-Pero tienes todo el dinero del mundo. ¿Por qué no te haces un buen tratamiento?", le pregunté.
-Ya los médicos me dijeron que el cáncer ha avanzado mucho. Por esa razón, te pido que no rechaces mi oferta. Quiero que tú te quedes con todo y le des un mejor futuro a mi sobrino", me dijo.
Por un lado, Guillermo tenía toda la razón. Mi vida había sido un infierno. Aparte, Eduardo me había echado de su casa, que prácticamente era de los dos. Y ahora, Guillermo me hacía esta oferta.
-Guillermo, todo esto es demasiado rápido. No sé qué hacer", le dije.
-Debes hacerlo, Amanda. Aceptar mi matrimonio y casarte conmigo. Te heredaré todo. Mi hermano lo dejaré fuera de mis planes, porque él era quien iba a heredar todo mi poder. Pero jamás le comenté que tenía cáncer. Ahora mismo, los papeles los corrijo, porque mi próxima heredera vas a ser tú, Amanda".
Mi corazón empezó a latir como loco. Esta noticia me había sorprendido demasiado. Pero por un lado, Guillermo tenía razón. Aceptaré, no dejaré que todo le quede al desgraciado de Eduardo.
-Está bien, acepto. Me casaré contigo", le dije.
Un brillo iluminó el rostro de Guillermo. Se veía tan contento que, en ese momento, me dio un fuerte abrazo. Pude sentir cómo mi corazón se aceleró aún más de lo que ya estaba. Este sentimiento tan extraño me hizo pensar por un momento. ¿Acaso Guillermo me está empezando a caer bien? Me pregunté a mí misma.
-Ahora mismo, le diré al abogado que haga los papeles. La boda será lo antes posible, Amanda. Estoy tan orgulloso de ti", me dijo Guillermo.
Guillermo salió rápidamente de la habitación, tirando la puerta fuertemente y
Cielo Santo, ¿qué estoy haciendo? Ahora me voy a casar con el hermano de mi ex. Dios mío".
Me levanté de la cama y fui a la ducha. Me di un baño corto y salí rápidamente. Me coloqué una ropa que me había traído la señora del aseo. Era un vestido azul bastante cómodo para mi gusto.
Me miré en el espejo y me peiné un poco. Me sentía un poco nerviosa después de lo que había pasado. Era una idea loca, pero al mismo tiempo, me sentía atraída por la idea de tener una vida mejor.
Me fui a la sala y encontré a Guillermo hablando con un hombre que parecía ser su abogado. Me sonrió cuando me vio y me hizo un gesto para que me acercara.
- Amanda, este es mi abogado, don Carlos. Estamos hablando sobre los papeles de la boda -me dijo.
Don Carlos era un hombre de edad, de piel morena y cuerpo ancho, me estrechó la mano para saludar.
- Encantado de conocerla, señorita Amanda. Estoy aquí para ayudar a Guillermo con los trámites de la boda -dijo mientras dejaba ver su dentadura y en unos cuantos dientes llevaba placas de oro.
Lo saludé y luego me senté al lado de Guillermo, inmediatamente Don Carlos comenzó a explicarme los detalles de la boda.
- La boda será lo antes posible. Guillermo quiere que se haga en una semana-dijo el hombre faltándole un poco la respiración, su peso era bastante para su estatura.
Me sentí un poco sorprendida. Una semana era muy poco tiempo para planificar una boda.
- ¿Estás seguro de que quieres hacerlo tan rápido? -le pregunté a Guillermo.
Guillermo me sonrió y me tomó la mano.
- Sí, Amanda. Quiero que se haga lo antes posible, tú mereces todo-dice, al sentir su mano algo dentro de mí se estremeció era cálida y grande tanto que arropaba mi pequeña mano.
Me sentí un poco conmovida por sus palabras. Guillermo parecía realmente querer ayudarme.
- Está bien -le dije-Hagámoslo.
Don Carlos sonrió y comenzó a hacer los arreglos para la boda. Y el cambio de heredero.
Todo ya estaba listo ambos firmamos los documentos y solo hacía falta quedar para la fecha de la boda, que sería en la casa de Guillermo.
-Don Carlos dejó todo en sus manos, confío en usted, dijo Guillermo con seguridad. Al parecer, Don Carlos le transmitía mucha confianza.
-No se preocupe, joven Guillermo, haré las invitaciones, me encargaré de todo. Usted solamente encárguese de disfrutar con su futura esposa", dijo Don Carlos, levantándose de la silla con dificultad. Luego, se retiró de la casa.
-Amanda, necesito que te cambies. Iremos a comprar el vestido de bodas", dijo Guillermo, dando media vuelta para retirarse. Pero antes de que pudiera hacerlo, lo tomé del antebrazo.
-Guillermo...", dije, mirándolo fijamente.
-¿Dime, Amanda?", preguntó con una sonrisa tierna.
Guillermo era todo lo contrario de Eduardo: tan caballeroso y servicial, además de ser muy hermoso. No sé qué estará pensando él en su mente, pero me siento como una sinvergüenza que se está aprovechando de una persona enferma para quedarse con todo su dinero. Pero si hay que escoger entre Eduardo y yo, prefiero quedármelo yo.
-Muchas gracias por todo lo que has hecho por mí", dije, acercándome a él. Le di un abrazo y pude sentir todos sus músculos abrazándome a mí. Y, como si fuera poco, él correspondió a mi abrazo, abrazándome por la cintura, casi llegando a mis glúteos. Pude sentir un gran escalofrío al sentir sus grandes manos recorrer mi cintura.
-Amanda, yo creo que...", dijo Guillermo, con la respiración acelerada. No sé si eran ideas mías, pero acaso yo le gusto a este hombre, porque sus pupilas estaban demasiado dilatadas. Era como si estuviera nervioso.
-¿Qué quieres decirme, Guillermo?", pregunté, sintiendo cómo su mano ahora viajaba hacia mi cabello y lo acariciaba. Sentía esa relajación tan extraña pero deliciosa.
Sentí cómo algo duro se formaba en el pantalón de Guillermo, presionando suavemente contra mi cintura. La sensación me tomó por sorpresa, y mi corazón comenzó a latir más rápido. No podía creer que Guillermo estuviera excitado por mí. Mis sospechas eran ciertas. ¡le gustó!.
Guillermo se dio cuenta de que yo había notado su erección y se sonrojó ligeramente. Pero no se apartó de mí. En lugar de eso, se acercó más.
-Oh, Amanda-susurro, su aliento cálido en mi oreja era a otro nivel-Amanda, creo que debemos...", continuó Guillermo, con voz baja y ronca.