- Eso es lo que hacen los amigos- Responde, antes de volver a tomar un poco de helado y comerlo.
- ¿Amigos?- Inquieto, más allá de lo confundida. El simplemente asiente con la cabeza porque tiene la boca llena, pero mi gesto desconcertado hace que trague la nieve en su boca y me responda con palabras.
- Eso somos, ¿no?- Pregunta, pero algo me dice que se siente muy seguro de la respuesta.
- Eh... no lo sé- Digo, porque es la verdad.
No sé por qué pregunta esto, no sé a qué se refiere con "amigos" porque, en mi opinión, para ser amigo de alguien necesitas primeramente llevarte bien con dicha persona, lo cual no creo que pase del todo. Sí, sé que últimamente ya no hay tanta tensión y admito que ha sido un tanto divertido estar con él, pero eso no quiere decir que lo considere un amigo, no después de todo lo que pasó hace más de un año. Por más que nos llevemos bien y tratemos de llevar la fiesta en paz, los recuerdos de lo sucedido siempre estarán ahí para recordarme lo que puede llegar a hacer.
Me encojo de hombros ante su insistencia de alguna respuesta afirmativa o negativa. Harry aprieta sus labios, gira su mirada hacia el tarro de helado y asiente con la cabeza, en señal de decepción quizá, aunque de eso último no estoy muy segura.
Toma la cuchara y juega con la nieve, revolviendo un poco lo que se ha derretido, antes de decir-: Si no me consideras tu amigo está bien.
No puedo evitar notar el tono a modo de berrinche que usó al pronunciar su oración, se escuchó cuál niño pequeño que no escucha lo que quiere escuchar.
- Es que no lo sé, es raro que lo menciones así- Le digo, tratando de aligerar la situación, pero solo provoco que se intensifique.
Harry toma una cucharada bastante grande de helado y se aproxima a depositarlo en su boca, llenándola completamente.
Enserio es un niño, no me creo que tenga una empresa y se encuentre económicamente estable.
- No comas tanto se te va a congelar...
No me dejó terminar la oración y fui interrumpida por su grito. Veo como lleva sus manos a su cabeza y aprieta sus sienes fuertemente. Me río un poco ante la situación ya que es un tanto chistoso.
- Te lo dije.
Pero mi sonrisa divertida se borra rápidamente en el momento en que lo veo desaparecer y aparentemente caer al piso.
Un grito ansioso que lleva su nombre en él sale de mi boca y retumba en las silenciosas paredes.
¿Qué le pasó? ¿Por qué se tiró? ¿Se habrá desmayado o algo?
Todas estas preguntas azotan mi mente mientras me aproximo lo más rápido que puedo hacia su lugar, encontrándolo tirado en el piso de la cocina, con sus ojos arrugados por la fuerza que ejerce al cerrarlos y con una de sus manos en su frente y la otra en su pecho.
Me encuclillo al lado de él y le pregunto-: ¿Estás bien?
- Los amigos se preocupan por los amigos- Dice, con una sonrisa pequeña juguetona en su boca-, y mira como gritaste por mí.
En mi boca se forma una especie de "o" al darme cuenta que había caído en su trampa. Realmente pensé que le había pasado algo malo, pero fue simple preocupación humana al ver a alguien desplomarse, no es que me importe lo que le pase, fue simplemente eso, hice lo que cualquier persona normal y consiente haría. No es para que se las dé de indispensable porque no lo es.
- Eres un estúpido- Mascullo molesta, golpeándolo en el hombro y levantándome del piso.
Escucho su risa a mis espaldas pero solo la ignoro, para ir a por mí tarro de nieve y sentarme en el sillón de la sala de estar, dejándolo solo en la cocina.
- Los amigos son estúpidos- Le escucho decir, y noto como alza un poco su voz para que lo haga.
- No soy tu amiga- Le afirmo, de la misma forma.
- ¿No me vas a ayudar a levantarme?
No contesto.
No tengo por qué ayudarle, él puede levantarse solo. Si ya hizo su show de caída en cámara lenta con honores, puede levantarse fácilmente por su propia cuenta.
Escucho como suspira y su ruido al levantarse, antes de escuchar sus pasos haciéndose cada vez más fuertes, en señal de que viene hacia acá.
- Eres muy mala amiga- Me reclama, en todo burlesco.
- Cállate- Refunfuño, tomando un poco más de nieve para aligerar el mal sabor de boca.
Harry se dispone a sentarse en el sillón individual y a partir de ese momento, solo existe silencio en la habitación.
Siento en todo el rato sus ojos posados en mí, pero trato de no dirigirle la mirada ni un solo segundo. Aunque debo admitir que me siento un tanto incomoda, hace mucho tiempo que no sentía su mirada, esa que parece como si me leyera los pensamientos, esa mirada tan profunda que pareciera ver lo que habita dentro de mí. Hace mucho tiempo que no sentía esta sensación tan extraña de ser observada, no sé si me agrada, pero estoy segura que me confunde a más no poder.
- Oye Marylise- Su voz hace que salga de transe en un instante y de un pequeño brinco en mi lugar, provocando que él se ría quedito- ¿Todo bien?
Le miro fulminante por un par de segundos, sin contestar a su tonta pregunta, antes de volver mis ojos al piso y seguir degustando mi postre.
- Tomaré eso como un sí- Ruedo los ojos con hastío-. Oye estaba pensando que, como no te van a contratar en ningún lado, ¿Por qué no trabajas conmigo?
Ni siquiera tuve que pensarlo.
- No.
- ¿Por qué no?- Pregunta, como si le hubiese ofendido mi pronta respuesta.
- Porque no y punto- Corto de tajo y continuo con mi helado.
Que idea tan más estúpida. No voy a aceptar trabajar con él, no quiero depender de Harry de ningún sentido, ya le he dicho muchas veces que quiero valerme por mi misma, que no quiero sus apoyos ni su dinero, no sé por qué me ofrece esto sí sabe bien que solo quiero pagarle lo que le debo y no seguir viviendo a costas de su bolsillo.
- Mira así serías mi amiga de trabajo también- Bromea, pero quita su gesto risueño al ver mi expresión.
- Así menos- Contesto, tajante, porque ni siquiera quiero considerarlo.
- ¿Pero por qué?- Insiste.
- Porque no y ya, no quiero deberte otra cosa más- Le digo, levantando un poco mi voz en señal de cansancio.
- Mira, siendo realistas, no creo que te contraten en ningún lugar por el momento- Auch-. Ya buscamos en muchos lugares y todos están llenos, no te pagarán ni un peso o te quieren para otro tipo de trabajos- frunzo mi boca, dándole la razón-, y se acaban las opciones.
- No lo sé- Digo, en un musito, porque es la verdad. No sé qué hacer porque, tiene razón, no me contratarán en ningún lugar decente y mucho menos en vacaciones escolares que es cuando todas las vacantes se llenan. Es un sueño muy lejano al cual no parece que llegaré pronto.
- Pues escucha, si tú trabajas conmigo te puedo dejar vivir aquí y comprarte comida y cosas básicas en vez de un sueldo- Hace una pequeña pausa, esperando alguna respuesta de mi parte que nunca llega-, ¿o prefieres un sueldo?
- ¿Qué es mejor?
- La primera opción.
No lo sé.
Su oferta es muy tentadora, pero a la vez hay algo dentro de mí que me grita que no lo haga, que no siga aceptando más cosas que él me ofrezca porque, quizá, en algún momento me reproche esto y ya será demasiado tarde.
- Mira. Si te pago un sueldo no te va a alcanzar para todo, porque siendo realistas, el puesto de asistente de asistente no existe, yo lo estoy inventando para ti porque no puedo contratarte en un puesto formal- frunzo mi boca-, porque para trabajar de verdad conmigo necesitas ser mayor, necesitas por lo menos haber terminado de estudiar.
- Pues, tienes razón- Musito, mirando la cerámica del piso.
Llevo mis manos a mi cara y la estiro un poco, tallando mis ojos en el proceso, pensando en todas las posibilidades que pueden suceder si acepto o no.
No sé si sea seguro, no sé si esté bien, es muy difícil saberlo teniendo como referencia el pasado. No sé si en algún momento las cosas se voltearán de mala manera hacia mí por haber aceptado, no sé si deba confiar. No sé qué hacer.
- ¿Estás bien?- Me pregunta, pero no puedo afirmar si se le escucha preocupado porque no estoy del todo segura.
Asiento con la cabeza simplemente.
Noto como se levanta de su asiento y se dirige hacia mí, sentándose a mi lado en el sillón de dos puestos.
- Hey- Musita, e intenta acercarse un poco más pero, cuando siento su mano sobre mi hombro, me alejo un poco, lo cual él comprende y aparta su mano rápidamente-. No hay nada más que pueda hacer por ti, es lo único que se me ocurre.
- Ya has hecho bastante por mí, no te preocupes- Le miro un par de segundos y vuelvo a mi posición.
Escucho como chasquea sus dientes.
- Entonces, dime- Me pide - ¿Aceptas?
- No lo sé- Suelto un pequeño suspiro- No lo sé, necesito pensarlo- Me levanto del sillón y doy un par de pasos hacia la salida de la sala antes de girarme y mirarle-. Me iré a la cama- Le digo, con mi voz un tanto apagada.
- Está bien, necesitas descansar, que hoy hiciste sudar a mi cartera- Bromea, quizá para aligerar el ambiente, pero no lo logra en absoluto. Simplemente le regalo una sonrisa fingida y él me la devuelve de la misma forma, apretando un poco su boca-. ¿Segura que estás bien?- Insiste, y ahora si puedo notar su preocupación. Asiento con la cabeza levemente-. Te dejo entonces- se levanta de su asiento-, para que ordenes tú mente, me avisas cualquier cosa y también si necesitas algo más- Me pide, a lo que yo solo repito mi acción previa.
Harry camina hacia la salida y abre la puerta para irse, pero antes de hacerlo, se asoma por la puerta medio abierta y dice, con una voz dulce: - Hasta mañana, pequeña.
Entonces se marcha.