No Toques a Mi Hijo: La Furia de León
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Capítulo 1

El teléfono vibró sobre la caoba de mi escritorio, interrumpiendo el silencio de mi oficina. Era un número desconocido, pero lo contesté.

"Papá..."

La voz de mi hijo, Mateo, sonaba rota, ahogada por sollozos. Mi corazón se detuvo.

"Mateo, ¿qué pasa? ¿Estás bien?"

"Me pegaron, papá. Leo Vargas me pegó."

Apreté el teléfono con fuerza. La voz de mi hijo de diez años, normalmente llena de vida, ahora era un susurro tembloroso.

"¿Dónde estás? Voy para allá."

"En la oficina del director... Papá, dijo algo horrible."

Hizo una pausa, y pude escuchar su respiración entrecortada.

"Dijo... dijo que tú eres un don nadie, un mantenido... y que yo soy el hijo de un cornudo. Dijo que su papá es el verdadero jefe de Sol Azteca y que se acuesta con mamá."

Un frío glacial recorrió mi espalda. El aire se volvió pesado, difícil de respirar.

"No te muevas de ahí, Mateo. Llego en diez minutos."

Colgué.

Miré por la ventana de mi torre en el corazón de la Ciudad de México. Abajo, el caos del tráfico era una pintura muda. Yo, Javier Mendoza, el dueño de todo lo que alcanzaba a ver, el fundador de Grupo Sol Azteca, era un "don nadie mantenido".

La ira, pura y helada, me invadió. No por el insulto hacia mí, sino por el dolor en la voz de mi hijo.

Tomé las llaves de mi auto y salí de la oficina sin decir una palabra a mi asistente.

Hoy, alguien iba a aprender lo que significa meterse con mi hijo.

            
            

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