Venganza de La Madre Monstruo
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Capítulo 3

La noticia se extendió como un incendio. "La Madre Monstruo", me llamaban en los titulares. La inmigrante mexicana con un historial de problemas mentales que había matado a su propio hijo en un ataque de locura. Mi foto estaba en todas partes, junto a la de Leo, sonriendo con su diente de leche perdido.

En la sala de interrogatorios, la presión era insoportable.

"¿Por qué lo hizo, Luciana?" preguntaba Vargas una y otra vez.

"Yo no lo hice," repetía yo, mi voz cada vez más débil.

"Tenemos su historial médico. Depresión posparto severa. ¿Tuvo una recaída? ¿Odiaba a su hijo?"

"¡Yo amaba a mi hijo!" sollocé. "¡Era mi vida!"

Me mostraron el testimonio de la encargada del centro de juegos. "Discutió violentamente con el niño," decía su declaración. "Parecía fuera de sí, como si estuviera drogada o algo."

Mentiras. Todo eran mentiras.

Máximo hizo una declaración pública. Lloró ante las cámaras, el perfecto padre afligido. "Mi esposa no estaba bien," dijo. "Debería haber visto las señales. Me culpo a mí mismo por no haberla ayudado antes."

Me traicionó. Me condenó ante el mundo entero.

Me sentía atrapada, asfixiada por una red de mentiras que no podía romper. La evidencia estaba en mi contra. El vídeo. Los testigos. Mi propio marido. Mi historial.

Empecé a dudar de mí misma. ¿Y si había ocurrido algo que no recordaba? ¿Y si la depresión había vuelto sin que me diera cuenta y me había hecho hacer algo terrible? El dolor y la confusión eran tan grandes que mi mente empezó a fracturarse.

El fiscal, un hombre con ojos fríos y una sonrisa satisfecha, me hizo una oferta.

"Sabemos que está confundida, señora Ramírez. Le recomendamos una evaluación con una de las mejores psicólogas del país. La doctora Sofía Salazar. Quizás ella pueda ayudarla a recordar lo que realmente pasó."

Agotada, rota y desesperada por encontrar una respuesta, cualquier respuesta, acepté.

No sabía que estaba caminando directamente hacia la boca del lobo.

                         

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