Capítulo 5 ¿Dónde diablos estabas anoche

Sin embargo, Cheryl era consciente de que si Zoey la encontraba en esa habitación, las cosas se complicarían rápidamente.

Ese tipo de aventura no debía ser vista. En caso de que se corriera la voz, Shane podría negarlo todo fácilmente y alejarse como si nada hubiera pasado.

¿Y Rodger? Él la echaría a los leones en un abrir y cerrar de ojos con tal de mantener contenta a Zoey.

Cheryl suspiró y se apoyó contra la pared, asumiendo el papel que conocía tan bien: el de la chica secreta que debía permanecer oculta y fuera de la vista.

Shane miró a Cheryl. Sus labios tenían un suave tinte rosado y sus ojos bajos le daban un aspecto tranquilo, casi demasiado inocente.

Sintió su mirada fija y levantó la cabeza, con un toque de nerviosismo.

Una sonrisa burlona apareció en los labios de Shane, tan sutil que casi se le escapó, pero no a Zoey. Sus mejillas se sonrojaron y dio un pequeño paso hacia adelante, con una sonrisa tímida y esperanzada.

Shane, sin embargo, levantó un brazo y le bloqueó el paso sin esfuerzo. "Ahora no es un buen momento".

El sonrojo de Zoey se desvaneció y, por un instante, su rostro se tensó. Para no enfadar a Shane, intentó sonar juguetona y dijo: "¿Qué? ¿Acaso escondes a alguien que no deba ver?".

Él la miró con calma. Aunque no dijo ni una palabra, su imponente presencia la hizo sentir incómoda.

A Zoey se le erizó la piel antes de que él respondiera finalmente: "¿Necesita algo más, señorita Blake?".

Se quedó helada. "No", murmuró, mordiéndose el labio. Mientras la puerta comenzaba a cerrarse, forzó otra sonrisa y dijo: "Shane, ha pasado tanto tiempo. ¿Cuándo podemos ponernos al día?".

Shane le dedicó un educado asentimiento. "Programe una cita con mi secretaria".

Zoey parecía querer decir algo más, pero antes de que pudiera hacerlo, Rodger tiró suavemente de su brazo. Y así sin más, la puerta se cerró en sus narices. Él tragó su propia irritación y dijo en voz baja: "Zoey, te llevo a casa".

Zoey apartó su brazo de su agarre. "No me trates como si fuera estúpida. Sé lo que tú y Cheryl están tramando. Si a alguno de los dos se le ocurre intentar algo con Shane, están acabados".

Se alejó con sus tacones, y Rodger la siguió con evidente molestia.

De vuelta en la habitación, el vestido de Cheryl apenas colgaba sobre sus hombros. Shane, de pie detrás de ella, la estrechó entre sus brazos.

Sus labios dejaron marcas rojas y mordiscos a lo largo de su cuello, cálidos contra su piel.

Cheryl temblaba entre sus brazos, con el rostro enrojecido. Ese pequeño lunar cerca de su ojo parecía aún más atractivo bajo la suave iluminación.

"Estás muy sexy", dijo Shane con una risa grave en su voz.

Por un segundo, Cheryl sintió como si él fuera un depredador y ella, su presa.

Su cuerpo le decía que corriera, que se soltara. Pero él la sujetó con fuerza hasta que ella cedió y dejó de resistirse.

...

Cuando Cheryl despertó, la habitación estaba oscura, aún tibia y desordenada por la noche pasada.

Shane ya se había ido.

Se levantó y se metió bajo la ducha. En el espejo, su cuerpo estaba cubierto de marcas, una prueba clara de lo que había sucedido.

Los recuerdos volvieron de golpe, haciendo que sus mejillas se sonrojaran de calor. "Qué imbécil", murmuró para sí misma.

Shane actuaba como un caballero por fuera, pero en la cama era completamente diferente. Era brusco, intenso y lleno de hambre.

Podía oír su voz grave en su oído de la noche anterior: "Tienes un cuerpo por el que moriría. Me gusta".

Frente al espejo empañado, se miró bien.

Sabía que tenía una cara bonita y una figura impresionante. Y si la noche anterior demostró algo, era que Shane no podía apartar la vista de ella.

De vuelta en el cuarto, su celular zumbaba sin parar en el suelo.

Envuelta en una toalla, lo levantó. Vio el identificador de llamadas, contestó y lo tiró sobre la cama.

La voz de Rodger resonó: "¿Cheryl, dónde diablos estuviste anoche?".

Comenzó a ponerse la ropa que había en la mesilla de noche. Al menos él había sido lo bastante considerado como para enviarle algo que ponerse. Debía saber que ese diminuto vestido no iba a servir después de todo.

Mientras se abotonaba, Rodger seguía despotricando al otro lado de la línea, pero ella apenas escuchaba. Lo único que podía pensar era que, si no quisiera nada de Shane, podría ser un buen ligue.

"Cheryl, ¿acaso me estás escuchando?".

Volvió a coger el teléfono. "Roddy, lo siento mucho. Anoche me asusté. Me daba miedo que Zoey descubriera que fuiste tú quien me pidió que me acercara a Shane, así que salí corriendo".

Rodger la interrumpió, con voz nerviosa. "¿De qué estás hablando? ¿En qué momento te pedí yo que te acercaras a él?".

Su voz bajó, como si hubiera alguien cerca. "Estoy en el restaurante Glory. Ven ahora mismo".

Aunque no lo dijera, Cheryl podía oír la voz de Zoey al fondo.

Diez minutos después, encontró su salón privado en el restaurante. Respiró hondo, compuso su expresión y abrió la puerta.

"Roddy, ya estoy aquí..".

Antes de que pudiera terminar de hablar, un pesado vaso de vidrio salió volando hacia ella. Se agachó por instinto, y este se estrelló contra la puerta con un fuerte golpe.

Trozos de vidrio se esparcieron por todas partes. Un trozo afilado le rozó el lóbulo de la oreja, dejándole un pequeño corte que le escocía un poco.