Veo entrar a Mauricio con cara de cansancio.
- ¿Cambio difícil?
- Muy.
Es oncólogo pediátrico. el hospital donde
trabajamos tiene su propia ala para pacientes
con cáncer
Yo también soy oncólogo, pero atiendo a adultos.
- Sigo sin aceptar el hecho de que un puro y
lleno de vida quedo así por una enfermedad
muy cruel.
Se sienta en el banco y comienza a quitarse la ropa.
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- Hay gente que no merece pasar
tanto sufrimiento Mauricio, pero pasan.
Me seco la cara y camino hacia él, sentándome a su lado.
lado.
- Mi madre siempre me decía: No cuestiones la
Voluntad de Dios. Él sabe por qué.
Le doy una palmada en el hombro y me pongo de pie.
- Pensando en ello dejé de preguntarme por qué
ciertas personas sufren.
Poniéndome la camisa y la bata de laboratorio, cierro el
la puerta de mi armario.
- Voy a mi turno.
- Entonces pasa a ver a mis hijos, por favor.
- ¿No tienes un pediatra en tu sala hoy?
- Posee...
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Voltear los ojos.
- Pero no me gusta la forma en que Gilberto trata a mi
pequeña.
- Puedes dejarme ir allí.
Salgo del baño y me dirijo al mostrador.
central.
- ¡Doctor Aguiar!
Cássia, la médica responsable de Oncología,
enfoques.
- Sra. Lins.
Él sonríe y se apoya contra el mostrador, mirándome.
- ¿Hacerse cargo del turno ahora?
- Sí.
Respondo mirando los gráfcos. Lo siento si
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acercarse y permanecer indiferente.
Ella ha estado invirtiendo mucho para que nos vayamos y yo vengo
difícil de ignorar.
Cassia es la esposa del dueño del hospital y la última
Lo que quiero es problemas y dolor de cabeza.
- ¿Qué piensas de un desayuno al fnal de tu día?
de servicio?
Agarro mis gráfcos y lo miro a la cara.
- No creo que a tu esposo le gustaría verme con
el medico
Cojo un bolígrafo y esbozo una sonrisa.
- ¡Disculpe, Dra. Lins!
***********
Entro en el pasillo de la sala de adultos. Jessica me mira y ahora
sonrisa.
Ella es la enfermera que me acompaña en mi
cambio.
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- ¡Buenas noches, doctor Aguiar!
- ¡Buenas noches, Jéssica!
Caminamos uno al lado del otro por el pasillo.
- ¿Cómo están las cosas aquí?
- El señor Benjamin sigue siendo el mismo.
Empiezo a reírme en su cara.
El Sr. Benjamin está en la etapa terminal del cáncer.
en el pulmón
Aún sin poder respirar y casi sin fuerzas,
intenta seducir a Jessica.
- ¿Cuál fue la diversión del día?
Ella comienza a reír.
- ¿Crees que levanté la mano para ver el acceso y
¿¡empujó su mano a mi pecho!?
f
Mi risa sale fuerte y trato de controlarme.
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- Dijo que la mano estaba pesada y necesitaba apoyo.
- Pero, ¿y si realmente no pudiera sostener su mano?
- Dr. Aguiar, si me hubiera apoyado
Lo creería, pero el bastardo siguió adelante. dio un apretón
fuerte.
Me detengo frente a su puerta.
- ¿Lista para ver a tu novio?
- ¡Para! Eso no es divertido.
Dice palmeándome el hombro.
Abro la puerta del dormitorio y entro. Sr. Benjamín
tan pronto como ve a Jessica sonríe.
- ¡Buenas noches, señor Benjamín!
Me mira y me guiña un ojo.
- ¿Esta todo bien?
Dice que sí con la cabeza.
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- Escuché que le estás dando trabajo a la
nuestra enfermera.
- Ella es difícil...
Susurra con la máscara en la cara y empiezo a reír.
- Sigue intentándolo, que una hora ella cae en tu
encantos
- Dra. Aguiar...
Jessica dice riendo, poniendo sus manos en sus caderas.
- Me gusta la forma determinada de nuestro amigo. Solo
Creo que deberías darle una oportunidad.
El Sr. Benjamin sonríe y sé que ella nunca
Me involucraría con él por dos razones.
Es nuestro paciente y tiene 82 años, el triple de la edad de
su edad.
- Cualquier cosa que presione el botón.
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- ¡Correcto!
Su voz es débil y salimos de su habitación.
Camino a través de algunas camas familiares, solo para
saber cómo son y comenzar ofcialmente mi turno.
- Parece que tenemos un nuevo paciente.
Veo el gráfco de Larissa Martins. ella es nueva
solo tiene 27 años.
- Larissa se registró hoy. leucemia descubierta
esta semana, pero no permanecerá hospitalizado
para el tratamiento todavía.
Jessica dice con ojos tristes.
- Un mes antes de tu boda.
Siento una opresión en el pecho.
- ¿Sin marcar?
- Sí. Dijo que no quiere casarse enferma. Te gustaría
recuperarse y casarse bien. No pretendas ser una carga
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para el futuro marido.
Analizo algunas de sus pruebas.
- Los exámenes están incompletos.
- Sí. El Dr. Lins ya ha pedido hacer los demás y
estamos esperando los resultados.
Nos dirigimos por el pasillo hasta su habitación. En
puerta del dormitorio, veo una señora y un hombre de
mi edad discutiendo. Probablemente la madre y
prometido del paciente.
- No podré quedarme a su lado así.
Casi grita y la mujer llora aún más.
- Larissa necesita todo el apoyo posible en este
difcultades. No puedes abandonarlo.
El hombre está nervioso y ella está triste.
- No puedo perder mi vida al lado de Larissa.
Dios sabe cuánto tiempo estará en tratamiento y
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si sobrevivirá.
La ira crece en mi pecho. mi voluntad es
echa a este idiota de este hospital.
Los dos notan mi acercamiento y el de Jessica.
y deja de hablar.
- ¡Buenas noches!
Digo deteniéndome frente al idiota.
- ¡Buenas noches!
- Soy el Dr. Aguiar, el médico responsable de esto.
cambio.
La señora se acerca.
- ¿Alguna noticia sobre los exámenes de Larissa?
- Todavia no. Estoy esperando su regreso.
Ella baja la cabeza llorando.
- Necesito ir.
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El idiota me pasa y se aleja.
- José...
La mujer llama, pero él la ignora.
- Lo siento mucho. Ha sido difícil para todos
La situación de Larissa.
Tomo tu mano con ternura.
- Si no quiere quedarse, no lo obligues. tu hija no
no merece la piedad de nadie. Ella no eligió quedarse
enfermo y si no lo acepta así es porque no
merecer.
- ¡Gracias!
Sonrisas y suspiros.
y p
- Soy Deise Martins, madre de Larissa.
- ¿Entramos a ver a su hija?
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- Seguro.
Entramos y la habitación está a oscuras. caminamos hacia
camilla y veo a una hermosa joven, acostada y durmiendo.
Su piel es muy blanca y su nariz es perfecta. Su
Los labios son llenos y muy rosados.
Tiene el pelo largo y oscuro. Me acerco
más y mientras la tenue luz ilumina tu
cara, veo pequitas que la dejan quieta
más encantador
- SRA. Martín...
La llamo y ella suspira. Con difcultad se abre
los ojos.
Luego, hermosos ojos azules me miran fjamente. me pierdo
en el azul puro y tranquilo de tus ojos.
Creo que nunca había visto un azul tan hermoso. ¿Está por ahí?
se parece a un ángel.
Parpadea un par de veces, tratando de mirarme.
- ¡Hola!
Su voz es tranquila y dulce.
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- ¡Hola!
Una sonrisa llega a tus labios y me atrapo
sonriendo también.
- Tú sabes mi nombre, pero yo todavía no sé el tuyo.
- Enzo... Enzo Aguiar tu médico.