CONTRATO MATRIMONIAL CON LA PRINCESITA
img img CONTRATO MATRIMONIAL CON LA PRINCESITA img Capítulo 9 9. Solo un abrazo
9
Capítulo 11 11. Sangre Gardini. img
Capítulo 12 12. La vida siempre ajusta cuentas. img
Capítulo 13 13. Cláusulas img
Capítulo 14 14. ¿Cómo quieres que piense con está... img
Capítulo 15 15. Me piensa infartar. img
Capítulo 16 16. La historia familiar. img
Capítulo 17 17. Ella es su objetivo. img
Capítulo 18 18. El papel de víctima. img
Capítulo 19 19. Buscando Refugio. img
Capítulo 20 20. Un acto tan atroz. img
Capítulo 21 21. Está rota. img
Capítulo 22 22. Una más de la lista. img
Capítulo 23 23. Ella miente img
Capítulo 24 24. Casi matan img
Capítulo 25 25. No la pude proteger. img
Capítulo 26 26. Acorralada. img
Capítulo 27 27. ¡Eres un pervertido! img
Capítulo 28 28. Altera tóxico. img
Capítulo 29 29. No me provoques. img
Capítulo 30 30. ¿Dónde está el mequetrefe de Ian img
Capítulo 31 31. No me torturas. img
Capítulo 32 32. Corazón Artificial. img
Capítulo 33 33. Aleja tus garras... img
Capítulo 34 34. Traemos una orden de captura. img
Capítulo 35 35. A convertirme en presa. img
Capítulo 36 36. El avión en el que iban tus abuelos explotó img
Capítulo 37 37. La muerte del medio hombre... img
Capítulo 38 38. ¡Huye cobarde! img
Capítulo 39 39. Las marcas en mi piel. img
Capítulo 40 40. Ella se volvió mi sombra. img
Capítulo 41 41. Asesina. img
Capítulo 42 42. Tengo el alma partida. img
Capítulo 43 43. Princesa, estamos de regreso. img
Capítulo 44 44. Residuos de un veneno. img
Capítulo 45 45. ¡Ya basta! img
Capítulo 46 46. Una simple Mortal. img
Capítulo 47 47. Sus ojos encendidos. img
Capítulo 48 48. Tu peor pesadilla. img
Capítulo 49 49. Tus hermanos... han sido secuestrados img
Capítulo 50 50. Un minuto a la memoria. img
Capítulo 51 51. Mirando la jauría. img
Capítulo 52 52. Monedas de Cambio. img
Capítulo 53 53. Está sufriendo un infarto. img
Capítulo 54 54. Cada minuto es aterrador. img
Capítulo 55 55. ¡Eres basura! img
Capítulo 56 56. Te prometo que no dolerá. img
Capítulo 57 57. ¿Y si no lo logra img
Capítulo 58 58. Ternura Cruel. img
Capítulo 59 59. Bruja maleducada. img
Capítulo 60 60. Hacerlo hombre. img
Capítulo 61 61. Las imágenes son impresionantes y desgarradoras. img
Capítulo 62 62. Una punzada. img
Capítulo 63 63. Me robó la inocencia img
Capítulo 64 64. Un anillo. img
Capítulo 65 65. Celos. img
Capítulo 66 66. El silencio... img
Capítulo 67 67. Cumpliré la promesa. img
Capítulo 68 68. Capitulo Especial Robert. img
Capítulo 69 69. Especial Génesis. img
Capítulo 70 70. Especial Alejandro. img
Capítulo 71 71. Especial Scarlett. img
img
  /  1
img

Capítulo 9 9. Solo un abrazo

-¿Robert, le podríamos ofrecer trabajo en la corporación? -pregunta Scarlett, en espera del apoyo incondicional de su hermano.

Él rasca su nuca. Necesita hablar con sus padres y aclarar cosas, pero primero ayudará a su hermana a redactar los acuerdos matrimoniales.

-Princesa -dice mientras acaricia suavemente su mano, con esa calma natural que lo envuelve-, primero necesitamos saber qué habilidades tiene, para poder darle un cargo -responde, ofreciéndole tranquilidad a la pelinegra. Robert toma su laptop y se la pasa a su hermana-. Bien, comencemos a redactar, luego lo revisaré con papá.

---

En las afueras de la mansión Spencer.

Alejandro desabrocha su cinturón y baja del automóvil de su amigo. El hombre que ha tocado su ventana es el perro fiel de su abuelo, lo que solo puede significar una cosa: el gran Aurelio Gardini ya está enterado de lo que sucedió.

-Mikel, cambio de planes, nos vemos más tarde.

-¡Alejandro, espera! Yo te llevo. Además, no voy a perder la oportunidad de disfrutar de las delicias culinarias de doña Renata. ¡Sube ya!

-Franco, escuchaste -dice Ale mirando al hombre de mediana edad, siempre tan pulcro con su traje negro, guantes y usando corbatín. Anteojos y su cabello peinado de medio lado, intentando cubrir la calva. Su cuerpo aún se mantiene en forma, su estatura es de 1.85.

-Sí, joven. Yo los sigo -responde el hombre con aparente sumisión.

-Gracias -pronuncia Alejandro a su compañero, lanzando un profundo suspiro mientras vuelve a acomodarse en el coche.

Necesita esos minutos de paz antes de enfrentar a su abuelo y, sin duda, a la bruja de su tía, cuyas palabras siempre envenenan el aire.

-Trata de descansar, te aviso cuando lleguemos -él asiente y cierra sus ojos.

---

40 minutos después, ingresan a la mansión Gardini.

El sitio grita opulencia y riqueza por todo lado.

Sus enormes jardines, las escaleras que conducen a la entrada de la casa principal. Las puertas de madera con grabados del siglo XVIII hechos a mano.

Sus pasillos con pisos de mármol, los muebles en madera de nogal exclusivos. Cada detalle de la residencia evoca poder y tradición.

Aurelio Gardini nació en cuna de oro. Su familia, de origen italiano, ha estado ligada a la industria cinematográfica por generaciones.

A lo largo de los siglos se han posicionado como los productores número uno del gremio. Su hijo mayor, Luigi Gardini, es ahora el encargado de la dinastía.

Luigi es el padre de Marcello Alejandro, un hijo de sus años de rebeldía y juventud. Le enviaba una cuota de manutención suculenta, pero jamás quiso establecer lazos de afecto.

Conoció a la madre de Ale, una hermosa cubana que estudiaba periodismo en la misma universidad donde él cursaba dirección y cinematografía.

Su relación no estuvo marcada por el amor ni por promesas de futuro; era un acuerdo de beneficio mutuo: ella le ofrecía compañía y placer, mientras él impulsaba su carrera.

Cuando Angie quedó embarazada, Luigi ofreció reconocer al niño y cubrir sus gastos; sin embargo, dejó en claro que no le interesaba un acercamiento con él. A sus padres les ocultó la existencia del pequeño.

Angie estaba comenzando su carrera periodística. Al pequeño Ale lo veía como un estorbo en sus planes. Accedió a tenerlo solo por las súplicas de su madre y, al nacer, se lo entregó a ella.

Carmela se radicó con su nieto en Nueva York. Ahorró cada centavo enviado por los padres de Alejandro y, cuando él cumplió la mayoría de edad, le entregó esa pequeña fortuna, base con la que creó su empresa.

La relación entre Angie y Alejandro es inexistente. Aunque ella siempre le envía un presente con tarjeta para su cumpleaños, estos terminan en la cesta de basura.

Cada cumpleaños era una postal sin alma. No necesitaba regalos, necesitaba que alguien le explicara por qué su madre nunca lo abrazó en sus pesadillas o no estaba cuando el simplemente necesitaba un abrazo.

Hace ocho años, Angie volvió a ser madre.

Supuestamente el nacimiento de la pequeña Karina despertó en ella el instinto maternal.

Ha querido ser parte de la vida de Alejandro; incluso viajó a Nueva York sin previo aviso, pero él no la recibió. Comparte tiempo con su hermanita, a quien adora, pero con su madre apenas la saluda. Le devuelve con su actitud cada año de soledad que le dio.

---

Los Gardini.

Aurelio siempre estuvo al tanto de cada paso de su nieto desde el momento en que supo de su existencia. A escondidas, financió todas sus becas, aunque Alejandro tenía el talento para ganarlas por sí mismo. El patriarca no permitiría que uno de sus nietos dejara de gozar de los privilegios de ser un Gardini. Eso sería algo que doña Renata, su esposa, jamás se lo perdonaría.

Con el tiempo, Aurelio y Renata se fueron integrando más en la vida de Alejandro, ganando su afecto y respeto. Sus abuelos se convirtieron en una parte importante de su vida, brindándole apoyo y cariño.

Con sus medios hermanos, la situación es otra. Lo ven como un intruso, envenenados por las ideas de rivalidad y desprecio que Reni, su tía, les ha inculcado. Reni era la sombra que carcomía los pilares del apellido Gardini; Renata, en cambio, era la llama que mantenía encendido el hogar.

---

En la sala de la mansión.

Su abuela es la primera en notar su presencia. Se acerca con cariño, lo abraza, lo besa, lo apapacha.

-Hijo, qué sorpresa tenerte por aquí -lo escanea de arriba abajo-. Creo que no te estás alimentando bien -gira a su alrededor-. Estás muy delgado y parece que no has dormido. Voy a pedirle a Jacinta que prepare tu comida favorita. Mientras tanto, ve a darte un baño.

Alejandro sonríe; su abuela siempre parece saber exactamente lo que necesita.

-Señora Renata, el señor Aurelio está esperando al joven en el despacho -anuncia Franco, ganándose una mirada asesina de la anciana.

-Que espere unos minutos más -le responde la mujer mayor mirándolo con molestia-. ¿Acaso no ves que mi muchacho necesita ponerse presentable y comer algo? Ve, hijo, a darte un baño. Si a tu abuelo no le parece, que venga y me lo diga; yo a ese viejo no le tengo miedo.

Alejandro asiente y sube las escaleras hacia su recámara. Sus abuelos le asignaron una habitación en su casa, como a cada uno de sus nietos.

Franco se retira. Sabe que no tiene nada que hacer contra el mandato de doña Renata. Perdió la batalla.

-¡Y tú no vas a saludar a esta vieja! -exclama doña Renata, cruzándose de brazos y mirando de reojo a Mikel.

-Abuelita, preciosa, ¿qué te tiene molesta? -le pregunta el noruego, envolviéndola en sus brazos y dándole pequeños besos en la mejilla.

-No dejas de ser zalamero, pero sabes que así es como te quiero. Acompáñame a la cocina y te sirvo un flan de caramelo que acabo de preparar.

-Gracias, abuelita. Sabes que es mi preferido y nadie lo hace como tú -contesta Mikel.

La anciana niega con la cabeza, sonriendo. A sus 70 años, luce el cabello plateado, ojos color miel similares a los de Alejandro, una tez blanca y un rostro hermoso con una figura elegante. En su juventud, robó más de un suspiro.

-Martica, ayúdame a servirle un vaso de leche a mi muchacho -ordena doña Renata a su joven empleada, quien deja escapar un suspiro tan sonoro que hasta el flan tembló en el plato al ver al monumento de hombre que es el noruego.

-¡Esto sabe delicioso! -exclama Mikel, saboreando el flan con los ojos entrecerrados, como si le hubieran servido una cucharada de cielo.

-Gracias, hijo -responde la mujer mayor, encantada.

La joven Martica suelta otro suspiro, más fuerte aún, al ver cómo el noruego se relame el labio. El flan tiembla, y no precisamente por el calor.

Pero son interrumpidos por unos fuertes gritos que vienen desde la sala:

-¡Papá, dime que ya no seguirás defendiendo a ese maldito bastardo!

El plato se congela en la mano de Mikel. Renata levanta una ceja.

-Eso sonó a drama del bueno -murmura él, mientras la tensión crece como un trueno en la mansión Gardini.

            
            

COPYRIGHT(©) 2022