Luego del divorcio, mi mujer ahora es MILLONARIA Y EMBARAZADA.
img img Luego del divorcio, mi mujer ahora es MILLONARIA Y EMBARAZADA. img Capítulo 4 Poco tiempo de vida.
4
Capítulo 6 Cazafortunas img
Capítulo 7 Vestido de boda img
Capítulo 8 Infiltrado img
Capítulo 9 Morirá img
Capítulo 10 Intruso img
Capítulo 11 Eduardo nuevamente img
Capítulo 12 Estás embarazada img
Capítulo 13 Mujer peligrosa img
Capítulo 14 Eduardo me confundes img
Capítulo 15 Noche única img
Capítulo 16 Acusaciones img
Capítulo 17 Nuevamente tuya img
Capítulo 18 La ecografía img
Capítulo 19 Raptada img
Capítulo 20 ¡Malditos cobardes! img
Capítulo 21 ¡Levántate, princesa! img
Capítulo 22 Volverme a acostar con él. img
Capítulo 23 Dolor y sufrimiento img
Capítulo 24 Un solo objetivo img
Capítulo 25 Basta ya img
Capítulo 26 No nos descubriran. img
Capítulo 27 ¿Qué demonios estaba haciendo Amanda en ese lugar img
Capítulo 28 Mi nombre es Amanda img
Capítulo 29 Correr sin parar img
Capítulo 30 Eres mía img
Capítulo 31 Necesito tiempo img
Capítulo 32 Atrapada img
Capítulo 33 Su mirada intensa img
Capítulo 34 ¿Secuestrarte img
Capítulo 35 ¡Quiero verla! img
Capítulo 36 Antes de que fuera demasiado tarde. img
Capítulo 37 Enfrentamiento img
Capítulo 38 Asesino img
Capítulo 39 Buenas noticias img
Capítulo 40 Sentencia y malas noticias img
Capítulo 41 Libre img
Capítulo 42 El beso que nos unió img
Capítulo 43 Final img
img
  /  1
img

Capítulo 4 Poco tiempo de vida.

-¿Acaso estás loca, Sandra?-dijo Guillermo, mientras tomaba a la mujer de los brazos y la sacudía de un lado a otro.

En ese momento, la mujer se puso a llorar desconsoladamente. Era como si su cuerpo estuviera allí, pero su mente no. Los efectos del alcohol eran evidentes.

- Dime, ¿cómo pudiste embarazar a esa mujer? Dime, tú dijiste que me amabas, Guillermo. No entiendo qué pasa contigo -dijo la mujer.

Por mi parte, me estaba frotando el brazo donde ella me había golpeado con la botella. Me había dado tan fuerte que, en cuestión de segundos, ya tenía un moretón.

- Sí, esa mujer a quien llamas loca, ella es mi mujer, y ahora la tengo conmigo. Ya basta, Sandra. ¿No entiendes que ya no quiero nada contigo?. Lo nuestro terminó hace meses. Retírate, estás perjudicando la salud de mi ahora esposa-le dijo Guillermo.

No sé cómo se le ocurrió a Guillermo decirle eso a esta loca. Ahora, con más gusto, va a venir a atacarme.

- No es cierto, yo no soy su esposa. Él solo es mi excuñado -dije en mi defensa, para evitar problemas futuros. Pero esto ocasionó que la mujer me mirara con más rabia y se intentara lanzar hacia mí.

- O sea que ahora están mintiéndome. No sé a quién creer, pero los hechos hablan por sí solos, y es cierto. Tú eres ahora la nueva maldita mujer que quiere quitarme a Guillermo. Pero no te preocupes, esto no se quedará así -me dijo, señalándome con su dedo tembloroso y sus uñas tan largas que causaban temor.

- Yo misma me encargaré de matarte y de que ese niño no nazca, porque Guillermo es mío -me gritó tan fuerte que tuve que tapar mis oídos.

En ese mismo momento, Guillermo se apresuró y sacó a la loca del cuarto, dejando un profundo silencio.

Llevé mis manos hasta mi cabello y lo jalé despacio. Luego, resoplé por la boca. En serio, tantas cosas malas me tienen que pasar a mí. Me pregunté a mí misma, viendo que mi vida solamente era de sufrimiento. Una vida miserable. Creo que hasta un indigente tiene mejor vida que yo.

No pude contener mis lágrimas. Empezaron a salir una a una. A pesar de tener una noticia tan importante en mi vida, de que iba a ser madre, luego de 10 años intentándolo y nunca pudiendo.

- ¡Que te largues, te he dicho! -escuché la voz de Guillermo, muy enojada. Pero la mujer daba gritos y empezó a tirar todo lo que podía. Podía escuchar cómo se partían los vidrios de los platos.

- Tú eres mío, y no dejaré que ninguna se te acerque -gritaba la mujer.

- Sandra, debes respetar. Sabes muy bien que te he puesto una orden de alejamiento, y la estás incumpliendo. Si sigues con esta situación, voy a ir a la policía nuevamente, y con evidencias. Porque no es la primera vez que vienes a mi casa a hacerme este tipo de escándalos -le dijo Guillermo.

- Pero sabes que te los hago cuando te veo con otra mujer, porque tú eres un mujeriego. Pobre de esa mujer a quien embarazaste - dijo la mujer.

Me quedé sorprendida. ¿Cómo que Guillermo es un mujeriego? Oh, Dios mío. Me he enterado de tantas cosas hoy que mi cabeza está empezando a doler.

Luego de un par de minutos, la puerta se abrió lentamente, dejando ver a una de las empleadas, una señora ya bastante mayor, con canas que hablaban por sí solas. Tenía un té en sus manos y una hermosa sonrisa en sus labios.

- Hola, joven. Aquí me ha enviado el señor Guillermo. Me dice que solo se relaje un poco. No le preste atención a Sandra. Ella suele ser así. No ha aceptado que el señor Guillermo necesita rehacer su vida. También-si Dios me envió a esta mujer, fue por algo, necesito saber algo.

Inmediatamente, empecé a preguntarle tantas cosas.

- Señora, por favor, necesito que usted me ayude con algo -le dije.

La mujer se vio un poco tensa, pero finalmente asintió y se sentó al lado mío en la cama.

- Sí, señorita. Dígame en qué le puedo ayudar -dijo con voz gentil.

No sabía cómo decirlo. Empecé a frotar mi cuello y a pasar mis manos por mi cara. No tenía las palabras adecuadas para preguntar estas cosas.

- No se preocupe, pregúnteme lo que usted quiera. Estoy para ayudarle -dijo la mujer, colocando sus viejas manos encima de las mías.

- Es cierto que Guillermo está enfermo -pregunté.

La mujer se tuvo que orillar un poco. Creo que hablar de este tema la ponía un poco incómoda, pero tenía que seguir.

- Dígame, yo no le diré a Guillermo que usted me comenté -dije tratando de entrar en confianza.

La mujer soltó un suspiro y finalmente respondió.

- Así es, el señor Guillermo está enfermo, y muy enfermo -me dijo.

- Pero ¿qué tipo de enfermedad tiene este hombre? -le pregunté.

- Realmente no lo sé. Solo sé que no le queda mucho tiempo de vida -respondió con una profunda tristeza.

- Pero yo lo veo bastante activo. Además, no se ve enfermo -le dije.

- Señorita, yo lo siento mucho, pero me tengo que retirar -dijo ella mientras se levantaba de la cama con rapidez.

No quise preguntar más nada. La señora solamente la dejé que se fuera. Evidentemente, aquí sucede algo raro.

A la mañana siguiente, escuché como los pajaritos cantaban de alegría. Desafortunadamente, no pude dormir bien. Por ende, mi cuerpo está todo cansado y pidiendo descansar. No pude dormir luego de haber recibido ese golpe tan fuerte, y lo que más ira me da es que Guillermo ni siquiera vino a mirar lo que me hizo su ex.

Rápidamente, negué con la cabeza y recogí mi cabello, ya que estaba todo despeinado. Al final de cuentas, solamente soy su cuñada. No puedo ahora reprocharme.

De momento me sorprendí, ya que la puerta es abierta rápidamente, ni siquiera tocaron.

-Hola, ¿cómo estás? -dijo Guillermo, mientras se acercaba hacia mí.

Estaba toda despeinada y con la cara hecha un cartón machacado.

- Guillermo, estoy bien. Pero sabes, necesito irme. Aquí, en esta casa, están pasando muchas cosas extrañas. Además, mira que esa mujer tuya me quiere matar. No puedo estar aquí -le explicó.

            
            

COPYRIGHT(©) 2022