Me levanté con la idea fija de conversar con el hombre misterioso, quería hablar con él para aclarar el mal entendido, sé que me dijo que no me volviera a acercar a la tribu pero ¿Qué podía hacer? No es como si me lo pudiera topar en la micro ¿o si?... Decidida a "hacer las pases" pedalee de vuelta al bosque a pesar de las protestas y prohibiciones de mi madre.
Caminé durante horas entre los árboles, sin embargo no encontré señal alguna de la tribu "hubiera jurado que estaba por aquí" pensaba mientras caminaba en círculos, sin embargo era obvio que en ese terreno nadie jamás había puesto tienda alguna, incluso podría parecer como si yo fuera la primera persona en pisar ese césped en mucho tiempo.
Ya al anochecer, totalmente decepcionada, volví a casa, cuando quise usar el GPS de mi celular para no perderme en la oscuridad de la noche, me di cuenta que mi celular se había descargado "lo único que me faltaba" me lamenté. Al llegar a mi casa procuré no hacer ruido, esperando que mi madre estuviera durmiendo y no haya notado que estuve todo el día fuera.
-¿y se puede saber dónde estabas? – exclamó en cuanto cerré la puerta.
-yo... estaba haciendo un trabajo en casa de carla...
-un trabajo...
-sí...
-¿se fueron para allá después del colegio?
-sí, exactamente
-¿y no podías llamarme para avisar?
-lo siento, pensé que ya te había dicho...
-¡ya basta! El director llamó para preguntar si estabas enferma, ¿por qué faltaste a clases? Además... ¿para que mierda me pides un celular si no vas a contestar?
-Mamá... yo, lo siento...
-nada, con todos esos lobos sueltos, no puedes andar sola por ahí... ¿y si uno te hubiera atacado de nuevo?
-esos lobos son inofensivos – dije sin realmente entender porque los defendía.
-la marca en tu brazo no opina lo mismo.
-pero mamá...
-pero nada, desde mañana te iré a buscar y dejar al colegio y eso será todo, no más salidas, no visitas de amigos ni teléfono hasta fin de mes.
-¡pero eso son casi 3 semanas!
-¿quieres que sean 4?
-no, no, no
-bien, entonces ya dije ya, ahora a la cama.
Sin decir una sola palabra fui a mi habitación, no podía culpar a mi madre por estar molesta, pensé que mi pequeño viaje al bosque me tomaría menos tiempo pero todo se salió de proporciones... simplemente perfecto ¿y ahora qué haría?.
Diego.
Tenía que pensar en algo, si algo sabía de esa pequeña humana es que no se detendría hasta dar con nosotros, lo había visto en su mirada...
Mis sentimientos por ella me habían vuelto un descuidado cachorro, no podía permitirlo. Tenía que hablar con la tribu, teníamos que buscar un nuevo terreno para nuestro campamento y mientras antes lo hiciéramos, mejor... la pregunta era ¿dónde?... Entonces me fije en la colina, estaba solo a unos 500 km, no muy lejos del pueblo como para que se no hiciera difícil llegar, pero tampoco lo suficiente cerca como para que los humanos nos vieran, pronto sería como si nunca hubiéramos estado ahí, aunque como es nuestra misión, seguiríamos cuidándolos a lo lejos.
Por mucho que doliera, no podía acércame a mi protegida de una forma más intima, eso pondría en peligro a toda la tribu y, como su Alfa, no lo podía permitir, un buen líder pone las necesidades de su gente antes de las suyas propias. Ya con las ideas claras fui a hablar con ellos.
-tribu... tengo algo que decirles... no es algo fácil pero es necesario...
-vamos jefe, no nos asustes – dijo Celeste, mi segunda al mando.
-tranquilos, no es tan grave, pero... debemos mudarnos...
-¿qué? ¿Por qué? Acabo de terminar de instalar mi tienda – dijo Raúl, el último en unirse a la manada.
-lo sé Raúl... pero es necesario para mantener nuestro secreto a salvo – contesté.
-espera... dijiste que no era grave y ¿ahora está en riesgo nuestro secreto? – dijo celeste.
-es solo una precaución...
-llevamos más de 100 años en el anonimato, ¿Quién fue el idiota que nos expuso? – dijo Óscar, uno de los ancianos.
-ehh... fui yo, en serio lo lamento, pero tuve que acercarme mucho a mi protegida pues estaba en riesgo vital y bueno... creo que está ligando el lobo que la rescató a mi apariencia humana...
-eso es imposible, ningún humano ha reconocido a un hombre lobo en más de 1000 años – dijo Diana, otra anciana.
-bueno, ella estuvo a punto, obviamente intente distraerla y quitarle la idea de la cabeza y creo que está bien, pero no quiero correr riesgos.
-¿y a dónde iremos? – preguntó Raúl.
-a las colinas, hay un lugar perfecto ahí, tendremos más espacio que aquí y, lo más importante, privacidad.
-bueno, no es tan lejos – comentó celeste mostrando su apoyo.
-bien, entonces manos a la obra, cierren sus tienda y formen un círculo alrededor del campamento.
Todos siguieron mis órdenes al instante, como siempre, cuándo di la señal todos aullamos al mismo tiempo para desintegrar el campamento, sus partículas quedaron en el aire mientras la hierva a nuestros pies volvía a crecer, pronto nuestro antiguo campamento quedó como un bosque virgen de mil años. Con un segundo aullido di la señal para empezar la caravana, corrimos en el aire para no dejar huellas, con las partículas del campamento volando sobre nosotros, en 5 minutos estábamos en un claro de las colinas, con un tercer aullido comunitario materializamos el campamento, pero esta vez era más grande, tanto las tiendas como los espacios comunes eran el doble del tamaño que tenían antes.
-esto luce como un buen cambio para mi – dijo Celeste.
-sí, definitivamente podría acostumbrarme a esto – coincidió Raúl.
-solo ten más cuidado, eres joven y sé lo fuerte que se siente el vínculo entre un lobo y su protegida, pero no te dejes llevar – dijo Óscar.
-tranquilo abuelo, tengo todo bajo control – dije, aunque nunca había sentido tanta incertidumbre antes.
Nuestro pequeño ritual no solo era para cambiar nuestro pequeño hogar de lugar, también lo borraba de la gente del pueblo salvo, claro, que hubiera algo más potente que la magia que los ligara a nosotros, pero claro nadie lo tenía ya que nunca nos relacionábamos con los humanos.
Los días siguientes hice mi trabajo en mi forma humana, pero utilizando mi habilidad de "camuflaje" era una habilidad que solo los lobos de alto nivel teníamos, esta me permitía pasar desapercibido, era similar a la invisibilidad, solo que con esta en vez de desaparecer te mimetizabas con el ambiente, para ponerlo de forma más gráfica, si estoy en un estacionamiento y alguien mira hacia mi, todo lo que ve son autos, si estoy en una multitud no verá diferencia entre mi o cualquier humano, así suma y sigue...
Estuvo bastante tranquila, salvo un par de discusiones en el colegio no pasó nada malo, su madre tenía bastante más vigilada que antes, lo cual disminuía los riesgos a los que se exponía cuando caminaba sola por la calle. Lo cual facilitaba muchísimo mi trabajo de protección. A veces solo me quedaba mirándola, mi excusa era que debía estar atento por si algún imprevisto sucedía, pero en el fondo ni yo mismo me lo creía. Pero gracias a mi habilidad podía acercarme mucho a ella sin que lo notara, entonces sucedió algo que me pilló desprevenido:
-oye Carla, tu vives hace arto tiempo acá ¿verdad? – le preguntó a una chica morena.
-sí, de toda la vida – respondió ella con tranquilidad abriendo una gaseosa.
-¿sabes algo de la tribu del bosque? – preguntó ella, tuve que morderme la lengua para no gritar ¿por qué mierda estaba preguntando por nosotros después del ritual de traslado?
-¿de qué tribu estás hablando, rosita?
-ya sabes, la que estaba en algún lugar del bosque.
-nadie en su sano juicio viviría en ese bosque.
-pero si hace unos días estaban ahí – insistió ella, esto ya me estaba preocupando.
-te lo digo amiga, ese bosque es demasiado peligroso, está lleno de lobos y otros animales salvajes. Ningún humano sobreviviría ni una noche ahí... ¿por qué tanto interés?
-nada, pensé que había visto algo, quizás solo fue un animal – se rindió al fin, o al menos eso parecía.
Una vez que estuvo en su casa volví al campamento, me recosté en mi cama mientras la cabeza me daba vueltas "¿por qué ella seguía recordando?... No es como si ella tuviera algún vínculo con migo, mucho menos, con la tribu ¿verdad?... Entonces ¿por qué?... Eso no tenía ningún sentido...
Además, había otro punto importante, ¿por qué tanto interés en nosotros?, ¿sólo quería encontrarme o sabía algo que yo no?
Creo que lo mejor sería vigilarla, muy, muy de cerca hasta averiguar que sabía. Claro que para ella seguiría estando distante, cerca y lejos a la vez.
Rosa.
Los días pasaban muuuy lentos, además, por alguna razón todos olvidaron repentinamente todo sobre la tribu que tantos mitos había generado. Era como si nunca hubieran existido, le pregunté a todos mis conocidos, incluso al profesor de historia quien me aseguró que el pueblo tenía unos cientos de años y jamás había estado cerca de ninguna tribu.
El lado negativo era que mi madre seguía enfadada, incluso más cuando se enteró de que había estado en él bosque.
-¿quieres morir o qué? – me dijo en una de nuestras discusiones.
-ya estás exagerando otra vez – le respondí.
-los animales salvajes no son un juego, rosa, son impredecibles, pueden atacarte así de la nada.
-ya te he dicho mil veces que ningún animal me ha atacado.
-¿y el lobo de la otra vez, qué?
-¡el me estaba protegiendo!
-sí, claro.
-¿sabes qué? Me voy a dormir, no se puede hablar contigo – dije irritada y subí a mi habitación.
Me quedé en la cama mirando el techo, no estaba segura de porqué, pero no podía quitármelos de la cabeza, el lobo que me salvó y el misterioso hombre de cabello café, había algo sobre ellos, mi instinto me decía que ambos estaban ligados de algún modo y mi instinto nunca se equivocaba.
Esa noche también soñé con el lobo, pero esta vez fue algo un poco más angustiante, estaba en el bosque, a su lado, entonces el empezaba a correr, yo lo perseguía pero a medida que avanzaba me iba haciendo más y más pequeña hasta quedar enterrada en la hierva lo cual hacía que perdiera su rastro, intentaba seguirlo pero todo lo que veía era tierra y altas hojas de césped. Desperté con el pecho apretado y una angustia tremenda, no sabía que hacer para aclarar mi mente. Necesitaba verlo, despejar todas esas dudas que me agobiaban, pero sobre todo, verlo aunque sea una sola vez más.