QUIÉREME, SÁLVAME
img img QUIÉREME, SÁLVAME img Capítulo 3 CAPITULO 2 . JOSUE
3
Capítulo 6 CAPITULO 5 R E I N I C I O img
Capítulo 7 CAPITULO 6 R E E N C U E N T R O img
Capítulo 8 CAPITULO 7 BUENAS INTENCIONES img
Capítulo 9 CAPITULO 8 img
Capítulo 10 CAPITULO 9 img
Capítulo 11 CAPITULO 10 img
Capítulo 12 CAPITULO 11 img
Capítulo 13 CATORCE MESES ANTES img
Capítulo 14 CAPITULO 12 YARITZA img
Capítulo 15 CAPITULO 13 img
Capítulo 16 CAPITULO 14 img
Capítulo 17 CAPITULO 15 img
Capítulo 18 15-2 EXTRA POV NICOLAS img
Capítulo 19 CAPITULO 16 img
Capítulo 20 CAPITULO 17 img
Capítulo 21 CAPITULO 18 img
Capítulo 22 CAPITULO 19 img
Capítulo 23 CAPITULO 20 img
Capítulo 24 CAPITULO 21 img
Capítulo 25 EXTRA POV NICOLAS img
Capítulo 26 CAPITULO 22 img
Capítulo 27 CAPITULO 23 img
Capítulo 28 CAPITULO 24 img
Capítulo 29 CAPITULO 25 img
Capítulo 30 CAPITULO 26 img
Capítulo 31 CAPITULO 27 img
Capítulo 32 CAPITULO 28 img
Capítulo 33 CAPITULO 29 img
Capítulo 34 CAPITULO 30 img
Capítulo 35 CAPITULO 31 img
Capítulo 36 CAPITULO 32 img
Capítulo 37 EPÍLOGO img
img
  /  1
img

Capítulo 3 CAPITULO 2 . JOSUE

-¿Me puedes prestar atención? -Josué, mi mejor amigo habla con una mueca aburrida y al mismo tiempo como todo buen actor luce un rostro desolado.

-Te estoy escuchando -acomodo mis pies por debajo de mi trasero, buscando comodidad.

La verdad es que solo oigo como cuchichea.

-Entonces si me vas a ayudar -confirma, pasándome una barra de chocolate fuera de su empaque. Yo solo muevo la cabeza afirmando.

-Claro, ¿por qué no? -respondo restándole importancia, saboreando el delicioso dulce que explosiona en mi boca.

-Será porque ese día trabajas -rebate cruzándose de brazos, retándome con su mirada inquisitiva. Trago fuerte al percatarme de que no tengo ni idea de lo que he aceptado inocentemente.

-¿Qué? -inquiero ahora entre incomoda y confundida-. ¿acaso tengo que faltar al trabajo para poder ayudarte? -resoplo, angustiadísima.

-Claro, o solo toda la tarde -lo dice serio.

-¿Qué? ¿Pero por qué? -me pongo de pie exigiendo una explicación coherente, rodeo el sillón, pensando en una posible excusa para la jefa.

-¿Ves que no me has escuchado? -sisea ofuscado, siguiéndome con la mirada.

-Si te escuché -miento, mientras sigo dando vueltas en círculos, pensando que hacer-. Pero necesito que me lo repitas para analizar mejor la propuesta -declaro mordiéndome las uñas.

-Que llevo un año sin sexo, y tú te has ofrecido a cumplir con mis necesidades -suelta sereno, esperando alguna reacción.

Asiento desinteresadamente, ahora mismo estoy centrada en buscar una excusa, es que me lo he ganado por estar ignorándolo.

-Oh mierda, eso no me la esperaba -dice acomodándose en el confortable, un poco entusiasmado-. ¿Podemos hacer el del veinticuatro?-indaga como niño, con los ojos brillantes-. No es lo que esperaba pero estoy satisfecho -murmura para sí.

Proceso un tanto confundida la propuesta, hasta que caigo en cuenta de la situación...

-¡Eres un asqueroso! -grito, a lo que me saco la pantufla y se la tiro. -¡Cerdo cochino, aprovechador! -exclamo avergonzada y furiosa, con las mejillas encendidas.

-¡Tú aceptaste! - saca en cara señalándome, mientras que se pone de pie preparándose para correr al ver que me acerco.

¡Una ya no se puede distraer en presencia de los amigos!

-¡Te voy a matar! - digo lanzando mi otra pantufla, a lo que él se dirige escaleras arriba, carcajeándose.

***

-¡Jossy! -chilla mi hermana en cuanto ve a Josué, quien está recostado con mis piernas encima de las suyas, se levanta de un salto cuando la escucha. Mis pies caen con fuerza al suelo, haciéndome soltar un quejido.

-Mi platónico -dice suave, suspirando, asegurándose de que solo yo lo escuche-. Avrilita -saluda sonriéndole, como él sabe, pareciéndose al gato de Alicia en el país de las maravillas.

Compartimos un par de palabras y ella se vuelve a marchar, se encuentra en busca de trabajo de acuerdo a su profesión. Es dentista.

Yo hoy tuve mi día libre por lo que me tocó quedarme en casa, soportando al hormonal de mi mejor amigo. Mi pata del alma, la mugre de mi uña, el autor de mis ahogadas en la playa, mi verdadera media naranja, él único que piensa cuando yo no lo hago, él que se resbala después de mi cuando yo caigo, a quien le debo todo desde mis seis años.

Al único en quien confío para presenciar mis días donde la depresión y la ansiedad me quieren en su partida.

-Tengo hambre -se queja después de que mi hermana desaparece-. Se mujer y ve a traerme algo de comer -me empuja con su brazo, haciendo que caiga el celular de mis manos dando contra el piso.

-Vete a la mierda -digo recogiendo el aparato, cerciorando que no se haya rajado algún lado-. Vuelve a empujarme y me aseguraré de que el celular caiga en tu amiguito. Y con mucha fuerza -remarco.

-Maldita -susurra-. ¿Y qué tal la cruda? -pregunta.

-¿Cuál cruda, idiota? Yo no tomo, ni salgo -rechisto enojada.

-La cruda realidad de que él no te ama.

Oh... puto.

Abro la boca formando una gran «O», indignada.

Ahora mi situación sentimental es obra de burla. Voy a replicar, pero me corta.

-Por pendeja y no tomarme atención -finaliza dirigiéndose a la cocina, con una sonrisa de victoria en sus labios-. Los memes del face sí que sirven -comenta contento.

-Hijo de la vaca...-murmuro molesta. No, mi mejor amigo no es de los que son estúpidos y a la vez adorables. Él es estúpido y ya. Guapo pero estúpido.

-Pero esta vez me la rifé -responde regresando, con la bolsa del pollo que traje ayer al llegar de trabajar.

-Eso es mío -digo, intentando atrapar mi bolsa, pero él me lo impide.

-¿Ves que a alguien le importe? -pregunta mirando de un lado a otro -porque yo no veo a nadie -y se sienta, en frente de mi a comer MI pollo.

Lo miro asqueada cuando agarra la pierna y la lame para evitar que yo se lo quite. Todo su ADN chorrea de este y prosigue con el ala.

-Eso está helado, al menos ponlo en el microondas -inquiero, con una mueca de desagrado.

-No me importa.

-Ya me lo imagino, ese pollo se debe sentir igual a la friendzone, donde te dejó Jazmín hace un año -sonrío socarronamente al percatarme que deja de tragar para mirarme enojado sabiendo lo que viene-. Si ticti iri frii il iguiil qui sis pilibris quiindi mi diji: yi ni ti quiiri, siimis imiguis -recito burlonamente las palabras que me dijo cuándo la puta de Jazmín, su ex novia, cortó con él. Y eso estaba demás, ella ya le ponía los cuernos desde antes.

-Eres una perra cuando te lo propones.

-Gracias, pero tú empezaste -le guiño el ojo y me retiro a la cocina a buscar que comer también.

-¡Por eso él no te quiere! -grita para que lo escuche.

-¡Al menos me lo sigo comiendo! -replico de la misma manera.

***

Ya lleva siendo las 7 de la noche y seguimos tirados en el confortable. Mayormente son así nuestras tardes de relajo cuando tengo mi día libre, Josué me acompaña por toda la mañana, tarde y noche hasta la llegada de mi papá. Papá es profesor universitario por lo cual regresa a altas horas y su función consiste en despedir al amiguito de volante, como lo llama él.

-Cambia al 42, vi en la guía que dará Piso 13 -pide masticando palomitas de maíz, acompañada de una inka cola en su mano.

-El control está muy lejos -resoplo estirando las manos -no alcanzo -, muestro como las puntas de mis dedos chocan este, que se encuentra en la mesa de noche sin poder agarrarlo totalmente.

-Ya entiendo por qué el muchacho no te toma en serio -dice después de un momento.

Su momento filosófico ha llegado.

-Según tú ¿por qué? - enarco una ceja confundida por el cambio de tema.

-Eres demasiado lenta -comenta -no te lo tomes a mal, como el mejor amigo tuyo que soy, tengo el deber de hablarte con la verdad. Y eso me lleva a estar bien seguro de que aún no consigue su propósito por que no te dejas.

-¿Uh? -lo miro con el ceño fruncido, confusa por sus palabras.

-No han tenido sexo. No sabes cuánto nos frustran a nosotros los hombres que las mujeres nos calienten y luego no quieran llegar a más. No lo justifico, sabes que su actitud prepotente me hincha las pelotas de la manera en la que te trata, pero tú lo acostumbraste a eso, y aunque no tenga derecho a hablarte de la manera en la que lo hace, lo comprendo un poco-.Toma aire y sigue -no puedes ir por ahí friendo huevos si no te los vas a comer.

-¿Qué? -esa lógica no tiene un maldito sentido.

-Que no puedes ir por ahí calentando al muchacho para después no dejarte... eso, lastimas el orgullo masculino.

Acto seguido la puerta de la entrada principal es abierta, mostrando la figura de mi hermano vestido con su uniforme habitual de secundaria.

-¡Chucky! -Saludo a mi hermanito dejando de lado la conversación-. ¿Por qué tan tarde? Tu salida es a las 6:30 y son ya las 7 -recrimino, como la hermana celosa y protectora que no soy, he de recalcar que solo lo hago por joder-. No te habrás ido con amiguitas ¿no? -inquiero achicando mis ojos en su dirección.

-Ignora a tu hermana -habla Josué -aprovecha a las colegialas - dice soñador. Le meto un codazo en el estómago -digo, la época colegial -se rectifica sobando su abdomen.

-Es muy chiquito aún para pensar en niñas -farfullo cruzando mis brazos, fingiendo estar molesta.

-Alex ¿todavía no cumples 15? -pregunta mi amigo.

-Ya voy para los 16 -responde arrojando su maleta a mi costado y cogiendo en control-. En el 50 dará Rápidos y furiosos 6.

-¡Ay no! -Me remuevo quejándome -la hemos visto varias veces, mejor pon el de terror -pido.

-No.

-¿No? -Alzo una ceja desafiante, acaba de cometer un error -¡MAMÁ ALEX RECIÉN LLEGA Y NO SE CAMBIA EL UNIFORME! -grito a todo pulmón, haciendo que mi hermano maldiga entre dientes.

-Mierda -murmura al escuchar los pasos de nuestra madre acercarse. Rápidamente cuelga la mochila a su hombro y se dispone a ir, pero ya es muy tarde.

-Alexandro Javier Valerio Neira Castañeda, vaya corriendo a su cuarto a cambiarse o quiere que lo mande de un patadón en el culo -advierte mi madre, apareciendo todo despeinada por haberse levantado de la cama.

Me pongo a aplaudir mentalmente.

He ahí donde vuelves agradecer a la vida al darte cuenta que felizmente tu hermano menor te quitó tu segundo nombre para que él pueda llevar tres. Belisa, a secas y a mucho gusto.

Es imposible no burlarse de mi hermano cuando ve a mamá, todo su rostro palidece cada que le llama la atención. Ella impone respeto, temor y mucho amor por lo gordita que es. Siempre que la comparo con un osito felpa termino con las greñas sueltas. Jamás la compares, lo digo por experiencia, ya ni tengo cabello.

Mi mamá se dedica a estar de ama de casa casi todo el tiempo, asegura que ya se acostumbró y que nos es suficiente para vivir con el sueldo de papá. Claro que ella también ayuda, pues como pasatiempo le sirve su laptop y un vaso de gaseosa desde la comodidad de su cama, es asombrosa con lo que hace, diseñadora gráfica y aparte a veces da clases virtuales por las noches.

Me siento afortunada con la pequeña familia que podemos formar, nuestros dos tesoros más grandes sin dudar son nuestros padres.

-Estos jóvenes de ahora -dice por lo bajo Josué, al ver como mi mamá y mi hermano se pierden en sus respectivos cuartos.

-¿Por qué lo dices?

-Mira -me señala con el dedo índice un paquetito plateado y cuadrado que descansa encima de su pantalón, cerca de su entrepierna.

Abro mis ojos de par en par al darme cuenta de lo que es.

-Asqueroso -siseo molesta-, guarda eso -mando dándole un manotazo para que se apure. Si mi madre o mi padre vieran eso, ya estaría diciendo; Hola convento.

Mi amigo se ríe al ver mi gesto preocupado que desaparece cuando lo mete a su bolsillo-. Te acabo de salvar -sonríe con suficiencia.

-Me vale cien hectáreas de verga -respondo acomodándome después de tomar el control.

Mi vocabulario a veces no era el adecuado para una señorita como yo.

-¡Huy! Justo lo que me mide esta -alardea, haciendo que arrugue mi rostro entrecerrando mi vista como diciendo ¿Qué demonios? -Bueno, es un aproximado, pero si quieres mídelo tú -propone apuntando con su mirada al punto medio de su pantalón.

Pongo mis ojos en blanco al escucharlo, luego recuerdo una duda y se la pregunto.

-¿Cómo es eso del 24? -maldita curiosidad.

-Muy fácil -su sonrisa se ensancha a una arrebatadora-. Yo en dos y tú en cuatro.

Después de eso, sobra decir que adorné con mi puño la boca de su estómago.

            
            

COPYRIGHT(©) 2022