-No, nada, estoy bien-llevo dos platos con el postre mientras Gustov trae los refrescos, pero logro sentir su penetrante mirada.
-¡Oh!-otra vez esa sensación, pero caigo en cuenta de que debe ser dentro de mí. Mientras me voy a sentar, me enderezo al instante de sentir otra vez lo mismo.
-En serio, Carter, esto no es normal. ¿Te llevo al hospital?-pregunta otra vez, en voz baja, mientras los demás comen el postre que preparamos.
-No, solo ha pateado. No lo había hecho antes, jajaja. ¡Es asombroso!-es inexplicable lo que acabo de sentir, no sé qué decir.
-¿Justo ahora?-pregunta Gustov mientras asiento, y cuatro pares de ojos me observan.
-Mientras cantaba pateó, y también ahora. ¡Es genial!
-Le va a gustar la música, como a su tío Gustov y a su madre-dijo Gustov. Él es diseñador de ropa masculina.
-Va a ser un excelente jugador o pateador-decía mi hermano, orgulloso.
-¿Viste? Quiere estar con nosotros. Patea en respuesta-dijo Melay.
-Además, ¿no se les olvida algo? ¿Será un renacuajo o una princesita?-dijo mi hermano, cambiando de tema y preguntando esperanzado.
-Sí, yo también quiero saber-Nina habla a mi lado.
-Te tocará esperar, porque no quiso mostrarse, jajajaja-dijo Gustov. Hoy me acompañó a la clínica después de comprarme ropa, pero estaba tan nervioso que no fue capaz de entrar.
-Bueno, es mejor. Nos llegará de sorpresa-dijo Melay, riéndose de forma tensa.
-¡No! ¡Yo quería mi dinero ahora!-escuché que dijo Nina.
-¿Qué? ... Ups-la rubia me miró como sin entender, y al instante se tapó la boca.
-¿Están apostando por el sexo de mi hijo?-dije, observando a cada uno.
-Pues... No. Bueno, sí. Entre todos, pero Mel no quiso entrar-me miraban apenados.
-Estamos muy emocionados porque seremos tíos, y no lo pudimos evitar porque solo tenemos distintas opiniones, por lo que apostamos-me hablaba mi hermano. Asiento y acepto su forma de divertirse con mi embarazo, obviamente después de darles sus merecidos golpes.
-Como todos lo hacían a escondidas... deben pagar retribución-sus caras cambiaron.
-Pero yo no estaba-Gus se queja.
-Eres cómplice. Así que deben pagar con... ¡pizza!-decido aprovechar la situación. Esto no se ve todos los días.
Mi hermano llamó para pedir la pizza, mientras nos acomodamos en el sofá y en el suelo para ver la película que Gustov había escogido. Era un momento especial y reconfortante, lleno de risas y anticipación por la llegada del nuevo miembro a nuestra familia.
-Hola, bienvenido a Rocky's. ¿Qué desea pedir?-me encuentro detrás de la caja, observando a una chica mientras recibe su pedido.
-Un pastel de arándanos con un café americano, por favor-escucho la orden e informo a los chicos de la cocina.
Ya se han cumplido los 8 meses. Hoy es mi último día de trabajo en el restaurante. Las campanas del local suenan y un hombre con lindos rizos y ojos azules entra, atrayendo la atención de todos en el lugar. Muchas mujeres lo observan con deleite, pero él, en cambio, trae una cara seria. Se sienta en una mesa con el celular. Me acerco a la mesa.
-Hola.
Él se aleja de la pantalla y levanta la mirada.
-Hola, señorita Carter. He venido a escoltarla-sonríe, y escucho suspiros detrás de mí.
-Oh, gracias por la oferta, pero debe esperar un tiempo más, señor-le digo en tono burlón.
-Esperaré el tiempo necesario.
-Entonces, ¿podrías esperarme una hora más?-él asiente calmado-. Te compensaré con tu batido favorito.
-Bien. Te espero.
Me levanto y pido el batido, que luego se lo entregan mientras él revisa el celular y responde llamadas o mensajes. Muchos parecen centrarse en el hombre con ropa casual, que parece un modelo, sentado en una mesa bebiendo un batido. Pasada la hora, me despido del jefe, quien me da un bono y felicitaciones. He trabajado aquí durante seis maravillosos meses y he hecho buenos amigos.
Salgo del lugar y afuera me espera Gus con mi bolso y el batido en su mano. Subo a su auto; hoy me acompaña a la cita de chequeo del bebé. Esta vez decidió acompañarme, como ha hecho la mayoría de las veces, para la ecografía, ya que los demás no estaban disponibles hoy, según ellos, y no debería ir sola.
-Hola, Carter. ¿Cómo has estado? ¿Cómo te sientes?-observa el rizado a mi lado, curioso.
-Hola, soy un amigo. La vez pasada también la acompañé, aunque no ingresé-dijo él, mirando alrededor. Estoy segura de que el médico pensaba otra cosa.
-Vamos a mirar cómo está el bebé y ver si quiere mostrarnos qué sexo tiene-me dice el médico mientras se coloca los guantes y yo me acuesto en la camilla, levantando mi camisa.
-Mmm, está muy grande, excelente de peso. ¿Has seguido mis indicaciones? Vamos a ver si se deja ver... mmm, no, nada. Vamos, bebé, tu madre quiere saber qué eres-decía el doctor, pero el bebé no se movía. Estaba hermoso, con su dedo pulgar en la boca y sus ojitos cerrados.
-No se preocupe, doctor. Yo quiero que se mantenga como sorpresa-le dije, observando de reojo a Gus, que no dejaba de mirar la pantalla, asombrado porque la vez anterior no ingresó.
-Bueno, está todo bien. Te espero en la última consulta para fijar la fecha del parto.
Al salir con una nueva imagen de mi bebé más grande, el ojiazul tenía una mano en su cuello, incómodo, mientras lo miraba acusatoriamente.
-Bueno... sé que sigues enojada, pero la verdad es que quiero que sea mi modelo, porque con esos genes sé que saldrá lindo ese bebé-dijo, mirándome apenado. Él es diseñador y quiere inspirarse en el bebé. Estoy sorprendida; eso no me lo esperaba.
-Si puedes. Porque así tendré ropa exclusiva que no tendré que comprar, porque tú me las vas a dar-le respondí, y él soltó una carcajada.
Muchos ojos decidieron observarlo, agregando susurros que escuché.
-¡Qué afortunada! ¡Qué lindo esposo!-comentó alguien.
-Parece su novio, ¡qué guapo es!-agregó otra persona.
Nos miramos y comenzamos a reírnos por los comentarios de esas personas. Mi amigo parece un dios griego y muchas mujeres mueren por él.
Después de salir, seguimos con nuestra tarde. Compramos algunas cosas para el bebé, ya que el tiempo restante es poco. Decidimos adquirir las últimas cosas que faltaban. Además, su conocimiento sobre el tema es amplio porque tiene una sobrina, y la experiencia ayuda.
En la tienda de bebés, Gus se movía con confianza, señalando los artículos que consideraba esenciales. Tomaba cada prenda con cuidado, evaluando la calidad y el diseño, siempre asegurándose de que yo estuviera de acuerdo.
-Este set de ropa es perfecto para los primeros meses-dijo, sosteniendo un conjunto de algodón suave-. Es cómodo y fácil de lavar.
Asentí, agradecida por su ayuda y atención al detalle. Mientras elegíamos una cuna, noté a varias personas observándonos con curiosidad. Algunas sonreían, probablemente pensando en lo afortunada que era de tener a alguien como Gus a mi lado.
-No tienes que hacer todo esto, Gus-dije mientras él ajustaba el carrito de compras-. Ya has hecho mucho por mí.
-Lo hago porque quiero, Carter. Quiero que tengas lo mejor para ti y para el bebé. Y Melay me terminó de encargar la lista-respondió con una sonrisa sincera, sacudiendo la hoja de papel en su mano.
Seguimos recorriendo la tienda, eligiendo pañales, biberones y juguetes. Gus se aseguraba de que todo fuera de la mejor calidad, sin escatimar en gastos. Su dedicación y preocupación me conmovían profundamente.
Finalmente, nos dirigimos a mi casa. Gus me ayudó a llevar las compras adentro y a organizar todo en la habitación del bebé. Nos tomamos un momento para admirar el trabajo realizado, la habitación preparada con amor y dedicación. Nos despedimos.