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Después de interminables horas de protocolo, aplausos y premios, la cena finalmente dio inicio, permitiendo a Alaric un respiro. Sin embargo, la tensión en su mente era palpable; Hyperion rugía inquieto, ansioso por liberarse.
Mientras caminaba a su oficina privada, la puerta se abrió de golpe, sacándolo de sus pensamientos.
Allí estaba ella. Amara, sentada en su gran escritorio, con la mirada fija en la nada, como si estuviera atrapada en un vacio infinito. Era tan hermosa que su presencia parecía iluminar la habitación, incluso en su estado de ensueño. Su aroma dulce y embriagador llenaba el aire, y Alaric sintió cómo su lobo interior, Hyperion, rugía con deseo y posesividad.
"Gracias a la diosa," pensó Alaric, sintiendo un destello de esperanza. "Hyperion ha confiado en mí y se ha mantenido al final de mi mente.
Ella es humana, debo cuidarla y con mucho tacto hacer que nos ame. No puedo arruinarlo."
Sin embargo, su atención se desvió rápidamente hacia el caos que se desarrollaba en la habitación. No había notado a los otros actores de esta escena, una imagen que parecía sacada de un anime coreano: Aurelia, con el rostro tenso, estaba colgada del brazo de Garreth, quien parecía estar luchando por mantener la calma. Andrew, por otro lado, estaba en el aire, agarrado por el cuello, luchando por respirar mientras sus ojos reflejaban una mezcla de furia y desesperación.
Alaric frunció el ceño, su voz resonando como un trueno en medio del bullicio:
-¿¡QUÉ PASA AQUÍ!?
Las voces de todos se elevaron al unísono, llenando la habitación de explicaciones confusas y gritos. Pero Alaric no tenía paciencia para el caos. Proyectó su aura, solo un poco, y el efecto fue inmediato:
¡Silencio!
Todos bajaron la cabeza, mostrando sus cuellos en señal de sumisión. Incluso Aurelia y Garreth cedieron ante la presión de su poder. Andrew, sin embargo, luchaba por mantenerse en pie. Con esfuerzo, levantó la cabeza, sus mejillas rosadas ahora pálidas por la falta de aire. Pero su voz, a pesar de lo débil, estaba cargada de determinación:
-¿Qué le vas a hacer? ¡Déjala en paz!
Alaric lo miró con incredulidad. Este chico rubio, a quien había aceptado en su grupo personal de guerreros por lástima hacia su padre, un gran beta y luchador formidable... este mocoso, que no había demostrado fuerza ni habilidad en combate, ahora se atrevía a desafiarlo.
Andrew continuó, su voz quebrándose por el esfuerzo:
-Es mi amiga. La amo. ¡Déjala!
¿La ama?
Hyperion rugió en la mente de Alaric, su voz cargada de furia:
-¡MÁTALO YA!
Los ojos de Alaric se oscurecieron, y su voz, profunda y amenazante, resonó en la habitación:
-Explícate. ¡YA! ELLA ES MI COMPAÑERA.
Andrew se estremeció bajo la presión del aura de Alaric, pero no retrocedió. Su rostro estaba crispado, la confusión y el miedo eran evidentes, pero no se rindió. Reuniendo todas sus fuerzas, logró decir:
-No es ese amor... Déjame explicarte.
Alaric recogió su aura, aunque la tensión seguía palpable en el aire. Se acercó a Amara, quien seguía sentada en el escritorio, inmóvil, con la mirada perdida. Con cuidado, puso una mano en su mejilla, como si ese simple gesto pudiera calmar el caos en su interior.
-Habla.
Mientras tanto, Hyperion, la bestia dentro de Alaric, no estaba dispuesto a quedarse quieto. Su presencia se extendió, observando la situación desde un rincón de la mente de Alaric.
-¿Por qué este mocoso pelea tanto? -gruñó Hyperion.
A pesar de su desprecio por Andrew, algo en la determinación del chico llamó su atención. Era débil, sí, pero su voluntad era inquebrantable.
Hyperion volvió su atención a Amara. Ella era todo lo que importaba. Si Andrew representaba una amenaza, debía ser eliminado. Pero si sus intenciones eran puras... entonces quizás podría ser útil.
-Habla. Grito nuevamente Alaric y no te atrevas a mentirme, o tus padres sufrirán tu traición.
Andrew respiró con dificultad, aun recuperándose del impacto del aura de Alaric. Su cuerpo temblaba, pero su mirada permanecía firme. Sabía que debía explicar la verdad, aunque hacerlo pudiera costarle caro.
-Déjame explicarte... -repitió con voz quebrada, y Alaric, con una mezcla de curiosidad y furia, esperó en silencio.
Andrew bajó la mirada por un momento, intentando encontrar las palabras correctas. Luego, levantó la cabeza y habló, su voz cargada de emoción:
Ella es Amara Zaria Luparia Yawar , vino a America cuando era muy pequeña tal vez unos 6 o 7 años de eso hace ya unos 13 años. Llego de la selva Colombiana acompañada con Rosemberg Caetano Monteiro, quien se encargó de ella desde que la madre y la abuela de amara murieran
-Amara no es solo una amiga para mí. Es casi como mi hija.
Alaric frunció el ceño, pero no interrumpió. Hyperion, en su mente, gruñía con impaciencia, pero Alaric lo mantuvo bajo control.
-Rose y Amara llegaron cuando escaparon de un enemigo suyo en la selva LA OSCURIDAD , así lo llama Ross _
No sé mucho de esa oscuridad, pero sé que en esa lucha la abuela de amara y su madre murieron por la vida de ros y amara misma.
Alaric entrecerró los ojos, evaluando cada palabra. Hyperion, aunque inquieto, escuchaba con atención.
-Rosemberg... -Andrew hizo una pausa, tragando saliva. Decir el nombre de Rosemberg siempre le traía una mezcla de emociones.
-No es quien todos creen que es. El es ella, está maldita y su maldición es causa de esa oscuridad, ella es más fuerte, más sabia, más... más de lo que cualquiera podría imaginar.
Pero también está llena de secretos. Ni siquiera yo sé todo sobre ella.
Lo único que sé es que haría cualquier cosa por Amara. Y yo... yo haría cualquier cosa por Rose. Incluso renunciar a mi lugar en la manada.
Alaric, garreth y Aurelia, miraron en silencio y juzgaron a Andrew..., pero no dijeron nada, la naturaleza de los lobos es sencilla, son instintivos y el instinto no se equivoca.
Andrew se quesó en silencio sintiendo como era juzgado, ahora debe esperar , diosa que todo salga bien pensó
Alaric, sintió un leve temblor en su pecho. ¿Qué secretos ocultaba Rosemberg?
-¿Por qué tú? -preguntó Alaric, y su pregunta rompió el silenció incomodo del juicio sobre Andrew, con su voz baja pero cargada de autoridad.
-¿Por qué Rosemberg te pidió que cuidaras de Amara? ¿Qué relación tienes con ella?
Andrew tragó saliva nuevamente, sabiendo que su respuesta podría cambiarlo todo.
-Porque la amo - Grito Andrew y esas palabras por primera vez dichas delante de seres de su especie era amargas y dulces una mezcla de sentimientos le explotaban en el corazón y en su mente, su lobo Rhaion aulló en ese momento
La habitación pareció congelarse. Aurelia y Garreth intercambiaron miradas nerviosas, mientras Alaric permanecía inmóvil, su rostro una máscara de incredulidad. Hyperion rugió en su mente, exigiendo explicaciones.
- ¿La amas? -repitió Alaric, su voz llena de tensión.
Andrew asintió lentamente, sus mejillas rosadas ahora pálidas.
-Sí, la amo.. Rose es... es todo para mí. mi fuerza, mi... mi amor.
Alaric dio un paso hacia Andrew, su mirada fija en él, evaluándolo como si pudiera ver directamente en su alma.
-¿Y qué hay de la selva? ¿Qué es esa oscuridad de la que hablas? ¿Qué los hizo huir?
Andrew cerró los ojos por un momento, solo se lo que te dije rosemberg sufre mucho cuando habla de eso prefiero no preguntarle nada mas
Solo sé qué . Había algo allí, algo que las acechaba, algo que no pudieron derrotar, algo que les arrebato todo
-¿Relacionado con Amara? -Alaric repitió, su voz ahora más fría, más calculador
-. No estoy seguro respondió Andrew -
En la mente de Alaric, se repetían miles de preguntas
-. Amara no es una humana común?
. Hay algo en ella, algo que atrae a esa oscuridad? .
Cada pregunta le dio más temor que la otra....
Espera temor? Nunca antes hyperion o Alaric habían sentido esto pero ahora su pequeña y frágil compañera los preocupaba.
Hyperion rugió en la mente de Alaric, su voz cargada de furia y frustración:
-¡Ella es tu compañera! No permitas que este mocoso interfiera. Mátalo ahora y reclama lo que es tuyo.
Pero Alaric ignoró a Hyperion. Algo en las palabras de Andrew resonaban en él, algo que no podía ignorar.
-¿Y Rosemberg? ¿Dónde está ahora? -preguntó finalmente.
Andrew miró a Alaric, su expresión llena de preocupación.
-Ella está en los vestidores se va a cambiar se supone que al finalizar la noche iríamos a casa de Emily a celebrar el año nuevo de los humanos, Amara también iría, esta noche es la preferidos de los auxiliares del club las propinas de los alfas compensan el trabajo.
Alaric se quedó en silencio, procesando todo lo que Andrew había dicho. La verdad era más complicada de lo que había imaginado, y ahora, tenía más preguntas que respuestas.
Miró a Amara, quien seguía sentada en el escritorio, su mirada perdida en la nada. Era su compañera, su destino. Pero también era un misterio, un peligro, una conexión con algo mucho más grande de lo que él podía comprender.
Finalmente, habló, su voz llena de autoridad:
-Andrew, si lo que dices es cierto, entonces tenemos un problema mucho más grande que tú y yo.
Pero escucha esto: Amara es mía. Mi compañera. Y haré lo que sea necesario para protegerla, incluso si eso significa enfrentar a esa oscuridad.
Andrew asintió lentamente, estas palabras fueron tranquilizadoras , sabía que no podía detener a Alaric, pero también que no estarían solos Rose y El para proteger a Amara, ahora tenían al alfa mas fuerte del mundo de su lado.
-Entonces ayúdame. Ayúdanos alfa-. Respondió Andrew
Alaric miró a Amara nuevamente. Ella no era consciente de lo que ocurría a su alrededor, perdida en el trance que Aurelia le había inducido.
Su aroma a rosas y mango llenaba la habitación, envolviéndolo como una tormenta que no podía ignorar. Hyperion, su lobo, gruñía con impaciencia, exigiendo marcarla y reclamarla. Pero Alaric sabía que no podía actuar impulsivamente. Había demasiadas preguntas sin respuesta, demasiados secretos que debían ser desentrañados.
. Era hermosa, especial, pero también frágil. Finalmente, Alaric se giró hacia Andrew.esta bien te creo, ire con ustedes a la casa de Emly.
-Garreth, Aurelia -ordenó con voz firme-, llévenla al vestidor. Que parezca que nada ha pasado. Debe estar lista para ir a la fiesta con Rosemberg y Andrew. Yo iré después.
Andrew, aún recuperándose del impacto de la situación, dio un paso adelante, su voz temblorosa pero decidida: -Yo iré con ellos Alfa.
Alaric lo miró con dureza, pero no lo detuvo. Sabía que Andrew tenía un vínculo especial con Amara y que, aunque no entendía del todo su relación, podía confiar en que él haría todo lo posible por protegerla.
-Hazlo -dijo finalmente, su tono frío pero calculado-. Pero recuerda, ella es mía. Mi compañera. No olvides eso.
Andrew asintió, aunque la tensión entre ambos era palpable.
Aurelia lanzó un último hechizo para asegurarse de que Amara no recordara nada de lo ocurrido en la oficina. Con movimientos suaves, la ayudó a levantarse, y junto con Garreth, comenzaron a llevarla hacia los vestidores.
El grupo caminó por los pasillos del Country Club Arms, que ahora estaban casi vacíos debido al evento principal en el salón. Amara, bajo el efecto del hechizo, seguía a Aurelia y Garreth sin resistencia, su mirada perdida pero tranquila.
Andrew caminaba detrás de ellos, sus ojos fijos en Amara , como si temiera que algo pudiera ocurrir en cualquier momento.
Aurelia, siempre calculadora, rompió el silencio: -No entiendo por qué tanto alboroto. Es solo una humana.
Andrew se detuvo en seco, su mirada fulminante clavándose en ella. -No vuelvas a decir eso -gruñó, su voz cargada de emoción-. Amara es la compañera del alfa al que tu juraste lealtad es tu luna.
Y si no puedes verlo, no tienes derecho a hablar de ella.
Aurelia levantó una ceja, sorprendida por la intensidad de su reacción, pero no respondió.
Garreth, siempre el pacificador, intervino:
-Basta. No es el momento para discutir. Tenemos órdenes de llevarla al vestidor y asegurarnos de que todo siga como si nada hubiera pasado. Cumplamos con nuestro deber.
El grupo continuó en silencio
Cuando llegaron a los vestidores, Rose estaba allí, ajustando los últimos detalles de su atuendo para la fiesta. Su cabello, cuidadosamente peinado, caía en suaves ondas que enmarcaban su rostro.
Su mirada brillaba con una mezcla de preocupación y determinación. Al ver a Amara entrar, su expresión cambió de inmediato, y corrió hacia ella.
-¿Qué pasó? -preguntó, su voz llena de alarma mientras tomaba a Amara por los hombros, inspeccionándola como si pudiera percibir cualquier daño.
Aurelia fue la primera en responder, su tono tranquilo pero firme:
-Nada que deba preocuparte
Antes de que Rose pudiera replicar, Andrew se adelantó. Con un gesto lleno de cariño, le abrazó y le dio un beso. Su voz era suave y tranquilizadora
-Amor, Amara... es la compañera de alfa Alaric. Él no se apartará de su lado a partir de ahora, Tenemos un protector muy fuerte de nuestro lado
Rose lo miró con incredulidad, su pecho se tensó al escuchar esas palabras.
Andrew continuó, sacando un pequeño fajo de billetes y colocándolo en las manos de Rose
-Alaric me entregó estos mil dólares de propina. Dijo que era para compensar el trabajo que Amara no pudo terminar y quiere que vayamos juntos a la fiesta de Emily esta noche.
El rostro de Rose se endureció por un momento, pero luego suspiró, dejando que la preocupación se desvaneciera. Sabía que no podía detener lo que estaba ocurriendo, pero también sabía que haría todo lo posible por proteger a Amara y este nuevo aliado era muy poderoso.
Finalmente, miró a Aurelia.
-¿Qué más hiciste? -preguntó con voz firme.
Aurelia sonrió con calma, aunque su mirada reflejaba un leve cansancio por el uso de magia.
-Solo lo necesario. el Alfa Alaric no quería que sirviera en la fiesta, así que la retiramos. Le implanté unos hermosos recuerdos sobre su trabajo en el evento, para que no sienta que algo estuvo fuera de lugar. Está perfectamente bien. Le di tranquilidad y borré cualquier recuerdo que pudiera causarle confusión, está lista para despertar.
Rose puso el dinero en los bolsillos de Amara como se acostumbre en los auxiliares del servicio, la dejo sentada en la pequeña banca de los vestidores todos salieron para que Amara despertara en calma.
Con un movimiento elegante de su mano, Aurelia lanzó un último hechizo, envolviendo a Amara en una bruma suave, casi como un sueño. Luego, sin decir nada más, salió del vestidor junto con Andrew y Garreth, y rRose, dejando a Amara a solas.
Amara comenzó a moverse lentamente, sus ojos parpadeando mientras la bruma mágica se disipaba. Su respiración era tranquila, y su cuerpo se relajaba como si hubiera estado en un sueño profundo. De repente, escuchó un golpeteo suave en la puerta del vestidor.
-Bebe, ¿estás despierta? -dijo la voz cálida de Rose desde el otro lado.
Amara se incorporó lentamente, su mirada aún un poco confusa y antes de que pudiera responder, Rose abrió la puerta con una sonrisa radiante y una caja cuidadosamente envuelta en papel brillante.
Eres increíble te escapaste un poco antes para poder dormir, -Te compré un regalo -dijo, extendiéndole la caja-. Ábrelo.
Amara dejó escapar un grito de felicidad, sus ojos brillando con emoción mientras tomaba la caja y rompía el papel. Dentro, encontró un hermoso vestido corto de color vino tinto, ceñido a la cintura, con detalles dorados que parecían capturar la luz. El diseño era atrevido pero elegante, con un escote discreto y mangas cortas que dejaban ver sus brazos delicados.
-¡Es precioso, Ross! Yo no tengo nda para ti!! -exclamó mientras lo sostenía frente a ella, admirando cómo los detalles dorados brillaban bajo la luz tenue del vestidor.
Rose sonrió, sus ojos llenos de ternura. Se sento en la pequeña banca cerca a ellos... Amor no necesito que me des nada verte reir es suficiente...Espera no...ya se que quiero ¡! APRENDE A COCINAR!! -exclamó con tono divertido mientras ambas solo reían -
-Sabía que te encantaría. Ahora, arréglate, bebe. Esta noche será especial.
Rápidamente Amara se levantó con energía renovada, sintiendo una emoción inexplicable por la fiesta.
Corrió hacia el espejo, y mientras se observaba, sus características únicas parecían cobrar vida. Su cabello largo, que caía en cascada hasta la mitad de su espalda, tenía un extraño tono rosa, como si cada hebra estuviera teñida por un brillo sobrenatural. Este peculiar color se debía a una anomalía en la estructura de la melanina de su cabello, posiblemente influenciada por algún tipo de hierba en la selva o mutación genética o exposición a elementos mágicos.
Sus ojos, de un extraño color morado con matices azulados, eran hipnóticos. Parecían reflejar luz de manera diferente, como si tuvieran un cristal interno que alterara la refracción. La ciencia podría sugerir que esta peculiaridad se debía a una rareza en la dispersión de pigmentos en el iris, pero en el mundo mágico, era evidente que su mirada tenía un toque especial, algo que la conectaba con fuerzas más allá de lo natural.
Amara comenzó a arreglarse, peinando su cabello en suaves ondas que resaltaban su tono único. El vestido resaltaba su figura, ajustándose perfectamente a su cintura y dejando ver sus piernas estilizadas. Sus labios, pintados de un tono suave que hacía juego con el vestido, brillaban con una alegría natural.
Desde la puerta, Rose la observaba con una mezcla de orgullo y preocupación. Sabía que esta noche sería un punto de inflexión en sus vidas, pero decidió no pensar demasiado en ello. Por ahora, lo importante era que Amara estuviera feliz.
-Estás perfecta -dijo finalmente, mientras Amara giraba hacia él con una sonrisa radiante.
-¡Vamos! -respondió Amara, emocionada-. No quiero llegar tarde
Cuando salieron del Country Club Arms, el aire fresco de la noche los envolvió. Amara, aún ajustándose los últimos detalles del vestido, miró a Andrew con curiosidad al ver una limosina negra esperándolos en la entrada. Las luces del vehículo brillaban como si fueran un faro en la penumbra.
-¿Qué es esto? -preguntó Amara, arqueando una ceja.
Andrew sonrió con nerviosismo y se encogió de hombros antes de responder:
-Es que... Lord Huntintong quiere ir con nosotros, no puedo decirlo que no a mi alfa lo sabes
Amara sintió un extraño cosquilleo en su interior al escuchar el nombre de Alaric. Era una sensación que no podía describir, como si algo dentro de ella se agitara y despertara. Sin embargo, mantuvo su rostro sereno y fingió indiferencia.
-¿Lord Huntintong? -murmuró, mirando hacia la limosina. Titubeante repitió su nombre, lord Alaric Drake Huntintogn Varderbilt, ¿? Ese Alaric?
El mismo respondió Andrew
La puerta trasera del vehículo se abrió, y Alaric bajó con una elegancia que parecía casi irreal. Era alto y de complexión atlética, con hombros anchos y una postura que irradiaba autoridad. Su cabello oscuro estaba perfectamente peinado hacia atrás, resaltando sus pómulos marcados y su mandíbula definida. Sus ojos, de un intenso color gris acero, parecían atravesar a cualquiera que se atreviera a mirarlo directamente. Vestía un traje negro impecable, con una corbata del mismo tono que parecía fundirse con la noche.
Amara no pudo evitar quedarse mirándolo por un momento más de lo que hubiera querido. Había algo en él que era magnético, como si su mera presencia pudiera alterar el aire a su alrededor.
Dentro de Alaric, sin embargo, las cosas no eran tan tranquilas. Hyperion, su lobo, se agitaba con fuerza al ver a Amara tan hermosa. El vestido ceñido a su cintura resaltaba cada curva, y su cabello rosado brillaba bajo la tenue luz de la calle. Su aroma, una mezcla de rosas y mango, lo envolvía como una tormenta que lo hacía perder el control.
-Cálmate, Hyperion -murmuró Alaric para sí mismo, apretando los puños mientras intentaba contener a su lobo.
Andrew sostuvo la puerta abierta la puerta de la limosina, y todos subieron. Durante el trayecto, Amara se sentó junto a Rose, mientras Alaric ocupaba el asiento frente a ella.
Aunque no intercambiaron palabras, Amara podía sentir la intensidad de su mirada. Cada vez que sus ojos se encontraban, un escalofrío recorría su espalda, pero ella desviaba la mirada rápidamente, confundida por la extraña conexión que parecía haber entre ellos.
Andrew rompió el incómodo silencio, alfa Alaric decidío acompañarnos esta noche, por que estaba un poco aburrido en la noche de grandes Alfas...quiso huntarse un poco de humanos.
Alirc incomodo abrió los ojos...con un poco de preocupación.
Andrew entendió su mirada, no te preocupes alfa, Amara y Rose conocen del reino arcano.
Ambas asintieron...
Cuando llegaron a la fiesta en casa de Emily, la entrada estaba iluminada con luces cálidas que daban la bienvenida a los invitados. Alaric fue el primero en bajar de la limosina, y extendió su mano hacia Amara para ayudarla a salir.
-Vamos, princesa -dijo con voz profunda, su tono suave pero firme.
Amara dudó por un segundo antes de tomar su mano. Cuando sus dedos se tocaron, ambos sintieron algo. Una corriente eléctrica recorrió a Alaric, y Hyperion rugió en su interior, exigiendo más. Amara, por su parte, sintió un calor extraño que se extendía desde su mano hasta su pecho.
Pero rápidamente apartó la mirada y soltó su mano, fingiendo que no había ocurrido nada.
-Gracias -murmuró ella, con las mejillas ligeramente sonrojadas.
Alaric sonrió apenas, pero su mente estaba en caos.
¿Cómo podía alguien tan frágil y aparentemente común despertar algo tan poderoso en él?
Emily salió a recibirlos, con una sonrisa radiante. Era una mujer de cabello castaño y ojos cálidos, siempre llena de energía.
Saludó a todos con entusiasmo, al ver la imponente figura del alfa se congenlo...se detuvo de repente...
Lord Huntintong... bienv...bienvenido, llamaré a Joshn señor,humm alfa... mmm
No te preocupes dice Alaric con tranquilidad autoritaria, excusame por venir sin invitación, solo quería salir un poco de la rigidez de la manda.
¡Claro!, adelante por favor pasen pasen... dice Emily,
Cuando Amara vio a Emily , algo cambió. Una sensación extraña la invadió, y sus ojos se fijaron en Emily con intensidad.
-Estás embarazada -dijo Amara de repente, en un tono casi mecánico.
Emily la miró con sorpresa, y todos los presentes quedaron en silencio. Amara parpadeó, como si despertara de un trance, y retrocedió un paso, llevándose una mano a la boca.
-Lo siento... no sé por qué dije eso -murmuró, avergonzada.
Alaric la observaba con atención, intrigado por lo que acababa de ocurrir.
Emily, aunque desconcertada, rió nerviosamente. -Eso sería una sorpresa pero ahora me has dejado con la duda -dijo, llevándose una mano al vientre.
Rose intervino rápidamente, tomando a Amara del brazo.
-Vamos al baño, Emily. Podemos hacer una prueba para salir de dudas.
Los hombre se fueron a la gran sala donde se escuchaba la música y el bullicio de la gente.
Amara, Emily y Rosemberg se dirigieron al segundo piso donde estaba el baño.
Mientras esperaban el resultado de la prueba de embarazo. Emily estaba sentada en el borde de la bañera, jugando nerviosamente con sus manos.
-¿Cómo supiste eso, Amara? -preguntó Emily, rompiendo el silencio.
Amara negó con la cabeza, todavía confundida.
-No lo sé. Simplemente... lo sentí. Es como si algo dentro de mí lo supiera antes de que yo misma lo pensara.
Rose rió suavemente, intentando aliviar la tensión.
-Tal vez tienes un don para estas cosas. O tal vez es porque Emily no puede ocultar nada.
Todas sonrieron , pero luego miró.
Emily lanzo una divertida frase ... ¡ey que ahí de Alaric que hace el nuevo soltero más guapo , después de mi esposo con ustedes?
En ese momento, el sonido de la alarma del temporizador interrumpió la conversación. Emily tomó la prueba de embarazo con manos temblorosas y la miró.
-Estoy embarazada... -susurró, antes de reír y abrazar a Amara y Rosemberg.
Sus ojos se llenaron de lágrimas de alegría. Salió deprisa a avisarle a su esposo.
Amara toma a Rose del brazo y le dice -... me siento extraña con Lord Huntintog. Cuando estoy cerca de él, es como si algo en mí despertara, algo que no entiendo.
Rose arqueó una ceja y sonrió de lado. -Eso, querida, se llama amor.
Amara bufó, sonrojándose.-¡No digas tonterías! Apenas lo conozco. y es el soltero mas codiciado del mundo...y yo solo soy yo
TU, eres maravillosa y si no lo nota entonces debe llamarse Lord "asnontong"
-bebe el amor no siempre necesita tiempo -respondió Rose, encogiéndose de hombros.
_de regreso al salón...-
Cuando regresaron al salón, Emily estaba radiante, aunque solo había compartido la noticia con Josh.
La música llenaba el lugar, y los invitados bailaban y reían. Amara se unió a Rose y Andrew en la pista de baile, dejando que la música la envolviera mientras intentaba olvidar la sensación que Alaric causaba en ella.
Desde un rincón, Alaric la observaba, sus ojos fijos en cada movimiento suyo. Hyperion seguía inquieto, pero Alaric hacía todo lo posible por mantenerlo bajo control.
Sabía que esa noche cambiaría todo, pero por ahora, decidió disfrutar del momento y esperar el momento adecuado para acercarse a ella nuevamente.
La música latina llenaba el salón, y las risas y aplausos se mezclaban con la energía vibrante de la fiesta. Emily y su esposo estaban en el centro del salón, gritando de felicidad mientras anunciaban su embarazo. La noticia era recibida con júbilo, y todos los presentes los rodeaban para felicitarlos. La alegría era contagiosa, y pronto el ambiente se llenó de abrazos y brindis.
Mientras tanto, Amara, Rose y Andrew se unieron en un divertido baile. Los tres se movían al ritmo de la música latina, riendo y disfrutando del momento. Rose, con su carisma natural, lideraba los pasos, mientras Andrew seguía el ritmo con entusiasmo. Amara, aunque no era experta en este tipo de baile, se dejaba llevar por la música, su sonrisa iluminando su rostro.
La conexión entre ellos era evidente, y por un momento, Amara se sintió completamente feliz, olvidando las tensiones y las incógnitas que la rodeaban.
Desde su rincón del salón, Alaric la observaba con intensidad. Sus ojos grises no se apartaban de ella, siguiendo cada movimiento suyo. Hyperion, su lobo, estaba inquieto, casi indomable, y Alaric hacía un esfuerzo titánico para mantenerlo bajo control.
Cuando la música latina cesó, las luces del salón se atenuaron ligeramente y un tango comenzó a sonar, llenando el espacio con su intensidad y pasión. Las parejas comenzaron a salir a la pista, ocupando el centro del salón con movimientos elegantes y sensuales. Amara, que estaba disfrutando de la fiesta junto a Rose y Andrew, se quedó quieta, observando cómo las parejas se movían con gracia.
Desde su esquina, Alaric no apartaba la vista de Amara. Hyperion, su lobo, rugía con fuerza dentro de él, exigiendo acercarse a ella, reclamarla, marcarla. Alaric sabía que no podía ignorar más esa conexión que parecía fortalecerse con cada momento que compartían en el mismo espacio.
Con pasos decididos, Alaric cruzó el salón hasta llegar a donde estaba Amara. Su porte era imponente, y todos los presentes lo miraban mientras caminaba. Cuando llegó frente a ella, extendió su mano con una leve inclinación de cabeza.
-Princesa, baila conmigo -dijo con voz profunda y firme, su mirada fija en la de ella.
Amara lo miró con sorpresa, su corazón acelerándose. Por un momento, dudó. ¿Bailar con Alaric?
Era intimidante, pero también había algo en él que la atraía, algo que no podía ignorar. Finalmente, con un leve asentimiento, tomó su mano.
La piel de Alaric era cálida, y cuando sus dedos se entrelazaron, Amara sintió una corriente eléctrica recorrer su cuerpo.
Alaric la guió hasta el centro de la pista, y cuando la música comenzó a intensificarse, ambos se movieron con una sincronía que parecía imposible para dos personas que nunca habían bailado juntas.
Alaric lideraba cada paso con una mezcla de fuerza y elegancia. Su postura era perfecta, y cada movimiento de su cuerpo irradiaba control y pasión. Amara, aunque al principio estaba nerviosa, pronto se dejó llevar por él, confiando en sus pasos. Sus movimientos eran suaves pero llenos de energía, y juntos parecían contar una historia con cada giro, cada pausa, cada mirada.
La conexión entre ellos era evidente. Aunque Alaric mantenía su rostro inmutable, su mirada estaba cargada de intensidad. Hyperion rugía dentro de él, casi imposible de controlar, exigiendo acercarse más a Amara, reclamarla como su compañera. Alaric hacía un esfuerzo descomunal por mantenerlo bajo control, sabiendo que este no era el momento.
Amara, por su parte, sentía algo extraño en su interior. Cada vez que Alaric la miraba, su corazón se aceleraba, y una mezcla de nerviosismo y emoción la envolvía. Era como si algo dentro de ella despertara, algo que no podía comprender pero que no quería ignorar.
El salón entero los observaba. Las parejas que habían salido a bailar se detuvieron, dejando que Amara y Alaric se convirtieran en el centro de atención. Incluso Rose, que al principio estaba preocupada, no pudo evitar sonreír. Sabía que Alaric sería el protector que Amara necesitaba, y que con él, finalmente podrían romper la maldición que había atormentado a Amara durante tanto tiempo.
Cuando la música llegó a su clímax, Alaric hizo girar a Amara con elegancia, y luego la sostuvo con firmeza, inclinándola ligeramente hacia atrás. Sus ojos se encontraron en ese momento, y ambos sintieron esa conexión indescriptible, como si el universo entero se hubiera detenido para ellos.
Cuando la música terminó, los aplausos llenaron el salón. Amara, con las mejillas sonrojadas y el corazón acelerado, se enderezó lentamente, soltándose de los brazos de Alaric.
-Gracias -murmuró, su voz apenas audible.
Alaric sonrió apenas, esa sonrisa que parecía tan rara en él pero que iluminaba su rostro de una manera única.
-El placer es mío, princesa -respondió, con un tono que parecía contener mucho más de lo que decía.
Rose miraba la escena desde un rincón, su corazón dividido entre la preocupación y la felicidad. Sabía que Alaric era el único que podía proteger a Amara, el único que podía ayudarla a superar su maldición. Pero también sabía que este momento marcaba el inicio de algo que cambiaría sus vidas para siempre.
Andrew, por su parte, estaba impresionado. Aunque siempre había sido protector con Amara, no podía negar que el hecho de que Alaric fuera el mate de Amara ponía de su lado una fuerza impresionante.
Amara, sin embargo, estaba llena de emociones contradictorias. Por un lado, no quería separarse de Alaric. Había algo en él que la hacía sentir segura, que la hacía sentir completa. Pero por otro lado, la idea de estar tan cerca de él la intimidaba. Era un alfa poderoso, un líder distante, alguien que parecía inalcanzable.