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Marian al mirar el comportamiento de sus hijas, no solo se tenía que preocupar por el alimento de las niñas, sino también por el hecho de que no fueran a seguir realmente a su papito.
Ya que en ellas permanecía el hecho de seguirlo al cielo.
|Dos meses después|
¡Mamá! ¡No puedo más!, ¡Soy analfabeta! ¿Cómo le voy hacer? ¿Qué les daré de comer?
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