Capítulo 3 Simplemente no le gusto

La luz tenue de la habitación privada daba una sensación cálida y emotiva. La alta figura de Shane bloqueaba la mayor parte de la luz detrás de él, ayudando a Cheryl a permanecer oculta en las sombras. Eso la mantenía alejada de miradas no deseadas.

Ella inclinó la barbilla, intentando captar su atención y quizá iniciar una conversación. Pero la actitud fría y distante del hombre dejó claro que no estaba interesado. No le dio ni un centímetro.

Cheryl suspiró en voz baja.

Él realmente era un hueso duro de roer.

La velada se alargaba y ni una sola vez tuvo la oportunidad de hablar con él. Se quedó al margen, sintiéndose cada vez más invisible, mientras el magnate socializaba con los demás como si fuera algo natural para él.

Rodger también lo había notado. Sus cejas se juntaron en un ceño fruncido, contrariado.

Wilbur se inclinó hacia él con una sonrisa burlona y dijo: "Parece que tu planecito no funcionó, ¿eh?".

La expresión de Rodger no cambió. "Pensé que Cheryl lo haría mejor que esto".

Parecía que ella no era el tipo de Shane.

Más tarde, cuando la fiesta llegó a su fin, Cheryl caminó detrás de Rodger y le lanzó algunas miradas a Shane. Pero él no la miró ni una sola vez.

Wilbur, que ya estaba un poco borracho, intentó pasarle un brazo por los hombros a Shane. Pero a medio camino se acobardó y lo retiró con torpeza. "Shane, vamos, nos conocemos desde hace mucho tiempo, ¿no? ¡Deberíamos ponernos al día alguna vez! Ah, y sobre ese proyecto En total... mañana llevaré la propuesta al Grupo Warren yo mismo".

De eso se trataba todo, en realidad.

La respuesta de Shane fue fría y sin esfuerzo. "No te molestes en hacer el viaje. Mi asistente la recogerá".

Wilbur se iluminó como si acabara de conseguir un gran logro. "¡No es ninguna molestia!".

"Tampoco es una molestia para nosotros", dijo Shane, impasible.

Cheryl escuchó todo el asunto. Al ver a Wilbur esforzarse tanto por complacer a Shane, no pudo evitar pensar lo desesperado que parecía.

Que Shane enviara a otra persona a recoger la propuesta significaba que Wilbur no recibía ninguna atención especial; era, simplemente, la forma habitual de hacer negocios.

Pero Wilbur no se dio cuenta, y seguía sonriendo como si fuera el mejor amigo de Shane.

"Cheryl", llamó Rodger con firmeza.

Ella levantó la vista de inmediato, pero sus ojos seguían fijos en Shane.

Por desgracia, él seguía sin prestarle atención.

"Acompaña al señor Warren a la salida", dijo Rodger, dándole claramente una última oportunidad para actuar.

El corazón de Cheryl saltó ante la oportunidad y, por instinto, se acercó un poco más a él. Pero su voz distante la interrumpió.

"No es necesario, señorita Blake", dijo con sequedad, lanzándole una mirada fugaz antes de apartar la vista.

Un escalofrío le recorrió la nuca.

Los ojos de Shane se quedaron en ella un segundo más antes de añadir: "Tengo algo que atender". Luego, se marchó sin decir otra palabra.

La expresión de Rodger se tensó, pero contuvo su frustración. En cuanto Shane se fue, se volvió hacia Cheryl. "No esperaba que lo arruinaras tanto, Cheryl".

Cheryl parpadeó, intentando parecer inocente. "Simplemente no le gusto. ¿Qué se supone que haga?".

Rodger la miró con decepción. Estaba a punto de decir algo cuando una voz familiar resonó en la sala.

"¡Cheryl!".

Cheryl reconoció esa voz de inmediato.

Momento perfecto; llevaba tiempo queriendo salir de allí.

Con una sonrisa rápida y astuta, se dio la vuelta y salió corriendo.

Zoey entró furiosa, con un espectacular vestido rojo y una expresión de furia.

Rodger se interpuso en su camino e intentó calmarla. "¿Por qué estás aquí?".

Zoey soltó una risa amarga y dijo: "¿De verdad me preguntas eso? Si hubiera llegado un minuto más tarde, ¿Cheryl ya estaría en la cama con mi prometido?".

Zoey, que siempre había sido mimada y estaba acostumbrada a salirse con la suya, odiaba que la gente intentara robarle. Empujó a Rodger y fue tras Cheryl.

Mientras tanto, Cheryl ya había corrido por el pasillo, en la dirección en la que se había ido Shane. El pasillo parecía no tener fin.

Jadeando, se detuvo y se apoyó contra la pared. Detrás de ella, los fuertes gritos de Zoey resonaban como una alarma molesta.

Cheryl estaba harta. Estaba cansada de todo este lío. Que pasara lo que tuviera que pasar; ya no le importaba.

Se recostó contra una puerta y, para su sorpresa, se abrió detrás de ella. Perdió el equilibrio y cayó hacia atrás, directamente en los firmes brazos de alguien.

Un aroma fresco la envolvió, y entonces escuchó una risa grave procedente de encima de su cabeza.

"Señorita Blake, realmente tiene un talento para caer en brazos de hombres, ¿no?".