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(...) Veinticuatro Horas Antes
Hay una razón por la que los cuerpos policiales se toman tanto tiempo para actuar y es que resulta complicado tener que lidiar con la movilización de un gran grupo de hombre, mujeres y canes para acciones de búsqueda, si esto se trata de un simple malentendido, una chica de fiesta, un hombre que abandono a su familia y un sinfín de cosas que supondrían una vergüenza para los cuerpos policiales.
En lugar de eso prefieren arriesgarse, sin saber que no se está dejando de lado un simple objeto, un bien material que puede ser remplazo, todo lo contrario, se trata de una vida humana que es virtualmente irremplazable. Eso sí, es difícil culpar a alguien cuando el enemigo es tan bueno con sus movimientos y tan preciso realizando sus crímenes.
Johana salió de su casa a las ocho de la noche, enojada y entristecida tras una acalorada pelea con su esposo, el CEO Jackson. Se montó en su automóvil y arranco poco después, sin dejar que sus emociones de añoranza la hicieran devolverse a esa casa que sentía la lastimaba, solo hubo dos errores en su actuar, el primero, no darse cuenta que otro vehículo la siguió por la carretera, claro que eso era difícil, el mismo no tenía luces que lo delataran y ella estaba demasiado vulnerable emocionalmente.
El segundo fue mucho más sutil e iba de lejos, puede que incluso no fuese suyo siquiera, sino de la sociedad. El carro que manejaba era demasiado dependiente a la electricidad, un remoto hackeo a la computadora del automóvil hizo que este se descargara mucho más rápido de lo que debería, a eso era precisamente a lo que se referían con el hecho de estaban lidiando con profesionales, quedando varada en medio de la autopista, a altas horas de la noche, alejada de cámaras y sin oficiales cerca, antes de que pudiera tomar ninguna decisión. Alguien toco el vidrio de la ventana.
-¿Necesitas ayuda? -Ofreció un sujeto agradable -No quería incomodarte, es solo que te quedaste en medio de la nada y este sitio es preocupante.
-Hola... Mi auto es eléctrico, así que seguramente olvide cargarlo, fue una estupidez de mi parte, llamare a mi esposo para que me remolque, que remedio -Comentó la señorita sacando su móvil.
-Bueno mi camioneta también es eléctrica, así que si lo deseas puedo auxiliarte -Sugirió el chico con una sonrisa en apariencia sincera, que ocultaba tras de ella las nefastas intenciones que tenía.
-Cielos eso sería, fantástico -Declaró la dama dejando su móvil de lado, motivada por la rabia, en ese momento era más plausible confiar en un extraño que en su amado, las emociones siempre logran que cometamos terribles actos, poniendo en juego nuestra propia existencia, la chica abrió la puerta del vehículo y al bajarse de la misma todo ocurrió en un instante.
Coloco un paño con cloroformo sobre su cara, esta comenzó a desmayarse, trato de pelear, pero el efecto de la droga fue demasiado rápido y la acabo noqueando sin remedio, otros tres sujetos salieron, dos ayudaron a meterla en el interior del vehículo, mientras que el ultimo se subió al automóvil de la mujer y continuó conduciéndolo como si nada hubiese pasado, una estrategia sencillamente perfecta, que no era la primera y desgraciadamente tampoco la última vez que se ejecutaría.
Poco a poco la chica fue volviendo en sí, solo que en esta ocasión no estaba al cien por ciento de sus facultades, todo le daba vueltas, las cosas se veían en extremo borrosas y no tenía control sobre sus extremidades, los extraños... Esos tipos tuvieron que haberle hecho algo, debió mantener su vidrio cerrado, llamar a su esposo, ignorar su rabia, después de todo las cosas no eran tan malas, era la primera pelea que tenían en mucho tiempo, no era el fin, pero al parecer ahora sí. Sus oídos comenzaron a obedecerle y los sonidos que parecían ininteligibles se volvieron relativamente más nítidos.
-Lo siento amigo... Sé que la captura era para ti, sé que tú la pediste, pero hemos recibido ofertas por otros sitios y temo que no puedo dejártela al mismo precio -Conversaba un sujeto con otro, parecía que mediante un teléfono -Claro que publicamos que la teníamos, trabajamos con eso y nuestros clientes deben saber siempre el catálogo con el que contamos, la exclusividad no está en nuestro vocabulario -Continuó soltando una leve risa, allí pudo notar que estaba separada por unos barrotes y sus extremidades estaban encadenadas -Puedes insultarme todo lo que quieras en ese lenguaje tonto, pero no por eso te la daré, dame lo que pido o tendrás que comprarla en la subasta de esta noche -Comentó con un tonó molesto -De acuerdo, arriésgate si quieres, pero puede que acabes pagando más -Colgó la llamada enseguida.
-Por quien es, me parece demasiado arriesgado lo que hacemos -Declaró un sujeto que le acompañaba, notándolo intranquilo.
-Lo que importa en este negocio es la mayor ganancia, nos costó demasiado atraparla y varios competidores quieren que esté muerta, otros solo desean usarla para sus depravaciones, después de todo ¿Quién no quería gozar con una figura pública? -Mientras pregunto eso se asomó para verla, notando que estaba medio despierta -Vaya, es resistente a los sedantes -Musitó divirtiéndose.
-Por... Favor... Mi... Esposo... Mucho dinero, el pagara... Por favor... -Suplicó la chica con gran dificultad.
-Lo siento hermosura, la fortuna de tu marido es tentadora, pero solicitar un rescate implica exponernos, no trabajamos de esa forma, vivimos bajo la vista de todos y la única manera de hacerlo es con anonimato, deberías reprochárselo a esos perfectos genes que tienes, ellos fueron lo que iniciaron todo esto, a dormir -Palmeó sus manos mientras unos sujetos entraban bruscamente en la habitación y nuevamente todo se oscurecía.
Cuando la memoria volvió estaba amarrada a una silla, totalmente expuesta, muy maquillada y finamente peinada, sobre una superficie que rotaba entre distintas cámaras, la silla era completamente transparente, por lo que se veía cada parte de su cuerpo, odiaba demasiado aquello, pero su consciencia estaba tan dormida que era incapaz de entender nada, solo escuchaba pequeños pitidos y la voz de alguien que exclamaba montos cada vez mayores, eran cantidad irrisorias, que no entendía como podían ofrecerse a la ligera.
-Excelente oferta ¡Vendida! -Finiquito la voz de las cámaras, notando como la mayoría de las luces se apagaban, sea cual sea el espectáculo, se había acabado.
-Cielos, esto sí que fue una sorpresa, me hubiese gustado que ese desgraciado no se la quedara -Declaró con enojo uno de los tipos que la soltó y la cargo, sin que ella pudiera hacer nada.
-Estuvo llamando mucho y fue quien nos ofreció el primer monto, al final lo hicimos pagar un poco más, fue una victoria -Aceptó el otro conforme, sin siquiera vacilar, era aterrador como los seres humanos podían desmoralizarse hasta esos niveles -Felicidades preciosa ahora tienes un nuevo hogar -Susurró en su oído y ahora sí, pese a los efectos en su organismo, por la temible incertidumbre, una ligera lagrima se escapó de su ojo, solo rogando que su esposo pudiera encontrarla.