-¿Ya?- dijo alarmada y emocionada ella y vio por la ventana del avión la ciudad de Italia -Estamos...en...Italia- susurró mientras no dejaba de observar el escenario frente a sus ojos.
Su sueño se estaba cumpliendo y todo gracias a su esfuerzo. Sentía que estaba haciendo lo correcto. Cualquier duda que hubiese existido luego de dejar su trabajo para viajar al lugar de sus sueños había desaparecido en cuanto vio el ambiente en Italia. Era completamente diferente al ambiente de Estados Unidos. No vivían con el ajetreo que vivían en su ciudad y eso le traía clama. Lo que tanto necesitaba. Un taxi los había llevado a una estación de autobuses el cual los llevaría a la Toscana.
El día estaba perfecto, donde el sol tostaba y aún así la temperatura era perfecta. Habían llegado el sábado al mediodía y esperaban disfrutar de cada minuto de ese viaje. Ambos estaban emocionados con los monumentos históricos de la antigua Roma. Tomaban fotografías de cada escenario imponente ante ellos. Estaban deseosos por ver la villa en la que estarían viviendo por una semana.
-Llegamos. Está por salir el autobús- dijo el taxista en un tono algo mezclado entre ingles e italiano.
Ellos le agradecieron y luego de pagarle y bajar las maletas se dirigieron a la boletería para comprar los boletos, o más bien era para recogerlos. Minutos después Altair y Josh se encontraban en camino a la gran y romántica Toscana. Ambos veían felices los valles que se presentaban ante ellos. Estaban entusiasmados por explorar y aventurarse por una ciudad tan hermosa.
-Wow, Josh mira un viñedo- dijo Altair señalando los viñedos y las cosechas en un gran terreno.
-Podríamos nadar en vino- dijo emocionado Josh con el rostro pegado al cristal del autobús. Altair asintió y minutos después el autobús se detuvo en la estación de autobuses.
La villa que habían rentado estaba a algunos quince minutos caminando pero con las maletas podía ser algo cansado ir caminando así que decidieron rentar un auto. Luego de todo el procedimiento que conllevaba rentar un auto se encaminaron a la villa. Altair estaba conduciendo ya que el cansancio le había caído encima a Josh. Tan pronto habían subido al auto Josh recostó su cabeza del cristal y Altair no quiso despertarlo aunque fuese un viaje de diez minutos.
-Josh...- dijo mientras movía su hombro para despertarlo -Despierta llegamos- dijo Altair y su mejor amigo se levantó a regañadientes. Ella rodó los ojos, Josh podía ser una perra cuando interrumpían su sueño. Y dime quién podría levantarse de buen humor cuando te interrumpen el sueño.
-Espero que cuando caiga rendido en la cama ni siquiera me levantes para comer- refunfuñó y Altair rodó los ojos mientras entraba a la villa.
-Claro porque tu puedes estar sin comer por tanto tiempo-
Josh iba a replicar pero ella tenía razón. Ambos quedaron impresionados con el interior de la villa. Caminaron por el pasillo que los llevó hasta la sala de estar. Un par de muebles blancos cercaban una mesa rectangular de madera clara. Al fondo tenía una chimenea en piedra blanca con un diseño en el medio de esta. El techo y puerta en madera hacia una combinación perfecta con el blanco de las paredes y los muebles.
-Es hermoso todo esto- dijo Josh observando todo -Imagínate las habitaciones- dijo emocionado.
-Con ver esto ya me dieron ganas de dormir aquí.- dijo Altair riendo mientras sus ojos veían los muebles.
-¡Altair!- gritó Josh desde algún lugar de la villa -Tienes que ver la cocina- gritó y ella caminó siguiendo la voz de él.
-Tenemos que salir a comprar comida. Esta noche comemos aquí. Olvídate de salir a cenar- dijo sonriendo Altair viendo la espaciosa cocina.
Altair había aprendido desde muy pequeña a cocinar y eso se lo agradecía a su madre. Aunque para algunos era algo insólito el que una niña de trece años cocinara ella siempre lo amó. Su madre siempre le dijo: cuando yo falte no quiero que se mueran de hambre. Así que lo tomó muy en cuenta cuando una vez su mamá estuvo muy enferma por unos días y gracias a que ella sabía cocinar no murieron de hambre. Aunque su padre sabía cocinar, no se podía vivir solo de sopas instantáneas. Nunca le molestó cocinar, se sentía feliz cada vez que escuchaba elogios por lo rica que había quedado la comida.
-Luego de ver las habitaciones- dijo Josh y ambos subieron a la segunda planta.
Habían tres habitaciones y tres baños. Entraron a la primera habitación y esta era como un family, tenía un sofá cama color caramelo con cojines y sábanas color azul y en frente de este había una enorme televisión de unas 60". Un gran ventanal daba para la entrada de la casa. La segunda habitación era sencilla y aún así era bastante grande. Tenía una cama king con sábanas blancas custodiada por un par de mesas de noches -Esta será mi habitación.- dijo Josh dejándose caer en la cama. Altair rió al ver como Josh rodaba en las sábanas.
-Vamos hay otras- dijo Altair
La próxima habitación estaba mucho más hermosa tenía una cama king con sábanas blancas pegada a una pared de piedras frente a un enorme ventanal, de techo a suelo, por el cual se podía ver las cosechas y los viñedos de los terrenos vecinos. Habían unos cojines en el suelo con una mesa baja de café
-Definitivamente esta es la mía- dijo Altair acercándose al ventanal.
-Mierda, está es mucho mejor que la mía - dijo Josh haciendo un puchero gracioso.
-Por adelantarte querido- dijo Altair riendo burlonamente.
-Ya sé, pero como quiera puedo dormir contigo cuando quiera- dijo Josh moviendo los hombros quitándole importancia.
-Mira, esa es la villa que vimos desde el autobús.- dijo Altair señalando la villa. Josh asintió observando el increíble paisaje.
Luego de que terminaran el recorrido por la villa Josh terminó dormido en su habitación así que Altair se fue al mercado más cercano. Estaba fascinada con los edificios históricos y se detenía a cada minuto para tomar fotos. Se amarró el cabello y fue directo a las mesas con diferentes alimentos. Tomó lo que necesitarían, para la cena y se fue.
Cuando iba caminando hacia el auto se detuvo para ver una hermosa fuente con una estatua en el centro. Decidió sacar su teléfono para tomar una foto de esta y enseñársela a su mejor amigo. Sabía que le encantaría y le pelearía por no despertarlo para ir con ella. Sí, su mejor amigo podía llevarse la contraría la mayoría del tiempo.
Pero fue imposible sacar una buena foto ya que un hombre de algunos metros más alto que ella chocó con ella. Altair refunfuñó y maldijo al hombre pensando que ese chico de cabellos castaños y sonrisa encantadora no entendería su inglés. Cuan equivocada estaba.
-Lo siento mucho- dijo el chico perfectamente en inglés y siguió su camino apresuradamente -Tengo prisa-
Aunque estaba algo avergonzada tomó su celular, que había salido airoso de la caída. A leguas se veía que ese hombre era italiano jamás pensó que sabía tan bien el inglés. Solo esperaba no encontrarse a ese hombre nuevamente porque se sentiría la tonta más tonta de todas.
Tomó las bolsas con los alimentos y se encaminó al auto -Tonta. Tonta. Tonta- dijo refunfuñando mientras encendía el auto.
Minutos después llegó a la villa y Josh ya estaba despierto. La ayudó a bajar las bolsas y entraron. Ya casi estaba atardeciendo y rápido ambos se dedicaron a la elaboración de la cena. Decidieron hacer Paninis. Una mezcla entre pizza y sándwich pero en pan rústico. Ambos quedaron abastecidos y se tiraron en sala para hablar luego de que pasearan por todo el terreno. Les sorprendió mucho que había una pequeña piscina rectangular y aunque estaban locos por meterse el sueño podía más.
Después de que hablaran por, quizás una hora, ellos se fueron a bañar y luego de despedirse con un abrazo y un beso se fueron a sus respectivas habitaciones. Altair tenía una pijama de pantalón corto, más bien un hotpants, con una camisa de tirantes de ceda, al igual que los hotpants. Apagó la lámpara junto a la cama y abrazando una almohada, como siempre dormía, se dispuso a dormir. Pero no fue mucho tiempo qué pasó pues un sonido extraño la hizo despertar. Pensó que podía ser un animal pero cuando pensó que podría ser una persona se alarmó.
Bajó con cuidado a la sala y sin encender las luces se asomó viendo una sombra pero en cuanto fue a buscar algo con que golpear a ese intruso, este desapareció. No le dio tiempo de enfrentarlo así que luego de dar un vistazo más y verificar todas las cerraduras subió.
El corazón lo tenía a mil por horas y sentía una inquietud. Aunque en el fondo de su corazón se sentía más protegida que nunca y eso la confundió mucho más. Como podía sentirse así de protegida y fuera de peligro cuando vio una silueta desconocida en el patio de la villa. No sabía porque se sentía y aún así, confundida, subió y se acostó nuevamente.
Sin dejar de pensar en como se sentía, lo en paz que sentía y lo protegida. Sin dejar de pensar en como se sintió cuando estuvo frente al ventanal. En como ese algo la empujaba a abrir la puerta y salir para ver el rostro del intruso. Pero su conciencia pudo más. Minutos después, siendo la villa vecina lo último visto por sus ojos, cayó en un profundo sueño. Como el que hace años no tenía.