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Mi vida se volvió completa oscuridad, nada parecía tener sentido y mi abuelo, el único familiar cercano que me quedaba, dejó de determinarme desde la noche que Lisa murió. Era comprensible, así que no opté por mantener contacto con él y decidí irme de la casa, anduve sin rumbo unos 6 meses, me la pasaba en pocilgas de mala muerte o metido en bares, hubo días que dormí en la calle porque no tenía para pagar alguna maldita habitación.
Otras noches me enredaba con mujeres y pasaba la noche con ellas, sexo a cambio de un lugar donde dormir, no suena tan mal ¿verdad? Poco me importaba comer o la vida en general, sólo me la pasaba drogado con marihuana o ácidos, huir de la realidad se había convertido en mi actividad favorita, no había mejor realidad que la que yo mismo creaba y me convencía de que era la verdad.
Una mañana recibí una llamada que no me sorprendió demasiado, pero me apagó un poco más, mi abuelo había fallecido y aunque seguro murió odiándome me había dejado su casa, la única propiedad que tenía al único nieto de mierda que le quedaba. No quise quedarme a vivir en ese lugar porque me traía malos recuerdos, en algún momento llegué a pensar que ese sería el objetivo del viejo al dejarme su casa, tal vez tenía el anhelo de que no pudiera olvidar la mierda que hice, ¿acaso él vivió recordando eso día a día en ese lugar? Supongo que sí, pero a mí la intranquilidad ya me perseguía día a día, no era necesario sumarle el escenario real en el que todo se fue a la mierda. Así que vendí la casa y con ese dinero comencé "una nueva vida", no me alcanzaría para mucho, pero pude comenzar mi negocio de venta de drogas. Ese es un negocio con gran potencial, un consumidor habitual como yo lo sabía y lo sigue sabiendo.
Meterme en ese negocio me estaba trayendo buenas ganancias, pero el consumo constante de mi propia mercancía me estaba arruinando. No me metía heroína, pero sí todo lo demás que vendía, desde marihuana hasta éxtasis. Me veía demacrado y un poco descuidado, pero todavía así tenía algo de dinero para pagar el apartaestudio de mierda donde vivía. Las cosas no iban tan mal, pero se complicaron cuando un idiota apareció.
-¿Qué diablos crees que haces, maldito parásito? -Dijo un tipo de brazos gigantes y mirada perdida que se acercó lentamente al rincón del callejón donde me encontraba esa noche. Me hice el desinteresado y no respondí nada-. Estoy hablando contigo, pedazo de basura. -Me tomó del cuello y lanzó un puñetazo a la pared por el costado de mi cabeza. Estaba muy drogado como para reaccionar, así que sólo me mantuve ahí sin poner resistencia alguna.
-Sólo estoy trabajando -Dije con calma y sin darle demasiada importancia.
-Maldito parásito, debería eliminarte de una vez -Dijo mientras sacó un arma y me la puso en la cabeza, para mí nada tenía sentido en la vida, así que esa escena sólo me causo algo de gracia y fue inevitable soltar una risita-. ¿Qué te causa risa, pequeño bastardo? -Dijo extrañado y bajó su arma, luego continúo hablando como si fuera un maldito psicólogo o algo así-. Das pena, estás tan vuelto mierda que ni siquiera te importa tu basura de vida. Supongo que te daré una oportunidad, los parásitos como tú deben ser eliminados sin mediar palabra, pero haré una excepción -Dijo mientras se rascaba el mentón con su arma.
-No entiendo a qué te refieres -Respondí sin ni siquiera pestañear, todo era confuso para mí.
-No sabes una mierda del negocio, pero el resumen es que trabajarás para mí, yo controlo a todos los distribuidores de la zona Sur. Así que te permitiré moverte libremente en un perímetro específico, noté tu maldita cara de idiota y deduje desde el inicio que estas muy drogado. Te necesito sobrio mañana a primera hora en este maldito lugar, así podré explicarte la maldita mierda en la que te metiste. -Me apuntó con su arma haciendo énfasis en cada una de sus palabras, se dio la vuelta, guardó el arma y se fue del pasillo como si nada.
En ese momento supe que el mundo que había escogido parecía tener más potencial del que yo mismo tanto alardeaba. Como un chiquillo obediente estuve a primera hora del otro día en el mismo callejón, difícilmente cumplí con el hecho de estar sobrio. Al llegar él tipo ya me estaba esperando.
-Hmm, sobrio te ves igual de vuelto mierda. En fin, los parásitos son idiotas como tú que venden sin autorización. Al principio pasan desapercibidos, pero cuando empiezan a venderle a más y más gente van desestabilizando nuestro maldito negocio, por ello son eliminados. No te eliminé porque me das asco y parece que extender tu vida de mierda será más placentero que darte el gusto de morir, he decidido dejarte la zona Sur número 3, que abarca desde este maldito sitio hasta la salida a la calle principal de Zirón. Es una zona amplia, pero creo que tienes las agallas para defenderte y mantenerla.
-¿Qué pasa si me salgo de esa zona? -Pregunté casi retándolo.
-Te elimino, no soy de dar dos oportunidades a la misma escoria. Sin embargo, no te imagines una muerte dulce, tengo métodos poco convencionales que te harían anhelar no haberme retado. Además, sin falta tienes que presentarte el viernes a la Gran Reunión General, ahí conocerás a toda nuestra gente y a la patrona, la señora Regina -Dijo con seriedad y haciendo énfasis en lo de la patrona, como si eso fuera el evento más relevante de todos.
-Bien, ¿y qué gano al trabajar con ustedes? -Dije con firmeza, no iba a permitir que me aparten del negocio sin siquiera ofrecerme una buena ganancia.
-No estás en posición de preguntar esa mierda, pero me gusta tu actitud de maleante, Ojos Locos nunca se equivoca, en verdad eres una maldita escoria. Te aseguro que ganarás más de lo que ganabas solo y además tendrás la protección mía y de otro montón de escoria controlada por la señora Regina, con nosotros ni siquiera importa la maldita policía.
-¿Ojos Locos? -Cuestioné.
-Así es como me conoce todo el mundo, es un gusto, pedazo de basura -Dijo mientras me daba un puñetazo en el hombro y se retiró luego de poner un papel en el bolsillo de mi chamarra. En el papel había una dirección, intuí que ahí sería la reunión de la que hablaba. ‹‹Así que ahora hago parte de una maldita mafia››, con ese pensamiento en mi cabeza me retiré a mi apartamento de mierda y volví a mi estado clásico, me drogué y dejé que la vida continuara fluyendo de la manera en que le diera la gana. Ganar dinero era lo único que importaba después de todo, a costa de qué o de quién, jamás sería un problema para mí.