Una Aventura de Amor
img img Una Aventura de Amor img Capítulo 4 En medio de la nada
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Capítulo 7 Un beso img
Capítulo 8 Disfrutando una noche lluviosa img
Capítulo 9 A salvo con él img
Capítulo 10 Mas días atrapados img
Capítulo 11 Se enfermo img
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Capítulo 4 En medio de la nada

Ambos se miran fijamente en medio de la poca luz que existía dentro del avión, la seriedad con la que Bruno observa a Julia provoca que las mejillas de ella se ruborizaran sin que ella se diera cuenta.

Y aquel acto lo obliga a él a proseguir con la herida de ella.

Julia parpadea varias veces y baja la mirada al darse cuenta de que se le había quedado mirando a ese hombre sin razón alguna. Frunce un poco el ceño mientras que él termina de coser la herida de su cabeza.

El contacto era un poco extraño para ella, se sentía muy extraña. Aunque quizás aquello se debía por el accidente.

-¡Es todo! Vas a estar bien, trata de no tocar esta parte de tu cabeza.

Bruno se aleja de Julia para ver los daños en el avión, todo estaba hecho un desastre. Suelta el aliento, nunca imagino que vería su avioneta en ese estado.

-¿Y ahora que vamos hacer?

-Descansar un poco, y esperar que la tormenta pase. Al menos el avión no tiene entrada de agua, estaremos seguros aquí dentro.

-¡Hace frio!

Él vislumbra algunas cobijas desperdigadas, toma un par y se las lanza a ella para que las usara.

-Eso te servirá.

-Moriremos de frio aquí dentro.

-Deberías de ir pensando en quitarte ese vestido y usar algo más apropiado para esta noche, dudo que la tormenta pase, probablemente estaremos así toda la noche.

Julia ensancha la mirada mientras que se acobija con aquellas mantas, le proporciono calor, pero si tenía que quitarse ese vestido.

-¿Cómo haremos para dormir? No es muy cómoda estas butacas -Bruno pone los ojos en blanco, esa mujer se quejaba por todo.

-Solo duérmete y ya -ella lo observa con ojos furioso y termina por acomodarse en la silla como puede, mira por la ventana y solo puede ver oscuridad y el agua como corre por la ventanilla.

-No eres para nada Cortez.

-Tú también eres molesta e irritante -farfulla mientras acomoda una silla para sentarse detrás de ella.

-No entiendo cómo es que tu jefe te tiene como empleado y piloto, no sabes atender a tus pasajeros.

-Te salve la vida, al menos debes agradecer eso.

-Si, la salvaste, pero ¿a qué costo? Estamos varados en esta isla y no sabemos si darán con nuestro paradero.

Bruno recuesta la cabeza y cierra los ojos, esa mujer lo estaba llevando al límite de su paciencia. Sin embargo, no pensaba seguir discutiendo con ella, estaba demasiado agotado como para perder energías con ella.

-Sera mejor que duermas un poco, o mañana pasaras todo el día durmiendo.

-¿Quién puede dormir con esta tormenta azotando?

Julia mira por la ventana sintiéndose agobiada y preocupada por todo lo que estaba pasando, y para completar a su piloto le valía si estaban perdido o no. Suelta un par de lágrimas que limpia rápidamente.

Poco a poco comienza a cerrar sus ojos y a quedarse profundamente dormida.

[...]

Una fuerte luz comenzaba a iluminar la cara de Julia, la joven frunce el ceño y de a poco comienza a abrir los ojos. Relame sus labios al mismo tiempo que mira por la ventanilla y logra ver el oleaje del mar.

Parpadea varias veces y acerca su cara adormilada a la ventana para ver bien.

-Dios mío, nada fue una pesadilla.

En eso ve al piloto caminar lejos del avión, estaba desnudo de cintura para arriba. La joven se acerca más a la ventana para ver la espalda ancha de ese hombre, ¡era enorme! Frunce los labios y decide salir del avión.

En cuanto abre la puerta una brisa fría y salada golpea su rostro, mira hacia todos lados y solo puede ver desastre, las ramas de las matas estaban desperdigadas por todos lados, hasta encima del avión se hallaban.

-¡Que desastre total!

La joven salta del avión y siente un dolor fuerte en la pierna, pero lo ignora y continúa caminando lejos de la avioneta, al mirarla mejor desde cierta distancia se percata de que estaba destruido. Allí su preocupación fue en aumento.

Esa cosa no tenía un ala. Le faltaba la mitad.

Luego mira hacia un costado, coloca la mano sobre su frente en forma de visera ya que el sol comenzaba a volverse fuerte. Como pudo hacer tanto frio en la noche y esa mañana ya empezaba a sentirse mucho el calor.

Camina en la misma dirección que tomo el piloto y lo ve a lo lejos mirando quien sabe qué diablos. La joven se cruza de brazos y lo espera impaciente hasta que observa que él empieza a regresar.

Bruno ve a Julia despierta a los lejos y decide regresar al avión, a su destrozado avión.

-¿Sabe dónde estamos? -ella pregunta mirando únicamente su rostro, y como no hacerlo si su torso estaba desnudo.

-¡No lo sé! -pasa a un lado de ella para rodear el avión.

-¿Cómo que no lo sabe? -ella lo sigue mientras que se tropieza con la suciedad del suelo-. No se supone que se conoce todos estos lugares, debería de saber en qué isla estamos.

-Ya te dije que no lo sé. No conozco esta isla, ya la caminé, bueno hasta donde pude hacerlo y no logre reconocerla.

Ella se queda parada mientras que observa como él sube al avión de nuevo, ¿Qué significaba todo aquello? ¿se iban a quedar para siempre en esa isla? ¿Qué pasaría con su vida? ¿con su carrera?

-¿Qué significa eso? -pregunta preocupada y a punto de llorar, pero como no obtiene respuesta alguna vuelve a llamarlo-. Señor, puede decirme que significa eso -de pronto del interior del avión sale expedido una garrafa con agua que cae sobre sus pies junto con el piloto.

-Me llamo Bruno, y será mejor que se vaya acostumbrando a llamarme por ese nombre -él vuelve a ingresar en el avión dejándola con más dudas que respuestas.

-¿Y a mí que me importa como se llame? Yo solo quiero saber que significa eso de que no sabe dónde estamos, ¿podemos salir de aquí sí o no? ¿quiero regresar a mi casa? ¿crees que me gusta estar aquí?

-Joder, solo es una chica malcriada -musita muy bajo.

Debido a la gravedad del asunto necesita saber que suministros tenían para poder sobrevivir en esa isla hasta que fueran rescatados, pero a juzgar por la posición de como quedo su avión no sería visto por otro de rescate.

Las palmas lo tapaban, necesitaba hacer un tipo de señal para dar a conocer su posición. Niega mientras que observa la maleta de Julia, la saca puesto que pensaba que ella la iba a necesitar, no podía seguir vestida como seguía y menos en la playa.

-¿Al menos me está escuchando? -la oye y pone los ojos en blanco.

-La oigo claro y fuerte.

Él saca otras cosas más del avión y por último una caja donde guardaba su pistola de véngala, sería su última alternativa.

-Bien, esto es todo lo que tenemos-dice mirando hacia el piso y de brazos cruzados.

-Eso no es mucha agua.

-No lo es, y menos si vamos a realizar excursiones para ver si hay alguna salida de esta isla.

-¿Excursiones? ¿Por la isla dices? -ella levanta la mirada al igual que él.

-¿Prefieres quedarte aquí en el avión tu sola? -él alza una ceja -. A mí me da igual -se encoje de hombros.

Ella hace una expresión de mohín con los labios mientras que lo ve, luego observa como él se agacha para abrir una mochila enorme.

-Tu maleta está dentro del avión, deberías aprovechar para cambiarte, yo estaré aquí afuera revisando las provisiones que tenemos.

-Bien -responde enojada ya que siente que ese hombre solo da órdenes para todo.

Bruno revisa su mochila con detenimiento, por suerte todo está completo y las que llevaba de la ciudad para Honolulu también, no se emocionaba mucho con comer galletas y tonterías, eleva la mirada para ver el mar.

Tendría que pescar algo para poder comer algo decente. Pero eso no era lo que le preocupaba, si no el agua. Mira la garrafa de agua y sabe que eso no les iba a durar mucho a los dos, aunque racionaran.

-Tenemos que conseguir agua.

Se pone en pie y suspira, en eso escucha unos pasos a sus espaldas, gira y la ve a ella vestida un poco mejor que antes. Por lo menos no usaba un vestido, pero si un mono que fácilmente podría hacerse nada en esa isla.

-¿No tienes nada más que usar? Unos pantalones más fuertes.

-Empaque para estar comida en una habitación, no en una isla desierta acompañada de un cretino.

-Bien. Espero que esas zapatillas soporten la caminata de hoy.

-¿Vamos a salir de una vez?

-Comeremos algo, y luego saldremos.

El corazón de Julia se acelera al máximo, no sabía si estaba lista para esa aventura, pero debía intentarlo para poder salir de aquel lugar.

Después de comer algo que le trajo el alma al cuerpo, ella nota que Bruno prepara una botella con agua para guardarla en la mochila. Se veía tan seguro de lo que estaba haciendo, era como si no tuviera miedo de nada.

-¿Estás lista? -la observa por encima del hombro.

-Eso creo... no es como si fuera una super excursión -él pone los ojos en blanco y avanza.

Julia lo sigue mientras que mira de vez en cuando hacia el avión, la verdad es que se sentía segura cerca del mismo ya que si los buscaban por el avión podrían encontrarlos, pero si no estaban allí.

-¿Seguro que es correcto dejar el avión?

-Puedes quedarte si quieres, pero estoy seguro de que regresare por la noche. No estoy seguro de ello -la joven apresuro el paso y decidió que no se iba a quedar sola en ese avión.

-Solo digo que ellos pueden encontrarnos por el avión.

-Está enterrado entre ese montón de palmeras, será imposible que lo vean. Camina y no te quejes tanto.

Ella tensa la mandíbula, de todos los pilotos del mundo tuvo que tocarle el peor de todos. El más arrogante y petulante. Ensancha los ojos y apresura el paso ya que dos zancadas de ese hombre eran como diez suyas.

-Al menos no camines tan rápido, ¿crees que puedo mantener tu ritmo?

-¡Eso es una pena! -Julia se detiene en seco para ver la ancha espalda de ese hombre, luego siente que sus mejillas se encienden y niega. Su cuerpo se estremece y continúa avanzando -. No te quedes atrás, no pienso detenerme cada vez que te dé por pararte a pensar.

-¡Cretino!

-Te oí.

-Me alegro.

Bruno avanza mirando hacia todos lados, no lograba reconocer aquella isla, ¿Dónde carajos estaban? Lograron hacer algunas horas de viaje, ya se estaban aproximando a Honolulu, pero la tormenta los desvió por completo.

Podían estar en cualquier isla remota, de esas que casi no son frecuentadas y hasta olvidadas en el mapa.

[...]

-¿Cuánto más vamos a caminar? -Julia se queja por quinta vez -. El sol me está quemando horrible, y mis pies me duelen, y, por si fuera poco, no me das agua, ¿piensas que soy tan fuerte como tú?

-Debemos racionalizar el agua. Bebiste hace una hora, ten paciencia -le dice mientras escalan una especie de montaña, ella lo ve y frunce el ceño.

-Me estas explotando, no soy tu maldita empleada, quiero que eso te quede claro. Eres un vulgar empleado más, así que no actúes como un jefe.

-Si, como diga la señorita de ciudad.

Bruno llega a la cima con la respiración entrecortada, observa todo y traga saliva, solo había océano y más isla. Al parecer era una isla grande y eso era bueno.

-Por dios, llegamos a ninguna parte del mundo.

-Cálmate, todavía falta por recorrer.

-Dios mío, eso no es lo que me preocupa -pasa a un lado de él -. No te das cuenta, solo hay océano y más isla, no hay caminos, personas, huellas, nada, no hay nada.

Julia cae sobre el suelo rocoso mientras que algunas lágrimas corren por sus mejillas. Ese lugar pertenecía a la nada, ¿Cómo los iban a encontrar en esa isla?

            
            

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