Siete Años en la Sombra: Cuando la Memoria Regresó
img img Siete Años en la Sombra: Cuando la Memoria Regresó img Capítulo 4
5
Capítulo 5 img
Capítulo 6 img
Capítulo 7 img
Capítulo 8 img
Capítulo 9 img
Capítulo 10 img
Capítulo 11 img
Capítulo 12 img
Capítulo 13 img
Capítulo 14 img
Capítulo 15 img
Capítulo 16 img
Capítulo 17 img
Capítulo 18 img
Capítulo 19 img
Capítulo 20 img
Capítulo 21 img
Capítulo 22 img
Capítulo 23 img
Capítulo 24 img
Capítulo 25 img
img
  /  1
img

Capítulo 4

La carne asada familiar en casa de los Vargas era una tradición. Una a la que, al parecer, mi yo anterior nunca faltaba. Mateo me convenció de ir como una última despedida.

El olor a humo y carne llenaba el jardín. Las risas y las conversaciones fluían con el tequila.

Isabella y Ricardo estaban sentados juntos, ella riendo de algo que él le susurraba al oído. Se veían como la pareja perfecta.

Me mantuve al margen, hablando con Mateo y algunos viejos amigos de la universidad.

Entonces, uno de ellos, un poco borracho, levantó su vaso.

"¡Un brindis! Por los amores inolvidables. Javier, amigo, tú tienes que tener una buena historia. Llevas siete años suspirando por la misma mujer. ¡Cuéntanos!"

Todos rieron. Me miraron, esperando una historia apasionada, quizás un poema.

Isabella se tensó. Ricardo sonrió, divertido.

Tomé un sorbo de mi cerveza.

"Claro," dije, mi voz monótona. "Había una mujer. La idealicé. Proyecté en ella todas mis fantasías sobre el amor y la arquitectura. Cada línea que dibujaba, cada edificio que imaginaba, era para ella. Mi obsesión se convirtió en el centro de mi vida, hasta el punto de que perdí mi propia identidad."

Hablé sin emoción, como un psicólogo describiendo un caso de estudio.

"Fue un error de concepto. Una mala cimentación. El edificio de esa relación estaba condenado al fracaso desde el principio. El día que me di cuenta, simplemente lo demolí."

Hubo un silencio incómodo. Mis amigos me miraron, desconcertados.

La sonrisa de Ricardo se desvaneció.

El rostro de Isabella estaba pálido de humillación. Ser descrita como un "error de concepto" frente a su nuevo novio y a todos sus amigos era un golpe directo a su ego.

Se levantó bruscamente.

"No sé de qué habla," dijo, su voz gélida. "Javier y yo nunca hemos tenido nada. Sus delirios son su problema."

Cogió a Ricardo de la mano.

"Vámonos, mi amor. Este ambiente se ha vuelto... patético."

Se fueron, dejando un silencio sepulcral a su paso.

Vi el dolor en los ojos de Mateo. Su hermana no solo me había humillado a mí, sino que lo había humillado a él al negar nuestra larga y complicada historia frente a todos.

Esa noche, supe que mi decisión era la correcta. No había nada que salvar en la Ciudad de México.

                         

COPYRIGHT(©) 2022