Capítulo 2 Un Nuevo Hogar

CAPÍTULO 1

NARRADOR

UN NUEVO HOGAR

(32 AÑOS ATRÁS)

En la entrada de un orfanato, dejaron a un recién nacido envuelto en una suave y delicada manta. El niño empezó a llorar, sintiendo hambre y el frío de la mañana que apenas comenzaba a iluminarse con los rayos del sol.

Una de las hermanas del convento se encontraba cerca de la entrada cuando oyó el llanto del bebé. Siguiendo el sonido, abrió la puerta y vio al pequeño en el suelo. La madre lo levantó de inmediato, llevándolo a sus brazos y meciéndolo de un lado a otro en un intento de calmarlo. Pensando que tenía hambre, la madre lo arrullaba con ternura.

Cerró la puerta y se dirigió al área donde se encontraban todos los niños huérfanos y abandonados, entregándolo a la encargada de su cuidado.

-Le pido que lo alimenten de inmediato, ya que no deja de llorar -dijo la hermana.

Cuando el recién nacido sintió el biberón tocar sus labios, abrió la boca con desespero y comenzó a beber la leche. Bebió con avidez hasta terminar todo y luego se quedó dormido.

Sin embargo, a pesar de todo, soltaba suspiros y en su rostro se podían ver las huellas de las lágrimas. La cuidadora, con gran delicadeza, lo colocó en la cuna y, despacio, le quitó la mantita, descubriendo que el niño estaba completamente desnudo. Solo llevaba consigo una cintita donde se encontraba su nombre: Marcos Davide, y su fecha de nacimiento: doce de octubre de mil novecientos noventa y dos.

Lo volvió a arropar con cariño, dejándolo cómodo mientras buscaba ropa y un pañal para cubrir su pequeño cuerpecito. Llamó a la oficina de la madre superiora para solicitar la presencia de la pediatra, ya que la cuidadora necesitaba conocer la condición neonatal del bebé.

-Parece que se encuentra bien, pero quiero asegurarme de que mi instinto sea correcto -dijo la cuidadora.

TRES HORAS DESPUÉS...

La pediatra llega al orfanato y se dedica a examinar minuciosamente al pequeño que ha llegado. Tras una hora, le informa a la madre superiora que el niño se encuentra en buen estado de salud y que tiene aproximadamente un día de nacido.

-Debemos informar a las autoridades correspondientes -comenta la doctora-, así evitamos cualquier inconveniente legal.

-Claro, lo haré de inmediato -responde la madre superiora.

-¡Qué tristeza para el angelito ser abandonado tan pequeño! -menciona la madre superiora con tristeza.

-Bueno, madre, me retiro. Voy a continuar con mi trabajo, con su permiso -dice la doctora.

La doctora sale y deja a la madre superiora con dolor y tristeza, sabiendo que cada vez son más los niños abandonados. Pide a Dios que cada uno encuentre un hogar donde le den el amor que sus madres les han negado.

La madre avisa a los organismos competentes para que estén al tanto de la situación. Ella ya conoce el protocolo, ya que ha sido frecuente en casos anteriores.

UN MES DESPUÉS...

En la oficina hay una pareja que está solicitando la adopción y ha presentado toda la documentación necesaria. Debido a que no pueden tener hijos, han decidido optar por la adopción. Cumplen con todos los requisitos, ya que son una pareja estable y cuentan con una excelente situación económica.

Además, la vivienda en la que residen es de su propiedad, así que no había razón para rechazar su solicitud.

La madre, tras asegurarse de que todos los documentos estaban en orden, invitó a la pareja a dirigirse al salón de los niños más pequeños. Sin embargo, antes pasarán por cada uno de los salones donde se encuentran niños y niñas de distintas edades.

-¿La parte más complicada es la adopción de un niño que tenga ocho años o más? -preguntó la madre.

Finalmente, llegan a un lugar donde hay tres niños: una niña de cuatro meses y dos varones de diferentes edades. El más pequeño es Marcos, quien tiene apenas un mes de vida, y, al final, está el pequeño que tiene siete meses.

La pareja Vacille entra, y su mirada se dirige hacia el niño de piel blanca. Se acercaron a su cuna, la pareja conecta sus miradas y ambos asintieron, confirmando silenciosamente que es el niño que tanto buscaban.

-Puedo cargarlo -dijo ella al mirar a la madre superiora.

La madre asintió.

Lo tomó entre sus brazos cuidadosamente y, al sentir su cuerpecito indefenso, sintió unas enormes ganas de protegerlo.

-Mira, Nicolás, ¡es precioso! -exclamó ella, mientras el bebé se estiraba entre sus brazos y abría sus ojos de par en par, revelando su hermoso color.

-¡Qué niño tan encantador! -comentó él, mientras la mirada curiosa del pequeño Marcos se movía de un lado a otro-. Beatrice será nuestro hijo.

Confirmando con palabras que antes no pronunciaron.

Nicolás, al observar la emoción de su esposa, confirmó tanto a ella como a la madre superiora que habían elegido a él.

La madre dio instrucciones a la cuidadora para que prepare al pequeño, mientras ellos regresaban a la oficina para firmar y formalizar la custodia.

-Cuiden muy bien del pequeño Marcos. Y, por último, les informo que estarán bajo la supervisión de una visitadora social; ella evaluará cómo están en su nuevo hogar -dijo la madre superiora.

-Gracias, madre superiora -dijeron la pareja al unísono, con gran emoción.

La pareja se marcha, y Beatrice lleva a Marcos en sus brazos, donde les espera un hogar lleno de amor y calidez.

            
            

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