PRÉSTAME TUS DÍAS
img img PRÉSTAME TUS DÍAS img Capítulo 3 Ojos míticos
3
Capítulo 6 Solo 7 años. img
Capítulo 7 Naturalmente natural... img
Capítulo 8 Oscuridad img
Capítulo 9 Tenía un sueño. img
Capítulo 10 Sus ojos me hablan img
Capítulo 11 Las personas también se nublan img
Capítulo 12 No sé porqué. img
Capítulo 13 Estoy cansada. img
Capítulo 14 Nuevos cuidados. img
Capítulo 15 Ella es mágica img
Capítulo 16 Préstame tus días img
Capítulo 17 La especie Sialia img
Capítulo 18 Cómo saber si le gusto a un chico. img
Capítulo 19 Una mirada de dolor y un toque suave img
img
  /  1
img

Capítulo 3 Ojos míticos

Le escribí a mi doctor para explicarle lo sucedido y poder obtener una respuesta que me devolviera el juicio que me devolviera la esperanza.

***

Defne: hola, Doctor. Me he parado después de los tres días, pero me tiemblan las piernas demasiado, no siento dolor pero tampoco pueden sostener mi cuerpo.

Dtr Pablo: hola Defi, eso es normal, tus músculos están débiles por todo el tiempo que no estuvieron en movimiento; te recomiendo hacer terapia, tienes que ir a un centro de rehabilitación, ellos te ayudarán.

Dtr Pablo: me alegra que ya te sientas mejor; recuerda enviarme informe de tu avance, cualquier cosa que necesites me escribes.♥️

***

Siento que puedo respirar con normalidad ahora que se porque tiemblo más que una cama con un terremoto, ahora solo me queda hacer fisioterapia. No quiero dejar que mis expectativas aumenten, pero no puedo controlarlo.

Tan pronto como le dije a mi padre sobre lo que hablé con el doctor llamo a todos sus contactos para buscar información sobre los centros, cómo funcionaban y qué debíamos de hacer junto con el papeleo que había que presentar; siento que mi padre está más entusiasmado que mi, mañana mismo me llevará al centro más cercano que encontró a casi una hora de nuestro lugar.

Siento que el corazón volará de mi pecho mientras espero a que llamen mi nombre sentada en la sala de espera; no quiero ser pesimista pero sé que no habrá solución, no habrá tratamiento o ejercicio que pueda devolverme la fuerza, no me tengo que ilusionar.

La persona que sale de el consultorio me dice que ya puedo pasar. Papá me ayuda a levantarme y me sostiene mientras acomodo las muletas bajo mi brazo; entramos al consultorio y nos sentamos frente a un hombre que está leyendo mi historial, me hace un par de preguntas sin siquiera levantar la cabeza, eso me revuelve el estómago, se que no dirá nada bueno al final.

-Chica, te has enfermado demasiado joven, y tiene las rodillas muy dañadas, puedes pararte por favor, necesito evaluarte.

El doctor levanta su cabeza para dirigirme la mirada, y yo mi cerebro queda en blanco, solo veo chispas y juegos artificiales; él está haciendo uso de una mascarilla, pero puedo decir que es demasiado joven y tiene los ojos más hermosos que había visto nunca, lástima que no puedo ver su cara; vuelvo a la realidad y siguiendo sus órdenes me pongo de pie haciendo un esfuerzo gigantesco.

-Bien, veo que tienes muy débiles los músculos, ven siéntate en la camilla, ¿puedes hacerlo?

-Si, puedo intentarlo. Me siento servidos y no se porque.

El doctor ojos míticos posa sus manos en una de mis rodillas y la rota con suavidad; mi corazón va a salir corriendo y no creo que sin siembro, no, correrá hacia el dueño de esos ojos míticos y manos de algodón.

A mis casi veintidós años podía decir con orgullo que ningún nicho había logrado ponerme nerviosa y mucho menos había logrado llamar mi atención lo suficiente como para que mi corazón quisiera provocarme una taquicardia.

-¿Te duele si hago esto?, preguntó con suavidad. ¡Jolines!, casi olvido donde estaba y el porque.

-No, solo siento una pequeña incomodad. -Vale, vamos a mandarte al área de gimnasia. Chequea uno de los muchos papeles que tiene sobre el escritorio antes de girase de nuevo hacia mi.

-¿Crees que puedes venir cuatro días a la semana por media hora?, me ve inquisitivo. Yo me giro hacia papá para ver qué responder.

-No puedo traerla todos los días, pero puedo hacer el esfuerzo de traerla dos veces por semana. Responder mi padre.

-Entiendo, entonces, la recuperación será más lenta, pero lo importante es que venga. Mis ojos arden, están calientes de alegría, voy a volver a caminar, voy a volver saltar y correr, prepárate vida porque vuelvo.

-Bueno señorita, eso sería todo por ahora, te asignaré dos meses al gimnasio y luego de ellos tú y yo volveremos a vernos, veremos si necesitas más tiempo o puedo darte de alta. No sabía que una cita médica sonará tan pronto extrañamente romántica; santo cielos! Ni se lo que estoy pensando, este hombre ya ha de estar casado con un bebé en camino.

-Muchas gracias, Doctor. Digo mientras me bajo de la camilla y camino hacia la puerta de salida con papá detrás mío. Papá me lleva a recepción, donde me dan una tarjeta pequeña con mi nombre en ella y los días con los horarios de mis sesiones.

-Está tarjeta es gratis, pero si la pierdes tendrás que pagar para obtener una nueva ¿vale?, debes traerla cada vez que vengas y presentarla a tu fisioterapeuta. Me explico la recepcionista.

-Copiado, muchas gracias, tenga buen día. Le dije y salí con todo el esplendor con que una puede haciendo uso de muletas.

El camino de regreso a casa se me está haciendo largo, me siento siento mareada y estoy comenzando a ver borroso, la cabeza me palpita, siento... siento que no puedo respirar más, me estoy ahogando, creo que voy a morir, el aire no me pasa a los pulmones.

-Papá, papá!, me estoy ahogando, papi me muero, yo lo respiro. Gritó desesperada.

-Defi, Defne me oyes, ¿que es lo que sientes? No se a que hora paró el auto, ni en qué momento me tomo en sus brazos, pero lo siento, lo siento tratando de calmarme, de averiguar que me pasa, pero no yo lo sé.

-Defne, respira mi amor, respira cariño.

-No puedo papi, trato pero el aire no me pasa, no logro enfocar la vista todo se ve blan...

            
            

COPYRIGHT(©) 2022