Capítulo 7 Entre la tristeza y el espectáculo

Liliana caminaba por los pasillos de la imponente oficina de los Keller, la presión sobre sus hombros aumentaba con cada paso. Había algo en el aire esa mañana, algo que no podía identificar, pero que la hacía sentir incómoda, como si se estuviera metiendo en un terreno que no le pertenecía. La enorme construcción de cristal y acero, llena de tecnología y lujo, parecía una cárcel de su propio éxito, uno que nunca había pedido.

Al llegar a la oficina de su padre, detuvo su respiración por un segundo, escuchando voces al otro lado de la puerta. Su padre, el Sr. Keller, estaba hablando con alguien más, o más bien, discutiendo acaloradamente.

-No puedes ser tan ingenuo, Edward -dijo una voz masculina, que Liliana reconoció al instante como la de George Walton, los archienemigo de mis padres o de la empresa desde que tenía memoria-. ¡Tu hija ha estado desaparecida durante años y ahora aparece de la nada! Esto no es un golpe de suerte, esto es una jugada de marketing, y todos lo sabemos.

Liliana sintió cómo el aire se le hacía más denso. No le gustaba escuchar que su vida era vista como una estrategia, algo que se podía manipular. Decidió escuchar un poco más, aunque le doliera.

-¡No te atrevas a hablar de mi hija de esa manera, George! -el Sr. Keller replicó, claramente irritado-. Liliana ha sido la imagen perfecta todo este tiempo, y no vas a venir a decirme cómo debo manejarla.

Una pequeña risa burlona se oyó del otro lado de la puerta.

-¿La hija perfecta? ¿Esa es tu versión de la historia? Mira que no ha aparecido en años, y ahora es la estrella de una subasta. Las cosas no son tan simples, Gerald. Tienes que entender que el público está esperando una razón para que tu hija vuelva a ser relevante.

Liliana sintió una oleada de ira y desconfianza. Lo que más la frustraba no era lo que decían sobre ella, sino cómo la veían, como si fuera una propiedad más en un contrato. Sin pensarlo, abrió la puerta con firmeza, dejando que las palabras de los Walton se ahogaran en el aire.

Al entrar, vio a su padre sentado en su escritorio, con una mirada que mezclaba molestia y cansancio. Frente a él, George Walton la miraba con una sonrisa que no disimulaba lo que pensaba.

-Liliana, qué sorpresa. -El Sr. Keller se levantó de inmediato, pero su tono no fue el cálido que ella había esperado. En lugar de eso, parecía más un acto de cortesía que una bienvenida genuina.

-Creo que la sorpresa la dieron ustedes -Liliana respondió con frialdad, cruzándose de brazos.

George Walton hizo un gesto con la mano, como si su presencia no fuera relevante. -Debe ser interesante para ti, Liliana, que después de tantos años de desaparecer, te vean en la primera subasta de la familia Keller. ¿Qué quieres demostrar? ¿Que sigues siendo una celebridad?

Liliana sintió cómo sus nervios se disparaban, pero se mantuvo firme.

-No vengo a probar nada -respondió, mirando fijamente a Walton-. Vine para ver a mi padre. No esperaba que mi vida fuera un espectáculo.

El Sr. Keller, claramente incómodo con la situación, cambió de tema rápidamente. -Lo que necesitamos, Liliana, es que te involucres más en los negocios familiares. Esta subasta no es solo por nosotros, es una jugada estratégica que podría estabilizar la empresa después de años de incertidumbre.

Liliana miró a su padre, sintiendo cómo la rabia se acumulaba dentro de ella. ¿Cómo se atrevía a hablarle de esta manera después de tanto tiempo sin siquiera preocuparse por su vida?

-¿Y por qué no me llamaron durante todos estos años para decirme que necesitaban mi ayuda? -preguntó, tratando de mantener la calma, aunque su voz temblaba por la rabia contenida-. ¿Por qué no me llamaron cuando estuve fuera del país, ocupada en mi vida y carrera?

George Walton intervino, casi como un recordatorio de lo que era la realidad que Liliana no quería enfrentar. -Porque sabíamos lo que ibas a decir, Liliana. Tu familia ya había dejado claro lo que querías, y no era el negocio. No te interesa nuestra herencia, pero no podemos permitir que las cosas se desmoronen. La subasta es tu oportunidad de regresar, de mostrarle al mundo que sigues siendo parte de este legado.

Liliana se giró hacia su padre, que la observaba con la típica mirada de quien ya había tomado una decisión. -Si voy a estar en el negocio familiar , será porque yo quiero estar allí, no porque ustedes me lo pidan -dijo, con voz baja pero firme.

Salió de la oficina, la ira retumbando en su pecho. Estaba cansada de ser vista solo como un peón en un tablero de ajedrez. Tenía sus propios deseos y su vida, pero por alguna razón, siempre volvía a caer en la misma trampa.

El Encuentro en la Noche:

Al salir de la oficina de su padre, Liliana no tenía idea de qué hacer. La presión estaba comenzando a ser insoportable. Decidió llamar a Valeria. Necesitaba desconectar, dejar de pensar en lo que su familia quería de ella.

-Valeria, ¿quieres salir esta noche? Necesito escapar por un rato.

-¡Por supuesto! -respondió Valeria al instante-. Tengo una cita con unos amigos, pero podrías unirte. ¡La noche es joven y hay que disfrutarla!

Liliana se sintió aliviada por la idea de una distracción. No pensaba en el pasado ni en el futuro, solo quería disfrutar del momento. Valeria la recogió en su elegante coche y, sin perder tiempo, se dirigieron a un exclusivo club nocturno.

La Disco y el Encuentro Inesperado:

El club estaba lleno de gente, luces de neón brillaban por doquier y la música era un torbellino de ritmos electrizantes. Valeria y Liliana llegaron a la zona VIP, donde todo era aún más exclusivo y privado. Se sentaron y comenzaron a disfrutar de sus cócteles, mientras las conversaciones y la música fluían a su alrededor.

Fue entonces cuando Liliana vio algo que no esperaba. Ethan, un amigo de Valeria, estaba allí con algunos amigos. Valeria lo saludó de inmediato, y Liliana lo siguió con la mirada. Había algo en él que la atraía sin razón aparente. No era solo su atractivo físico, sino la forma en que se movía con seguridad en su entorno, como si no hubiera nada que lo intimidara.

Al poco rato, Valeria le hizo un gesto a Liliana. -¿Te animas a bailar?

Liliana dudó por un momento, pero la energía de la noche la invadió, y antes de que pudiera pensarlo más, estaba en la pista de baile. Ethan se acercó, y sin decir una palabra, la tomó de la mano. Bailaron al ritmo de la música, como si el mundo no existiera fuera de ese instante.

El calor de la pista de baile, la cercanía de Ethan y la libertad de estar allí sin ser juzgada la hicieron sentir algo que no había sentido en mucho tiempo: la sensación de ser simplemente ella misma. Un deseo creció dentro de ella, pero sabía que aún quedaba mucho por descubrir.

Cuando la canción terminó, Ethan la miró con una sonrisa. -Nunca imaginé que la famosa Liliana Keller podría moverse tan bien.

Liliana rió, pero dentro de ella una chispa se encendió. No era solo la atracción física, era el deseo de ser libre, de escapar de las expectativas.

-Supongo que hay más en mí de lo que la gente piensa -respondió, con una mirada desafiante.

La noche continuó entre risas y charlas, pero Liliana sabía que algo había cambiado en ella. Quizás este encuentro solo era el principio de algo más grande, algo que no podía controlar.

            
            

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