Con El Novio Equivocado
img img Con El Novio Equivocado img Capítulo 4 Algo No Encaja
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Capítulo 6 La Primera Noche img
Capítulo 7 El Roce img
Capítulo 8 A Milímetros del Abismo img
Capítulo 9 Algo cambió img
Capítulo 10 Ojos que Aprenden a Ver img
Capítulo 11 Mareas Altas img
Capítulo 12 Bajo Llave img
Capítulo 13 Entre Sábanas Invisibles img
Capítulo 14 Entre el Placer y la Risa img
Capítulo 15 A Plena Luz img
Capítulo 16 Barbacoas y Malentendidos img
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Capítulo 4 Algo No Encaja

La luz del sol colaba tímida entre las cortinas. Era uno de esos domingos donde el mundo parece ir en cámara lenta, y hasta el canto de los pájaros suena como una canción vieja. Nico despertó con el cuerpo entumecido, pero relajado. El turno de la noche anterior lo había dejado agotado. Lo primero que notó fue que estaba solo en la cama.

Se sentó, rascándose la cabeza. A su lado, el lugar donde debería estar Camila seguía tibio. ¿Hace cuánto se levantó? Estiró el cuello, escuchó el crujido leve de sus huesos, y se levantó con flojera. Caminó descalzo hasta la cocina.

Camila estaba ahí, de espaldas, con una taza en la mano y la mirada perdida en la nada. Tenía una de sus camisas puesta, apenas abotonada. Normalmente, la escena lo habría hecho sonreír. Pero algo lo detuvo.

-¿Cami?

Ella dio un leve respingo, como si la hubiese sorprendido.

-Ah, hola -dijo sin volverse-. Te hice café.

-Gracias -respondió él, tomando la taza que ya estaba servida sobre la mesada-. ¿Estás bien?

Ella asintió, demasiado rápido.

-Sí, solo... me desperté temprano. No podía dormir.

Él se apoyó en la isla de la cocina, observándola con atención. Algo no encajaba. Había una especie de distancia nueva en su forma de moverse. No podía ponerlo en palabras, pero lo sentía. Como cuando un amigo te dice que está bien, pero su sonrisa no llega a los ojos.

-¿Tuviste un mal sueño? -intentó.

Ella lo miró, y durante un segundo pareció querer decir algo. Pero se tragó las palabras.

-Nada importante.

Él se acercó y la abrazó por la cintura, buscando su cercanía. Camila no se alejó, pero su cuerpo se mantuvo tenso, como si tuviera la mente en otro lado.

-No sabés cuánto me ayudó Julián anoche -dijo Nico, apoyando la cabeza en su hombro-. Ese tipo tiene energía para rato, ¿no?

Sintió que ella se puso rígida por una milésima de segundo.

-Sí... claro -respondió, muy bajo.

Nico se apartó un poco y la miró. Estaba más pálida que de costumbre. Y sus ojos, aunque lo miraban, no parecían realmente presentes.

-¿Cami, qué pasa?

Ella forzó una sonrisa, pero era como ver a alguien usando una máscara que no encaja.

-Nada. Solo estoy un poco rara hoy. Te dormiste tan rápido anoche, me quedé dando vueltas. Pensando. Ya sabés cómo soy.

Él asintió lentamente, sin dejar de observarla.

La conocía. O al menos creía que la conocía.

Camila siempre había sido intensa, emocional, transparente. Cuando algo le pasaba, lo decía. Pero esto era distinto. No era enojo, ni tristeza. Era otra cosa.

-¿Me estás ocultando algo?

La pregunta salió sola. Él no la había planeado, pero al decirla se dio cuenta de que realmente lo creía.

Ella parpadeó varias veces. Su mano apretó la taza con más fuerza de la necesaria. Luego, bajó la vista.

-No, Nico -dijo, con una suavidad que le dolió más que cualquier grito-. No te estoy ocultando nada.

Pero su voz... no tenía firmeza.

Él sintió una punzada de incomodidad, como si alguien acabara de arrastrar una uña por el vidrio de su tranquilidad.

-Bueno -dijo con una sonrisa que intentó ser relajada-. Si querés hablar de lo que sea, ya sabés que estoy acá.

Ella asintió. Volvió a mirarlo. Y por un segundo, algo brilló en su expresión. Culpa. Nico lo sintió como un puñetazo. Pero antes de que pudiera decir algo más, Camila le rozó los labios con un beso rápido y se alejó hacia el baño.

Se quedó solo en la cocina, sosteniendo la taza tibia.

Algo pasó. Algo pasó y no me lo está diciendo.

Miró hacia el pasillo por donde ella se había ido. El sonido de sus pasos se había desvanecido. Y en su pecho, algo se encendía. Un instinto.

Hasta ese momento, Nico nunca había dudado de ella. Jamás. Pero ahora...

Ahora, empezaba a hacerlo. Estaba empezando a arrepentirse de haberle propuesto a Julián que compartieran piso.

            
            

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