El diario de Sara
img img El diario de Sara img Capítulo 3 Anika
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Capítulo 6 Ambiente musical img
Capítulo 7 Laberinto img
Capítulo 8 Delicioso img
Capítulo 9 La vida de Andrés img
Capítulo 10 Nuevo hogar img
Capítulo 11 Aliados img
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Capítulo 3 Anika

Capítulo 3 "Anika"

Sara POV.

-Anika el es Patrick -nos presenta Lola diciendo mi seudónimo al chico de cabello rubio.

-Mucho gusto hermosa dama -le doy la mano y la besa.

-Anika, el placer es mío -le respondo con una sonrisa.

-Estoy segura de que a Anika no le agradan estas cosas tan simples, ya que es una experta -dice Lola mirándonos con algo de desespero y para apartar la atención de Patrick toma mi mano -vamos querida se a donde tienes que estar -me lleva a través de un pasillo claro y me pone contra la pared y saca una llave dorada mirando hacia los lados.

-Que es esto -la miro con arrogancia.

-La llave hacia un paraíso como querías -me la entrega con fuerza y se va, puedo ver varias puertas cerradas Lola es una chica muy astuta aunque una completa idiota manipulable, el hecho de ayudarme era porque yo poseía un secreto muy íntimo que ningún miembro de su familia debía saber. Niña boba que se dejaba llevar por sus impulsos.

-Entre por la puerta y el ambiente es un deleite para mis ojos, chicos sobre una tarima y por detrás venía una chica. Camine por la habitación que está llena de gente con máscaras y poca ropa, al parecer era un espacio para bailar y mirar. Me adentré a la pista de baile y comencé a moverme suavemente después de un momento abrí mis ojos y mi mirada se clava en aquellos ojos grises que me robaron la atención.

Un hombre elegante con el rostro cubierto por completo, su cabello peinado hacia atrás, sus indiscutibles ojos grises, camisa desabotonada y sus dedos juguetones entre sí, me hacía estremecer con sus músculos. Mi presa perfecta ya saboreo su aroma, comienzo a bailar más sensual para llamar su atención y él no dejaba de mirarme con curiosidad, después de unos minutos se levanta para ir hacia mí, pero entonces siento los brazos fuertes de un hombre que me saca de la pista de baile y también del alcance de mi elegido.

- ¿Oye quieres ver algo mejor que esto? -me dice la voz algo distorsionada de este chico.

- ¡Hey porque me sacas de la pista! Ya tenía todo listo para... -pero me detengo al ver sus ojos color avellana que evidentemente brillaban y al ver mi asombro me sonríe.

-Los siento su majestad, pero veo que eres más exquisita que todas las mujeres aquí presentes entonces me decidí llevarte a lo mejor de aquí -me dice el chico con traje que llevaba un antifaz y el cabello negro, su piel tan blanca que llamaba mi atención.

-De acuerdo llévame y si me parece bien te lo haré saber -le digo al ver que el adonis que había cazado me ve y se voltea para volver a su asiento.

-No te arrepentirás princesa -toma mi mano y me atrapa con su sonrisa picará, me lleva hacia otra puerta y cuando entramos le muestra su brazo a un tipo de esos malhumorados.

Se quita el saco y voltea hacia mí tomándome de ambas manos, al fin le sonrió y me guía a un sofá. Cuando nos sentamos luces de color blanca iluminan una cama luego miro a mi acompañante que no aparta la mirada de aquella cama. Entra una mujer con cabellera platinada y comienza la diversión.

Al despertar como de costumbre me levanto muy temprano con mi celular en la mano, me coloco mis pantuflas y abro lentamente mis ojos, me levanto de la cama que tiene cobijas muy suaves y acolchadas, camino hacia el baño y sigilosamente me quito poco a poco mi pijama para dejarla en el perchero que cuelga de la pared preparo el baño con algunas burbujas le coloco esencia de vainilla y algo de jazmín.

Mientras tanto me observo en el espejo y veo cada parte de mi cuerpo y me maravillo al ver que la aventura de anoche no me dejo marcas, me meto en la bañera y cierro los ojos al frente de la pared está el gran reloj que marcan las 6 y 10 am y de pronto pensé en el tiempo ese enemigo cruel que vivía conmigo y me castigaba cuando despertaba tan temprano. Tomo una pastilla de ampicilina para quitar cualquier riesgo en mi cuerpo.

Me dispuse a lavar mis brazos y mi rostro, el agua estaba tibia y los rayos del sol aun ocultos me hacía pensar en una noche de fin de semana aunque no lo era, entonces me salí de la bañera y me enfoque para tomar mi otro celular, pero la necesidad de cerrar mis ojos otra vez y dormir son terribles, me puse mi bata y me lancé de nuevo en la cama para ver el mensaje de mi amigo anónimo quien me escribía desde hace un tiempo, era amable de hecho a él le digo cosas que a mi diario no. Me deseo los buenos días y le respondí que Anika le deseaba buenos días también.

Me vestí con una blusa color negro y un pantalón azul claro, mientras me colocaba el maquillaje observe mi antigua cinta de baile que tenía en la escuela de gimnasia. Quería dejar la vaga idea que crecía en mi mente, pero fue más fuerte y la mire de nuevo, en eso la tome y comencé a bailar con rítmicos movimientos y llevando la cinta de lado a lado con ritmo sensual. Lo hice por un par de minutos con varios giros para luego mirar mi rostro patético en el espejo, tan sombrío y gris.

Me dirigía al trabajo y mientras esperaba el autobús me topé con Jimmy que me miraba con sus ojos verdes haciéndome perder un poco. Él frecuentaba la librería porque aparte de ser un sitio donde podías leer tranquilamente también disfrutabas de un buen café con formas y galletas, el sitio es de estilo europeo muy sofisticado y moderno ideal para fingir que trabajo como niña buena. Mientras intento quitarle los ojos de encima a Jimmy se acerca y me saluda.

-Sara ¿cómo estás? -dice Jimmy con una sonrisa.

-Bien ¿y tú? -le contesto devolviendo la sonrisa.

-Al parecer vamos al mismo sitio ¿te llevo? -menciona señalando su auto estacionado al cruzar la calle.

-Si, eso parece. Tranquilo ya el autobús viene -le sonreí mientras clavaba sus ojos verdes en mí, me atraía este chico, pero era una figura publica y quería estar lo más anónima posible.

-Bueno entonces caminaré ¿me acompañas? -me dice Jimmy mientras me observa de arriba abajo y se pone algo serio

-Ok ahí viene el autobús, ven conmigo te encantara -le digo finalmente dando un paso hacia la puerta del autobús dándole una ligera pero sensual sonrisa.

-De acuerdo, puedo hacer cualquier cosa -me mira algo pícaro y se sube conmigo.

Nos dirigimos juntos a la librería y cuando entramos Paula mi compañera estaba detrás del mostrador con algunos clientes. Paula tenía cara de pocos amigos mientras lo miro ella me muestra el dedo medio disimuladamente, le ignoro y dejo mi bolso en el perchero para soltar mi cabello y volver donde esta Jimmy.

-Oye anoche te envié un par de mensajes, pero como siempre no tuve respuesta -dice Jimmy apoyándose en el mostrador.

-Si los vi, pero estaba tan cansada y olvide responderte lo lamento -le respondo haciendo una mueca con mi labio. Mientras me sonríe de lado toma asiento en una de las mesitas.

Él venía todos los días por dos razones, las tartas de chocolate con cereza y por mí era obvio que quería algo conmigo, pero yo me limitaba por su estatus social. Me enviaba mensajes como "quieres salir conmigo" o "te gustaría tomar una cerveza" lo decía sin saber que no me gustan las cervezas, cuando le dije que si quería salir le mencione que sería a diario en mi trabajo, cuando se despide me pica el ojo y me deja una nota: hoy te veías irresistible, estaré libre luego si quieres salir.

Al medio día salí a almorzar me senté debajo de un arbusto donde estaba un banco color amarillo claro. El color que desprendían el arbusto me hacía recordar mi tiempo en mi hogar y de nuevo me sentí estúpida y débil, destape mi comida arroz con puré, pollo picado con vegetales y de postre una tarta de cerezas. Tenía media hora para comer e irme a mis clases así que al terminar me limpie y me fui a la universidad.

Ya en la universidad me senté en el lugar habitual y con algunos compañeros entra Jorge, luego Andrés cuando y me doy cuenta Jorge está detrás de mí diciéndome algo al odio. Mientras escucho veo a Andrés observarnos del otro lado del aula con una mirada fría, le hago un gesto para saludarlo, pero él solo se mantiene serio.

-Oye Sara vamos al otro salón, investigue lo que el profesor necesita para el próximo proyecto y se trata de gente en las calles -me susurra Jorge con cuidado.

-Al salir te acompaño, pero solo pocos minutos porque tengo una reunión -le respondo.

-Tú y tus reuniones -termina diciéndome.

-Buenas tardes, estudiantes hoy iniciaremos con patologías sin definir, les envíe un archivo a sus correos. Allí tienen todo lo que necesitan saber -comienza a decir nuestro anciano profesor que cada semana exigía más.

Jorge es muy inteligente y capaz, pero en esta carrera se necesitaban agallas para ensuciarse las manos. Mi celular comienza a vibrar a mitad de la clase.

Te veo en el pasillo 12 al salir -me escribe Jorge a quien no le intimidaba ser tan abierto y explicito con sus pensamientos e ideas. Tenía una amistad de conveniencia con él porque poseía muchas influencias en la facultad, cuando me hice su amiga pretendía defenderlo de una disputa en un debate de estudiantes más antiguos, me salió perfecta la jugada y él no sospecha nada.

Teníamos tres clases por día y me sentiría agotada mentalmente. De reojo observo que Andrés me observa y cuando medio volteo él desvía la mirada, me hizo sentir ignorada de nuevo, pero que esperaba él se caracterizaba por ser un chico muy serio y poco conversador, un chico por fuera hermoso, pero con gestos nada interesantes, muy metódico y disciplinado en cambio Jorge era de los chicos brillantes que solo iban a clases para cumplir y estar al día. A él solo le hacía falta escuchar y ya tenía todo listo. Aunque me gustaba esa facilidad me abrumaba un poco, en el trascurso de la clase solo nos dedicamos a escribir.

Al finalizar me levanto y voy hacia la puerta, pero tropiezo cuando paso a un lado de Andrés, entonces me ayuda a levantar y cuando me sujeta me doy cuenta de que sus brazos son fuertes, su mirada profunda y sus labios increíblemente rosados. Fingí no tener ningún tipo de emoción, pero cuando me levanto tan fácilmente conecte con él.

-¿Te hiciste daño? Perdona siempre dejo mi bolso en el suelo-me dice con su voz algo ronca.

-Yo, solo me lastimé el tobillo -logro decirle mientras pongo mis manos en su pecho y que duros pectorales. No dejo de mirarlo porque sentía una divina sensación, algo que no sentía desde hace mucho.

-Ok, entonces siéntate aquí permíteme revisarte -me dice haciéndome entender que estoy en un sitio donde todos pueden notar mis emociones, así que reacciono.

-Oye, estoy bien no te preocupes solo levanta tu bolso y ya -le digo levantándome un poco.

-Como quieras -me dice mientras se levanta tomando su bolso, sin apartar su mirada me sonríe de medio lado y me deja sin aliento.

-Hay, que demonios fue eso -objeta Jorge que está parado de brazos cruzados.

-Olvídalo ¿quieres? Vámonos -le digo mientras ambos salimos.

            
            

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