Capítulo 3 PESADILLAS DEL PASADO

⚠️ ADVERTENCIA⚠️

La historia a continuación tiene lenguaje obsceno explícito, escenas de violencia y contenido sexual para mayores de 18 años. Por favor, leer bajo su propia responsabilidad.

Sin más que decir. CONTINUEMOS.

AZAHEL TORRICELLI

Encuentros de una noche.

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Un estruendo me despierta sobresaltado. Mi habitación está en completa oscuridad y me asusta saber que estoy solo y que mamá está en la otra habitación.

- ¿Mamá? - la llamo, pero escucho ruidos en la casa y creo que es ella quien anda por allí.

Nadie responde y sigo escuchando pasos, me asusta que alguien esté por allí y salgo corriendo por el pasillo para buscarla, pero cuando salgo de mi habitación, veo sombras que caminan con sigilo hasta por la casa y comienzo a temblar. Mis manos se mueven con nerviosismo y siento mucho calor. Voy caminando por el largo pasillo para que no me escuchen, cuando las sombras empiezan a tumbar todas las cosas de mamá y mi cara se llena de lágrimas porqué a ella le gustan mucho. Mis pies descalzos sienten el piso frío.

Detengo mis pasos cuando aquellas apariciones se la llevan llorando y no me gusta cuando lo hace, tampoco que la tome del cabello, porqué a mi me gusta pasar mis dedos por él y acariciarlo hasta que se queda dormida sobre mis piernas. No voy a negar que estoy asustado y quiero salvarla de esos monstruos, ser el superhéroe que ella tanto dice que soy. Lo malo es que sigo siendo un niño y me dan miedo esas sombras.

- Mamá- susurro con la voz temblorosa y una de las sombras me mira, creo que he llamado su atención, no he sido silencioso del todo. Tiene los ojos rojos como el fuego.

- ¿Qué hace él aquí? - interroga - Saben perfectamente lo que les dije, ahora tendremos que...

- ¿Dónde está ella? - lloro y uno de ellos se acerca, estan todos vestidos de negro, aunque puedo ver sus rostros en medio de la oscuridad, el que viene hacía mi tienes los ojos rojos.

- No llores, que nada sucederá - no le creo porqué sus manos son muy grandes y parece que no es cuidadoso al tomarme del brazo - Verás, tu madre está durmiendo.

- ¿Dormida? - digo confuso.

- Si, es que estaba muy cansada y parece que tú también

- Yo no quiero dormir, tengo miedo y quiero estar con mi mamá.

Mis ojos la buscan, pero ella está con otras personas abajo, con esas sombras. El señor de manos fuertes me lleva a la parte de abajo y me obliga a caminar rápido, en eso, escucho cuando mamá me llama y cuando quiero correr hacía ella, me detienen.

- Los hombres no lloramos - el sonido de su voz es muy espeluznante y más cuando sonríe - Nosotros, tenemos el control absoluto de todo - niego con la cabeza.

- No soy tan fuerte.

- Lo serás - dice, pero algo no se siente tan bien como debería.

Quiero ir a salvarla de aquellas sombras, pero no soy valiente, ahora no me siento como aquel superhéroe que tanto me gusta.

- ¡Azhi! - mamá me llama y quiero ir con ella.

- ¡Mamá! - grito para que me escuche y sepa que aquí estoy. El señor de ojos rojos se arrodilla poniendose a mi altura.

- Escúchame bien hijo - lo miro de nuevo - Cuando eres grande debes tener el control de absolutamente toda la situación a tu alrededor. ¿Entendido?

- ¿Para qué? - inquiero.

- Eso te dará el poder - sigo llorando, escucho unos sollozos y no entiendo nada.

- ¿El poder?

- Si, el poder del bien y el mal.

- Señor, no sé de lo que habla, yo solo quiero estar con mamá - pido - Las sombras la tienen.

- Ellos estan jugando con ella - me dice el señor de ojos rojos.

- Pero, ella no quiere jugar. Tiene miedo igual que yo.

- Creeme que si quiere - palmea mi rostro - Ahora, quédate aquí o las sombras vendrán por ti.

Me quedo esperándola, el señor dijo que jugaba, pero creo que tiene miedo como yo de las sombras.

Voy a la cocina. Sigo corriendo.

Mamá me mira asustada y entonces salgo por la puerta de atrás. Asustado, nervioso y recordando lo que ese señor me dijo,

- Si, tengo que ser fuerte porqué los hombres no lloran, nosotros tenemos el control de todo.

Y así, será siempre, seré un hombre que tenga control...

Me despierto sobresaltado y empapado de sudor. Esto es cada noche, la misma pesadilla donde veo a mi madre golpeada, la sangre en el suelo y a mí saliendo de la cocina saliendo a la oscuridad. No hay un solo día que no recuerde sus rostros, saber que no eran sombras, que no eran espectros y fantasmas. Solo eran unos desgraciados que se metieron en mi casa, abusaron de mi madre y me engañaron a mi. Querían matarme, pero yo me escapé, me fui de ese lugar cuando supe que todo estaba perdido.

Sin embargo, hoy parece que la vida comienza a darme un poco de felicidad. Tengo una cita esta noche en un club nocturno, mejor dicho en un bar donde los rusos hijos de perra estarán con sus putas. No creo que se atrevan a hacer nada, ya que no creo que Cromwell sea tan idiota para dar un paso en falso, mientras River Vsíliev este a carfgo de la organización.

Si, parece mentira que un italiano tenga contacto con los rusos y más cuando es el líder de la organización más criminal de todas. Pero, para su desgracia tengo lo mejor de ambos bandos y lo único que me interesa es ir a ver a unos viejos amigos y si el ruso puede ayudarme, entonces me sacrificaré con gusto.

Salgo de la cama y me voy al baño, necesito una ducha fría, espabilarme y dejar de pensar en el pasado. Uno que no me ayuda para nada, que me descontrola, que me recuerda cada día en quien me convertí, en el hombre que no le tiembla el pulso cuando levanta el arma y dispara, las pesadillas son el recordatorio de aquello en lo que me converti y de lo que no me arrepiento.

- ¡Torricelli, ¿Dónde estas?! - escucho la voz ruidosa de mi compañero de cuarto y desgraciadamente mi amigo - ¡Si no sales en cinco segundos voy a patear tu trasero! - giro los ojos con fastidio y no le presto atención.

No entiendo porqué viene a gritarme, si sabe perfectamente que no le haré caso y que además se caga de miedo cada que me mira porqué según él, podría aplastarlo en cualquier momento. Lo que no es del todo mentira, simplemente que yo no acabo con mis amigos, aquellos que son fieles a mi en todo momento.

Cuando termino salgo con una toalla alrededor de mi cintura. Mi amigo está echado en mi cama viendo algo en su teléfono.

- ¿Qué haces aquí, Mancini? - preguntó buscando algo que ponerme.

- Amigo, vengo a hacerte una invitación para esta noche - por el tono alegre de su voz, puedo suponer que se trata de una fiesta.

- No voy a ir - aclaró - Además, tengo una cita - me pongo los vaqueros y una camisa blanca de botones.

No soy hombre de trajes, es por eso que me coloco una simple camiseta negara, con unos pantalones de color negro que se me ajustan a las piernas y llevo una chaqueta de cuero negro encima, aunque seguramente temrine pro dejarla en la cmaioneta. No me vestiré formal para ir a un un burdel de mala muerte como Il Puritone, donde seguramente habrán más mujerzuelas de las que me gustaría ver. Mi cita es con Vasílien.

- Ni siquiera te he dicho de quien se trata - busco mis pertenencias y lo miro de reojo cuando levanta las cejas con evidente emoción - Irán las chicas más sexys del instituto - bufo.

- ¿Me vas a invitar a una fiesta de universidad? - quisiera reirme en su cara, no madura.

- No es solo una fiesta universitaria, amigo.

- Ya te dije que no puedo ir, tengo una cita con Vasílien - la cara le cambia por completo cuando suelto el nombre del mafioso - Y sabes perfectamente lo que eso significa.

Se levanta de golpe, ya que él más que nadie sabe lo que significa está reunión. Mi mejor amigo, Louis Mancini, puede aparentar ser un chico alocado, fuera de este planeta y un completo idiota, pero lo cierto es que es uno de los hombres más letales que he conocido, tiene una menta maquiavelica y sabe perfectamente como trabajar conmigo sin que pierda la paciencia para hacer que lo mate.

- ¿Los encontraste? - inquiere - ¿Que tenemos que hacer? - ahora no suena tan emocionada con la fiesta.

- Tu vas a la fiesta - tomo las llaves de mi camioneta y salgo con él detrás de mí - Si te necesito, te llamaré.

- Estas loco ¿cierto? - se ofende - No voy a dejarte solo, en un bar, con el líder de la mafia rusa, para que esperes a ese perro que...

- ¡Callate! - corto lo que sea que vaya a decir - Ni siquiera pienses en mencionarlo.

- Lo siento amigo, no fue mi intención - se disculpa - Sabes que te apoyo y que estoy para ti en cualquier momento.

- Entonces, irás a esa fiesta y no dirás nada más - dictamino.

- La verdad, en eso no te apoyo - se burla - Porqué no puedo perderme algo como eso, si las cosas salen mal tendrás que recurrir a tu amigo, para que te salve.

Inhalo un poco de aire, de nada me sirve discutir con él si va o no. Salgo del apartamento y me sigue como un perro faldero.De cierto modo tiene razón, lo mejor será llevarmelo, así no pierdo los estribos con ese imbécil a quien tengo ganas de acabarlo con mis manos.

Subo a la camioneta seguido de mi amigo. Quien parece muy entretenido en su teléfono, seguramente viendo el panorama del club a donde vamos. Ahora que lo pienso, no parece mala idea llevarmelo, si algo sale mal es el único intento de conseguir una vía de escape o apagar las cámaras de seguridad por si no quiero que algo se filtre. Aunque repito que Cromwell, no hará nada con Vasílien allí, no es tan estupido para provocarlo.

            
            

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