Después de semejante revelación puesta ante mis ojos, me encontraba atónito, las puerta del cielo se habían postrado para mi dentro de este mundo terrenal al descubrir semejante amor latente dentro de mí.
Me encontraba enamorado fervientemente de Eunice, era obvio pues, que mi aferrado corazón no podía gritar frente a los demás la naturaleza de mi pecado,así que sin más decido callar.
Este amor si así le podía llamar estaba destinado en mis pensamientos a vivir en la sobras, en la oscuridad, inexistente para los demás muy sobretodo para Eunice.
Siempre confié en que mi secreto viviría y moriría conmigo, viviendo solo en mis pensamientos y mis fantasías, por los siguientes meses todo fluyo para mí con la mayor naturalidad, había ya dejado la educación hacia un tiempo, mis interés están lejos de la escuela seglar y sus principios .
Comencé a trabajar arduamente en la granja de mis padres, pero ahora mis perspectivas habían cambiado pues siendo el hijo mayor soñaba con la granja llena de esplendor pues estaba seguro algún día pasaría a ser dueño absoluto de ella, sin duda la manera perfecta de tener a Eunice por siempre a mi lado.
Pasaron tres años desde aquella revelación bajo la sombra de aquel árbol, donde pequeñas niñas bailaban pero de entre ellas Eunice se asemejaba a una gloriosa ninfa, su mirada mística e inexplicable me enloqueció.
Sobra por demás decir que no solo yo he cambiado, mis padres aun no sospechan del pecado en el que constantemente sueño con mi hermana, y Eunice no ha de volverse una diosa a mi ojos, sus caderas han comenzado a crecer, sus pechos se han hinchando, y sus labios son frescas gotas de roció que invitan a saciarme de ellos.
Era de esperarse no solo por mi sino por todos que pronto los jóvenes en el pueblo comenzarían a voltear sus ojos hacia la bella Eunice, yo estaba en lo cierto, pronto comenzaría un verdadero calvario para este romance escondido por un desesperado corazón.
Esconder la verdad que habita dentro de mí me enloquece, sin embargo la sola idea de saber que el amor más sincero que puede haber hacia ti mi querida Eunice debe ser enterrado por siempre entre mis labios será lo mejor para calma mis ansias.
Mis augurios acerca de que pronto habría hombres detrás de tu intrigante belleza no tardaron en convertirse en una realidad apenas tenías 16 años cuando Enrique nuestro vecino cercano comenzó a fijarse en ti, a mis ojos no era más que un chiquillo ingenuo buscando solo salir de la mano con la chica más hermosa el pueblo, pero para ti Eunice reflejaba una enorme ilusión pues era tu primer amor.
Este pequeño romance no significaba nada para mí pues sabíaque aun eras una niña y sin embargo me ofrecíadía tras día a seguir tus pasos en cada una de tus citas argumentando pues mi constante preocupación por dejarte sola junto a ese jovencillo
Tú siempre te negabas a recibir mi compañía, pero yo aún a hurtadillas vigilaba tus pasos en cada una de tus citas sin que mi presencia fuese percibida por ti y el jovencillo incauto con quien paseabas.
Aun puedo recordar con ternura tu expresiva mirada, cuando muy pequeños no querías separarte ni un instante de mí, pues confías en que sería tu protector y maestro en la vida, yo solo llamarte " mi pequeña" jamás imaginaste que lejos llegaría la ternura que sembraste en mi corazón.
Algunas semanas siguen transcurriendo, mientras tú sigues con este pequeño romance, yo sigo cuidando de ti igual que una sobra adherida a tu cuerpo, aunque con el pasar de los días tus citas eran cada vez menos frecuentes.
Y era de esperarse mi pequeña aún era una niña y no esta prepara para tener una relación amorosa al lado de ese jovencillo así que dio por terminado ese fugaz amor; para mí fue solo un alivio pues prefería pasar las tardes viéndola recostarse sobre el fresco pasto leyendo sus revistas favoritas, riendo cada vez que leía la sección de chistes de la semana era un albur para mi mente esperar ese momento.