Mi mejor amigo, mi obsesión.
img img Mi mejor amigo, mi obsesión. img Capítulo 4 La Torre de Reginald II
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Capítulo 7 La verdad II img
Capítulo 8 Secretos y noticias img
Capítulo 9 Secretos y noticias II img
Capítulo 10 Una entrevista inusual I img
Capítulo 11 Una entrevista inusual II img
Capítulo 12 Un jefe particular I img
Capítulo 13 Un jefe particular II img
Capítulo 14 ¿Es tan obvio I img
Capítulo 15 ¿Es tan obvio II img
Capítulo 16 Sentimientos al descubierto img
Capítulo 17 Figurita repetida img
Capítulo 18 El cuadro secreto img
Capítulo 19 ¿Quiénes somos I img
Capítulo 20 ¿Quiénes somos II img
Capítulo 21 Confusión. img
Capítulo 22 Arrepentimiento. img
Capítulo 23 Tramore Beach img
Capítulo 24 Desaparición img
Capítulo 25 Incomunicada img
Capítulo 26 Una Prostituta de Oro img
Capítulo 27 Reconciliación Con La Vida img
Capítulo 28 Una Noticia Inesperada img
Capítulo 29 No Te Vayas img
Capítulo 30 Un Pase A La Legalidad img
Capítulo 31 No Hay Damiselas En Apuros img
Capítulo 32 Visita A La Comisaría img
Capítulo 33 La Librería De Las Sorpresas img
Capítulo 34 Los Resultados img
Capítulo 35 Demasiado Que Procesar img
Capítulo 36 Una Dolorosa Verdad I img
Capítulo 37 Una Dolorosa Verdad II img
Capítulo 38 En Busca De Respuestas I img
Capítulo 39 En Busca de Respuestas II img
Capítulo 40 Carpe Diem img
Capítulo 41 Efecto Mariposa img
Capítulo 42 La Historia Cobra Vida I img
Capítulo 43 La Historia Cobra Vida II img
Capítulo 44 Esto No Es El Medioevo img
Capítulo 45 A Escondidas img
Capítulo 46 No Quiero Un Mr. Darcy img
Capítulo 47 Un Mal Presentimiento img
Capítulo 48 Un Regreso Fallido img
Capítulo 49 Una Macabra Broma Del Destino img
Capítulo 50 Alteración Cardíaca img
Capítulo 51 ¡Cree, simplemente cree! img
Capítulo 52 En El Mismo Pozo img
Capítulo 53 El Interrogatorio I img
Capítulo 54 El Interrogatorio II img
Capítulo 55 No, no puede ser img
Capítulo 56 ¿Qué le hiciste img
Capítulo 57 Obra Milagros img
Capítulo 58 Una Sorpresiva Visita I img
Capítulo 59 Una Sorpresiva Visita II img
Capítulo 60 ¿Qué Harás img
Capítulo 61 Un Obsequio Muy Especial img
Capítulo 62 Maldita Ansiedad img
Capítulo 63 Una Salida Imprevista img
Capítulo 64 Nada Mejor Que La Comprensión img
Capítulo 65 Dímelo De Una Vez img
Capítulo 66 Un Giro Inesperado img
Capítulo 67 Un Shamrock De Cuatro Hojas img
Capítulo 68 Epílogo img
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Capítulo 4 La Torre de Reginald II

Al llegar al sitio que Liam había escogido para el recorrido, Denise frunció el ceño, al ver como una alta torre se alzaba ante ellos. Sin dudas, aquello no era lo que esperaba.

-¿Qué es esto? -preguntó, confundida.

-La torre de Reginald -respondió Liam.

-¡No me digas! -exclamó, con fingida emoción-. No había logrado deducir que se trataba de una torre -agregó con sarcasmo-. Y, a ver, déjame adivinar: el nombre es en honor a un antiguo gobernante vikingo.

-Sí, así es -respondió su amigo, poniendo los ojos en blanco, en tanto se apeaba del coche y tomaba sus muletas del asiento trasero-. ¿Vienes o no?

-Ya voy, ya voy -respondió con desgana.

Sinceramente, no entendía qué tenía de interesante aquella enorme construcción de piedra. Sí, era atractiva, eso no podía negarlo, sin embargo...

-¿Por qué me has traído hasta aquí? -preguntó, en cuanto lo alcanzó. No dejaba de sorprenderse de la capacidad de su amigo de moverse más rápido que cualquiera, aun cuando debía hacerlo con el apoyo de un par de muletas.

-Es historia. Si quieres escribir sobre Waterford no te vendrá nada mal un poco de contexto histórico, ¿no crees? -preguntó.

Denise se limitó a asentir. Su amigo tenía razón, sin embargo, eso no quitaba el hecho de que estaba segura de que terminaría aburriéndose. Le gustaba la historia, pero le costaba horrores prestar atención y...

-Esta torre es un museo -comenzó a explicarle Liam, en tanto se adentraban-. El Museo de los tesoros de Waterford. O el Museo Vikingo de Waterford. Llámalo como quieras -agregó-. ¡Ven! Vamos, te contaré todo lo que sé. A esta hora hay poca gente y podemos hacer nuestro propio recorrido.

-¡Espera! -lo detuvo-. Tienes razón, lo mejor es saber un poco de historia, pero dime, ¿por qué diablos me lo contarás tú y no un guía?

-Porque me gusta la historia y quisiera ser yo quien te la cuente de manera resumida. Si contratásemos a un guía, probablemente terminarías perdiéndote la mitad de la explicación -respondió con una media sonrisa-. Reconoce que no eres muy buena con los idiomas.

-Que mi inglés no sea del todo bueno, no te da derecho a...

-Deja de quejarte y vamos -la cortó, indicándole con la cabeza que lo siguiera.

Una vez en el interior del edificio, Denise sintió como su mandíbula descendía de golpe, maravillada ante lo que sus ojos veían. Aquel lugar era majestuoso. Se trataba de un sitio enorme e increíble; un lugar repleto de historia, que guardaba en su interior los vestigios de una época antiquísima.

A Liam no le pasó desapercibida su reacción, por lo que se limitó a sonreír y a comenzar con el recorrido, acompañándolo de su relato.

Denise procuraba prestar atención a las palabras de su amigo, sin embargo, era incapaz de lograrlo por completo. No podía concentrarse lo suficiente, ya que intentaba abarcar todo con la mirada, sin perderse ningún detalle.

-Es precioso -murmuró, interrumpiendo el relato de Liam.

-Lo sé, sé que soy precioso, pero espero que hayas oído todo lo que he dicho, porque acabo de terminar.

-Oye, por supuesto que te oí -dijo Denise, ofendida.

-¿Segura? -preguntó, inquisitivamente.

-Déjame ver -murmuró, llevándose el índice a los labios-. Dijiste que estabas encandilado con mi belleza y que eso te impedía pensar en nada más que en mi maravilloso cuerpo -bromeó-. También confesaste que estabas deseoso de cumplir tus fantasías con esta bella dama en lo alto de la torre. Pero, lo siento, eso no podrá ser, caballero. Primero deberá rescatarme -dijo con gesto teatral, sin causar en Liam el efecto que deseaba. Suspiró y se mordió el labio inferior, resignada-. Está bien, lo siento. Solo era una broma.

Liam sonrió, le gustaba que la antigua Denise hubiese regresado, aunque tan solo fuera por un momento.

-En fin, me hablaste de que esta torre fue construida por los anglonormandos después de que conquistaran Waterford. Dijiste también que este sitio era un fuerte vikingo antes de su construcción y que al parecer yo tenía razón y Reginald es la malformación del nombre de un gobernante vikingo. Lo siento, olvidé el nombre original -dijo, y tomó aire para continuar-: Mencionaste que la torre tiene cincuenta y cuatro pies de altura, y cuarenta y dos pies y medio de diámetro, aproximadamente.

»Además, comentaste que formaba parte de las antiguas murallas de la ciudad; ubicada estratégicamente entre una rama de Saint John's River (creo que se llama así) en el sureste y el río Suir al norte, cerca de una iglesia francesa.

»Desde mil ochocientos y algo, es propiedad de Waterford Corporation y la residencia del Jefe de la Policía. Se habitó hasta mil novecientos «no-sé-cuánto» y luego, cuando el último que vivió aquí se fue, se convirtió en museo. En la actualidad se exhiben hallazgos arqueológicos de una excavación en el río Suir, o algo por el estilo -dijo, concluyendo su monólogo, un tanto agitada, mientras observaba a Liam con las cejas arqueadas, esperando su aprobación.

Liam sonrió, satisfecho.

En el momento en el que le había propuesto aquella salida, una parte de su ser le había dicho que Denise no se enteraría de nada de lo que intentara mostrarle. Sin embargo, y a pesar de que la muchacha no recordaba todos los detalles, había retenido lo suficiente como para sentirse complacido.

-¿Qué sucede? -preguntó Denise, viendo el rostro sonriente de su amigo-. Lo siento si no he retenido demasiado, ya sabes que no se me dan bien las fechas y los nombres, y...

-Al contrario, lo has hecho más que bien. Es verdad que hay ciertos detalles que has pasado por alto, pero viniendo de ti es todo un logro -dijo, en tono de burla.

-¡Oye! -exclamó la muchacha, dándole un manotazo en el hombro-. ¿Debo tomar eso como un insulto o como un halago?

-Yo diría que más bien como un halago -repuso, divertido.

Denise asintió, feliz. Había logrado retener la información suficiente como para hacerlo sonreír. Amaba aquella amistad y temía echarla a perder por cualquier estupidez que pudiese cometer.

Suspiró, al ver como Liam salía por la puerta mientras una cortina de lluvia se precipitaba una vez más sobre la ciudad.

-¿Vamos a casa? -preguntó, sintiendo como el agua la empapaba de pies a cabeza.

-Antes haremos una última parada en una iglesia georgiana. Si quieres, claro.

-¡Por fin! -exclamó, haciendo que Liam se parara de golpe con la llave del coche en la mano y la mirara con el ceño fruncido-. Por fin comprendes que no puedes vivir sin esta deidad y quieres casarte conmigo.

Liam volteó los ojos al cielo, procurando no sonreír.

-Te informo que ya vivo contigo -dijo-. Y no, por el momento no planeo casarme. Vamos. Súbete al bendito coche. No quiero estar esta noche en tu cama, tomándote la fiebre -agregó en tono de burla.

-Admite que quieres acostarte conmigo.

Liam rio, ahogando sus pensamientos, y Denise no pudo evitar reír junto a él, aun cuando su corazón latía desbocado ante sus últimas palabras.

Una vez en el interior del coche, y un poco más calmada, dirigió la mirada hacia la ventanilla y dejó que sus ojos se empaparan del paisaje.

Esperaba que la catedral resultase igual o más interesante que la torre. Su cuota de prestar atención comenzaba a agotarse y empezaba a sentirse hambrienta y cansada. No veía la hora de llegar a casa y darse una ducha, pero la curiosidad aún podía con ella.

Sonrió y se dejó envolver por el calor de la calefacción que Liam acababa de encender, permitiéndose cerrar los ojos y dejando que sus pensamientos fluyeran libremente.

            
            

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