El contrato de Cristal
img img El contrato de Cristal img Capítulo 4 Aislamiento y la Prueba del Tacto
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Capítulo 6 La Partida de Emergencia img
Capítulo 7 La Oferta Pública y el Escudo de Lujuria img
Capítulo 8 La Votación Final y el Desenlace del Legado img
Capítulo 9 La Reina en el Trono y la Regla Seis Rota img
Capítulo 10 Socios de Estrategia, Extraños de Sentimiento img
Capítulo 11 La Crisis del Contagio y la Proximidad Forzada img
Capítulo 12 El Colapso de la Fortaleza y el Peso del Control Dual img
Capítulo 13 La Convivencia y el Fantasma de Julian img
Capítulo 14 Ensayo de la Pasión Verdadera img
Capítulo 15 El Juicio del Corazón y la Sentencia Final img
Capítulo 16 El Vértigo del Silencio y la Cumbre de Hielo img
Capítulo 17 La Trampa de Nieve y el Jaque Mate Logístico img
Capítulo 18 La Rendición del Invierno y el Arte de la Calma img
Capítulo 19 La Arqueología del Dolor img
Capítulo 20 El Libro Mayor y la Semilla Robada img
Capítulo 21 El Diamante Azul y el Fantasma en el Escenario img
Capítulo 22 La Guerra de los Fantasmas y la Posesión Absoluta img
Capítulo 23 El Peso del Platino y el Espejo del Pasado img
Capítulo 24 El Eco de una Habitación Vacía y la Melodía de la Fuga img
Capítulo 25 El Baile de los Vencedores y el Último Acorde img
Capítulo 26 La Serpiente en el Jardín y el Archivo Fantasma img
Capítulo 27 La Máscara de Oro y el Veneno de la Lujuria img
Capítulo 28 La Ejecución Silenciosa y el Origen de la Vida img
Capítulo 29 Dos Líneas Rosas y el Pacto de Silencio img
Capítulo 30 El Secreto Bajo el Vestido y la Sombra de Eleanor img
Capítulo 31 El Jardín de las Tumbas y la Libertad de Liam img
Capítulo 32 La Ecuación del Secreto y la Fecha Límite Nupcial img
Capítulo 33 La Última Batalla de Nueva York y el Escape a Skye img
Capítulo 34 El Juramento de Eilean Donan y el Contrato Definitivo img
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Capítulo 4 Aislamiento y la Prueba del Tacto

El jet privado de Liam, un Gulfstream G650ER, era un santuario de cuero y silencio. Mientras cruzaban el Atlántico hacia el Caribe, la dinámica entre Elara y Liam se había transformado. Lejos de las salas de juntas, la formalidad se había suavizado, pero la tensión se había agudizado.

Elara trabajaba, analizando los últimos informes de Vance Pharma que Liam le había proporcionado, mientras él revisaba documentos de Zenith Capital. La quietud era solo una fachada. Sabían que, en cualquier momento, la Regla Cinco podría activarse.

Al aterrizar en St. Barth, el calor y la humedad del Caribe envolvieron a Elara, una antítesis del frío acero de Nueva York. La isla privada de George Ellington, un paraíso de playas blancas y vegetación exuberante, ofrecía el aislamiento perfecto para su actuación.

Liam y Elara fueron llevados directamente a la villa principal. Era una estructura abierta con vistas al mar infinito, con todas las comodidades de un resort de cinco estrellas, pero con la privacidad de un búnker.

-Nuestra suite -anunció Liam, abriendo una puerta corrediza que daba a una terraza privada. La habitación era enorme, dominada por una cama king size central. No había dos habitaciones. El Contrato de Cristal se había endurecido.

-La Inmersión Total comienza ahora -declaró Elara, dejando su equipaje de mano-. Asumiremos que tenemos micrófonos, ya sea por espionaje de Julian o por simple chisme social. Ni un momento a solas sin estar "en el personaje".

-Correcto -dijo Liam, desabrochándose la chaqueta y arrojándola sobre una silla. Se veía más relajado sin la armadura de Wall Street, pero su mirada era igual de penetrante-. El primer evento es una cena informal en la piscina esta noche. Necesitamos parecer consumidos, Elara. Que no tengamos ojos para nadie más.

-Fácil. Nadie más me interesa -respondió ella, refiriéndose solo a los negocios.

La Tentación de la Tarde

Más tarde, ya caída la tarde, Elara se puso un vestido ligero de seda blanca. Al salir al balcón, encontró a Liam hablando por teléfono, recostado en una silla de madera de teca, sus pies descalzos sobre la terraza, el sol del atardecer realzando los tonos oscuros de su piel y cabello. Parecía menos CEO y más pirata.

Al terminar la llamada, Liam colgó y la miró, su expresión se suavizó en una sonrisa que la desarmó brevemente.

-Mi hermano está aquí -anunció, sin preámbulos.

Elara sintió la tensión recorrerla. -Y Serena. ¿Ya nos vieron juntos?

-Sí. Y están ardiendo. Cenaremos con ellos y con los Ellington. Esta noche será la prueba de fuego de nuestra inmersión.

Liam le hizo un gesto para que se acercara. Había un pequeño sofá en la esquina de la terraza, diseñado para conversaciones íntimas.

-Ven. Hablemos de la estrategia.

Elara se acercó, pero se sentó en el extremo opuesto del sofá. La distancia era una necesidad autoimpuesta.

-La estrategia es simple: demostración de afecto constante y exagerado. Y tú me darás más detalles sobre el préstamo puente que Julian está buscando.

Liam ladeó la cabeza, su mirada era de paciencia, pero con un matiz de desafío.

-Eso es estrategia de negocios, Elara. Necesitamos la estrategia de "pareja".

Con un movimiento rápido e inesperado, Liam palmeó su muslo y dijo con un tono imperativo:

-Ven aquí.

Elara se quedó paralizada. Era una orden, no una invitación. Su cuerpo se tensó, luchando contra la necesidad de mantener su espacio. Pero el recuerdo de la humillación, la imagen de Julian, la impulsó. Necesitaba demostrar compromiso total.

Se levantó y cruzó el espacio, sentándose con cautela en el borde de su pierna. La tela de su vestido era delgada, y la sensación de sus músculos bajo ella era abrumadora, cálida y firme. El contacto físico, directo y sin filtros de traje, era un shock.

-Esto es innecesario -murmuró ella, su voz baja.

-Es absolutamente necesario. Si Julian o cualquier invitado nos ve cómodos, relajados, íntimos en nuestro espacio privado, la credibilidad aumenta exponencialmente. Ahora, pon tu cabeza en mi hombro.

Era demasiado.

-Liam, estamos hablando de negocios.

-Estamos actuando, Elara. Y los amantes en una isla privada no discuten la deuda corporativa sentados rígidamente. Relájate.

Liam la tomó suavemente del mentón y la guio hasta que su cabeza descansó sobre su hombro. El olor a su colonia, salado y masculino, la invadió. Su rigidez se mantuvo.

Liam suspiró.

-Regla Cinco, Elara. Confía en mí.

Lentamente, Liam levantó su brazo y lo pasó por detrás de su espalda, apoyando su mano en su cintura. Pero en lugar de ser un simple apoyo, su pulgar comenzó a moverse. Un movimiento lento, hipnótico, acariciando la piel que el vestido dejaba al descubierto, justo por encima de su cadera.

La caricia era profesional en su inicio, pero se volvió rápidamente íntima. No había agresividad, solo una posesión suave y constante. Elara sintió un calor inusual extenderse desde el punto de contacto. Intentó ignorarlo, enfocándose en la información que él estaba a punto de darle.

-El préstamo puente... -comenzó ella, tratando de mantener la voz estable.

-Shh -murmuró Liam, su aliento caliente en su cabello-. La caricia es para la vista. El negocio es para el oído.

Su caricia se hizo más profunda, su pulgar ahora rozando el borde de su muslo bajo el vestido. Era un contacto sutil, oculto a cualquier observador, pero que la obligaba a concentrarse únicamente en él. Elara sintió su respiración volverse superficial. Esta no era una herramienta. Esto era una distracción masiva.

-El Banco Sterling está dudando -continuó Liam, su voz tranquila y firme, en marcado contraste con la electricidad que generaba su mano-. Julian necesita la aprobación esta semana. Si se retrasa, el mercado se asustará.

-Necesito saber exactamente cuánto...

La mano de Liam subió un poco más. La caricia ya no era suave; era un roce calculado, destinado a borrar el pensamiento lógico. Elara sintió un nudo en el estómago.

-Tienes que actuar como si estuvieras completamente desinteresada en el mundo, Elara. Como si este momento, y este hombre, fueran tu única prioridad -le susurró al oído.

Ella se enderezó un poco, su aliento atrapado.

-No me presiones, Liam.

-Estoy actuando para Julian, que podría tener drones de espionaje en estos momentos. Y estoy dándote información crítica. Si te retuerces, parecerá que te estoy dando un masaje, no que estamos consumidos por la pasión.

Elara se obligó a relajarse de nuevo en su hombro. La caricia se reanudó, profunda y rítmica. Era un acto de dominación sutil, recordándole quién tenía el control en ese momento íntimo. Él estaba usando su cuerpo como un ancla para la información corporativa, forzándola a someterse a la dualidad del Contrato de Cristal.

Pasaron otros cinco minutos. Liam le dio los detalles precisos sobre la solicitud de préstamo, los números de la deuda y el calendario. Mientras él hablaba de millones de dólares y colapsos empresariales, su mano continuaba su viaje íntimo, haciendo que el análisis financiero se mezclara peligrosamente con la conciencia física.

Cuando terminó, Liam se inclinó y besó su frente, un gesto protector.

-Ahora, vamos a cenar. Y recuerda: cada vez que Julian te mire, quiero que te sientes en mi pierna.

Elara se levantó, sintiendo el vacío donde su cuerpo había estado. La venganza nunca se había sentido tan caliente.

            
            

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