Siete Años en la Sombra: Cuando la Memoria Regresó
img img Siete Años en la Sombra: Cuando la Memoria Regresó img Capítulo 3
4
Capítulo 5 img
Capítulo 6 img
Capítulo 7 img
Capítulo 8 img
Capítulo 9 img
Capítulo 10 img
Capítulo 11 img
Capítulo 12 img
Capítulo 13 img
Capítulo 14 img
Capítulo 15 img
Capítulo 16 img
Capítulo 17 img
Capítulo 18 img
Capítulo 19 img
Capítulo 20 img
Capítulo 21 img
Capítulo 22 img
Capítulo 23 img
Capítulo 24 img
Capítulo 25 img
img
  /  1
img

Capítulo 3

La fiesta era en la azotea de un edificio de lujo en Polanco. El aire era frío, pero la vista de la ciudad iluminada era espectacular.

Mateo me había insistido en ir. "Tienes que despedirte de tus amigos," dijo.

Pero yo sabía que era una trampa. Isabella y Ricardo estaban allí.

Ricardo no tardó en encontrarme junto a la barandilla. Llevaba una copa de champán y una sonrisa condescendiente.

"Así que, el gran arquitecto Morales," dijo, apoyándose a mi lado. "Isabella me contó que dejaste la firma de su padre. Una pena. Dice que eras... trabajador."

El insulto era claro. Trabajador, no talentoso.

"Necesitaba un cambio," respondí, sin mirarlo.

"Claro. Guadalajara. Un buen lugar para... empezar de nuevo. Lejos de las grandes ligas."

Se inclinó un poco más.

"Sabes, ella me lo cuenta todo. Cada llamada, cada mensaje, cada vez que aparecías 'casualmente' donde ella estaba. Siete años. Es casi admirable, en un sentido trágico."

No respondí. El vacío en mi memoria era mi escudo. Sus palabras no me herían, solo confirmaban la patética vida de mi yo anterior.

Entonces, sucedió.

Ricardo dio un paso atrás, fingiendo tropezar con una alfombra. Su movimiento fue torpe, exagerado.

Con un grito dramático, cayó hacia atrás, aterrizando en la piscina con un gran chapoteo.

El agua estaba helada. La gente gritó, sorprendida.

Justo en ese momento, Isabella llegó a la terraza. Vio a Ricardo en el agua, chapoteando y tosiendo. Su mirada se clavó en mí, que estaba de pie justo al borde de la piscina.

No preguntó. No dudó.

"¡¿Qué le has hecho?!" gritó, su rostro contorsionado por la furia.

"Yo no hice nada," dije con calma.

"¡Mientes! ¡Siempre estás celoso, siempre tratando de llamar mi atención!"

Corrió hacia mí. No para pasar, sino para atacarme.

Con toda su fuerza, me empujó.

Perdí el equilibrio. El mundo se inclinó. Y caí al agua helada.

El shock me dejó sin aliento. El frío penetró hasta mis huesos, un dolor agudo y paralizante.

Cuando salí a la superficie, jadeando, la vi. Estaba arrodillada al borde de la piscina, ayudando a Ricardo a salir, envolviéndolo en toallas, susurrándole palabras de consuelo.

Me ignoró por completo. Me dejó allí, temblando en el agua oscura y helada, como si yo no existiera.

Unos segundos después, Mateo estaba a mi lado, ayudándome a salir.

"¿Estás bien? ¡Vi lo que hizo!"

Me envolvió en su abrigo, su rostro pálido de ira.

"Vámonos de aquí," le dije, mis dientes castañeteando.

Mientras nos íbamos, miré hacia atrás. Isabella se marchaba con Ricardo, abrazándolo, sin dedicarme una sola mirada.

En el coche, Mateo no paraba de maldecir.

"Voy a hablar con ella. Esto es inaceptable."

"No," lo detuve. "No digas nada. No vale la pena."

Le oculté la verdad. No le dije que el frío del agua no era nada comparado con el frío que sentí al verla abandonarme sin dudarlo un segundo.

            
            

COPYRIGHT(©) 2022