Capítulo 5 Comenzando a ser adulto

-Bruno Cicarelli-

Algunos años después...

Ya estamos en quinto año de universidad, nuestro último año lectivo en la NYU. Dylan y yo, hemos decidido especializarnos en cardiología, aunque la que me preocupa es Hanna, ella aún no se decide.

En cuanto a mi vida personal, con Dylan tenemos una relación muy abierta, con mucho sexo, pero detrás de la puerta, pues no le hemos contado a nadie, ni siquiera a Hanna, de nuestra relación. Díganme poco hombre o lo que sea, pero soy yo el que no quiere que sepan, no aún...

Aunque eso antes tenía un motivo poderoso y ese era mi adorada madre, ella no tenía porqué saber de mis gustos y hasta el último momento, pensó que a mí me gustaba Hanna. Nunca quise sacarla de su loco sueño y la dejé pensar que así era, pero un día...

Después de llegar de clases con los chicos, la encontramos en la sala de estar, sentada en su silla mecedora, con unos documentos en su regazo. Al principio pensé que estaba dormida, pero al besar su cabecita blanca y tomar su mano, noté que estaba fría, el corazón se me disparó y di un grito desgarrador. Mi mamma se había ido.

Mi madre, había fallecido hace medio año de un infarto fulminante, desde ese día los flashes de lo que estaba pasando eran lo único que me sostenía. Estaba destrozado al perder a la única persona de mi familia que realmente me amaba. Dylan llamó a mis hermanos y sólo Gio estuvo conmigo, con nuestra mamá... Mi pequeño ya era todo un hombrecito que trabajaba y estudiaba para ser maestro, por lo que sólo estuvo unos días y volvió a Italia para seguir con su vida. Ahora, estaba solo, pero sabía que tenía a Hanna y a Dylan conmigo; eso ayudó a que saliera de la depresión en la que había me había sumido.

En parte, ese fue el motivo que hizo que quisiera especializarme en cardiología, pues si con eso podía apoyar a alguien que estuviera en las mismas condiciones que mi mamá, tendría las herramientas necesarias para ayudarlo . Y así, de alguna forma retribuirle todo el amor que ella me brindó, mientras vivía a través de otros.

El día de hoy nos preparábamos para nuestro primer día de pasantía en el Hospital General de Nueva York, por suerte fuimos a las clases del doctor Owen George y el viejo zorro nos reclutó en su equipo de pasantes para este año. Hanna, nuevamente, se estaba haciendo la loca y aunque quiero enfrentarla no me atrevo. Dylan me dice que debo dejarla ser, que ya se le pasará. Así que la dejo dormir, otro día más, ya mañana conversaría con ella para saber qué le pasaba a esa cabecita loca.

-¡Nos vamos? - me pregunta Dylan y yo tomo mi mochila para salir, no vivíamos lejos de la universidad, pero sí del hospital, sería más de una hora de viaje en auto, así que por hoy dejaría a bella en casa y nos iríamos juntos con mi dulce de caramelo. Nos subimos al auto y allí quise preguntarle a Dylan si sabía algo más de lo que le pasaba Hanna, de verdad que me estaba preocupando, pues estamos en los exámenes finales y ella nada que se decide para su especialidad.

-Oye, Dylan ¿Sabes qué le pasa a nuestra diosa de ébano?

-Creo que anda en sus días, después de que terminó con el idiota de Jacobs no ha estado muy bien.- me responde tranquilo.

-¿Y por qué no me lo dijo? Le habría comprado un kilo de helado y unas donas para subirle el ánimo.

-Creo, amor que tú no te das cuenta de las cosas, Hanna es una chica demasiado reservada y no le gusta molestar, por eso sé que ya sea en esos días o cuando sufre por un rompimiento la dejo estar y a la semana siguiente vuelve a ser la misma Hanna de siempre.

-Argh- gruño molesto, esto de tener una mujer en la casa es complicado y no me critiquen, pero como mi mamma no hacia esas cosas no tengo la menor idea de tratar con una mujer en esos días. Dylan y Hanna se habían mudado conmigo para tenerme controlado, como decían ellos y los entendía. Ambos querían lo mejor para mí.

-Ya, cariño. No te enojes, verás que pronto se le pasará.- Dylan, da pequeñas palmaditas en mi muslo y sonríe de medio lado, tratando de relajarme, pero diablos, no podía. Había algo que me molestaba con lo que estaba pasando Hanna y quería saber el porqué.

-Está bien, te haré caso, pero igual quiero hablar con ella.- dije para cerrar el tema con él, era lo lógico y ya me haría el tiempo para retomar, con quién realmente debía hacerlo, esta conversación.

Llegamos al hospital y nos bajamos del auto, entramos en la recepción y dimos nuestros datos a la chica que estaba atendiendo, cabe decir que se veía bastante comestible en ese trajecito dos piezas que llevaba y Dylan, como siempre, puso cara de idiota al verme coquetearle. La chica nos entregó nuestros pases provisorios y nos explicó cómo llegar al ala de cardiología. Ambos agradecimos y salimos disparados por los pasillos del hospital, no queríamos llegar tarde en nuestro primer día.

Entramos a la sala y nos encontramos con el doctor George y la antipática de la doctora Collins, ya la ubicaba de la universidad, ella estaba en el último año de su pasantía y por lo que me habían contado era la encargada de los nuevos pasantes, la tipa debía chupársela bien a los que estaban aquí para haber ascendido tan rápido, pero eso a mi no me importaba, mientras no se metiera conmigo.

El tema es que, después de saludarnos, el doctor George nos explicó que aún faltaba una colega de intercambio y otro de los doctores más antiguos para darnos las explicaciones, por lo que vimos, a Collins no le gustaba la idea, pero la cara que puso al ver a Ethan Scott, con una chica guapísima me sacó una sonrisa de labio a labio. El bombón nos saludó con un asentimiento de cabeza y creo que no nos reconoció, pero bueno era normal. Ese hombre vivía en la estratósfera.

-Miren quien se dignó a llegar, buenas noches, señor Scott.

-Ejem, Doctor Scott -carraspeó la loca de Collins y nos miró feo a todos.

-Buenas, jefe. Solo me retrasé por haber chocado con esta bella dama. -dijo Ethan haciéndole ojitos a la chica nueva y no pude aguantar, me largué a reír y creo que eso hizo que Dylan me siguiera.

-Ustedes silencio. Nadie les ha dado permiso para reír y ¿usted señorita se cree que por parecer damisela en apuros puede llegar a esta hora?

-Perdón, pero como expresó el Doctor Scott, fue un pequeño accidente y no, no soy ninguna damisela en apuros.

-Tienes agallas muchacha, me imagino que tú eres la interna Soré, la pasante de intercambio -mencionó el jefe y nosotros nos quedamos embobados viéndola.

-Así es. Usted debe ser el doctor George, he leído mucho de usted y es uno honor trabajar bajo su tutoría.

-Y además habla bonito. - otro que ya cayó. Collins está que se envenena mordiéndose la lengua y nosotros tres seguimos aguantando la risa.

-Bueno, bueno ya que ha llegado la señorita Soré, quien será la última en incorporarse a este selecto grupo de futuros especialistas les comunico que quién estará a cargo de ustedes será el doctor Ethan Scott, cualquier duda, consulta o problema deberán tratarlo con él.

-¿Qué? Pero doctor ese es mi trabajo -Sip, esa era la medusa de Collins vociferando, me gustó ese apodo o ¿si le pongo la bruja roja? si, si, ese me gustó, así la dejaré.

-Eso mismo dije yo -replicó Ethan. Aunque para nada sorprendido.

-No voy a entrar en discusiones con ustedes. Ya lo decidí y las cosas se hacen a mi modo, ¿Se entendió?

-Sí, jefe -contestó Collins entre dientes.

-Pues no me queda de otra -replicó Ethan, encogiéndose de hombros.

-Pff...Ups, perdón se me salió en forma involuntaria, - Mierda, algo había entre la chica nueva y Ethan, porque entre sus miraditas y ahora el rezongo de la chica no me vengan a decir que es porque se conocieron recién.

-¿Alguien tiene algún problema? -preguntó el jefe.

-¡No señor! -respondimos al unísono los cinco.

-Pues entonces a trabajar. Dr. Scott, Dra. Collins a mi oficina, ustedes tres prepárense en cinco minutos los espero en la sala de ingreso.

Qué comienzo de pasantías ¿no?

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