Cuando vi a Maya salir por la puerta de su casa, se me formó una buena sonrisa. Ya la conocía de hacia mucho, incluso era íntimo amigo de su padre.
Con esta chica me pasaba algo raro, ya qué me intimidaba mucho, y eso me gustaba. Sentía que teníamos una atracción "especial".
Mientras iba conduciendo, de vez en cuando la iba mirando desde el espejito del coche y cuando se daba cuenta, se ponía un poco roja.
Cuando llegamos a casa, le dije a Darcy que fuera a buscar leche al super, ya que no había, y la necesitaba. Las dos se fueron y luego volvieron con Brandon, que no sabía dónde había estado.
Llegó la hora de la cena, llevaba como una hora entera haciendo la cena. Cuando ya estaba, las llamé.
- ¡Chicas a cenar! - chillé desde la cocina. Al rato vi que Brandon y Maya entraban en la cocina y no pude evitar mirar su culo (el de Maya) y seguía igual que la última vez que lo vi casi al descubierto, que ya hacia como dos meses mas o menos.
Fue ese día que Maya se quedó a dormir y me levanté muy temprano ya que iba al gimnasio, y cuando entré a la cocina me la encontré con solo una camisa que le iba grande, ahí dejando ver su parte trasera. Las hormonas se me pusieron a mil, no entiendo porque, pero me pude controlar.
Luego a la hora de cenar, Darcy y Brandon la liaron muchísimo así que no pude hacer otra cosa que castigarlos. ¿Por qué se comportan así? Según ellos desde que Amy - mi mujer - murió, estoy más "gilipollas", y no es verdad.
- Vamos Maya - dijo Darcy extendiéndole la mano para que la cogiera y se fuera con ella a la habitación después de que la hubiera reñido. Maya se disponía a levantarse, pero la paré.
- Maya aún no ha acabado - dije secamente acercándome una patata asada a la boca.
Darcy bufó.
- Te espero arriba - dijo ya cansada mi hija y se fue hacia arriba para después dar un portazo.
Cuando ya estuve más calmado, di un trago a mi vaso de agua y me relajé.
Maya
Esto era muy incómodo. Estábamos los dos acabando nuestros platos, allí solos, sin hablar.
- Maya, siento lo que has visto - se disculpó - Mis hijos... Han salido a mi mujer - hizo una carcajada triste.
- Oh, no pasa nada. Yo también tengo estas broncas con mi padre - conté tímida y torció una sonrisa.
- Bueno, supongo que todos los que tienen hijos adolescentes tienen estos problemas. Es la época - habló y asentí - Cambiemos de tema... - se quedó pensativo unos segundos - ¿Tienes novio? - alzó las cejas esperando una respuesta.
¿Que? ¿Por qué me pregunta eso?
- N-no - dije avergonzada. Mis mejillas se tiñeron de color rojo carmín.
- No pasa nada, ya llegará el especial - sonreí falsamente - ¿Y algún chico al que me moles? Digo, eres guapa y tienes buen cuerpo, no veo porque no te tienen que mirar, y además eso las chicas lo notan ¿verdad? - habló como si nada, y por poco me atraganto con la patata - Seguro que algunos te miran, y tu no lo sabes. Estoy segurísimo - siguió y se metió una patata en la boca.
- No creas - hice una carcajada - Todos los chicos del instituto son muy... estúpidos - conté con mucha vergüenza.
- Bueno, eso no te lo niego - dijo y reímos - Pero Darcy ha dicho que te gustaba alguien ¿no? - preguntó.
«Vaya, sí que tiene buena memoria»
- S-sí, bueno, sí - respondí intentando tragar - Aunque bueno, eso lo ha dicho Darcy.
- Si...Darcy es una bocazas cuando quiere.
- Estoy de acuerdo con eso - dije y sonrió.
- Bueno, yo ya estoy - anunció dejando los cubiertos encima el plato.
- Sí, yo también - hice lo mismo y me levanté para dejar el plato en el fregadero.
- Maya ¿Qué haces? - me preguntó Henry frunciendo el ceño al verme levantarme.
-Uhmm... Dejar el plato - dije tímidamente.
- Eso lo tengo que hacer yo - se levantó y me quitó el plato de las manos - Tu eres la invitada - sonrió y yo hice lo mismo.
- Me voy arriba con Darcy - hablé y me di la vuelta.
- Está bien - dijo para luego poner los platos al lavavajillas.
Henry
Oh dios, ¡Pero que culo tenía! Se que no debería pensar así, pero es que la tenía enfrente y tenía un culo...ni mi hija tiene ese culo.
Maya se fue, y dejé los platos en el lavavajillas para que se fueran lavando. De mientras aproveché que estaba solo para ir al baño.
Una vez ahí dentro, me cerré con pestillo y me bajé los pantalones y los calzoncillos.
Me cogí todo mi miembro con la mano derecha y de ahí la fui moviendo de arriba abajo. Mientras lo hacía, iba pensando en el culo de Maya y como se vería su cuerpo desnudo. Si, creo que me gusta un poco.
Se me escapaban algunos gemidos, pero intentaba controlarme, aunque no pudieran oírme ya que todos estaban en el piso de arriba.
Gemía su nombre. Me imaginaba que esa era su mano.
Soy joven, tengo 33 años, no 50. Aún tengo que vivir la vida, aunque sea con mis dos hijos.
Tuve a Brandon a los 16 años, era muy "mujeriego", siempre iba con chicas diferentes y ligaba mucho. Hasta que a los 16 me enamoré de verdad y tuvimos a Brandon muy jóvenes – claramente era un embarazo no deseado – pero mi mujer no quería abortar ya que decía que si se había quedado embarazada era por algo, así que dejó que el bebé creciera dentro de ella, hasta que lo tuvo, y fue una de las mejores cosas que pude hacer. Dos años más tarde llegó Darcy y nos casamos.
Seguía con el asunto hasta que por fin acabé.
Intentando controlar mi respiración, llamaron por teléfono.
«Mierda»
Limpié todo muy rápido y me volví a subir los calzoncillos y los pantalones y fui a cogerlo.
- ¿Sí? - contesté con la respiración agitada.
- ¡Hey Henry, soy David! - dijo esa voz tan conocida.
- ¡Que pasa, tío! ¿Qué tal todo? - exclamé contento.
Era David, el padre de Maya.
Me caía genial. Los dos éramos íntimos amigos, nos veíamos muy a menudo.
- Bien, bien ¿Y tú?
- Vamos haciendo - reí - Haber cuando nos echamos otras cervezas de esas, eh.
- Hombre colega, la de cervezas que nos quedan - bromeó David y nos reímos al unísono - ¿Qué tal está Maya?
- Maya está muy bien, ahora está con Darcy en su habitación. ¿Quieres hablar con ella?
- Sí, por favor.
- Vale, tío. Espera - dije.
Subí las escaleras con el teléfono en la mano y mi amiguito aún seguía erecto, así que me rozaba y me molestaba bastante con el pantalón, pero como pude, me apresuré a subir lo más rápido posible. Piqué tres veces a la puerta y luego abrí. No dejé que se me viera el cuerpo entero, así que solo me asomé de los hombros para arriba.
- Maya, tu padre quiere hablar contigo - le dije señalándole el teléfono.
Se levantó y cogió el teléfono y volvió a sentarse en la cama, y pude verle de nuevo ese bonito culo a través de los leggins grises que llevaba.
- Papá - me llamó mi hija y la miré - Adiós, vete - soltó. Me guardé los comentarios y me fui hacia abajo.
Me metí en mi habitación, y me puse cómodo. Me quité los pantalones y me puse unos de chándal más sueltos, que dejaban respirar a mi amiguito. La camisa también me la cambié y luego me fui a ver la tele al comedor.
{...}
Al día siguiente, me levanté de buen humor. Me hice un café con unas tostadas y al rato llegó Brandon. Pasó de mí como si no estuviera y se fue a abrir la nevera.
- Buenos días - dije yo para ver si me contestaba. Me miró y le dio igual.
- Hola - dijo seco. Se sentó en frente mío y se sirvió un poco de leche.
Estuvimos unos minutos en silencio, pero su expresión decía que quería decirme algo. Me senté en la silla de delante suyo mientras devoraba una manzana.
- Papá - me llamó.
- Dime - respondí y lo miré.
- Lo siento. Lo de anoche... - empezó y lo interrumpí.
- No pasa nada, Brandon. Pero que no se vuelva a repetir.
- ¿Seguro, papá? No quiero estar mal contigo...
- Tranquilo Brandon, te he dicho que no pasa nada. Pero que sea la última vez - informé y él asintió. Me alegró que se disculpara.
Después de estar hablando, miré el reloj y vi que ya eran las 10:30 am, y las chicas aún no se habían levantado, así que las fui a despertar.
Maya
Ayer nos acostamos a las dos y media de la noche, ya que Darcy y yo estuvimos hablando toda la noche sobre la fiesta que se celebraba hoy. Hacía tiempo que no iba a una fiesta, y el hecho de ir a una hoy, me ponía nerviosa.
- Chicas arriba - nos despertó la voz de su padre, llamando a la puerta desde fuera - Son las diez y media y tenéis mucho que hacer. Venga - habló y yo no lo oímos más.
Me removí en la cama, un poco molesta ya que quería dormir más.
Dormía en una cama que Darcy tenía debajo de la suya, y era realmente cómoda, lo que era un poco más baja.
En un movimiento rápido, Darcy se estiró y sin querer cayó en la mía, es decir, encima mío.
- ¡Darcy! - le chillé al sentir su peso encima de mi - ¡Sal! - Me clavó todo el codo en el estómago.
- Joder, que me he caído. Perdona - musitó ella confusa y se levantó de encima mío - No estoy acostumbrada a que esta cama esté abierta- dijo refiriéndose a la mía.
- Vale, vale - respondí dejándolo pasar.
- Buenos días - me dijo ella con la sonrisa más falsa que podía imaginar, una vez se puso de pie.
- Malos días - dije con sarcasmo ya que me hizo daño y ella se rió.
- Vamos, que ha sido sin querer - me dijo tranquilamente.
- Sí, sí, pero me has chafado el estómago. ¡Ahora me saldrá algo! - exclamé fingiendo.
- Pero qué dices, anda - habló y se rió. Le pegué en el hombro - Vamos a desayunar, que me muero de hambre - avisó y encaminamos para ahí.
Llevábamos los pijamas puestos, a lo que me daba un poco de vergüenza que me vieran los dos hombres de la casa con eso puesto.
- Espera, tía - le avisé - Me quiero cambiar antes, no voy a bajar así - le señalé mi pijama rosa que llevaba.
- Como quieras, yo bajaré tal cual - dijo - Venga, que te espero, cámbiate.
Cogí mi ropa y me cambié delante suyo lo más rápido que pude, ya que tenía hambre y quería comer algo ya. Me puse unos jeans tejamos largos y un croptop color azul claro.
- Ya estoy lista - avisé y bajamos.
En el comedor pude divisar a su padre en la cocina y Brandon con el móvil en la mesa.
- Buenos días, bellas durmientes - nos dijo Henry. Iba con chándal. Pude notar como me miró de arriba abajo muy descaradamente.
«¿Que?»
Darcy y yo nos sentamos en la mesa donde ya estaba Brandon sentado, ahora mirando un punto fijo en la pared. Creo que se estaba durmiendo.
- ¿Qué has preparado para desayunar papá? - le preguntó Darcy con un tono de voz normal. Parecía que los recuerdos de la discusión de ayer ya se habían esfumado.
- Ja, que te lo crees tú - empezó Henry sirviéndose un café - Ya sois mayores para haceros vosotras el desayuno, por eso os he levantado - habló y sin más se fue, dejándonos solos en la cocina.
- ¡Brandon! - exclamé hacia él, con humor, al ver que se estaba quedando dormido.
- ¡Ah! - dio un brinco y chilló asustado.
Su hermana y yo nos reímos a carcajadas.
- Brandon, tío, ¿te fuiste a dormir muy tarde o qué? - le cuestionó su hermana comiéndose una magdalena.
- Sí, claro que sí - dijo arrastrando las palabras y bostezó - Me estuve viendo un programa nuevo que empezó hace unos días.
- ¿El de las citas? - le dije yo, sospechando.
- Sí, ese - respondió él - No me digas que lo ves.
- ¡Pues claro que sí! ¿Ayer lo hicieron? - pregunté confusa. No sabía que lo hacían, me lo perdí entonces.
- Sí, estuvo muy guapo el de ayer - dijo bebiendo un vaso de leche.
- Joder Brandon, haberme avisado, tío - me quejé yo y ahora cogí una magdalena para mí. Que hambre.
- Y yo que sabía que lo veías - se defendió él sonriendo - Si tienes digital, lo puedes ver repetido.
- Menos mal - añadí - ¿Tu Darcy lo ves?
- ¿Yo? Ni de coña. A mí estos programas de cotilleos no me interesan en lo más mínimo - balbuceó - Nunca me verás viendo estas cosas, Maya. No sé como mi hermano puede ver eso.
- Pues porque es interesante, luego vas al instituto y todos están hablando de eso y tú eres el raro - habló él hacia Darcy - Además, te lo ves fumándote un porro y mola aún más. Todo fluye.
- ¿Te hiciste ayer un porro y no me avisaste? - le cuestiona ahora su hermana, ofendida.
¿Brandon fuma porros? Dato nuevo que no sabía, aunque me lo podía esperar, viendo que Darcy sí que fuma.
- Sí, ¿qué pasa? ¿No puedo fumar solo o qué? - manifestó él y se levantó de la silla.
- Pues claro que sí, pero ayer se me acabó a mí y esperaba que me dieras un poco.
- Pues no te puedo dar porque me lo acabé también - expresó como si nada - Esta tarde iré a pillar un poco.
- Pues cógeme, ya te lo pago - le dijo su hermana.
- Vale - respondió este - Dame cinco pavos y te cojo.
- Luego te los doy, tengo el monedero arriba - le dijo su hermana.
- Luego me los das, me tengo que ir que he quedado - habló Brandon y se fue de la cocina.
- Bueno, ¿Quieres ir al Starbucks? - me preguntó mi amiga - Me apetece un café latte.
- Vale, me parece bien - contesté.
- Brandon, nos iremos al Starbucks ¿Vienes? - le preguntó Darcy desde la cocina
- Ah, venga, vale, pero- Darcy lo interrumpió.
- Pues me voy a cambiar - anunció. Subió para arriba como un rayo y me dejó sola con Brandon.
- ¿No has quedado? - le pregunté.
- Sí, pero no me viene de diez minutos. Que se espere - habló refiriéndose a su amigo.
Reí.
Al cabo de cinco minutos, Darcy bajó ya arreglada.
- Lista - anunció - ¿Vamos? - declaró hacia nosotros.
- Sí - dijimos. Abrió la puerta y nos fuimos.
- ¡Adiós papá, luego volvemos! - chilló Daisy hacia su padre, el cual no sabía dónde estaba.
Nos disponíamos a cerrar la puerta, cuando la voz de Henry se oyó desde dentro de la casa.
- Brandon - dijo este hacia su hijo, y Darcy volvió a abrir la puerta de la entrada para encarar a su padre - Vigílalas.
- Como si tuvieran cuatro años... - se quejó Brandon - Pero vale, tranquilo - se puso la chaqueta y salimos de casa.