- Nena ven sígueme - la acompañó por un pasillo y observó una puerta blanca de madera que luego es abierta mostrando mi nuevo cuarto que me habían asignado, se ve bastante acogedor con una cama blanca al lado derecho cerca a la pared decorada con cojines en tono rosa pastel y gris, a su lado está un escritorio marrón con una silla, al fondo la ventana que es bastante amplia y del lado izquierdo está un clóset del mismo tono de la cama y el escritorio, dando por terminado una puerta al lado de este que supongo es el baño en tonos blanco y café.
- Bueno...... ya saben la razón de porque me he mudado pero no se preocupen solo me quedaré 2 meses y... -comienzo a mencionar mientras estoy guardando las cosas que he traído además de algunos regalos que ha mandado mi madre mientras Lucas ha salido a buscar algunos bocadillos.
- Que?? Espera...¿ te piensas ir? ¿A vivir sola? ¿En tu estado? - me miraba mi hermano con rostro de preocupación justo cuando atraviesa la puerta con un plato lleno de galletas
- No creo que sea buena idea Carter además es mejor hablarlo más adelante, porque no lo piensas ¿si?- la pelinegra menciona mientras me mira con preocupación.
- Está bien, pero mientras ¿puedo buscar un empleo? Algo no tan complicado para durar un buen tiempo,depende de lo que pase cambiare mi decisión ¿sí? - observo fijamente a mi hermano al terminar.
- Está bien te ayudaré a buscar uno muy cómodo - termino de decir la pelinegra.
- Oye. Que bueno que dejaste a ese idiota - me dijo Melay mientras mi hermano había ido a comprar la cena porque hoy era día de no cocinar y ellos estaban un poco cansados incluyéndome por el viaje.
-Bueno...o... en realidad la historia es algo complicada y no me gusta hablar del tema - dije suspirando intentando internamente no recordar nada. No sé qué pensaran los demás de mí además mis padres son algo estrictos aunque mi madre si sabe mucho de lo que sucedió.
- Ha no te preocupes cuando estés lista lo harás- me anima. que buena chica es, si tuviera hermanas ella sería la hermana perfecta pero no, solo somos mi hermano y yo como la pequeña.
Ya ha pasado algunos meses y para no perder el tiempo en casa he estado haciendo algunos cursos de cocina en la mañana,ya que mi trabajo es en la tarde hasta las 8 de la noche, soy una excelente mesera en Rocky's una cafetería muy buena y elegante ubicada frente a una papelería,y también está en el transcurso de donde realizo el curso y la casa, por tanto no es complicado el trabajar aquí.
El gerente es amigo de Melay la pelinegra que me ha permitido la facilidad de conseguir el empleo, además el horario es bastante flexible y el ambiente es muy cómodo.
- Buenas tardes ¿qué desean pedir?- me acerco a una mesa donde se encuentran 3 chicos uno moreno, un pelirrojo y un pelinegro.
-Vamos a pedir un batido de fresa,kiwi y banana con 3 croissant- responde el moreno que me observa de forma coqueta
-Ya se los traigo-informo, mientras siento sus miradas clavarse en mi espalda. Al entregarles la orden, noto que estos chicos deciden quedarse un buen rato, más del tiempo normal. Quizás están esperando a alguien.
-Hola-se acerca una mujer con un pequeño sin un diente.
-¡Quiero pastel de chocolate!-un niño de ojos claros y pecas en su rostro me dice mientras observa a la mujer a su lado, que seguramente es su madre.
-¿Me podrías traer un té helado, por favor?-menciona la mujer rubia.
Observo a esta encantadora pareja, madre e hijo, y pienso en cómo me gustaría que esa fuera mi situación pronto. Los atiendo rápidamente para poder continuar con mi turno y llegar a casa a tiempo para mi salida con Melay.
-¡Oh! Miren a quién tenemos aquí. Está muy grande y saludable. Estas son sus manos, y acá sus pies. ¿Quieren escuchar su corazón?-el doctor hablaba sin parar mientras movía un aparato sobre mi vientre plano, después de aplicar una gel muy fría. De repente, se escuchó un fuerte sonido constante y pausado. Al observar al médico, confirmé que era el corazón de ese ser vivo que llevo dentro de mí. A mi lado, la pelinegra tenía lágrimas en los ojos, en lugar de ser yo quien llorara. Me sorprendió, ya que ella es enfermera, y pensé que esto sería algo común para ella.
-¡Es hermoso! ¡Qué grande está! Vas a tener a la mejor tía-dijo entre lágrimas, llorando como una Magdalena.
-Está en perfectas condiciones para sus 20 semanas, o quizás un poco más, aproximadamente 3 meses. La salud de la madre es buena, aunque el peso del bebé está un poco bajo, pero no demasiado. ¿Cómo te has sentido? ¿Malestares matutinos?-preguntó el doctor, continuando con su explicación.
-Solo mareos, y en la noche no me da hambre. Vómitos he tenido muy pocos-respondí, recordando que había leído sobre los síntomas comunes, aunque a mí apenas me afectaron.
-Te recetaré algunos suplementos y te daré recomendaciones para una dieta, por si acaso-dijo el médico mientras yo asentía, prestando atención a cada indicación.
-Nos vemos en la próxima consulta-dijo, despidiéndose después de que le diéramos las gracias.
-Ahora, ¡a un centro comercial! Vamos a comprar-anunció mi acompañante, eufórica, mientras subíamos al auto.
-El bebé está muy grande. Como no sabemos qué será, compremos cosas unisex, ¿sí?-dijo ella, con la emoción de una niña.
-Está bien, pero debería ser más adelante, ¿no? Todavía es muy pequeño-intenté frenar su entusiasmo.
-Oye, hagamos algo, solo lo más básico, ¿sí? Todavía no compremos ropa-insistió. Ella no se daba por vencida y quería comprar ese mismo día. -Además, si lo piensas bien, es mejor prepararse con tiempo que correr a última hora por no tener nada-reflexioné, dándome cuenta de que no era una mala idea en absoluto.
Llegamos a un almacén y compramos ropa de tonos pasteles y unisex, además de algunos accesorios que, según ella, eran regalos adelantados de la futura tía.
Luego fuimos a una tienda para madres, y ahí sí se emocionó comprando cosas para mí. Aunque algunas prendas me gustaban, no soy tan amante de las compras.
-Cómprate este color-me dijo, mostrándome algo rosado.
-Qué asco, no quiero rosa, es un color muy fuerte-intenté convencerla de cambiarlo.
-Está bien. Además, te ves más linda con colores suaves-aceptó finalmente. Después la convencí de que la próxima vez compraríamos más cosas, ya que aún quedaba tiempo, y sería más entretenido.
-Podríamos comprar helado, me muero de hambre-se me antojó de repente.
-Esos antojos que te atacan en cualquier momento. He notado que te inclinas mucho por las cosas dulces, ¿no?-dijo ella mientras yo intentaba decidir qué sabor de helado elegir. Creo que se me iba a salir la baba de solo pensar en tantos sabores.
-Un poco, y también con las verduras. Algunas que no me gustaban antes, ahora las como con ganas. Además, dentro de pocos días debería mudarme-le mencioné mientras íbamos de regreso a casa en el auto.
-¿Qué? ¿Por qué? Estás bien con nosotros-respondió sorprendida cuando se detuvo en un semáforo.
-Sí, pero ya les había dicho con anticipación que debería vivir sola, o al menos después de que nazca el bebé. Para eso son los ahorros que tengo y el trabajo, así que yo...-.