El olor metálico de la sangre llenaba la estrecha celda, aunque no era el único olor palpable y nauseabundo del lugar. Cualquier persona que no estuviera acostumbrada al olor de la infección, los desechos y la sangre estaría de la misma manera en que estaba mi hermano justo en este momento: sujetando sus rodillas mientras trataba de no vomitar.
No