-Buenos días mami -saludo bajando las escaleras al verla pasar con las tazas de café a la mesa. Mis padres y mis hermanos ya se encuentran listos para su día-. Buenos días papi -me acerco y le planto un beso en el cachete, no lo veía desde ayer por la mañana, me había dormido temprano ya que mi amigo se fue antes. Dizque a cumplir con sus necesidades naturales que involucran a su aparato reproductor.
-Mi princesa segunda -dice con una sonrisa, se la devuelvo pero mostrando mis dientes mientras tomo asiento. Él está ya con su café a la mano, portando su traje de terno, bien formal-. Hoy saldré temprano -comenta llamando la atención de todos -se hará una fiesta por ser aniversario de la Facultad, y como yo reparto cursos generales, no tengo mucho que hacer ahí -dice sorbiendo su café-. Así que todos los de esta mesa tienen que estar a más tardar, un cuarto para las siete aquí -en la mesa asentimos con la cabeza, incluida mi madre y una vez dicho eso, cada uno se retira a cumplir con sus deberes.
He calculado que al salir de casa al local donde trabajo, son dos canciones y media si voy apreciando desde la lejanía mi terrible situación amorosa, en cambio sí voy con todas las energías del mundo lo hago en una canción. Hoy me encontraba en la primera situación con Ed Sheeran de reparto.
"All my senses come to life, while I'm stumbling home,
as drunk as I have ever been,
and I'll never leave again,
because you are the only one."
¿Cómo sentir amor por alguien que no quiere ni eso?
Masoquismo.
Pensando en lo que me dijo Josué, es probable que tenga razón. Quizá él solo quiera eso para que por fin podamos dar con la relación que yo busco, porque él... Él una vez más me lo dejó claro.
FLASHBAK
-Yo... siento que te quiero mucho... tú me encantas Nico-. Ahí me encontraba yo. Tonta enamoradiza de apenas 17 años, confesándome al chico que hace un mes me acompañaba por las mañanas y me llenaba de besos-. Y hoy cumplimos un mes y... -Error, no debí pensar que su primer beso, ni el segundo ni el tercero, y el siguiente significaran algo -quería darte esto-. Frágil, al igual que el vidrio en forma de corazón que le ofrecía.
-¿Qué? -El frio ahondó por todo mi ser, me sentí entumecida -¿Qué te hace pensar que tú y yo tenemos o tendremos algo? -Su actitud careciente de algún sentimiento me apremiaba en el pequeño lugar -muñeca no confundas, no quiero nada contigo. No te quiero para eso.
Inevitable fue sentir dolor y tratar de poder mantenerme de pie con el corazón en la mano, y no hablo del accesorio de vidrio que tenía esa forma y le iba a obsequiar. El mío, mi corazón estaba siendo triturado de la manera más helada e inhumanamente posible por primera vez que en mi corta edad había sentido. Mis lágrimas se rehusaban a explorar por mi pálido rostro, sin embargo, ser débil no servía de mucho. Mi primer enamoramiento había sido vilmente rechazado.
Una vez más había aprendido un nuevo significado que no me enseñó la escuela. Hay una gran diferencia entre "amigos con derechos" a "enamorados". Yo era la primera, jugaba el papel de amiga.
FIN DEL FLASHBAK
Este es un llamado a mis sentimientos. Cojo un megáfono imaginario y lo llevo a mis labios; ¿para qué los tengo si voy a sufrir?
No Camila, no puedes sonar ahora.
"Tú llegaste a mi vida para enseñarme,
tú, supiste encenderme y luego apagarme,
tú, te hiciste indispensable para mí y, y... Y con los ojos cerrados te seguí,
si yo busqué dolor lo conseguí,
no eres la persona que pensé, que creí, que pedí..."
Mierda.
"Mientes, me haces daño y luego te arrepientes, ya no tiene caso que lo intentes,
no me quedan ganas de sentir."
Ya Camila ya...
Esa canción describía mi relación a la perfección. Y digo mi relación, porque es obvio que yo soy la única que lo toma de manera distinta.
Avanzo a cortos pasos imaginando como fuera mi vida si no estaría enamorada de un no correspondido, seguro sería feliz.
He llegado a mi destino, la puerta del local me espera con su madera brillosa e invita a abrirla. Otra vez, a empezar mi día.
***
-Gracias -digo sonriendo a Karol, la encargada de traer mi almuerzo al negocio. Ella es de mi misma edad solo que es la hija de la dueña.
-Espero te guste nena, regreso al rato -se despide con la mano y se retira mandándome besitos volados hasta desaparecer por la puerta.
-Me gusta-. Diría que me sorprende la confesión de Nicolás, pero no, ya tengo costumbre a sus comentarios embusteros, aunque eso no significa que el dolor sea menor. Él está a mi costado aprovechando que el local tiene su hora de libertad al ser medio día, la mayoría está en casa almorzando.
-No puedes estar aquí, ve a tu máquina -espeto, con el semblante serio.
-Que tus celos no sean muy notorios, ya sabes lo que significas - susurra cerca de mi oído, dándome un beso en la mejilla. Dicho esto se dirige a su cabina asignada y se coloca los audífonos-. Dame dos horas.
Me trago las ganas de mandarlo a la mierda, decirle que lo que haga me tiene sin cuidado y... no, no puedo.
Autoestima, escucho hablar a muchos acerca de ello. No hay un punto medio con eso, bien sufres de una autoestima baja o simplemente eres de los que gozan de verse y sentirse bien tal como son; ellos quienes no tienen miedo al rechazo ni al qué dirán. Pero, nadie se da cuenta que hay otro cierto porcentaje de los que se muestran bien consigo mismo y no lo son, ahí me encontraba yo, diciéndole a mi familia que sabía quién era, y cuanto valía, haciendo ver a todos que lo feliz que me sentía al ser yo. Mentía.
Mentía, mentía, metía muchas veces en un solo día. Mentía al decir que me sentía bien con mi cuerpo, mentía al decir que no tenía miedo del rechazo, mentía al sonreír y hacer oídos sordos de los comentarios desatinados a mi aspecto físico. Mentía. Mentía cuando me preguntaban por mi día y decía que la pasaba maravilloso, no lo era. Y mentía una vez más cuando le decía a Josué que creía que él si me quería.
Todos lo escogen ¿bien? Nadie nace sabio y sin el término del dolor en su diccionario, ya habrá un día en el que yo esté antes que cualquier persona, y sobre todo de él.
-Cierra la puerta un rato muñeca, podemos ocupar el tiempo con un poco de diversión -avisa al ver que nadie más estaba llegando.
Cuanto odiaba y amaba su sonrisa ladina, aquella que me erizaba la piel y me otorgaba sensaciones por conocer. Cuanto.
Una de las cosas que también detestaba, era que tenía el poder de hacerme miserable por diez horas, y feliz en pocos minutos.
Suspiro.
-Está bien Nico.
Era inevitable no emocionarme con lo que estaba por suceder.
***
Me lleva la desgracia.
Tonta, tonta, tonta.
Había olvidado que hoy tenía que estar temprano en casa para la cena, sumándole que tenía que haber llamado a Yaritza hace dos horas porque debíamos hablar, ¡Son casi siete y media! Suerte la mía de trabajar a unas cuadras, ni idea porque no fueron a romperme la puerta del local. Bueno, démosle gracias a Dios por eso, porque si no...
Corro lo más rápido que mis cortas piernas me lo permiten, y ahí los veo, con una mueca de desaprobación.
Problemas.
-Trabajo -me doblo colocando mis manos en cada rodilla jadeante, esa es mi única justificación.
-Que yo sepa, has salido hace una hora -contradice mi madre - además, ellos no te pagan horas extras, a no ser que este mes sea la excepción -añade con una ceja levantada, expectante a mi respuesta. Trago duro al no ver un ápice de piedad en su mirada.
-¡Bien! -digo sobresaltando a todos que me observan de la misma manera-. Me quedé conversando con... un chico -en parte es verdad. ¿No?...
-Espero que solo conversando -ahora quien arquea el entrecejo es Alex.
-Oye, pensé que la del papel de hermana celosa era mío -cuestiono incrédula.
-Por más que no me guste ese papel tuyo, yo también tengo derecho a increpar tus posibles faltas hacia la moral que puede afectar a la familia.
-¿Qué? -Tanto yo como mi hermana y mis padres nos quedamos extrañadas y confusos ante las palabras de mi hermano. Él no es así.
Parece avergonzado por un momento, luego decide obviar y añade:
-Por más que me cueste aceptar tener una hermana con tu poca capacidad sobrevalorada, no me queda más que advertirte que no te quiero con novio por ahora.
Papá abre la boca asombrado ante la actitud de la creación que hizo su esperma y el ovulo de mi madre.
-Ese también es mi papel -dice a mi madre, aún sin poder creérselo. Luego rompe en carcajadas, llamando la atención de todos los que pasan por nuestro costado-. Prosigue -pide, impaciente a mi hermano a que siga con su monologo. Papá se porta como un niño a veces.
-Ella tiene algo, que aunque sea poco agraciada, los hombres la perseguirán -responde, apuntándome de arriba para abajo.
-¿Qué cosa? -Avril también parece ansiosa por saberlo. Él con ella no se mete.
-Vagina.
Tan rápido como esa palabra sale de su boca, mi progenitora le propina un manazo en la cabeza haciéndolo trastabillar.
-Tú jovencito, así estés hasta en el puto infierno me manejas un vocabulario depende con quien te encuentres, son tus hermanas y yo soy tu mamá, merecemos respeto. Cuida tus palabras que a la próxima te arrancaré los cabellos tan fuerte que sacare sangre de tus raíces. ¿Entendiste?
-Si ma -responde, con la cabeza baja, arrepintiéndose de lo que soltó.
-Y tú -me señala -avisa a la próxima vez, sino iré personalmente a sacarte allí, y a mí no me da vergüenza montar espectáculo -asiento, tragando saliva en el proceso.
Y ahora es el turno de mi padre a ser regañado. Mi madre lo riñe en voz baja, para que solo él la escuche y así es, no somos capaces de escuchar lo que pone tan nervioso a papá, y eso que nos encontramos a un metro.
Mamá no solo era el terror de nosotros sus hijos, sino también de mi propio padre, su esposo.
***
-...Y entonces rompí con él, es todo. No me merece.
Estaba en una conversación desde hace treinta minutos con mi mejor amiga. Me relataba lo que había sucedido con su actual ex pareja mientras que yo me pintaba las uñas de los pies y la escuchaba atentamente.
-Eso significa que ya no habrá más entradas gratis al cine- confiesa, un tanto desanimada.
Emito un gemido de dolor.
-Tienes unas dos semanas para volver con él -digo, cuidando no mancharme los bordes de los dedos con el esmalte rojo, al cerrarlo -empezaran a estrenarse buenas películas, ir y hacer colas son un sacrilegio -refunfuño al teléfono.
-Tiene que hacer méritos, él no está con cualquiera, o sea, yo-, resopla -sé que debí comentarle que iba a salir con los compañeros -admite -pero no es motivo para ir controlándome cada maldito segundo. No soy un perro, soy su enamorada, bueno, lo era.
-Entonces estás muy molesta -comento soplando mis uñas al ver que no se da para atrás.
-Emputadísima.
-Te comprendo -suspiro con pesar, recordando lo de hace unas horas en el local.
-¿Qué pasó ahora? -pregunta sonando un poco preocupada.
- Él.
Y eso bastaba como razón suficiente.
- Es un hijo de puta, no sé porque sigues tras él, es obvio que es compatible con la mierda. Y tú, no eres mierda Beli.
Yo también quería creer eso.