La doble de la reina
img img La doble de la reina img Capítulo 6 La dama de confianza
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Capítulo 7 Primer encuentro con el consejo img
Capítulo 8 Señales de peligro img
Capítulo 9 Alianzas ocultas img
Capítulo 10 Secretos en la biblioteca img
Capítulo 11 El guardián inesperado img
Capítulo 12 Dudas y miedos img
Capítulo 13 Bajo la misma corona img
Capítulo 14 Encuentro con la corte rival img
Capítulo 15 La voz de la reina img
Capítulo 16 El rey y sus dudas img
Capítulo 17 Enemigos disfrazados img
Capítulo 18 Sospechas en aumento img
Capítulo 19 Cartas selladas img
Capítulo 20 Noche de confesiones img
Capítulo 21 El aliado oculto img
Capítulo 22 Promesas y mentiras img
Capítulo 23 Un mensaje peligroso img
Capítulo 24 La prueba del veneno img
Capítulo 25 La doble vida img
Capítulo 26 El secreto de Darian img
Capítulo 27 La sombra del traidor img
Capítulo 28 La amenaza se acerca img
Capítulo 29 Alianzas frágiles img
Capítulo 30 La red oculta img
Capítulo 31 El rey dividido img
Capítulo 32 El pacto roto img
Capítulo 33 El dilema del amor img
Capítulo 34 Un salvador inesperado img
Capítulo 35 El mensaje final img
Capítulo 36 El enfrentamiento img
Capítulo 37 Caminos sin retorno img
Capítulo 38 La tormenta política img
Capítulo 39 La huida imposible img
Capítulo 40 Secretos familiares salen a la luz img
Capítulo 41 El amanecer incierto img
Capítulo 42 El secreto de la corona img
Capítulo 43 La voz de la traición img
Capítulo 44 El rey en la encrucijada img
Capítulo 45 La caída de un noble img
Capítulo 46 La decisión final img
Capítulo 47 El enemigo dentro img
Capítulo 48 El regreso de la reina img
Capítulo 49 El peso de la verdad img
Capítulo 50 La caída del velo img
Capítulo 51 Un nuevo amanecer img
Capítulo 52 El reino en reconstrucción img
Capítulo 53 La alianza renovada img
Capítulo 54 La reconciliación img
Capítulo 55 La traición latente img
Capítulo 56 Las advertencias veladas img
Capítulo 57 El secreto del palacio img
Capítulo 58 La caída del enemigo img
Capítulo 59 Un legado incierto img
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Capítulo 6 La dama de confianza

Elena no tardó en comprender que, para sobrevivir en aquel mundo de intrigas y protocolos, necesitaba más que maquillaje y vestuarios elegantes. Necesitaba a alguien que le mostrara los hilos invisibles que movían la corte, alguien que la instruyera no solo en las formalidades, sino en los secretos que nunca se escribían en los libros.

Esa persona era Isabela, la dama de compañía asignada a Elena desde el primer día. De cabello oscuro y mirada penetrante, Isabela era mucho más que una simple tutora de etiqueta. Conocía cada rincón del palacio, cada susurro en los pasillos, y cada juego de poder que se tejía tras las puertas cerradas.

La relación entre ellas comenzó con cierta distancia. Elena era la actriz que debía aprender a ser reina, y Isabela la estricta instructora que no toleraba errores. Sin embargo, a medida que pasaban las semanas, esa distancia se fue reduciendo hasta convertirse en una alianza imprescindible.

Isabela le enseñaba a Elena cómo leer entre líneas, cómo detectar las mentiras disfrazadas de halagos y las intenciones ocultas tras una sonrisa amable. Le mostraba quiénes eran los aliados verdaderos y quiénes los enemigos disfrazados de amigos. Cada lección era un paso más hacia la supervivencia.

Una tarde, mientras revisaban juntas la lista de invitados para una próxima recepción, Isabela le habló con voz baja pero firme:

-No basta con saber qué decir o cómo comportarte. Debes entender que en este palacio, la verdad es un lujo que nadie se puede permitir. Todos llevan máscaras, y la que tú llevas debe ser la más perfecta.

Elena asintió, consciente del peso que esas palabras tenían. Sabía que su papel iba más allá de la actuación; era una apuesta peligrosa donde cualquier error podía costarle la vida.

Pero no todo era solo aprendizaje. Isabela también se convirtió en un apoyo inesperado, una presencia silenciosa que ayudaba a Elena a sobrellevar la presión constante. En sus conversaciones privadas, compartían confidencias que nadie más debía escuchar.

Esa confianza crecía día a día, y aunque Elena aún no estaba segura de poder sostener la mentira por mucho tiempo, sabía que con Isabela a su lado, tenía una oportunidad.

Mientras tanto, en los pasillos del palacio, los rumores seguían circulando, pero la nueva "reina" mostraba una fuerza renovada, un fuego que comenzaba a encender la esperanza en un reino que se tambaleaba.

El palacio parecía tener vida propia, y en sus corredores largos y silenciosos se escuchaban más que pasos y susurros de telas rozando el mármol. Había un murmullo constante, un zumbido casi imperceptible que iba creciendo a medida que Elena se adentraba en aquel mundo invisible pero lleno de peligros.

Aquella noche, mientras caminaba sola por uno de los pasillos menos transitados después de una reunión con la corte, Elena escuchó voces apagadas que se deslizaban entre las sombras. Al principio intentó ignorarlas, pensando que eran simples charlas de sirvientes o rumores sin importancia. Pero la curiosidad la venció y, con el corazón acelerado, se acercó sigilosamente para tratar de captar las palabras.

-No durará mucho más... -decía una voz grave, cargada de desdén.

-Esa doble nunca podrá reemplazar a la verdadera reina -respondió otra, con un suspiro de desprecio-. Pronto sabremos quién es y qué esconde.

Elena contuvo la respiración, sintiendo un frío recorrerle la espalda. La amenaza era clara, y la incertidumbre crecía dentro de ella. ¿Cuántos en la corte desconfiaban ya? ¿Quiénes conspiraban contra ella sin que ella siquiera lo supiera?

Sabía que debía ser cuidadosa. Cualquier movimiento en falso, cualquier palabra filtrada, podía desatar una cadena de consecuencias peligrosas. El juego que había empezado con la aceptación del contrato ahora mostraba sus verdaderas reglas: traición, espionaje, poder.

Mientras se alejaba con paso silencioso, una mezcla de miedo y determinación se instaló en su pecho. No era solo una actriz haciéndose pasar por reina; era una mujer que debía luchar por su vida y por un reino que pendía de un hilo.

Elena se prometió a sí misma no dejar que esas voces se convirtieran en su sentencia. Tendría que aprender rápido, y usar cada aliado -y cada secreto- a su favor. Porque en ese palacio, nada era lo que parecía, y cada sombra escondía un peligro.

                         

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