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Una tarde quede de hacer un trabajo con un compañero
amigo de Santi, en su casa así que le avise a Mauricio de que estaría ahí haciendo
un trabajo, las cosas estuvieron calmadas hasta que le pedí ayuda en la parte
del trabajo que no entendía, se acercó a explicarme y de la nada me beso. -
¿Por qué lo hiciste? Mejor me voy, nos vemos en la universidad-. Lo que hice
fue agarrar mis cosas y salir de ahí, en el camino me encontré con Mauricio.
-Hola amor, iba camino a recogerte a casa de
tu compañero, le pedí la dirección a Santi y me la dio, creí que tardarían en
terminar el trabajo-. Tenía la mirada en el suelo no sabía que decirle, estaba
dudando en no decirle lo que había pasado, pero si lo ocultaba eso sería peor, además
mi sentido de culpa no me dejaría estar en paz.
-Me deje salido de ahí porque me beso, no sé qué
demonios le pasa por la cabeza que me beso, según estábamos ahí para hacer un
trabajo, le pedí ayuda en una parte donde no comprendía y se acercó así de la
nada me beso-. Comenzaron a correr lágrimas por mis mejillas, sabía que eso lo
vería como una infidelidad, pero no le podía ocultar algo tan delicado como
eso.
-Elian quiero que levantes la mirada y me
veas los ojos, sé que fue algo que tu no provocaste, confió en ti mi amor, que
te parece si para la otra que tengas que hacer un trabajo con algún compañero
que no sea Santi me avisas y yo con gusto te acompaño para que no vuelva pasar
eso de nuevo-. Me seco las lágrimas y me abrazo. -yo estoy aquí para protegerte
y creer en ti, porque te amo-.
Me sentí tan aliviada cuando me dijo todo eso.
Me acompaño hasta mi casa tomados de la mano. Durante los 8 meses juntos se
volvieron mágicos, cada día conocía más de él y eso me encantaba.
Era víspera de navidad iría a casa de mis
abuelos a pasar una temporada ahí, son 2 horas de camino, le avise a Mauricio, él
sabía que toda mi familia estaría ahí mis padres, mis abuelos, tíos y primos,
mi familia solo sabía que salía con un chico pero no estaban enterados que era
mi novio, esa misma tarde salí con una de mis tías a comprar algunas cosas,
cuando ya estábamos en la casa de mis abuelos escuche que alguien tocaba el
timbre y era Mauricio, con un hermoso ramo de flores, un ramo tan hermoso, lo
hice pasar y me dijo que quería hablar con mis padres, es ahí donde pidió
permiso para ser novios, me sentí tan feliz, que se quedó a cenar con todos
nosotros, después de la cena busco su mochila y saco un hermoso corazón hecho
de caracoles de mar, era una cajita muy hermosa, no podía ser la mujer más
feliz del mundo teniendo a mi lado al hombre más perfecto de este planeta,
todas las mujeres en la casa estaban maravilladas con tan hermoso regalo, pero
dentro de esa pequeña cajita tenia los dulces que me gustaban, en especial unos
que tenían chocolate.
-por cierto, perdón amor, le había puesto
varios de esos dulces que tienen chocolate, pero como estaba esperando el día
apropiado para darte la cajita en forma de corazón, entonces cada que los veía
me comía uno, lo siento-. Me dio risa saber que ese niño tan romántico le
pasaban ese tipo de cosas, ese día fui la mujer más feliz del planeta y aquel
hombre con el cual tanto convivía se estaba convirtiendo en mi vida entera.
Durante esos días procuraba ir a visitarme a
casa de mis abuelos en mi estadía ahí, una noche llego con un lindo tigre muy
lindo, cada que podía me llevaba una rosa, lo más hermoso era cuando nos
despedíamos lo acompañaba hasta el portón de la casa y como había escaleras él
se bajaba un escalón para estar a la misma altura y me besaba, era nuestro
momento especial, nadie podía robarnos ese momento, en donde se detenía el
tiempo y los 2 estábamos juntos amándonos.
Una tarde iba caminando por el centro del
pequeño pueblo donde mis abuelos viven, vi en el mostrador un hermoso perrito
de peluche, no lo dude y entre a esa tienda, estaba feliz porque le regalaría
algo especial para él.
Él ya había llegado a casa de mis abuelos y
yo feliz de la vida, porque le regalaría un lindo perrito de peluche.
-hola, mi amor, quiero que cierres los ojos
tengo una sorpresa para ti-. Estaba algo nerviosa así que me apresure a sacar el
peluche. -ahora si abre los ojos-.
-que hermoso peluche mi amor, no era
necesario que te tomaras esa molestia-. Pero sonreía de la felicidad no dejaba
de hacerlo.