Destino Intercambiado en Mi Segunda Vida
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Capítulo 1

El olor a desinfectante y a muerte llenaba mis pulmones.

Morí en un pequeño y sucio departamento alquilado, sola.

Afuera, los fuegos artificiales celebraban el éxito de mi hermana Laura, la genio de la familia, que acababa de conseguir un contrato millonario para la empresa familiar.

Mi esposo, el "joven adinerado" que mi madre eligió para mí, me había abandonado hacía mucho tiempo, después de que el "sistema de perdedora" me hiciera inútil para sus ambiciones.

Mi último recuerdo fue el rostro de mi hermana, sonriendo con desprecio mientras me miraba desde la puerta, antes de irse a su celebración.

"Siempre serás una perdedora, Sofía", me dijo.

Tenía razón.

Fui una perdedora toda mi vida, y morí como una.

Pero entonces, abrí los ojos.

La luz del sol entraba por la ventana de mi antiguo cuarto, el que compartí con Laura durante toda mi infancia.

Mi cuerpo se sentía ligero, joven, sin el peso del hambre y la enfermedad.

Estaba viva.

Reconocí la fecha en el calendario de mi escritorio. Era el día de mi decimoctavo cumpleaños. El día en que todo comenzó. El día de la Elección.

Una voz resonó en mi cabeza, una voz mecánica y fría que no había escuchado en años.

[El sistema se está reactivando... Bienvenida de nuevo, anfitriona.]

No era el sistema de "perdedora" que me había atormentado.

Era otro.

Mi corazón comenzó a latir con fuerza, no de miedo, sino de una emoción fría y aguda.

Había renacido.

Esta vez, las cosas serían diferentes. No más sufrimiento. No más ser utilizada.

Esta vez, la venganza sería mía.

Escuché la voz de mi madre desde el pasillo, empalagosamente dulce.

"¡Laurita, Sofía! ¡Bajen, queridas! ¡Es el gran día!"

Mi hermana Laura entró corriendo a mi habitación, sus ojos brillando de emoción. Era hermosa y vibrante, la favorita de todos.

"¡Sofía! ¿Estás lista? Hoy voy a elegir el sistema de 'genio'. Papá y mamá dicen que con él, llevaré a nuestra familia a la cima".

Me miró esperando mi envidia, mi tristeza. En mi vida anterior, le habría dado exactamente eso. Habría llorado y le habría suplicado a mi madre que no me obligara a tomar el otro sistema.

Pero ahora, solo la miré con calma.

Vi la ambición en sus ojos, la crueldad apenas disimulada. Vi a la persona que me vería morir con una sonrisa.

Y por primera vez, no sentí dolor.

Sentí lástima.

"Claro, Laura", dije, mi voz sonando extrañamente tranquila. "El sistema de 'genio' es perfecto para ti".

Ella frunció el ceño, confundida por mi falta de reacción. Esperaba un drama, una escena.

"¿Y tú? ¿Qué vas a elegir?", preguntó, con un tono burlón. "¿El de 'ama de casa'? ¿O quizás el de 'persona común y corriente'?"

La miré fijamente, una pequeña sonrisa formándose en mis labios.

"No te preocupes por mí, hermanita", le dije. "Ya sé exactamente lo que quiero".

Ella no lo entendía. Nadie lo entendía.

En mi vida anterior, mi madre me obligó a tomar el sistema de "perdedora" para que no opacara a Laura. Ahora, yo dejaría que Laura tomara ese camino por sí misma.

El camino que la llevaría a experimentar cada gramo del sufrimiento que yo padecí.

Mi madre nos esperaba en la sala, con dos cajas idénticas sobre la mesa. Una brillaba con una luz dorada y tenue; la otra era simple, de un color opaco y sin adornos.

"Niñas, ha llegado el momento", dijo con una solemnidad falsa. "Laura, como la futura líder de esta familia, tienes el honor de elegir primero".

Miré a mi hermana, que observaba las cajas con codicia. Miré a mi madre, cuya sonrisa no llegaba a sus ojos.

Qué farsa.

Qué familia tan patética.

Pero esta vez, yo era la que tenía el control.

            
            

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