Desde hace un tiempo he visto que mi mercancía se ha visto afectada por culpa de sus hombres. No puedo dejar que esta situación se me escape de las manos. Piensa que puede venir e invadir el territorio con más demanda de drogas en toda Rusia; quiere quitarme a mis clientes y está jodido si cree que lo dejaré.
Sé que ellos no me fallarán, el producto que vendo es de excelente calidad y no arriesgaran su negocio solo por un aficionado que supone que es mejor que yo. Le enseñaré de qué estoy hecho a ver si así se baja de su nube de algodón.
Toda mi vida he estado rodeado de los mafiosos más grandes del país. Mi padre me dejó su legado y desde entonces aprendí a valerme por mí mismo y superarme cada vez más. En este mundo sobra la competencia, así que debes buscar la forma de sobresalir más que los demás; y esto es lo que he hecho desde que tomé el mando.
Me conocen como El Dios de la oscuridad porque no tengo ningún tipo de escrúpulos a la hora de tomar la justicia con mis propias manos. Nadie se mete conmigo porque saben lo que soy capaz de hacer. Mis hombres me respetan y siempre están dispuestos a hacer lo que sea por mantenerme satisfecho.
La última vez que un imbécil se metió conmigo estalló la guerra en todo el país; acabé con toda su familia y me adueñé de su imperio. Desde entonces, nadie ha osado a meterse conmigo, pero la nueva generación está deseosa de adquirir más poder, lo que no saben es que para llegar hasta donde estoy tienen que asesinarme y eso nunca pasará.
Llego a casa y lo primero que hago es llamar a Mijaíl.
-Dmitry... -saluda.
-Mijaíl necesito que prepares todo para darle una lección a alguien...
-¿A muerte?
-No, solo una advertencia.
-Dame 15 minutos y estará listo.
-Perfecto.
Cuelgo la llamada y de pronto escucho:
-¿Problemas en el paraíso, cariño? -veo a mi hermosa esposa acercarse a mí con una sonrisa en el rostro.
-Sí, ya sabes cómo es esto, pequeña... -respondo abrazándola.
Me da un beso suave y me quita el saco.
-Tienes que dejar de trabajar tanto, deberíamos irnos de vacaciones por un tiempo y dejar este mundo. Cada vez que sales me quedo con la zozobra de si regresaras con bien o no.
-Ya hemos hablado de esto unas mil veces Alexandra. No vuelvas con lo mismo.
Todo estaba muy bien hasta que ella mencionó esto. Siempre es la misma mierda con ella, quiere que deje el negocio por lo que tanto luché y que haga a un lado el legado de mi padre, solo por cumplir sus caprichos. Cada vez que tiene oportunidad me lo dice y no entiendo por qué lo hace. Es como si me quisiera ver destruido.
-Lo sé, cariño, es solo que me gustaría pasar más tiempo contigo. Además, quiero tener hijos y que los veamos corretear por la casa sin todos esos hombres armados.
Bufo con exasperación. Cuando no son los negocios, son los hijos. ¡Por Dios! Las mujeres suelen ser insistentes con este tema. No quiero tener hijos por una simple razón: tengo muchos enemigos que buscarán atacarme por mi eslabón débil y si tengo un pequeño, él lo será.
-Alexandra...
Observo como su rostro cambia y su mirada se torna triste.
-Lo siento... -comenta inclinando la cabeza.
-Ven y dame de comer, tengo hambre.
Nos dirigimos a la cocina y ella pone la comida en la mesa. Nos sentamos y comenzamos a comer sin gesticular una palabra. La veo que no prueba casi bocado y le ordeno:
-Come.
Levanta la mirada y la fija en mí. Sonríe tímidamente y comenta:
-No tengo mucho apetito.
-¡No mientas! -golpeo la mesa-. No entiendo por qué sacas estos temas cuando sabes que me ofuscan y me molestan. No tendremos hijos y tampoco dejaré mi negocio solo por ti, grábatelo. Antes de casarnos te lo dejé claro y aun así accediste, ¿pensaste que me harías cambiar de parecer?
No dice nada, mantiene su cabeza baja y me ignora.
-Mírame, te estoy preguntando algo, ¡responde!
-Y-yo... Lo siento no volverá a ocurrir...
Trato de calmarme y suavizar el tono de voz. No vale la pena molestarme con ella por esto.
-Eso espero, no quiero que discutamos por estas tonterías, ahora come.
Asiente y comienza a probar bocado. Terminamos de cenar y subo a cambiarme de ropa. Cuando estoy saliendo de la habitación recibo la llamada que tanto estaba esperando.
-¿Sí? -atiendo.
-Todo listo, señor. El lobo está en la jaula.
-Voy para allá -cuelgo la llamada.
Bajo las escaleras y veo a Alexandra leyendo un libro en el sofá.
-Regreso tarde -le informo.
Levanta la cabeza y me dedica una media sonrisa.
-Que tengas una buena noche -responde.
Me despido de ella con un beso en los labios y salgo de allí dispuesto a cazar a mi presa.
(***)
Estaciono el auto afuera del local y subo directamente al reservado. Este lugar es muy prestigioso, no cualquiera accede a él. Converso un rato con Jasha e Iván y concretamos unos negocios que teníamos pendientes.
Diviso en la parte inferior el espectáculo que se está llevando a cabo hasta que uno de mis hombres se acerca y nos interrumpe.
-Señor, esperamos por usted.
-Sí, ya vamos.
Cuando voy a despedirme, siento una sensación muy extraña. Es como si alguien estuviera detallando mis movimientos desde la distancia. Mi sentido de alerta se enciende y comienzo a buscar al causante de mi incomodidad, pero por más que intento observar a cada persona alguna se me escapa tras la falta de luz de los reservados.
Finalmente me despido y camino hacia el sótano con la cabeza intranquila, ¿quién será la persona que me observaba? ¿Tendré algún enemigo más cerca de lo que creo?
Llegó a la puerta y dos de mis hombres me dan espacio, al ingresar al lugar veo a Anton atado a la silla de manos y pies.
-Así quería verte, mi querido Anton... -sonrío.
Escupe mis zapatos y maldice.
-¡Maldito hipo de puta! No te tengo miedo.
-Pues deberías, no sabes lo que puedo hacer contigo en este momento.
-Lo que hagas no me detendrá, volverás a saber de mí.
-Ah, ¿sí? Ya lo veremos...
Me acerco a él con una sonrisa malévola, listo para darle una lección que nunca olvidará.
*********
Kira Petrova
No sé en qué momento me atreví a hacer está locura, pero ya estoy metida en este embrollo. Me encuentro con Agata en una tienda de lencería comprando las cosas necesarias para el acto que daré por primera vez hoy.
Esta noche haré acto de presencia en The Dark, el local donde trabajan las chicas. Estoy muy ansiosa porque no sé si lo que tengo preparado vaya a agradarles. Esta semana preparé la rutina según lo que observé la noche que fui de espectadora; Yelena también me ayudó integrando pasos sensuales que captarán la atención de los hombres. Esto es muy importante para que puedan darme propina y obtenga una buena paga.
-Este conjunto se te verá bien, Kira. -escucho a Ágata a lo lejos mientras yo camino por los pasillos del lugar.
Me dirijo hasta donde se encuentra y tiene alzado un diminuto vestido rojo.
-Definitivamente, no -me niego.
-¿Por qué no? Te quedará hermoso; tu tez es blanca y resaltará a la perfección el color de tus ojos. Piénsalo.
-No, Agata. Es una locura. Nunca me he puesto algo como eso, mi madre me matará si se entera de esto.
-Kira, recuerda por qué estás haciendo esto. Por culpa de ella has tenido que buscar trabajo.
Bufo al escucharla. Ellas creen que mi madre es la malvada porque me dejó a la intemperie, pero yo entiendo claramente los motivos de su decisión.
-No te expreses así, sabes muy bien lo que opino de eso.
-Muy bien, no diré nada más. Compremos lo que hace falta, debemos apresurarnos.
Pasamos la tarde de tienda en tienda hasta que finalmente encontré el atuendo perfecto para mí. Un conjunto de dos piezas tejido, de color negro. Se ajusta perfectamente a mi cuerpo y muestra toda mi figura. Adicional a esto, seleccioné un buzo de malla con capucha amplia del mismo color, pero de tela transparente para colocármelo por encima del traje; lo necesito para el acto. Cuando estoy por cancelar la compra veo al costado unos antifaces hermosos, me acerco y los visualizo de cerca. Uno de ellos capta mi atención y me lo pruebo por encima para verificar si me queda bien. Me quedo fascinada con lo bien que se ve mi rostro; además es la forma ideal de ocultar mi rostro y que no me reconozcan.
Salimos de allí con todas las cosas y mis nervios comienzan a ponerse a flor de piel al ver cómo las horas pasan rápidamente dejándome tan poco tiempo para prepararme mentalmente.
(***)
Por la noche, Yelena vino a ayudarme a preparar. Me maquilló y pintó mis labios de rojo oscuro. Guardé el buso, el antifaz y las zapatillas en un bolso pequeño que llevo conmigo; el resto de la ropa la llevo puesta.
-¿Lista? -inquiere Ágata.
-No, pero vámonos antes de que me arrepienta.
Ellas sonríen.
-Lo harás bien, de seguro les encantará tu acto.
-Eso no es lo que me preocupa -comento.
-¿Entonces?
-Lo que me tiene nerviosa es presentarme delante de tantos hombres y que todos tengan la mirada fija en mí.
-No pienses en eso, imagina que es como las presentaciones que hacemos.
-No es igual. En las presentaciones cada espectador está al pendiente del espectáculo y no de mi cuerpo.
-Es cierto, pero tú solo imagínalo de la forma que te estoy diciendo y todo saldrá bien. Cuando salgas centra tu mente en que es el acto de tus sueños y que estás en el teatro más grande del mundo teniendo tu primer solo.
Respiro profundo y boto el aire. Agata palmea mi espalda y profiere:
-Confiamos en ti, estarás estupenda. Vamos...
Salimos de la academia y tomamos el taxi que nos esperaba en la entrada. Minutos después llegamos al local y nos adentramos a un mundo totalmente distinto. A estas horas de la noche la gente normal duerme y los demonios nocturnos están al acecho.
Entramos al camerino dónde todas las chicas se preparan para dar un buen espectáculo y Yelena me presenta:
-Hola, chicas. Les presento a... -gira a verme y me pregunta: ¿Qué seudónimo usarás?
La miro confundida sin saber a qué se refiere.
-¿Seudónimo? -inquiero.
-Sí, el nombre que utilizarás para identificarte en el escenario.
-Ah... -me detengo a pensar y no se me ocurre nada.
-The angel. -escuchamos a una de las chicas expresar. Levantamos la vista y esta nos sonríe-. Es acorde a tu rostro. Por lo que veo es la primera vez que haces esto, así que el seudónimo es perfecto.
-Me gusta -expresa Agata.
-De nada -dice la chica pelirroja y sonríe.
-Gracias... -profiero.
-Bueno como les decía, ella es The angel. Trátenla bien para que no se espante -ríen.
Cada una me da la bienvenida a su estilo y me dirijo al final del pasillo donde Yelena y Agata acomodan sus cosas. La noche transcurre entre idas y vueltas de las chicas hasta que finalmente es mi turno. Llevo todo el atuendo puesto cuando Yelena aparece junto a Agata porque ambas actuaron en dúo hoy.
-¡Kira, te ves increíble! -se sorprenden al verme.
Sonrío tímidamente porque no sé si lo que menciona es completamente cierto.
Llevo el cabello suelto con ondas que caen sobre mis hombros, pero el antifaz todavía no me lo he puesto porque no sé si se verá sobrecargado el atuendo.
-Gracias...
-Amiga, ¡por Dios! De seguro obtendrás una buena propina con solo hacer acto de presencia.
Rio.
-No digas tonterías, ojalá fuera así de fácil -respondo.
-Bueno, lo que te queremos decir con esto es que te luzcas en el acto porque físicamente estás de infarto.
-Cree en ti misma, Kira. Aprende a tenerte más confianza. Siempre te lo dicen en clases, recuérdalo...
-Lo intentaré, gracias...
-Ve y cómete el mundo.
Salgo del camerino con el antifaz en la mano. Es cierto lo que ellas dicen, debo confiar más en mí misma y volar alto como me lo dijo mi madre. Antes de salir al escenario me coloco el antifaz y me subo la capucha tapándome el cabello.
Escucho el compás de la música y salgo. Veo a todos a mi alrededor y cada uno está concentrado en lo suyo hasta que la luz del reflector me apunta.
"Esta noche tenemos una nueva integrante que nos deleitará con un gran espectáculo, ella es The angel..."
Cuando la voz masculina termina de gesticular sus palabras por el intercomunicador, todos los hombres fijan su mirada en mí. Comienzo a sentirme nerviosa, pero respiro profundo y recuerdo las palabras anteriores que las chicas me dijeron previamente a salir. Tú puedes, Kira. Es por tu futuro, me digo mentalmente.
Levanto la cabeza con determinación y comienzo a moverme al compás de la música. Lo bueno es que ninguno puede ver mi verdadero rostro, así que puedo ser esa chica que ha querido salir de su escondite por muchos años. Es hora de demostrar mi lado perverso y oscuro porque estoy segura de que se esconde en alguna parte de mí.
Muevo mis caderas y hago pasos mixtos. Me subo al tubo y hago algunas maniobras practicadas con Yelena. La capucha se me baja poniendo al descubierto las ondas de mi cabello, ante esto, algo se apodera de mí y hago movimientos sensuales en cada paso que doy.
Le sonrió a uno que otro sujeto y acaricio mi cuerpo. Recorro todo el escenario para no quedarme fija en un solo lugar y que todos puedan ver lo que hago.
Finalmente termino jadeante y cansada, pero a la vez satisfecha de lo que acabo de hacer. ¡No puedo creer que lo haya hecho! Camino hacia la punta del escenario y me despido de los espectadores quitándome el buso y exponiendo mi cuerpo por completo. Giro y no sé por qué, pero levanto la mirada hacia la parte superior del local. Allí rápidamente diviso al querido Adonis que vi la primera vez que estuve aquí. Él se queda observándome y yo no le aparto la mirada. ¡Joder! Hoy está más guapo que ese día o son ideas mías, pienso. Lo cierto es que verlo me hizo subir de nuevo la adrenalina, así que le sonrió atrevidamente. Él no tiene ninguna reacción ante mi gesto, por eso decido retirarme al camerino antes de que me digan algo. Sin embargo, cuando salgo del escenario caigo en cuenta de algo, ¡carajo! El Adonis me vio bailando.
-¡Kira! -Yelena me saca de mis pensamientos-. Joder, amiga eso estuvo de infarto.
Rio al escucharla.
-¡Mierda, sí! Menos mal que estabas nerviosa porque de lo contrario quién sabe lo que hubieras hecho -se carcajean mientras caminamos hacia los camerinos.
-Felicidades, The angel. Tu acto fue el mejor de esta noche... -comenta una voz gruesa detrás de mí.
Detengo el paso y giro a ver de quién se trata, lo que no esperé es encontrarme al Adonis parado justo frente a mí. ¡Ca-ra-jo!