La luz de la tarde se filtraba a través de las cortinas de la oficina de Victoria, creando un juego de sombras sobre su escritorio. En la pantalla de su ordenador, las últimas métricas de Fénix mostraban un ascenso vertiginoso. Cada vez más clientes se sumaban a su base de datos, y la marca comenzaba a ser una de las más mencionadas en las redes sociales. Pero mientras observaba los números, su mente estaba enfocada en algo mucho más personal.
El teléfono en su escritorio vibró. Era un mensaje de Gabriel.
"¿Tienes unos minutos? Necesito hablar contigo sobre la siguiente jugada."
Victoria leyó el mensaje con atención. Gabriel nunca tomaba decisiones apresuradas. Siempre pensaba con frialdad, y aunque su alianza había comenzado como un simple acuerdo de negocios, el respeto mutuo que se había generado entre ellos había comenzado a tomar otro tipo de forma. Sin embargo, Victoria mantenía su distanciamiento emocional. Los negocios eran negocios, y su venganza, aunque envolvía muchas piezas, nunca debía dejar de ser lo primero.
Le respondió de inmediato: "Te espero en mi oficina en media hora."
Gabriel llegó puntual, como siempre. Su porte elegante contrastaba con la atmósfera tensa que siempre lo rodeaba. Cuando entró en la oficina, su mirada buscó a Victoria, que ya estaba de pie, observando la vista desde la ventana. Se detuvo un momento, evaluando a la mujer que había dejado atrás su antigua vida para renacer como una fuerza imparable. No era solo la CEO de Fénix; era una mujer que había superado la humillación, y que ahora estaba en control de todo lo que la rodeaba.
-¿Qué ocurre, Gabriel? -preguntó Victoria, sin girarse. Sabía que su presencia era intimidante, y lo aprovechaba. El control era suyo, y no iba a regalarlo.
Gabriel caminó hasta el escritorio, colocándose frente a ella. Su expresión era grave, más seria que de costumbre.
-Victoria, no podemos dejar que sigan subestimándonos. -Su voz era firme, casi desafiante. Pero había algo más en su tono, un dejo de urgencia que hizo que Victoria lo mirara, ahora sí, directamente. -La campaña está funcionando, es cierto, pero hay algo que no hemos considerado. Los movimientos de tu ex esposo están siendo más rápidos de lo que pensábamos.
Victoria se cruzó de brazos, observando a Gabriel con interés. Su mente ya estaba trabajando, procesando la información, evaluando cada posible escenario.
-¿Qué quieres decir? -preguntó, con una calma controlada que delataba su concentración.
-Andrés está moviendo sus piezas en el mercado. Hay rumores de que está intentando crear una alianza con una de las marcas de cosméticos más grandes del mundo. Si lo logra, podría recuperar terreno rápidamente, y eso pondría en riesgo todo lo que hemos trabajado.
Victoria frunció el ceño, molesta por la falta de previsión. Su ex esposo siempre había sido un hombre superficial, pero su ambición era otra historia. Ahora lo estaba viendo actuar como un tiburón en aguas profundas, y eso no podía permitírselo.
-No me interesa lo que haga, Gabriel. -Su tono era más frío, pero sus ojos brillaban con una intensidad peligrosa-. Nadie, absolutamente nadie, va a robarme lo que es mío. Lo que tengo que hacer ahora no es defender lo que Fénix tiene, sino acabar con su imagen de raíz. Si logras que todos crean que Fénix es la nueva apuesta segura, lo que ellos intenten será irrelevante.
Gabriel la miró, sorprendido por la certeza con la que hablaba. Aunque su enfoque era más agresivo que el suyo, no podía evitar admirar su capacidad para ver el panorama completo. La venganza de Victoria no era solo sobre competir, sino sobre destruir las bases de su enemigo, de forma meticulosa y estratégica.
-Eso significa que vamos a intensificar la campaña, ¿verdad? -preguntó Gabriel, cruzando los brazos.
Victoria asintió, una sonrisa sutil curvando sus labios.
-Exactamente. Vamos a sacar la verdad a la luz. No necesito que Andrés y Laura sean los peores competidores; necesito que todo el mundo los vea como lo que realmente son: una fachada que se está derrumbando. Pero no vamos a atacarlos directamente. Vamos a hacer que la industria los rechace. Y para eso, necesitaremos algo más fuerte. Algo que no puedan contrarrestar.
Pasaron varios días mientras el equipo de Fénix preparaba la nueva fase de la campaña. Victoria había decidido usar un enfoque que no solo revelara los fallos de la antigua empresa, sino que destacara los logros de Fénix de una manera sutil, sin atacar directamente a nadie. Quería que fuera el mercado el que hablara, no ella.
El siguiente paso fue una rueda de prensa. Pero no era una rueda de prensa común. Victoria había convocado a los medios, pero sin anunciar el tema específico, creando un aire de misterio alrededor del evento. No les dijo a los periodistas que sería sobre la campaña de Fénix. Solo les dijo que había algo que necesitaba decir.
A medida que los reporteros llegaban, se generó un murmullo de especulación. Nadie sabía exactamente de qué se trataba. Al principio, pensaron que era una simple actualización sobre los nuevos productos, pero pronto se dieron cuenta de que había algo más en juego.
Victoria estaba preparada. Al comenzar la rueda de prensa, las cámaras enfocaron su rostro sereno, una vez más la mujer que controlaba cada movimiento en el escenario. Era impresionante cómo su presencia podía llenar la sala con una energía eléctrica.
-Gracias a todos por venir -dijo, su voz clara y firme-. Hoy, me gustaría hablarles sobre el futuro de Fénix. No es solo una marca, es una revolución. Mientras nuestra industria sigue buscando maneras de mejorar, nosotros estamos haciendo algo más. Estamos cambiando las reglas del juego.
Los periodistas comenzaron a hacer preguntas, pero Victoria las desvió con maestría, guiando la conversación hacia su visión. Hablaba de lo que Fénix representaba, de su futuro. Cuando le preguntaron sobre la competencia, fue allí donde se jugó su carta más fuerte.
-La competencia, como todos sabemos, es feroz. -Hizo una pausa, dejando que el silencio creara tensión en el aire-. Pero hay algo que he aprendido en mi camino. La apariencia lo es todo. Si tienes la imagen correcta, puedes lograr cualquier cosa. El mercado no perdona los errores. Y cuando alguien pierde su brillo, el mercado se da cuenta. Ya lo vimos antes.
No mencionó nombres, pero el mensaje era claro. Todos en la sala sabían a quién se refería. Las cámaras empezaron a capturar los rostros de los periodistas, observando las reacciones. Las redes sociales comenzaron a inundarse de rumores, de especulaciones. La indirecta era directa, y todos sabían que Fénix estaba tomando la delantera, mientras que el viejo imperio de Victoria caía en la irrelevancia.
Victoria concluyó con una sonrisa fría.
-Y recuerden, en Fénix no solo nos dedicamos a crear productos, sino a crear algo más grande: una historia que será recordada por generaciones. Algo que nadie podrá destruir.
Cuando la rueda de prensa terminó, Gabriel esperaba en la sala privada. Al verla salir, con la mirada fija y la seguridad de siempre, no pudo evitar aplaudir mentalmente. Sabía que el golpe había sido certero. No era solo un ataque directo, sino una jugada maestra que había dejado a su competencia tambaleando.
-Te has superado a ti misma -comentó Gabriel, su tono de voz mostrando una mezcla de respeto y admiración.
Victoria se encogió de hombros, pero su sonrisa indicaba que no estaba satisfecha. Solo era el principio.
-Esto es solo una advertencia, Gabriel. La verdadera tormenta está por llegar.
La reina de hielo
Victoria es la CEO de una exitosa marca de moda y cosméticos que construyó desde cero, pero su mundo se derrumba cuando descubre que su esposo, un modelo guapo pero vacío, y su mejor amiga, su abogada y confidente, la traicionan. La víspera de una fusión crucial, Victoria se entera de que ellos no solo la engañaban, sino que la grababan en momentos de estrés para desacreditarla ante la Junta Directiva. Con la imagen de una "CEO histérica" que la prensa explota, Victoria es destituida y abandona el mundo que había construido. Dos años después, Victoria regresa como una nueva mujer. Ahora conocida como "Fénix", ha reinventado su marca con una estética atrevida y exclusiva. Su entrada triunfal en la Semana de la Moda deja claro que ha dejado atrás su antigua vida, y con un solo comentario dirigido a su ex amiga, "¿Te conozco? Ah, sí, eres la que se quedó con mis sobras", muestra que su poder ya no depende de su antiguo círculo. Pero la venganza de Victoria no se centra en destruir la empresa de su ex esposo y amiga, sino en aniquilar su imagen. Con una campaña publicitaria sutil y sofisticada, expone la falsedad y la falta de calidad que gobernaban la antigua marca. Mientras tanto, se une a Gabriel, un CEO rival con el que siempre había tenido una tensa relación. Juntos, forjan una alianza peligrosa para acabar con la última parte del imperio de su pasado. A lo largo de su relación, Gabriel se convierte en la única persona capaz de ver a través de la coraza de Victoria. El respeto mutuo se transforma en una atracción explosiva, y aunque al principio su relación es puramente estratégica, los sentimientos se complican. Gabriel se convierte en su protector cuando su ex esposo intenta regresar, pidiendo su perdón y manipulación. La venganza culmina cuando Victoria compra su antigua empresa por una fracción de su valor y, en un acto de justicia personal, despide a su ex esposo y amiga en una sala de juntas de cristal, con Gabriel a su lado, sosteniéndole la silla. Pero lo inesperado ocurre cuando Gabriel, quien siempre admiró la fuerza de Victoria, la impulsa a un cambio que ni ella esperaba. En un giro sorprendente, ella decide no seguir con la guerra. La venganza pierde su poder cuando Victoria, más fuerte que nunca, entiende que lo que realmente le importa no es la caída de los demás, sino su propia reconstrucción. Así, decide alejarse de todo lo que la ató al pasado, comenzando una nueva vida, solo para descubrir que la única batalla que debe ganar es la que libra consigo misma.
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