Luego del divorcio, mi mujer ahora es MILLONARIA Y EMBARAZADA.
img img Luego del divorcio, mi mujer ahora es MILLONARIA Y EMBARAZADA. img Capítulo 3 La ex de Guillermo
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Capítulo 6 Cazafortunas img
Capítulo 7 Vestido de boda img
Capítulo 8 Infiltrado img
Capítulo 9 Morirá img
Capítulo 10 Intruso img
Capítulo 11 Eduardo nuevamente img
Capítulo 12 Estás embarazada img
Capítulo 13 Mujer peligrosa img
Capítulo 14 Eduardo me confundes img
Capítulo 15 Noche única img
Capítulo 16 Acusaciones img
Capítulo 17 Nuevamente tuya img
Capítulo 18 La ecografía img
Capítulo 19 Raptada img
Capítulo 20 ¡Malditos cobardes! img
Capítulo 21 ¡Levántate, princesa! img
Capítulo 22 Volverme a acostar con él. img
Capítulo 23 Dolor y sufrimiento img
Capítulo 24 Un solo objetivo img
Capítulo 25 Basta ya img
Capítulo 26 No nos descubriran. img
Capítulo 27 ¿Qué demonios estaba haciendo Amanda en ese lugar img
Capítulo 28 Mi nombre es Amanda img
Capítulo 29 Correr sin parar img
Capítulo 30 Eres mía img
Capítulo 31 Necesito tiempo img
Capítulo 32 Atrapada img
Capítulo 33 Su mirada intensa img
Capítulo 34 ¿Secuestrarte img
Capítulo 35 ¡Quiero verla! img
Capítulo 36 Antes de que fuera demasiado tarde. img
Capítulo 37 Enfrentamiento img
Capítulo 38 Asesino img
Capítulo 39 Buenas noticias img
Capítulo 40 Sentencia y malas noticias img
Capítulo 41 Libre img
Capítulo 42 El beso que nos unió img
Capítulo 43 Final img
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Capítulo 3 La ex de Guillermo

-¿Amanda?-dijo Guillermo, tratando de hacerme reaccionar. Pero era demasiado tarde. Mi cuerpo ya no podía más. Solo me tumbé en el colchón del auto y cerré mis ojos lentamente, pero sentía como la mano de Guillermo trataba de reanimarme. El líquido aún seguía bajando de mi parte íntima. No sabía exactamente qué era, solo sentí un gran dolor en mi vientre. Y lo último que escuché fue la voz de Guillermo, mientras susurraba mi nombre.

Desperté toda confusa, aún sin poder mover mi cuerpo. Pero una extraña sensación de peligro me hizo despertar del todo. En cuanto me levanté de la cómoda cama, vi a Guillermo sentado enfrente de mí, con sus ojos puestos sobre mi cuerpo. Rápidamente, me tapó con las frías sábanas.

-¿Por qué me estás mirando de esa manera?-le acusé.

- Amanda... -su voz estaba grave, y eso transmitía un poco de misterio. Ahora que me daba cuenta, su ropa formal ya no estaba. Solo llevaba un pijama, una franelilla que le hacía marcar todos los músculos, y un pantalón bastante largo, esponjoso y azul tiburón.

-¿No me digas que vas a dormir conmigo?-le pregunté, intentando levantarme de la cama. Pero di un paso atrás en cuanto noté que tenía un ultravenoso conectado en mi brazo.

- Amanda, por favor, relájate. No es lo que parece. Acaba de mirarte un médico y tengo algo muy importante que decirte -dijo intentando tranquilizarme. Pero yo estaba hecha una fiera, atacando por cualquier lado.

Guillermo se acercó a mí, con una expresión seria en su rostro.

- Amanda, necesito que me escuches -me dijo, tomándome la mano.

- ¿Qué es? -le pregunté, sintiendo un nudo en la garganta.

- El médico acaba de decirme que... estás embarazada -me dijo, con una voz suave.

Me sentí como si me hubieran golpeado en el corazón. No podía creer lo que estaba escuchando.

-¿Qué?-le pregunté, sintiendo que las lágrimas comenzaban a brotar de mis ojos.

-Lo siento, Amanda. Sé que esto no es lo que esperabas-me dijo

Yo no podía hablar. Solo podía llorar. La noticia me había pillado por sorpresa, y no sabía cómo reaccionar.

- ¿Por qué lloras? -me preguntó Guillermo, acariciándome el cabello.

- No lo sé -le dije, entre sollozos-. Solo que esto es demasiado para mí. No estoy entendiendo nada, ¿Acaso puedo tener hijos?.

Guillermo me abrazó con fuerza, y me dejé llevar por sus brazos. No sabía qué iba a pasar, pero sabía que no estaba sola.

Guillermo se separó de mí y me miró con una sonrisa.

- ¡Voy a ser tío! -exclamó, con una alegría contagiosa.

Me reí entre lágrimas, viendo la emoción en su rostro.

- ¡Estoy tan feliz! -me dijo, abrazándome de nuevo. Lo que él no sabe es que tenerlo tan cerca de mi, me hace sentir un poco tímida.

-Tengo que llamar a Eduardo-le dije, pensando en mi ex esposo. Aunque tan solo pronunciar su nombre me causará dolor.

Pero Guillermo se puso serio de inmediato.

- No, Amanda. No le digas nada -me dijo, con una voz firme.

- ¿Por qué no? -le pregunté, confundida.

- Porque ya no estás con él. Ya se han separado y ahora debe sufrir las consecuencias de sus acciones .

Me sentí un poco incómoda, pero él tenía toda la razón, ahora Eduardo y yo, no somos nada.

-Amanda, puedes estar tranquila. Y si necesitas algo, puedes ir a mi habitación y decírmelo-su voz sube ahora, me hizo relajar un poco, era como un pétalo de rosa que calma cualquier situación difícil.

Guillermo se acercó un poco más a mí, y me tomó la barbilla con su mano. Me miró fijamente a los labios, y pude ver la intención en sus ojos.

Pero yo no estaba dispuesta a dejar que las cosas fueran más allá. Me separé rápidamente de él, y me alejé un poco.

- Guillermo, no -le dije, con la voz temblorosa-No es apropiado.

Guillermo se quedó quieto por un momento, y luego se encogió de hombros.

- Lo siento, Amanda -me dijo-. No quería hacer que te sintieras incómoda. Solo quiero ayudarte y protegerte, no tengo ninguna mala intención.

Me sentí un poco más tranquila al escuchar sus palabras, pero todavía estaba un poco incómoda por lo que había pasado.

Me dejé caer sobre la cama, aún sin poder creer que estaba embarazada. No entendía qué había pasado y por qué los médicos me habían dicho que era estéril. ¿Acaso era un juego cruel de Eduardo?

- Amanda, tienes que descansar por hoy. Mañana será otro día. Si necesitas algo, por favor, llámame. O si quieres, llama a los empleados, ellos te ayudarán -me dijo Guillermo.

Justo en ese momento, la puerta sonó en reiteradas ocasiones, haciendo que mis oídos chillaran por un instante.

-¡Guillermo, sal de ahí, desgraciado! -escuché una voz femenina, pero estaba un poco ebria.

Noté como Guillermo echó sus ojos hacia arriba en son de fastidio, luego pasó su mano por su cara mientras se frotaba. Evidentemente, se veía un desespero en su rostro. No era necesario preguntarle, su gesto hablaba por sí mismo.

- ¿Quién es esa mujer? -pregunté con intriga.

- Esa es mi ex -me respondió Guillermo-. Cada vez que se pone ebria, viene a mi casa a molestarme.

No sé cómo, pero la puerta se abrió de golpe, dejando entrar a una mujer de estatura media, con un tacón en un pie y el otro descalzo. Su cabello estaba todo despeinado y su vestido un poco sucio. Además, traía una botella de ron en su mano, y su maquillaje estaba todo regado. Parecía un desastre, y el olor a borracho maloliente era insoportable.

- Eres un desgraciado -dijo ella-Acabas de traer a una loca embarazada. Dime, ¿acaso esa es tu mujer? Porque, que yo sepa, la única mujer en tu vida soy yo, Sandra Miller, tu única mujer en tu vida. Porque no vas a tener a ninguna, y si la tienes, me encargaré de matarla con mis propias manos.

En ese momento, la mujer tiró su botella hacia mí, dándome justo en el hombro. Pegué un grito desgarrador. El golpe fue duro, ya que la botella estaba llena.

            
            

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