Sara POV.
Caminamos por el pasillo y las otras clases transcurrieron normal, mi reloj marcaban las 6 pm y recordé que tenía que ir al pasillo 12 para ver que carajos quería Jorge, entonces fui corriendo algo distraída. Cuando llego no veo a Jorge y por ninguna parte y me desconcertó; en un segundo sentía como un brazo me tomaba por detrás poniéndome contra la pared, es Jorge con sus brazos mirándome fijamente los labios.
-Que ha... -intento decir, pero Jorge me arrebata los labios, la sensación de este beso robado es intensa y fuerza. Con sus movimientos circulares al principio me resisto y luego dejo que se meta hasta mi garganta, lo guio tomando su rostro con mis manos y durante unos segundos sentía como una leve corriente hace más débil mis piernas. Estaba disfrutando esa sensación de vulnerabilidad y a la vez me sentía extraña, así que puse mis manos sobre su pecho musculoso y me zafé del beso, pero Jorge pone sus brazos contra la pared acercándose a mí cubriendo mi respiración muy cerca pidiendo unir nuestros labios.
-No me digas que no te gusto... -susurra Jorge mirándome a través de sus mechones de cabello.
-¿Solo para esto me trajiste aquí? Que desilusión -le dije mientras él aleja su rostro y me ve con curiosidad.
-Oye no fue solo por esto yo quería preguntarte... -responde, pero no lo dejo terminar, lo alejo y me voy por el pasillo.
-Oye no respondo tus mensajes cuando me dices "linda" ni me insinuó a ti eso no te dice nada? -le dije sin voltear mientras se queda allí parado.
Al salir de la facultad la rabia se apoderó de mí, que suerte que no me encontré con ninguno del club de ajedrez ni los de debate porque los hubiera mandado al diablo... ¿Por qué Jorge?. A él solo lo estaba utilizando para avanzar más rápido en este mundo universitario y ahora debía disculparme al día siguiente como si nada hubiera pasado... ¿Qué demonios les pasa a los hombres conmigo? Todas estas cosas deberían hacerlas con Anika no conmigo...
Ya cerca de casa me pregunté todo el camino porque los hombres solo me veían como un pedazo de carne no sentía que me respetaran ni nada solo me veían con un propósito. Confieso que me gusto sentir ese beso, pero no en público eso estaba mal, yo no puedo permitirme manchar mi reputación de buena estudiante y joven juiciosa por un simple beso. Antes de subir observo el mercado de la esquina y me decido a comprar algunos chocolates, entrando veo que en el mostrador a Adrián con su expresión relajada y lleno de alegría como siempre, me dirigí hacia él y le sonreí.
-¿Cómo estás, vecina? ¿Qué deseas esta noche? -exclama Adrián con alegría.
-Quiero solo dos barras de chocolate blanco -le respondo apoyando mis brazos en el mostrador.
-Enseguida, todo para la vecina -me da los chocolates en una bolsita de papel y me observa un poco.
-Gracias Adrian, nos vemos -le dijo mientras le sonrió y me voy.
Adrian un chico de pocos recursos pero muy cordial y amable, alguien manipulable y fácil. Su rostro es poesía cada vez que lo veo, sus ojos verdes con algo de gris me hacían fantasear.
Subí a mi departamento y deje los chocolates con todo lo que llevaba, me quite la ropa menos mi ropa íntima, luego fue a la cocina y puse a calentar agua para hacer un chocolate blanco en bebida y me observe en mi espejo grande y detallaba cada parte cada lugar de mi cuerpo sin criticar nada, tengo esta extraña costumbre de observarme y criticarme siempre. Prepare el chocolate con unos malvaviscos encima y me senté en el piso; tome mi cuaderno de anotaciones a punto de repasar la clase de hoy.
El reloj marca las 7 de la noche entonces me pregunte ¿y si tuviera otro diario? Uno donde solo plasmara mis secretos y pensamientos, como no puedo expresar mis escasas emociones en público me parece bien. Tome un cuaderno y comencé a escribir todo lo que me había pasado hoy mientras tomaba mi chocolate de a poco, siento fluir mis pensamientos libre y cautivadoramente era mucho mejor que dejarme ir en mi bañera y reprimir las ganas de tocarme; mis pensamientos se interrumpen cuando suena mi celular, un mensaje de Jorge:
-Lo siento Sara ¿me perdonas? -no le contesto y sigo escribiendo, luego llega otro mensaje, pero esta vez de mi anónimo amigo que se apoda Lotus.
-Anika ¿quieres jugar esta noche? -me llena de curiosidad.
-Me atrevo si el juego es peligroso... -le respondo, pero entonces tarda en responder y me lleno de incertidumbre. Me bebo el chocolate rápido después de unos 7 minutos de espera cuando al fin contesta.
-Tócate conmigo... -me responde y la extraña sensación de debilidad estaba presente de nuevo.
-Porque no encuentras a una de esas chicas para hacerle sexo oral -le respondí y de pronto sonreí por su insinuación.
-Era broma, estaba probándote -me responde Lotus.
-Pruébame en otras circunstancias bebe -le respondí.
-Bien, entonces ¿me permites verte en persona? -no supe que responder y la sensación aumento.
Andrés POV
Estoy cayendo en una difícil manía de no recordar mis deberes en mi familia y aunque me causa un gran fastidio debo reconocerlo. Estoy camino a la oficina de mi padre pasando por el inmenso corredor del segundo piso todo por una niña tonta que quería algo de popularidad entre los suyos.
- ¿Señor puedo pasar? -digo en tono firme cuando toco la puerta de madera.
-Pasa Andrés -responde mi padre desde su asiento mientras su asistente me mira con algo de ira.
-Joven Andrés recibimos ciertas quejas de una estudiante de su facultad que afirma que usted la llevo obligada a su departamento -me dice su asistente que no deja de asesinarme con la mirada.
-Yo puedo explicar que sucedió -respondo.
-No importa lo que interesa es aplacar a la chica que te acusa -dice mi padre.
-Padre yo -pero mi padre levanta su mano en señal de silencio.
-Solo promete algo, que cuando estés dispuesto a dejar de hacer tus deberes como hijo mayor avísame que vas a cometer una idiotez como tratar de violar a una simple muchacha. Recuerda Andrés las cosas más simples te meten en problemas más grandes, retírate no te quiero ver -termina diciendo mi padre a quien mi sola presencia le daba repulsión.
-Si señor -respondí dando dos pasos hacia atrás y cerrando la puerta.
Me sentía disminuido y humillado mi padre quien debía protegerme solo creía toda clase de cosas que cualquiera inventara de mí y que más le daba si soy su hijo mayor a quien concibió solo por obligación y deber como lo dictaba su tradición italiana. Mi familia una cueva de lobos hambrientos donde solo existían para obedecer y bajar la cabeza detrás de mantos perfectos de madurez y rectitud, mi madre una insulsa mujer joven de 35 años a quien solo le interesa el vodka y sus amantes.
Lina mi querida hermana mayor por tan solo 1 año a quien no favorecieron con el sexo masculino para liberarme de esta carga tan pesada, muy astuta, pero malévola tuvo un pequeño hijo a los 16 a quien le regalo a mi abuela en cuanto nació. Mi querido hermano Walter que contaba con su intacto sentido del humor mi padre lo apoda el nomo siento que es un gesto de burla o de acercamiento, mi hermano menor no pierde las esperanzas de ser aceptado alguna vez por su madre esa es la maldición de ser el más joven con tan solo 15 años, eres el último de la cadena.
Sara POV
-Joven Andrés ¿necesita alguna cosa? -me dice Karen mi criada de confianza.
-No solo un vaso con agua por favor estaré en el techo.
-Si joven -me dice y con su voz tan joven me recuerda lo frágil que soy y en quien me he convertido solo en un títere.
-No me llames así recuerda que tenemos la misma edad -le digo observando sus pestañas largas que miran al suelo -por favor avísame a mi celular si alguien me busca.
- ¿Está esperando a alguien?
-Si -le digo mientras camino hacia la terraza. Cuando entro al techo una brisa helada golpea mi rostro y cuando cierro los ojos puedo ver el increíble manto de estrellas que me cubre entonces me siento en el piso de esta fría terraza y me pongo a imaginar. Si imagino con una vida diferente llena de libertad ciertas libertades que solo me permitía cuando me escapaba o mentía sobre mis horarios en la facultad y observo al cielo como si me comunicara con alguna de las estrellas.
Otra noche fría sin sentido solo los mensajes de Lotus me calentaban un poco, tan suspicaz y astuto siempre quería saber mis más íntimos detalles, pero solo le inventaba cosas estúpidas que creía como un niño. Mi reloj marca las 9 pm y hoy no quiero ir de fiesta solo quedarme en casa a solas era mi deseo no quiero ver a nadie. Me levanto al fin del sofá y mi otro celular comienza a sonar es Adrián.
-Hola, perdona que te llame tan tarde, pero dejaste una libreta de notas aquí en el suelo de la tienda ¿puedes venir un momento? -me dice mientras pongo mis dedos en mi boca.
-Enseguida voy -término de tomar mi chocolate y dejo el celular sobre la mesa para salir.
Debo salir aunque no quiera... Solo me pongo mi abrigo y zapatillas para luego ir por el pasillo de mi edificio, pero un escalofrío helado recorre mi espalda baja no me explicaba por qué si esta noche todo marchaba bien a excepción de la pequeña libreta de notas olvidada, ¿acaso puedo ser más descuidada?
Abro la puerta de mi edificio y cruzo la calle, al hacerlo veo de lado que un hombre sombrío me mira con una mirada de deseo así que me apresuro.
-Aquí estas supe que es tuya por las iníciales, además me percato de cada detalle de este lugar -me dice Jorge con una media sonrisa expresión que para mí significaba que leyó algo de la libreta de notas que solo usaba para despejar mi mente en el trabajo que riesgo tiene.
-Gracias eres maravilloso no sabes lo importante que es para mí -le digo con una enorme sonrisa como si me hubiera protegido de algo.
-Solo ten más cuidado y aprovecho la oportunidad para darte esto -me muestra una pulsera color fucsia oscuro.
-Gracias la conservaré.
-Póntela vamos -me dice Jorge.
-A penas llegué entonces voy a esperar después de la ducha -le respondo y sus ojos reflejan belleza en este instante veo su brillo natural atravesando su iris, cuando me le quedo viendo por unos segundos le hago un gesto con la libreta y me retiro.
-Vecina me puedes ayudar a alcanzar mi sombrero es que el viento voló y sacudió mi cabello -me dice la vecina del piso de abajo. -eres alta y pensé que me podrías ayudar.
-Ok -me estiro un poco sobre la punta de mis zapatillas y alcanzo el sombrero -aquí tienes.
-¿La tienes?
-Si -le digo -bueno que tengas buenas noches chao.
-Gracias te debo una -me sonríe ingenuamente y abre la puerta del edificio para entrar, yo detengo la puerta y subo por las escaleras. Extrañamente sentía el mismo escalofrío de hace rato.