Empieza a recoger todo lo que considera indispensable y continua su travesía; a unos cuantos pasos se encuentra con un pequeño letrero que señala la dirección a hacia Teresville. La emoción desbordaba en Sherek, finalmente se dirige en la dirección correcta y con mucho entusiasmo sigue el camino, pasan unas cuantas horas y empieza a llover mientras caminaba por los largos trazos de bosque frondoso, logra ver un claro a lo lejos donde reconoce varios manzanos y su boca comienza a deleitar el sabor, también, comienza a visualizar una vivienda que pareciese ser de un cazador ya que reconoce su pequeña curtiduría y cabezas de animales que adornan la fachada junto a flores de muchos colores, más adelante visualiza otra vivienda, pero esta era menos extravagante y tenía a sus alrededores únicamente flores color blanco. - Al parecer aquí no odian tanto a las flores, quizás pueda encontrar mejor información de una vez por todas y saciar mis dudas.
Luego de salir del bosque, se acerca al manzano y coge unas cuantas frutas que degusta por el camino, al pasar por distintos tipos de vivienda circundantes a la ciudad. Recorre finalmente la entrada que lleva a Teresville; una vez dentro deslumbra muy lindas viviendas y le llama la atención algo en particular: lo que parecieran ser los cuarteles de la ciudad están adornados con flores únicamente de color celeste. Sherek ve a su alrededor y nota que hay otros edificios gubernamentales, viviendas y tiendas tienen flores de distintos colores pero el más predominante sigue siendo el celeste, también se da cuenta de que escasean únicamente las de color morado, amarillo y rojo; aquellas con las que más se había topado por los bosques. Mantiene su mirada en los grandes adornos de la plaza central; fuentes relucientes con niños jugando alrededor, elegantes bancas donde muchos ancianos se reúnen a conversar y darle comida a las aves, estatuillas de personajes célebres de la ciudad y grandes cúmulos de adornos florales que muchos admiran y otros ignoran u evaden, se detiene por un momento a preguntarle a una anciana que riega las flores de su jardín. -Buenas tardes. -Dice con agradable tono Sherek a la anciana-.
-Buenas tardes jovencito, ¿Qué se te ofrece? -Responde la anciana con una voz muy dulce y tierna-.
-Soy nuevo por aquí, y tengo una duda, noté que en esta linda ciudad, las flores son aceptadas, ¿Por qué usted prefiere las de este color en específico?
-La anciana, impresionada responde. ¡Oh vaya! mira lo que tenemos aquí. Un forastero, verás hijo, en este mundo hemos visto como hay flores que causan mucha destrucción, caos, desorden y demás; pero al mismo tiempo existen aquellas que aparte de sus hermosos colores y energías nos llenan de orden y tranquilidad. Las celestes que estás viendo por ejemplo, me las trae siempre mi esposo, el sheriff de la ciudad, son tan bellas... Me llenan de un confort impresionante, las contemplamos todos los días y me dedico a cuidarlas para que nos llenen de su magia a diario.
-Me parece grandioso que estas flores le den tanta satisfacción, ¿Pero conoce usted que pueden causar las demás?
-La anciana hace un gesto de impresión y parece ponerse algo incómoda mientras le explica-. En Teresville hay leyes muy estrictas con este tema, pero no puedo evitar comentarte sobre las que poseo en mi hogar, se me hace inevitable ignorar semejante belleza.
-Sherek insistente le comenta-. He tenido algunos conflictos y tragedias últimamente, debido a mi ignorancia sobre estas plantas, y tan solo quisiera evitar aquellas que traigan a mi vida alguna desgracia.
-La anciana se limita a recoger una de sus flores muy delicadamente para dársela mientras le dice-. Fácil muchacho, solo ten esta y contempla su belleza para que así tu vida se ordene en todos sus aspectos.
-Tendré en cuenta, su consejo señora, ¡Muchísimas gracias!
Sherek se va algo inconforme, al menos, ya sabe la función de las flores celestes y decide guardarla en el costal junto a las demás. Sigue adentrándose más y más en la ciudad hasta que ve finalmente una taberna que no tiene flores alrededor y piensa. -Bueno aquí, quizás no estén tan locos.
Se sienta en una mesa no muy lejos del mostrador y saca su costal con flores, lo sacude y caen todas las que llevaba dentro sobre la mesa, una naranja, una roja, una morada y la celeste. Escucha como las personas en la taberna lo observan y comienzan murmullos, algunos le miran con intriga y otros con desprecio, la tensión que siente es algo densa, y sin paciencia se atreve a lanzar un grito.
-¿Para qué sirven estas flores? -grita Sherek mientras mira a su alrededor-.
Empiezan a escucharse gritos, burlas y risas en toda la taberna, entre algunos de ellos se escucha. -¡Maldito brujo! -le grita una leñadora muy molesta-.
¡Lárgate esbirro del demonio! -comenta un borracho mientras le arroja una botella-.
¡Quémenlo junto a sus malditas! -grita un anciano que reposaba en un sillón del fondo-.
¡Dejen que se destruya, solo quiere venir a ensuciarnos -agrega un Herrero que le miraba con bastante rabia mientras tomaba un mazo-.
Entre eso y muchas otras quejas de la gente en la taberna, generan en Sherek algo de miedo así que recoge todo y comienza a salir apresurado de ese lugar. Al intentarlo comienzan a arrojarle botellas, comida, basura, escupitajos, y un par de mercenarios le bloquean la salida. Sherek coge su escopeta, tembloroso y mientras intenta apuntar a uno de los mercenarios el otro se la arrebata tirándola lejos, Sherek les lanza el costal y desesperado suplica. -Son todas lo juro, llévenselas, no pensaba hacer brujería ni nada por el estilo, solo quería saber para que funcionan. -comenta Sherek con voz quebradiza y temblando-.
-¡MIENTEE! -grita un campesino- Mátenlo de una buena vez para que no nos traiga problemas.
-Es un brujo de seguro, no le crean! -grita el cervecero desde el mostrador donde observaba todo y limpiaba una jarra de cerveza-.
Un mercenario toma a Sherek por el cuello y lo levanta. -¿Que se supone que vienes a hacer acá con estas malditas cosas?
-Lo que acabo de decirle señor, descubrir para que sirven y evitar que me pasen cosas malas, solo eso.
-¡Mentiroso! -continúa gritándole el borracho-. Es un brujo ¡Es un brujo!
-Por favor señor. -suplica Sherek-. Déjeme ir, le prometo que no volveré a tener esa imprudencia, de hecho si quiere quédense con ellas.
-Me das lástima maldito inepto. -Le dice el mercenario mientras lo suelta de golpe-. Recoge tus mierdas y no vuelvas a pasar por aquí más nunca.
-Si señor, no tiene por qué preocuparse por eso, no volveré más por estos lados.
-Eso espero -dice con desprecio el mercenario-. Aleja tus sucias cosas de aquí y lárgate de una buena vez.
Sherek recoge todo incluyendo su escopeta mientras recibe insultos, escupitajos y empujones de las personas en la taberna, aun así logra salir ileso y se aleja lo más posible de ese establecimiento, al estar algo distanciado, asegurándose de que nadie lo siguiese, se sienta en una esquina a pensar.
-No entiendo, se supone que esta flor celeste me traería orden y allí adentro fue un caos total. ¡Pudieron haberme matado! Tengo que salir de esta ciudad de locos lo antes posible.