Capítulo 4 Secretos revelados

Sophia se sentía devastada por haber arruinado la conversación con Alexis y estaba emocionalmente agotada. No obstante, su teléfono volvió a sonar unas horas más tarde, y para su sorpresa, era una llamada de él. Con voz triste, muy bien fingida, contesta, preparándose para lo peor.

"Hola, Sophia. Quería decirte que eres la primera persona que ha tenido la valentía de hacer algo así. Me gustaría conocerte, como amigos, por supuesto. Pero debo ser honesto, estoy comprometido."

Sophia luchó por expresar su angustia, y su voz temblorosa revelaba una profunda herida. Respondió con una mezcla de tristeza y dolor, como si su corazón se hubiera partido en pedazos al escuchar las palabras de Alexis.

"Lamento escuchar eso, Alexis. Pero creo que lo mejor será dejarlo aquí. Mi corazón está hecho pedazos."

Sin más palabras, Sophia cuelga la llamada, sintiendo una chispa de esperanza. La llamada de Alexis, en la que demostraba interés, era inusual para alguien comprometido. Sophia se encuentra en una encrucijada emocional, tratando de comprender la situación y enfrentando sus sentimientos, mientras una serie de preguntas y pensamientos inundan su mente.

Presa de la inquietud y la confusión sobre la actitud de Alexis, decide investigar más sobre él. Comienza a explorar sus perfiles públicos en las redes sociales y se sumerge en sus fotografías y publicaciones. Lo que encuentra la deja aún más desconcertada.

Descubre que Alexis es un hombre vanidoso que disfruta mostrar su belleza en redes sociales y comparte abiertamente su relación con su madre. Ha visitado numerosos lugares con su madre y comparte publicaciones llenas de amor hacia ella. Sophia se pregunta por qué la llamó. ¿Sospechaba de ella? ¿Quién era realmente ese hombre?

Se encuentra en una encrucijada, tratando de entender la verdadera naturaleza de Alexis. La incertidumbre y la confusión la mantienen en vilo mientras sigue examinando su presencia en línea en busca de pistas que puedan arrojar luz sobre esta situación.

Sumergida en sus pensamientos, Sophia no percibe el correr de las horas. La puerta se abre y, en medio de su abstracción, no se da cuenta de que Isabella ha llegado. Sin embargo, su amiga la interrumpe al entrar en la habitación, emocionada por contarle algo, pero Isabella se queda en silencio al ver a Sophia tirada en el sofá, con la mirada perdida.

-Hoy tuve un día fatal, no vas a creer lo que pasó. El estúpido de... -comienza Isabella, pero rápidamente se da cuenta de que algo está mal al observar a su amiga-¡Oh, no! - se acerca de inmediato para consolar a Sophia.

Le acaricia la cabeza y le asegura que todo estará bien. Entonces, Sophia le comparte una revelación que parece arrojar luz sobre la situación.

-Alexis me llamó-, la mira fijamente -, no soy una experta en hombres, pero puedo jurarte que está interesado en mí. Eso solo puede significar una cosa... -Hace una pausa dramática antes de continuar-, No está enamorado de mamá.

-¿De qué estás hablando? -pregunta Isabella, confundida.

Sophia, visiblemente aliviada por compartir la noticia, continúa: -Te dije que comenzaría a acercarme a ese estúpido- se sienta para dar más énfasis a su historia-, y, ¿qué crees? Estaba dando una especie de conferencia médica, así que aproveché el momento y le envié un mensaje. Me respondió, y cuando terminó su conferencia, le escribí de nuevo. Me respondió, y luego me hizo una videollamada. Creí que todo se vendría abajo, porque pensé que me había descubierto, pero no fue así. Llamó para disculparse... ¡Todo está yendo perfectamente!

-¡Espera! Dices que te llamó. ¿Qué hay con eso?

-Sin duda es un pervertido o un estafador, un farsante. Si sabía de la póliza de seguro de mi padre, todo tendría sentido. ¿Verdad?

-Anunció la boda con tu madre hace meses. No intentemos buscar problemas donde quizás no los haya. Tal vez es solo amable y le gusta su trabajo, por eso se toma el tiempo para dar consultas. A mí me parece un hombre agradable -Isabella intenta ser optimista.

-Hay algo muy raro en ese tipejo. Voy a probarte que te equivocas. Ese hombre es un farsante, no ama a mi madre.

-¿Y quieres hacerle un favor o hacerla sufrir? - pregunta con preocupación.

-¿A qué te refieres? - parece decidida.

-A que la obsesión por buscar venganza puede lastimarte. No sabes lo que podría esperarte al ir a Estados Unidos sola. Y no me mires así. Sé que te desvelaste buscando vuelos y hospedajes cerca del lugar donde vive tu madre. Ella se olvidó de ti, haz tú lo mismo.

-No puedo. Ella tomó algo que no merecía.

-¡Maldita sea! Es solo dinero; algún día se le terminará.

-No se lo merecería.

Isabella, dándose cuenta de que la discusión se está tornando más intensa, cambia su tono: -Si tu padre nunca cambió la póliza a tu nombre, pues ni modo. ¡Que lo disfrute!

-Tú no entiendes.

-Sí, entiendo -enfatiza, preocupada por la escalada de la discusión, intenta calmar las aguas -. Entiendo que puedo perder a mi mejor amiga en otro país por un capricho.

-No sé por qué te cuento mis cosas- menciona indignada.

Sophia, sin querer prolongar más la conversación y todavía visiblemente frustrada, se apresura para tomar su cartera y abandonar el departamento. Isabella, preocupada por su amiga, la sigue hasta la puerta.

-¿A dónde vas a esta hora? -pregunta, tratando de entender sus planes.

Sophia se detiene un momento y responde con determinación: -A donde se me dé la gana. Y no me esperes despierta.

-Sophia. Por favor... no quise -Isabella ruega, con los ojos llenos de preocupación y pesar.

Pero la puerta se cierra de golpe, dejándola sola en el apartamento, con un nudo en la garganta. La angustia y la culpa pesan sobre ella, se queda parada en la habitación en silencio, contemplando la discusión que ha tenido con su amiga. Se siente atrapada en un mar de emociones mientras lucha por comprender lo que ha sucedido.

Por otro lado, Sophia, enfurecida y frustrada, toma su teléfono y llama a Gabriel mientras se dirige hacia el ascensor. Está molesta porque Gabriel tarda en contestarle y eso solo empeora su mal humor.

"¿Por qué diablos no me contestas?", le dice ella enfadada.

"Hola, amor, ¿qué sucede?", responde con calma.

"Me enojé con Isabella y salí de casa. ¿Estás en tu departamento?", le explica en un tono agitado.

"Sigo en el club, pero ve adelantándote, llamaré de inmediato para que te entreguen las llaves."

"Gracias, en verdad te necesito."

Gabriel, preocupado por la situación, intenta indagar: "¿Podría saber la razón de ese enojo?"

"En este momento no quiero hablar de ello."

"Está bien. ¿Crees que puedes manejar?"

"Voy a tomar un taxi."

"Buena elección, amor. No tardaré en llegar, ya estoy saliendo."

"Te espero."

            
            

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