Capítulo 2 Luca Salvatore

Los dias dentro del convento eran bastante lentos y aburridos, Salma se encontraba haciendo las labores diarias de limpieza que se le habían asignado, era barrer las hojas del patio y los corredores; en el momento de llegar al lugar, una de las madres le quito su celular y tableta, alegando que esos artefactos eran mundanos y casi que eran un invento de satanás para hacer que las mentes jóvenes se contaminaran.

Ahí llevo mi control menstrual, madre- hablo Salma con inquietud- por eso lo necesito-la joven miro con esperanza a la mujer joven que se lo regresara.

Te daré un calendario de papel, eso usaras- dijo marchándose, dejando a la joven en la celda que había sido asignada para ella-

Así que desde ese día la joven miraba como transcurrían las horas en el lugar, algunas de sus compañeras observaban mientras realizaban sus labores con tranquilidad y paz en el rostro, la joven la cual estaba siendo obligada por sus padres ese día se acercó a Salma, llevaba en su rostro el desgano y la apatía.

Buenos días, Salma- dijo la joven que respondía al nombre de Geraldine Wilson- veo que esta semana te toco barrer todo el patio y los corredores- la joven llevaba en sus brazos un sesto con sábanas blancas- es odiosa la vida en este lugar- hizo una mueca de desagrado, esperaré a la próxima semana- murmuro-

¿a qué esperaras? - ´la miro Salma con curiosidad, mientras se sostenía de la escoba- anda cuenta, Geraldine, no te quedes callada- hablo Salma.

He salido con la madre Jenkins a comprar los víveres- hablo ella con tranquilidad- cuando va por los vegetales, yo me quedo esperando en la carnicería para recibir el pedido semanal, mi novio,Emmet, del cual mis padres me separaron solo porque no pertenece a mi clase social, me ha visto ahí, él es maestro en la universidad, igual estudia un doctorado, va a recibir una beca para mudarse, y yo me iré con él, en mis pertenencias traje mis papeles, poco a poco los he ido sacando, quiero irme de aquí, Salma, y lo haré el próximo mes, es cuando termina el curso en la universidad, nos iremos lejos- le dijo Geraldine, mirando que nadie la escuchara.

Eres mayor de edad, ¿Por qué simplemente no tomas tus cosas y te vas?- cuestiono Salma- digo es más fácil, que hacer todo eso de ir sacando tus cosas como ladrona y escaparte- Salma la miro con desconcierto.

Mis padres les pagaron a esos viejos pingüinos, Salma, con trabajos me dejaron ayudar a la madre Jenkins con el mandado semanal, es mi oportunidad de escapar de mis padres, de estudiar lo que yo deseo, pero sobre todo, si sobre todo estar con la persona que me ama, que amo y que es una buena persona, eso todo lo que te tengo que decir, te lo cuento, porque veo que tú no te encuentras aquí por convicción, no arruines tu vida, Salma, te lo digo de corazón, sal al mundo y vívelo, eres joven, bonita e inteligente, no te encierres en este lugar- Geraldine la miro con intensidad, tanto que la joven Neville bajo la mirada.

Ya lo intenté, Geraldine y fue un completo asco, la gente en ese mundo, siempre me tacho de rara, de diferente, por eso decidí venir a este lugar, aquí he encontrado paz y tranquilidad- realmente Salma intentaba convencerse de lo que estaba diciendo, aunque su timbre en la voz se escuchará falso, algo que no pasó desapercibido para la joven Geraldine.

Geraldine la miro con algo de pena, no podía creer lo que escuchaba, miraba como Laura y Mary, tenían la fé verdadera, cuando escuchaban la palabra o las misas con el viejo padre Jonas, en cambio a Salma se le notaba el fastidio en el rostro, el cual sabía disimular ante la madre superiora o las demás, incluso hasta de la madre Jenkins que era muy estricta.

Creo que debo de continuar con mis deberes, Geraldine- dijo Salma dando por terminada la incómoda conversación que estaba teniendo con la chica Wilson- el patio y los corredores no se limpiaran solos; la joven tomo la escoba y continuo con su labor, ante la mirada atónita de Geraldine.

Cuando salga de aquí te seguiré escribiendo, al parecer es lo único que en ocasiones podemos tener privacidad, ya que no nos permiten tener otros artefactos, en verdad parece que aquí vivimos en el medievo, cuando salga de aquí y me vaya con mi novio, nos casaremos por el civil, si mis padres intentan hacerme regresar- dijo ella- eso será un impedimento, quiero estudiar ingeniería industrial, mi amado Emmet, me apoyara para estudiar, incluso investigo- la chica tenía una sonrisa, la cual desapareció al mirar que la hermana Jenkins se acercaba a ellas.

Ustedes dos dejen de hablar y pónganse a trabajar- hablo con severidad- en un par de horas más iremos a la oración, el padre Jonas se encuentra muy enfermo, dice el médico que quizás no dure a fin de mes, su salud está muy deteriorada- una nota de tristeza se pudo notar, pero al parecer era más por protocolo que por un verdadero sentimiento de pena.

Las chicas continuaron con sus deberes, la joven Salma se limpió una pequeña lagrima que escurría por su mejilla, el padre Jonas era un buen hombre, lo conocía desde niña ya que era amigo de uno de sus tíos abuelos, y su muerte en verdad le causaba pena.

Los pronósticos de la madre Jenkins fueron erróneos, el confesor y sacerdote de esa comunidad falleció una semana después, al ser una ciudad pequeña había una catedral y demás iglesias a una de esas pertenecía el padre Jones, la madre superiora se concentraba en los asuntos del convento y preparar a las próximas novicias, en verdad ese año habian entrado muy pocas chicas, eso le hacía pensar que muy pronto les cerrarían el lugar, con la muerte del confesor las chicas se mostraban inquietas, tenían una semana entera sin confesar sus pecados.

La campana de la entrada sonó, la madre Richardson abrió y sonrió, se trataba del nuevo padre, era un hombre joven y apuesto, no pasaba de los treinta y tres años, de sonrisa alegre y mirada jovial, su nombre era Luca Salvatore, el padre Salvatore, llego para cambiar su vida y la tranquilidad de una de esas chicas.

            
            

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