Capítulo 2 UNA NOCHE DE NOVIEMBRE

EMMA DALTON

VENECIA, ITALIA.

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La cabeza me da vueltas y comienzo a replantearme la fatal idea de irme de fiestas con mi mejor amiga. No soy de fiestas, ni me gusta estar rodeada de tantas personas, sin embargo, me he acostumbrado a estar rodeada por personas de mi instituto.

- No seas tan quejica, Emm - me regaña mi amiga - Ya habíamos hablado sobre esto, necesitas distraerte.

Sé que tiene razón, que debería dejar las tonterías y tener un momento de distracción. No es bueno que siga en una enorme casa completamente sola.

- Sabes perfectamente que no me gustan las fiestas - rueda los ojos con fastidio.

- Lo sé - admite - Pero, necesito que te pongas el mejor vestido y vayas conmigo a ese lugar - ruedo los ojos con fastidio.

No entiendo porqué sigue insistiendo en que la acompañe a una fiesta, cuando ella más que nadie sabe que no soy chica ni de vestidos, maquillaje o algo que llame sugerentemente la atención de otros. Todos me conocen como la nerd tímida a la que odian, por su mal aspecto y quien pasa desapercibida ante las miradas curiosas. Lo que ninguno de ellos saben, que detrás de la mujer con gafas, con la cabeza baja, avergonzada y que se aparta de todos, hay una que no les gustaría conocer.

- No iré a ningún lado y mucho menos con un vestido ¿que te pasa? - abre los ojos como platos y luego hace un puchero como si fuese una niña pequeña. Haciendo que contenga la risa por su actitud.

- Eso ya lo sé, pero deberías ponerte algo menos... - se lleva las manos al mentón de forma pensativa - Menos aburrido.

- ¿Ahora te burlas de mi forma de vestir? - finjo estar molesta.

- Eso nunca amiga, sé lo sexy que te ves cuando...

- ¡Ya, de acuerdo, iré contigo! - la corto antes de que pueda decir alguna bobería de las que no necesito escuchar.

Se levanta dando saltitos por todos lados. Definitivamente, no debería ser mi mejor amiga, está demasiado loca, descontrolada y no pega en nada con la personalidad de Emma Dalton, la chica tonta que todos conocen.

- Bueno, los chicos vendrán a buscarnos a las diez - se apresura a buscar algún atuendo adecuado para mi - Les dije que esperaran hasta que te vieran salir conmigo.

- No lo puedo creer - me cruzo de brazos - ¿Tenías todo planeado? ¿Cómo sabías que diría que sí? Eres increíble.

Voy a mi armario en busca de algo no tan llamativo. Mientras ella resopla a mi lado y sé que se defenderá.

- Te conozco más que nadie - dice - Aunque no te gustan las fiestas, estarás encantada de saber quién estará allí - me giro, ya que eso si me interesa.

- ¿Quién? - se hace la sorda y sigue buscando ropa ajustada - Daeris, dime quien estará allí - una sonrisa se dibuja en su rostro y me mira con diversión.

- Alguien que tienes en la mira desde hace algún tiempo - mi corazón comienza a palpitar de forma frenética cuando mi cabeza comienza a pensar en las mil maneras de ir a ese lugar ahora mismo y verle la cara.

- ¿Cromwell? - debo preguntar para asegurarme.

- Ese mismo - ahora la sonrisa se ensancha.

- Hubieras comenzado por allí, amiga querida - la empujo en modo juguetón y comienzo a buscar algo que no sea ni ajustado y mucho menos que muestre más de piel de lo necesario.

Dylan Cromwell, es un dolor de muelas del pasado, obsesionado conmigo y al parecer con mi padre. Busca alguna información de mi padre, una que claramente no voy a darle. Ire solo para comprobar si es capaz de meterse a una fiesta de adolescentes, me vera como la chica que ha tenido la vida hecha un infierno, gracias a sus persecuciones, la tonta Emma, aquella que presencio de pequeña como su padre asesinaba a sangre fría a una persona, desde ese momento me prometí que lo mejor que podía hacer, era seguir actuando como la chica callada, la que sus padres no toman en cuenta, desligados totalmente de sus obligaciones y la misma que tomó un avión desde Inglaterra, para vivir en Italia y salir de esos malos recuerdos de una infancia maltratada.

- Quiero que te coloques esto - me muestra un vestido, bastante corto, además de que tiene una enorme abertura en frente del pecho, mostrando lo que no debería.

- Ni se te ocurra - blanqueo los ojos - Me colocaré esto - enseño el atuendo y me echo a reír con su cara de asco.

- ¿A dónde crees que vas? - me lo quita de las manos - A un convento o a una fiesta ¿Te volviste completamente loca?

Si, estoy completamente loca al aceptar una invitación como esta. No solo puede que vea al hombre que más odio en todo el mundo, pero tengo que atraparlo, necesito acabar con ese hijo de perra. A pesar de mi apariencia desaliñada, soy una chica que sabe cómo defenderse, ya que tomo clases de boxeo, defensa personal y como si fuera poco estoy involucrada en el mundo ilegal más de lo que me gustaría. Es por ese motivo que no me dejo intimidar por cualquier idiota, nadie me atacará nunca más, menos por mi forma de vestir.

- Si quieres me presento como la mujer exótica y exuberante que no soy - rebusco la toalla para darme una ducha - Si voy, iré como yo quiera y ya deja los dramas.

- Solo estoy molestando amiga - me abraza antes de entrar al cuarto de baño - Ve, ponte la pinta más horrorosa que tengas, para que nadie sepa quien eres.

- Muchas gracias por comprenderme, querida amiga.

Se ríe y me contagia la carcajada. Entro al cuarto de baño y borro de inmediato la sonrisa, ya que está situación me sobrepasa de todas las formas posibles. No es que tenga miedo de ese imbécil, lo que precisamente no quiero es que mi instinto asesino salga a flote y termine por acabarlo frente a todos y que la imagen que proyecto se desmorone frente a un montón de estúpidos adolescentes.

Me desnudo por completo, dejó la ropa en el cesto de ropa sucia y abro el grifo de agua fría, siento como el agua va cubriendo mi cuerpo poco a poco y la tensión se va quitando de mis músculos. Cierro los ojos y empiezo a pensar en mis padres, como cada vez que mi mente me juega sucio. Me pregunto cómo fue de fácil para mi madre, tenerme y no prestar atención a una niña pequeña, ella solo se dedicó a su esposo y me abandonó.

Por otro lado, mi padre sí que me supo mostrar lo más horroroso que una pequeña niña pudiera presenciar. Con ese aspecto tenebroso que siempre cargaba, siendo un ex agente de la policía y también un informante del narcotráfico. Asesino despiadado y un mal jugador.

Lo que nunca se hubiera imaginado, es que su propia hija heredara esas malas mañas, aquellas que la mantienen fuerte y a él con vida. Está noche será increíble y estoy dispuesta a terminar con esto, de una puta vez.

            
            

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