El CEO pone el coche en marcha sin dirigirle la palabra a Marlyn, y al cabo de unos minutos más de conducción él aparca el coche frente a un enorme edificio lleno de estudiantes, el rubio observa aquel lugar y luego a Marlyn.
-¿No piensas bajarte? -ella mira aquel lugar y nunca se imaginó que la universidad fuese de esa clase, se veía muy lujosa.
-¡Es una buena universidad!
-Así dijo tu padre -responde mirando desde la ventana.
-Bájate del coche de una vez, tengo que ir a trabajar -responde de forma altanera y demandante.
Ella gira el rostro para verlo con el ceño fruncido, pensó que tenía una forma dulce de tratar a una mujer, pero ahora que se daba cuenta, eso no existía en su persona. Solo era un bastardo arrogante.
Frunce los labios y se baja del coche para luego lanzar la puerta con todas sus fuerzas.
-Hija de...-Eduardo musita mientras la ve encaminarse a la universidad toda cabreada.
Afina la mirada al verla ingresar en la institución, se queda un momento allí hasta que no logra verla más. El CEO niega, coloca una mano en el volante mientras que mira al frente, luego aplana sus labios y recuerda lo que paso justo sobre ese volante.
-Mierda...
[...]
-Ese maldito infeliz, como se atreve a tratarme de esa manera tan altivo, ¿Quién demonios se cree que es?
Refuta mientras que camina por un largo corredor, no tenía idea a donde demonios tenía que ir, pero es que estaba tan cabreada que la verdad no estaba pensando en nada más que no fuese el idiota de Eduardo Simonovi.
-A mala hora mi mamá se fijó en el padre de ese idiota, no pudo elegir a otro sujeto, ¡no! Tenía que elegir a un millonario con un hijo de la mierda.
La joven iba despotricando miles de palabras sin fijarse a quien tenía en frente, hasta que su rostro choca con el pecho de un joven. Marlyn levanta la mirada rápido para disculparse, en eso ve a un joven muy alto sonriéndole amablemente.
-¿Distraída?
-Lo siento mucho, no me fije a quien tenía en frente.
-No te preocupes, ¿A dónde te diriges? -ella sonríe de medio.
-No tengo idea, es que soy nueva y no sé dónde queda mi primera clase.
-Entiendo, muéstrame tu cronograma y yo te guiare.
Marlyn piensa que al menos alguien estaba siendo amable con ella, y ya no estaría pensando tanto en el idiota de Eduardo y sus idioteces.
[...]
Después de un largo día de clases, Marlyn estaba agotada, esa universidad sí que era bastante exigente, no como las de Portland. Suelta el aliento contenido mientras que recoge sus cosas para marcharse a casa.
-¿Qué tal tu primer día? -ella levanta la mirada para ver a Oliver parado bajo el marco de la puerta.
-Difícil.
-Es una universidad exigente, pronto te adaptaras -ella asiente, Oliver estudiaba algunos semestres más que ella -. ¿Ya te vas?
-Si, ya debo regresar a casa.
-¿Vienen por ti?
En ese momento ella cayo en cuenta, ¿Cómo demonios iban a regresar a casa? Su madre no le hizo ningún tipo de comentario sobre eso.
-Por tu cara, asumo que no. Puedo llevarte a casa si quieres.
-¿De verdad?
-¡Claro! Vamos...
Con un poco de miedo, Marlyn sube al coche de Oliver, no sabía quién diablos era, pero parecía ser buena persona. Además, necesitaba hacer amigos en ese lugar o de lo contrario sería una patética antisocial.
-¿Hace cuantos que estas aquí en los Ángeles?
-No mucho-responde omitiendo que su madre se casó con un hombre rico.
Entre tanto, Eduardo estaciona su coche frente la universidad para esperar que Marlyn saliera de la misma, frunce el ceño puesto que no la ve por ninguna parte y su padre le dijo que ella salía a esas horas.
-¿Dónde carajos esta esa niña? -baja del coche y recuesta la espalda de la puerta para ver si lograba verla mejor.
Se le había olvidado decirle que iba a pasar por ella a la hora de salida, pero como ella no tenía como regresar a casa, asumió que iba a esperar a por su padre o por su madre.
-¿Mi padre la mandaría a recoger? -Claudio no le comento nada sobre eso, le hubiera avisado con tiempo.
El CEO saca el móvil para marcarle a su padre ya que esa niña tonta no aparecía por ninguna parte, era imposible que se hubiera ido a pie, la casa estaba muy lejos.
-¿Cuál es tu dirección?
-La verdad es que no lo sé, sé que vivo en la casa del señor Claudio Simonovi.
El castaño mira a Marlyn estupefacto, luego la ve de arriba hacia abajo y frunce el ceño.
-¿Eres hija de Simonovi? Hasta donde sé, solo tiene un hijo.
-¡No soy su hija!
El chico comenzó a imaginarse cosas que no debía, se preguntó si esa chica era la amante del viejo Claudio, toda la comunidad sabía que era viudo y que se había casado un par de veces y así mismo se había divorciado de las mismas.
¿era posible que se hubiera casado con esa chica tan joven?
Oliver no lo quería creer, Marlyn era una chica muy linda como para...
-¡Oh! Esa es la casa.
-Si, esa es...
El chico aparca el coche en el interior de la mansión, luego ve a la chica a su lado quien sonríe abiertamente. Ya no sabía cómo demonios tratarla, la verdad es que le había caído bastante bien desde que la vio.
De hecho, pensó que le gustaba bastante...
Pero si era la mujer del viejo Claudio, ya nada tenía que hacer allí.
-¡Marlyn! -la joven voltea el rostro para ver a Claudio salir de la casa con el teléfono en la mano, ella parpadea varias veces al mirar la cara de susto del viejo -. Niña ¿pero ¿Dónde has estado metida?
-En la universidad, ¿Qué sucede? -dice bajándose del coche al ver que su madre sale corriendo de la casa.
-¿Por qué no has esperado a tu hermano?
Oliver escucha la palabra hermano y frunce el ceño, el chico se baja del coche puesto que ahora si se sentir bastante curioso porque Marlyn le dijo que ella no era hija del viejo.
Marlyn al escuchar la palabra hermano se tensa ya que recuerda todo lo que hizo en el coche de Eduardo, ese sujeto no era su hermano.
-Yo no sabía que debía esperarlo, él nunca me comento que me iría a buscar a la hora de la salida.
-¡Hija! -Oliver observa que una mujer parecida a Marlyn la abraza y le dice hija y es cuando entiende, el viejo Claudio se casó con la madre de Marlyn, por ende, era su hijastra.
-Mamá estoy bien, Oliver me ha traído a casa.
Claudio mira al chico y frunce el ceño al no reconocerlo.
-Señor Simonovi, mi padre trabaja en su compañía, ¡Buler!
-¡Ah! Buler... ¡sí! Lo recuerdo, pero él trabaja para la compañía de mi hijo.
-Si, correcto señor.
El viejo asiente mientras que le mantiene una leve sonrisa al chico, luego mira a Marlyn quien se mostraba un poco tensa por el ambiente. Al cabo de unos segundos un coche entra en el estacionamiento de la residencia a toda prisa.
Todos voltean a ver el auto y la única que se tensa es Marlyn al ver a Eduardo bajarse del coche mostrándose muy cabreado. Ella ensancha la mirada al vislumbrar que él le dedica una mirada asesina a Oliver.
-Hijo, ella está bien, Oliver Buler la ha traído a casa.
-¿Buler? -dice caminando con pasos firmes hacia ellos.
-Si señor, Marlyn no sabía cómo regresar y yo me ofrecí a traerla.
-¡Que considerado! -el chico nota aquel tono de voz agresivo que lo hace fruncir el ceño.
-Bueno, ya que todo está resuelto, podemos entrar a la casa. Oliver, ¿quieres entrar por algo de beber? Nada de alcohol por supuesto.
Oliver escucha al viejo, pero no le quita los ojos de encima al jefe de su padre, ese sujeto lo estaba observando de manera amenazante, como si no quisiera que entrara a esa casa. La tensión era muy fuerte.
-Creo que mejor que no, señor Simonovi, debo volver a casa para hacer mis deberes.
-Bien chico, será para otro día -el asiente luego observa a Marlyn.
-Nos vemos mañana en la universidad.
-Si, claro.
Ambos se miran fijamente y luego de eso ella ve que él entra en su coche, seguido de eso Marlyn levanta la mirada y ve esa mirada asesina y peligrosa en Eduardo que le acelera el corazón.
-Tengo mucho que hacer, debo ponerme al día -dice ella haciendo amago de entrar en la casa.
-No hace falta que busques quien te traiga a casa, yo me encargare de eso, ya te dije que esta de paso en mi ruta querida hermana.
Aquellas palabras la hicieron detenerse, "querida hermana" ¡que maldito era! Después que le masturbo el coño hasta hacer que se viniera la llama de esa manera.
-Si, gracias, igual mi nuevo amigo no tiene problemas pro traerme -Eduardo tensa la mandíbula ante su respuesta.
-Pero Eduardo se ha ofrecido, hija. No le hagas ese desplante, está siendo muy amable, además me sentiré más segura si es él quien te recoge a la hora de la salida. Recuerda que tienes horarios hasta muy tarde.
Su madre tampoco estaba colaborando mucho que digamos, se lo estaba poniendo tan difícil, ¿Qué mierda pasaba con esa familia? acaso no se daban cuenta de que Eduardo solo buscaba estar a solas con ella para...
De pronto sus mejillas se encienden al recordar lo que él podía hacerle y siente ese cosquilleo enloquecedor en su vagina que la hace inquietarse.
Eduardo pilla la expresión de ella y sonríe de medio lado, era evidente que estaba recordando ciertas cosas prohibidas. Se cruza de brazos mientras que la observa y espera su respuesta.
-Claro, yo te esperare al salir de clases.
-Bien-dice él regresando a su coche como si nada -. Te comprare un móvil, no puede estar incomunicada, claro si Mirella lo permite -abre la puerta del coche mientras que mira a la mujer.
-Si, por supuesto, ella necesita comunicarse con todos nosotros.
-Bien, nos estamos viendo.
Sube al coche y saca el mismo del espaciamiento mientras que Marlyn lo observa alejarse. Piensa que era un maldito que pretendía mantenerla vigilada.
Claudio sonríe al ver que su hijo estaba cumpliendo con su promesa, al parecer no tendría problemas en regresarle todo lo que le pertenecía, estaba siendo bueno con la hija de su esposa y hasta con su mujer.
Todo indicaba que le devolvería todo lo antes posible.
-Parece que le estábamos cayendo mejor a tu hijo -Marlyn escucha a su madre y se sobresalta.
-Me alegra mucho que sea así, estoy muy feliz porque mi hijo comience a aceptarlas.
Eso no era posible, esos dos estaban felices del comportamiento de Eduardo, ¿y ahora qué diablos debía hacer? ¿seguirle el juego a ese idiota de mierda?
Su padrastro y su madre estaban muy felices porque él estaba aceptándolas, pero todo era una farsa, Eduardo no las toleraba, todo era parte de su plan siniestro. Se sentía de la mierda al pensar que su madre se estaba creyendo algo que no era cierto.
-Y tu jovencita, no quiero que te regreses más con un extraño.
Marlyn asiente manteniendo una leve sonrisa, no podía quitarles la ilusión a esos dos. Si confesaba lo que estaba pasando entre Eduardo y ella arruinaría todo, ese maldito de Eduardo había jodido todo.
-No te preocupes, madre. Regresare siempre con Eduardo.
-Tienen que llevársela bien, son hermanos, aunque no lleven la misma sangre.
Claudio palmea su hombro mientras que ella se queda allí afuera, su madre y su esposo entrar en la casa y justo en ese instante comienza a llover fuerte. Marlyn no sabía qué diablos hacer ahora con ese gran problema.
-Maldito Eduardo.