensó que mejor hubiera dejado a Hector qué lo trasladen a la Prisión principal, él no se merecía a una hija como Bianca.

Cuando abrió la puerta de la habitación de Bianca, la encontró sentada en la cama, abrazando sus rodillas.

-Mamá...

Su voz temblorosa se rompió al ver la expresión en el rostro de Eleanor.

-Bianca... él está aquí.

La pequeña mujer sintió que el aire le fallaba.

-¿Quién...?

Pero su corazón ya sabía la respuesta.

-Dante.

El alma se le cayó a los pies.

-No... -susurró, sintiendo que el pánico se apoderaba de su cuerpo-. Mamá, yo... no quiero verlo.

Eleanor cerró los ojos con pesar.

-No tienes opción cariño, está aquí y quiere verte, quiere llevarte con él.

Bianca sintió que el mundo se desplomaba a su alrededor.

Su pecho subía y bajaba rápidamente, sus manos comenzaron a sudar. Su esposo estaba aquí, porque no podía decir su cuñado, puesto que la Ley es más fuerte que cualquier otra circunstancia.

La sangre abandonó su rostro ante aquel pensamiento, era esposa de su cuñado.

-No puedo...

Pero Eleanor la tomó de la mano.

-Bianca, hija... tienes que enfrentarlo.

Los ojos de Bianca se llenaron de lágrimas, pero su madre la obligó a ponerse de pie.

Cada paso que dio fue una tortura.

Cuando bajó las escaleras, el sonido de su respiración temblorosa resonó en el gran vestíbulo.

Dante estaba allí. Alto, imponente, letal.

Conversaba con su madrina con una calma escalofriante.

Pero en cuanto sintió su presencia, sus ojos se alzaron y se encontraron con los de ella.

Bianca sintió que su cuerpo se paralizaba.

Él la estaba observando.

Y no de cualquier forma.

Era como un depredador que ve a su presa.

Tragó saliva.

Un escalofrío le recorrió la espalda.

Su corazón latía con tanta fuerza que creyó que todos podían escucharlo.

Los ojos de Dante brillaban con algo indescifrable.

-Vamos.

Su voz fue un comando.

Bianca sintió que el pánico la golpeaba de lleno.

No.

No quería.

No podía.

Pero sus pies no se movieron.

Dante dio un paso hacia ella. Un solo paso, y su mera presencia la envolvió.

-No hagas esto más difícil, Bianca.

Ella se estremeció.

Entonces, con un gesto de pura superioridad, Dante extendió la mano.

-Es hora de que vengas conmigo.

Bianca se sintió atrapada.

Su infierno personal acababa de comenzar. Muy a su pesar, Bianca Sinclair debía de acompañar a Dante Von Adler y así lo hizo.

- Gracias Madrina y mamá espero verte pronto - Bianca las abrazo posteriormente miró nuevamente a Dante, mientras que Eleanor no podía contener las lágrimas, pero no podía hacer nada.

La lluvia golpeaba con fuerza el parabrisas del lujoso automóvil mientras avanzaban en la oscura carretera. Bianca estaba en silencio, con los brazos rodeando su propio cuerpo en un intento inútil de encontrar consuelo. La humedad de su cabello caía sobre sus mejillas, y aunque temblaba, no sabía si era por el frío o por la tensión aplastante que llenaba el ambiente dentro del vehículo.

Dante Von Adler, sentado a su lado con la misma elegancia dominante de siempre, mantenía su mirada fija en la carretera. Su porte imponente no se veía afectado por nada, ni siquiera por el clima hostil. De repente, sin apartar la vista del frente, tomó una carpeta de cuero negro y la colocó sobre el regazo de Bianca con un movimiento firme.

-Léela. -Su voz profunda y autoritaria rompió el silencio.

Bianca parpadeó confundida, sus dedos temblorosos tocaron la cubierta antes de abrirla. Lo primero que vio fue su nombre escrito en letras firmes y elegantes: Bianca Von Adler Sinclair. Su estómago se encogió al ver su nuevo apellido, como si lo leyera por primera vez.

Con el corazón latiendo apresuradamente, comenzó a pasar las páginas. Su biografía estaba escrita con un nivel de detalle que la dejó sin aliento.

-Nombre: Bianca Sinclair

-Edad: 21 años

-Educación: Auxiliar de tecnología (estudios virtuales)

-Habilidades y pasiones: Gran amor por los animales, interés por la actuación y la medicina veterinaria. También mostró talento para la medicina humana.

-Restricciones familiares: Prohibida de asistir a la universidad por órdenes de su padre.

-Condición actual: Sin bienes propios, sin acceso a la fortuna de los Sinclair, dependiente de su matrimonio con Dante Von Adler.

Bianca sintió como si el aire abandonara sus pulmones. Cada palabra en ese informe era una cruel confirmación de lo que había vivido, de todo lo que le habían arrebatado.

Dante esperó pacientemente hasta que terminó de leer. No había cambiado su postura rígida ni su expresión impasible, pero cuando habló, su tono fue afilado como una daga.

-¿Qué tienes que decirme sobre esto?

Bianca cerró la carpeta con manos temblorosas y bajó la mirada. No entendía por qué le preguntaba eso. ¿Esperaba que defendiera lo indefendible? ¿Que le dijera que su vida había sido justa?

-No lo sé... -susurró con la voz rota.

Dante giró el rostro hacia ella por primera vez desde que salieron de la Mansión Portal. Su mirada azul profundo la perforó con una intensidad intimidante.

-¿No lo sabes? Aquí dice que querías ser veterinaria. O estudiar medicina. -Su voz era cortante-. ¿Qué clase de padre le prohíbe a su hija cumplir sus sueños?

Bianca sintió el ardor de las lágrimas amenazando con caer, pero se negó a derrumbarse ante él. Bajó la vista a sus manos entrelazadas en su regazo y tragó con dificultad.

-Papá no cree que una mujer necesite estudiar... -su voz se quebró-. Dijo que con que supiera lo básico era suficiente.

Dante bufó con desprecio.

-Lo básico. -Repitió esas palabras con una burla ácida-. Pero a tu hermana sí le permitió estudiar.

Bianca cerró los ojos con dolor antes de asentir lentamente, la hermana que Dante mencionaba era su propia novia, o... bueno Bianca ni siquiera sabía que pasaría después de esto.

-Hanna siempre fue la favorita. Yo... solo era una molestia para él.

El silencio que siguió fue denso. Dante desvió la mirada al frente, sus dedos apretaron el volante con fuerza.

-¿Y por qué auxiliar de tecnología?

-Fue lo único que pude hacer en línea... Quería aprender algo que me permitiera trabajar sin salir de casa.

Dante dejó escapar una risa seca, sin rastro de humor.

-Ingenioso.

El peso de su tono hizo que Bianca sintiera que estaba siendo ridiculizada. Pero cuando levantó la mirada, no encontró burla en sus ojos, sino algo más... una sombra de furia contenida.

-¿También te prohibieron actuar?

Bianca negó con la cabeza.

-No... Papá nunca lo tomó en serio. Dijo que era un pasatiempo tonto, que una Sinclair no debía hacer el ridículo en escenarios.

Dante no dijo nada de inmediato. Solo la observó. Y por primera vez desde que lo conocía, Bianca no pudo descifrar lo que pasaba por su mente.

-Así que, básicamente, te arrancaron cualquier posibilidad de tener una vida propia.

Su tono no dejaba espacio a discusión. Bianca sintió un escalofrío al escuchar esas palabras. Porque eran la verdad.

Y lo más triste era que ni siquiera se había dado cuenta de hasta qué punto su padre la había reducido hasta ahora, cuando lo veía plasmado en un informe.

-Tu padre es un idiota. -Las palabras de Dante fueron cortantes y definitivas.

Bianca apretó los labios y desvió la mirada. No podía estar en desacuerdo.

El vehículo se sumió en el silencio otra vez. Solo el sonido de la lluvia golpeando los cristales los acompañaba.

Bianca no entendía por qué Dante estaba actuando así. ¿Le importaba realmente lo que le había pasado? No, no podía ser. Él era Dante Von Adler, un hombre que solo veía lo que le convenía.

Entonces, ¿por qué sentía que su reacción era más que simple curiosidad?

Antes de que pudiera pensar en una respuesta, Dante arrancó nuevamente el auto.

-Olvida la Mansión Sinclair. A partir de ahora, vives conmigo, Bianca.

Bianca sintió que su corazón se detenía. Su realidad acababa de cambiar de nuevo.

Y no estaba segura de si eso era algo bueno... o si acababa de entrar en una jaula aún más grande.

            
            

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