Tu, mi alfa
img img Tu, mi alfa img Capítulo 5 Placer
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Capítulo 6 Fiesta de vendemia img
Capítulo 7 Luna img
Capítulo 8 8. Tu eres mi mete img
Capítulo 9 9. Historia img
Capítulo 10 10. Extraño img
Capítulo 11 11. Lobo, lluvia, besos img
Capítulo 12 12. Primera vez img
Capítulo 13 13. Odio img
Capítulo 14 14. Margaritas y sorpresa img
Capítulo 15 15. Beta img
Capítulo 16 16.¿Lazo en peligro img
Capítulo 17 17. Corazon con ventaja img
Capítulo 18 18. Muerte img
Capítulo 19 19. Preguntas y respuestas img
Capítulo 20 20. Sorpresa img
Capítulo 21 21. Nada importa ahora img
Capítulo 22 22. Lobo pervertido img
Capítulo 23 23. Dos palabras img
Capítulo 24 24. Urgencias img
Capítulo 25 25. Vainilla img
Capítulo 26 26. ¿Diablo o lobo img
Capítulo 27 27. Tres Cosas img
Capítulo 28 28. Cuenta Conmigo img
Capítulo 29 29. Reencuentro img
Capítulo 30 30. Confrontación img
Capítulo 31 31. Nervios img
Capítulo 32 32. Necesidad img
Capítulo 33 33. Falsedad img
Capítulo 34 34. Recuerdos img
Capítulo 35 35. Código de lobo img
Capítulo 36 36. Omega img
Capítulo 37 37. Balde de agua fría img
Capítulo 38 38. Primer mes img
Capítulo 39 39. Segundo Mes img
Capítulo 40 40. El lobo perfecto img
Capítulo 41 41. Un nuevo Bendetti img
Capítulo 42 42. Espirales img
Capítulo 43 43. Mi superhéroe img
Capítulo 44 44. Sureños img
Capítulo 45 45. Malditamente mia img
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Capítulo 5 Placer

Altair y Josh habían decidido ir a explorar la ciudad muy temprano en la mañana. Ya era su tercer día y prometía. El segundo día lo tomaron de descanso pues lo necesitaban. Se pasaron todo el día en la pequeña piscina jugueteando y hablando de los lugares y restaurantes para comer. Decidieron ir a un restaurante italiano, por supuesto, por la noche. Fontana di Trevi, restaurante que quedaba en una esquina de los edificios más emblemáticos.

En el tercer día fueron más allá de la ciudad. Con un GPS y un mapa, por si acaso, irían hasta el fin del mundo. Fueron a la gran mencionada Florencia, la capital de la región de Toscana. Fueron a cada lugar que les permitió recorrer a Florencia en un día. Desde la Via Tornabuoni y la Galería de los Uffizzi hasta Piazzale Michelangelo y el Palazzo Medici Riccardi. Las fotos y videos no se hicieron esperar pues Florencia era una ciudad increíble. Era la más popular de todas.

-Mamá, papá miren ese es la escultura de Michaelangelo- dijo Altair hablando a su celular haciendo un video para luego enviárselo.

-Todo es tan monumental- dijo Josh mientras veía con fascinación los demás artículos del museo.

Altair terminó su video y caminaron viendo unas famosas pinturas. Casi media hora después Altair y Josh estaban fuera del museo. Decidieron comer en un restaurante y luego se dirigieron a la villa. Serían casi una hora de viaje y ya estaban exhaustos. Cuando entraron a los terrenos de la villa donde se quedaban vieron una silueta pero cuando los focos del auto le alumbró vieron que era un hombre.

Un hombre realmente hermoso.

A Altair se le aceleró el corazón de tan solo saber que ese hombre estaba ahí. No sabía, quien era, era la primera vez que lo veía como para que se pusiera tan nerviosa como estaba. Sus manos comenzaron a sudar y del nerviosismo su celular cayó en la alfombra del auto. Se sentía extrañamente protegida. Josh estacionó el auto a un lado de la Range Rover negra que estaba a la izquierda.

-¿Y éste quien es?- susurró Josh en cuanto se bajó haciendo que Marcelo gruñera pues lo había escuchado a pesar de algunos metros que los separaban. Beneficios de un lobo.

Altair se bajó más nerviosa que nunca. Arregló su cabello suelto y alisó su traje de líneas blancas y burgandy. Rodeó el auto y sin escuchar las advertencias de Josh ella se acercó al hombre de rizos, hermoso rostro y cuerpo muy bien formado. A pesar de que llevaba un traje negro se le veía que pasaba horas en el gimnasio.

-Buenas noches...- dijo Marcelo mientras veía fijamente los ojos de Altair.

Ella no reaccionó pues el incomparable rostro de aquel italiano se lo impedía. Aunque la verdad era que quería presentarse con él pero su voz saldría con vacilante y no quería quedar como una tonta frente a él. No sabía que era lo que le estaba pasando con ese hombre. Parecía como si algo la llamara hacia él. Parecía como si todo el universo hubiese conspirado para que sus caminos se cruzaran. Pues así lo sentía, sentía que se habían conocido en otra vida.

-Buenas noches, señor...- habló Josh mirando un poco hacia arriba pues él era algo, mucho, más bajo que la misma Altair

-¿Turistas?- preguntó ahora en inglés Marcelo.

Altair asintió como un robot y Josh le dio un codazo. No era buena hablar de sus vacaciones con un desconocido. Eso lo aprendió de una película en la cual unas chicas fueron secuestradas por ciudadanos del país que ellas visitaban. Josh extendió su mano y Marcelo con un gruñido lo saludo. El más pequeño lo miró confundido y vio como besaba de dos besos en el cachete a Altair quien parecía estar petrificada en ese mismo lugar.

-Le pregunté algo señor, ¿cual es su nombre?- preguntó Josh con el ceño fruncido.

-Marcelo Bendetti, dueño de aquel terreno- Marcelo señaló hacia donde estaban sus terrenos y Altair y Josh casi se les cae la quijada. Era el viñedo que deseaban entrar y degustar cada vino. Ese hombre era el dueño de aquellos increíbles terrenos.

-U-un placer conocerle- dijo Altair mientras extendía su mano hacia Marcelo.

Marcelo dudó pero al final la saludó dándole un apretón de manos. Altair y él sintieron una corriente eléctrica recorrer ambos cuerpos. Ella frunció el ceño al sentirla. ¿Como era posible sentir algo como eso si era la primera vez que lo conocía? Era cuestión de locura o era realmente amor a primera vista. Marcelo llevó la mano de ella y le besó con delicadeza. Ella sonrió -El placer es todo mío, Altair- dijo Marcelo y ella no pudo evitar derretirse al escuchar su nombre de los labios de él.

-Yo soy Josh- habló el mejor amigo de Altair viendo que esa conversación era precisa y exclusivamente de ellos dos.

Sí, Josh era el mejor amigo más celoso de todos. Él protegería a su mejor amiga hasta con su vida si era necesario.

-Mucho gusto Josh- dijo Marcelo viendo inquisidoramente aún con la mano de Altair en sus manos.

Josh se sintió cohibido ante la mirada del italiano y tuvo que desviar la vista. Algo no le gustaba de ese hombre. Reflejaba ser alguien prepotente, imponente, serio, cascarrabias. Reflejaba ser un imán para los problemas y eso era lo último que necesitaban en esos momentos. Vio en sus ojos algo indescifrable pero a la vez escalofriante. Ese tal Marcelo no le brindaba ni chispa de confianza.

-Tomen aquí tienen, un regalo de bienvenida.- dijo Marcelo tendiéndole una botella de vino de su cosecha -Espero que la disfruten- agregó con una sonrisa viendo a Altair.

-Gracias pero no se hubiese molestado- dijo Josh con el rostro serio mientras tomaba la botella y se la devolvía.

Marcelo negó y miró a Altair quien mantuvo su vista en la de él. Éste le sonrió y ella no sabía que hacer. Su sonrisa era hermosa, su rostro era hermoso, su cuerpo era increíblemente hermoso. -Gracias- susurró y vio como aquel hombre cerró sus ojos lentamente. Ella frunció el ceño.

El hombre se aclaró la garganta, como para recomponerse, y con una sonrisa invitó al par de turistas a cenar a su casa. Durante esos días había unas fiestas de vendimia, donde se hace degustaciones de vinos y gastronómicas y presentaciones de nuevos vinos, enseñando el procedimiento que conlleva hacer el vino. El festival era para todo público y algunos turistas pasaban todo un día degustando sus vinos blancos y tintos. A ambos le fascinó la idea y Altair asintió con una sonrisa.

Marcelo se despidió, más por obligación que por gusto, y se fue en su camioneta. Altair logró respirar cuando vio la camioneta negra en la carretera principal de vuelta a sus villas. Josh volteó a verla con el ceño fruncido esperando, quizás, una explicación. Ella rodó los ojos y entró a la villa.

-Hey, hey, hey...- llamó mientras la seguía -No te escaparás de mi señorita- dijo y vio como Altair se sentaba en los cojines junto a la chimenea.

-No molestes sí- dijo Altair mientras se acostaba y cerraba sus ojos por unos segundos.

-Claro que molesto. ¿Me podrías explicar ese coqueteo? ¿Ya se conocían?- preguntó quitándole las manos de los ojos de ella.

Josh podía ser insoportable cuando Altair no confiaba en él. Y no era que no confiaba sino que Altair no vio necesario decirle a su mejor amigo como se sintió hace un par de noches atrás con un extraño a quien ni la cara le vio. Y ahora estaba así con aquel sexy italiano de rizos que los invitó a un festival en sus terrenos. ¿Que tal si el extraño era ese italiano? Esa noche se sintió igual a como en la noche anterior.

-No era coqueteo y no, no nos conocemos- dijo Altair con un resoplido.

-Pues yo no sé Al, él parecía como si te conociera de siempre.- dijo viéndole los gestos que ella hacía.

Ella suspiró cansada y decidió contarle todo, o más bien nada. Le contó lo que había pasado la primera noche y como se sentía. También en como se sintió esa noche cuando conoció a ese guapo italiano. Josh frunció el ceño y pensó en una explicación lógica para los sentimientos de su mejor amiga pero no pudo. O no existía o no la había encontrado y la verdad es que se va por la primera. No podía haber una explicación lógica para eso pues no era amor, o más bien, era mucho más fuerte y poderoso que el amor.

-¿Iremos a las fiestas verdad?- preguntó Altair y al principio Josh estuvo reacio pero al ver el intento de puchero de su amiga no pudo negarse.

-Sí, iremos- resopló y sonrió -pero debiste decirme sobre el intruso, podíamos llamar a la policía- advirtió y ella negó.

-Por muy extraño que suene no me sentía más protegida, con ese extraño aquí, porque creo que era imposible- dijo Altair y Josh asintió con el ceño fruncido.

                         

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