Capítulo 5 LAS REGLAS Y MANDATOS

"EMPIEZA TU DÍA COMO SI FUERA EL MEJOR DE TU VIDA"

Mi vida a partir de ahora comenzará con esa frase, será la que me repetiré cada mañana y la pondré en un cuadro frente a mí para que sea con lo primero que despierte y me acueste, aunque me gustaría agregar muchas cosas más, pero consideraría que es lo primordial.

Jamás en vida había tenido tantas reglas por respetar o cumplir, no negaré que en la vida de toda persona existen ciertos reglamentos, pero se siguen con cierta independencia y no restringiendo a alguien, no sabía si soportaría este posible calvario, en mi mente se repetía todo tipo de escenas y solo esperaba no volverme loca o terminar en algún psiquiátrico.

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Después de ingresar al pequeño despacho, me explico un poco sobre el trabajo de niñera; cuidaría al hijo del dueño al pequeño llamado Noah John, un pequeño de dos años, que mi labor era cuidarlo y alimentarlo y tener su cuarto ordenado y cualquier ambiente que utilice.

Y luego vino la parte aparentemente tormentosa de todas las reglas:

1. Se utilizará un uniforme en horario de labores

2. Prohibido equipo celular durante labores

3. Está prohibido ingresar a la habitación durante el día, solo a la hora de dormir.

4. El pequeño solo comerá lo especificado según nutricionista, nada de azúcares ni comidas con preservantes

5. La hora de levantarse del pequeño es siete de la mañana

6. El desayuno se sirve ocho en punto

7. Los almuerzos son a las dos de la tarde

8. La cena será a las seis de la tarde.

9. Su horario de siesta es a las siete de la noche siguiendo un protocolo de limpieza adecuado.

10. Cualquier actividad para el pequeño tiene que ser informada con anterioridad para poder darle una aprobación

11. El uso de alguna instalación de la casa tiene que ser con permiso.

12. Prohibido merodear dentro de la casa, las instalaciones autorizadas son el jardín, la sala, el comedor, y su propia habitación.

13. La hora en que los trabajadores estén en sus habitaciones es a partir de las nueve de la noche.

14. Prohibido comer en cualquier de las habitaciones de la casa, solo en el comedor y la cocina.

Me repitió tan rápido cada indicación que mi pobre cerebro sufrió un colapso, pero después de salir de mi aturdimiento y poder ordenar mis ideas, pude notar muchas cosas.

- ¿Tiene alguna duda Srta. Durango?

- En realidad, unas pocas, menciono que está prohibido también salir pasada la hora de dormir

- Exacto, Srta. Durango

- Y en caso me dé hambre o no sé salir a caminar u otra cosa

- Está prohibido, tiene por esa razón hasta las nueve de la noche para hacer alguna actividad extra.

- Me mencionaron que mi trabajo se regiría fines de semana ocasionales

- Si, en efecto, el pequeño los fines de semana está con sus abuelos, por lo que los fines de semana los tendrá libres, pero si sale lo puede hacer desde las ocho de la mañana y sigue rigiendo el horario de las nueve de la noche, si se le hace tarde no puede ingresar a la mansión.

- Ohhh, ósea me quedaré fuera sin lugar a reclamo, ok

- En ocasiones, el niño necesitará cuidados cuando esté en casa algunos fines de semana, pero será informado con precedente.

- Ahhhh, ok, entendido.

Ya no quería preguntar más, pues, sentía que me sacaría un libro gigante como reglamento y no quería tener más traumas, me indico cuál sería mi habitación, y que la cena se serviría según horario.

Acomode algunas cosas en el armario y en los cajones, aunque no usaría aquella ropa, solo algunos fines de semana, mientras seguía arreglando un poco la habitación, acomode la cama, puse algunos cuadros de mi familia, los dos únicos que tenía y algunos adornos para darle vida al cuarto.

Me percaté de la hora y bajé a cenar, aunque no pude pasar por alto que la casa tiene muchos ambientes entre ellos los cuarto de servicio que se encuentran en el primer piso existen unas siete habitaciones divididas por un pasadizo que da hacia una puerta de caoba que da hacia el gran salón por debajo de la escalera y a la cocina.

La cena fue algo callada, solo nos dábamos miradas curiosas, pero nadie hablaba, estábamos el ama de llaves Elizabeth, la encargada de cocina Mariana y yo.

Me encontraba ya en mi habitación terminando de acomodar algunas cosas que quedaban y les llame a mis padres para contarles sobre el nuevo trabajo y que me había mudado a Seattle, estuvimos conversando por algunos minutos hasta que nos despedimos por la hora, decidí dormir, ya que al día siguiente tendría que madrugar.

La noche no fue agradable, pues, me desperté dos veces, pues, sentí que alguien me vigilaba, era una sensación extraña e incómoda y solo decidí dormir con la lámpara prendida.

                         

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